No fue la mejor decisión del mundo haber participado en aquel torneo del País de la Nieve. Todo iba bien, demostrando su nivel en contra de ninjas de otras aldeas, alzándose con las victorias. Sin embargo, todo cambió cuando a la hora de competir en las semifinales se le pidió rebajarse a besar la bandana del rival. Algo que no podía aceptar bajo ningún motivo. Se ganó el odio de todos los presentes por romper las reglas e incluso se llevó un regaño muy grande de su propia Kage, quien le acusó de haber metido en problemas a Kirigakure con el resto de nacionales, pues los otros kages la acusaron de llevar una aldea que quería conflictos con ellos.
Sedrion no le prestó atención, incluso le respondió que ella no merecía ser Mizukage por querer besar el piso de otras aldeas. — Ni la bandana de un ninja de mi misma aldea besaría, todos tenemos nuestro honor de ninjas. — En el regreso a su aldea, el cual hizo de manera individual, huyendo de la nieve sin que nadie pudiera verlo para evitar recibir mensajes molestos de parte de cualquiera. En el camino llegó a la aldea de la Hierba, un sitio en el cual podría descansar y comer. Le dieron el premio correspondiente, por lo que tenía dinero para comprar alimentos y pagar una habitación para la noche. De hecho, si el sitio le agradaba podía quedarse unos cuantos días. No estaba apurado por regresar a su aldea de nacimiento, pues sabía que apenas todos se enteraban de la noticia del torneo también le molestarían. Lo mejor sería relajarse por el momento.
Aunque el clima fuera templado y soleado, seguía vistiendo esa túnica oscura que cubría casi todo su cuerpo, llegando hasta por debajo de su nariz. Todo se veía tranquilo. Las estructuras eran distintas a las de Kirigakure, de hecho, este sitio le parecía más cómodo. Sin embargo, pertenecía al clan Yuki. Un clima sin frío le era algo molesto debido a la falta de costumbre.
Por las calles deambulaba mucha gente, pues su llegada se dio alrededor del mediodía. Lo primero sería buscar un sitio donde almorzar. No era alguien que se diera muchos lujos en ese sentido, con tener lo necesario para recuperar la energía le bastaba. — Hubiera sido interesante enfrentarme a él. — No olvidaba aquel ninja que conoció el día anterior al inicio del torneo, con el cual debió cooperar para ayudar en el problema que ocurrió en el país, un atentado terrorista. Quizás en el futuro se lo vuelva a encontrar en el mundo y puedan solucionar sus diferencias en el campo de batalla.
Llegó hasta un puesto donde vendían brochetas de carne. Un pequeño local callejero, eso podía ser suficiente para él. Se colocó al final de una pequeña fila de unas seis personas. Esperaría tranquilo, pues no podía meterse en problemas. Estaba en una nación distinta.
Sedrion no le prestó atención, incluso le respondió que ella no merecía ser Mizukage por querer besar el piso de otras aldeas. — Ni la bandana de un ninja de mi misma aldea besaría, todos tenemos nuestro honor de ninjas. — En el regreso a su aldea, el cual hizo de manera individual, huyendo de la nieve sin que nadie pudiera verlo para evitar recibir mensajes molestos de parte de cualquiera. En el camino llegó a la aldea de la Hierba, un sitio en el cual podría descansar y comer. Le dieron el premio correspondiente, por lo que tenía dinero para comprar alimentos y pagar una habitación para la noche. De hecho, si el sitio le agradaba podía quedarse unos cuantos días. No estaba apurado por regresar a su aldea de nacimiento, pues sabía que apenas todos se enteraban de la noticia del torneo también le molestarían. Lo mejor sería relajarse por el momento.
Aunque el clima fuera templado y soleado, seguía vistiendo esa túnica oscura que cubría casi todo su cuerpo, llegando hasta por debajo de su nariz. Todo se veía tranquilo. Las estructuras eran distintas a las de Kirigakure, de hecho, este sitio le parecía más cómodo. Sin embargo, pertenecía al clan Yuki. Un clima sin frío le era algo molesto debido a la falta de costumbre.
Por las calles deambulaba mucha gente, pues su llegada se dio alrededor del mediodía. Lo primero sería buscar un sitio donde almorzar. No era alguien que se diera muchos lujos en ese sentido, con tener lo necesario para recuperar la energía le bastaba. — Hubiera sido interesante enfrentarme a él. — No olvidaba aquel ninja que conoció el día anterior al inicio del torneo, con el cual debió cooperar para ayudar en el problema que ocurrió en el país, un atentado terrorista. Quizás en el futuro se lo vuelva a encontrar en el mundo y puedan solucionar sus diferencias en el campo de batalla.
Llegó hasta un puesto donde vendían brochetas de carne. Un pequeño local callejero, eso podía ser suficiente para él. Se colocó al final de una pequeña fila de unas seis personas. Esperaría tranquilo, pues no podía meterse en problemas. Estaba en una nación distinta.