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MADARA CHRONICLES

¡Bienvenido a Madara Chronicles! Foro de Naruto interpretativo donde buscamos que el usuario se encuentre con la mayor de las comodidades y disponga de opciones para crear y desarrollar su personaje dentro de una ambientación, permitiendo que cobre importancia con el paso del tiempo y de su propio desarrollo.

Actualmente estamos en fase Beta, pero trabajamos duramente para dar una experiencia nueva y única para el usuario, con multitud de ideas y proyectos que esperamos que pronto vean la luz.

¿Por qué no te animas a formar parte de este gran proyecto? ¡Te esperamos con los brazos abiertos!
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Todo el contenido producido en el foro es propiedad de sus creadores originales, así como el contenido administrativo es propiedad del Staff. La estética del foro proviene del usuario Akira Aoi, agradeciendo a Foroactivo, W3Schools y otras páginas webs por su tutoriales.

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Élite [25/102] [Torneo Ronda 2: Combate #1] Reiju Musashi v/s Irina Uzumaki 40 [Torneo Ronda 2: Combate #1] Reiju Musashi v/s Irina Uzumaki 3lf1VlO Time Of Heroes [Torneo Ronda 2: Combate #1] Reiju Musashi v/s Irina Uzumaki 40x40_zps8zack2u9
Hermanos [2/6]

[Torneo Ronda 2: Combate #1] Reiju Musashi v/s Irina Uzumaki

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Master MC
[Torneo Ronda 2: Combate #1] Reiju Musashi v/s Irina Uzumaki 5RFDiQJ
REIJU V/S IRINA
Los gritos y aplausos de los asistentes al torneo cuando acabó la primera ronda pudieron perfectamente haber sido oídos en el País del Viento. La emoción había inundado otra vez la arena y era como si las emociones de las personas hubieran sido reiniciadas, porque seguían igual que al principio. Un cambio de árbitro había sucedido entre descansos, Ichiro entonces había pasado de ser el mediador a estar sentado junto al Korikage, y ambos observaban el transcurso de la segunda ronda con cierta expectación. Varios ninjas de la Nieve habían pasado a la segunda ronda, y eso era justamente lo que Hiromi quería que ocurriese, aunque nunca pensó que su plan saldría con tanta perfección como lo estaba haciendo. Observó a los demás líderes con el rabillo del ojo.

El Hokage sonreía como de costumbre, haciendo gala de su especial carisma, junto a la que estaba haciendo de su acompañante, con quien lo podía ver más hablando que mirando en la arena. El Kazekage había perdido a muchísimos de sus paisanos, muy pocos quedaron para la segunda ronda, al igual que la Tsuchikage. La diferencia entre ambos kages es que la mujer de la Roca se mantenía con el rostro neutral y el Kazekage expresaba libremente su malestar con la situación. En cuanto al Raikage y la Mizukage, ambos se habían sentado juntos, uno al lado del otro, y no dejaban de parlotear hubiera combate o no, era más bien como si estuviesen teniendo una reunión. Ambos irritaban un poco a Hiromi, pero este podía disimular tan bien las cosas ante todos que no se preocupaba por cómo pudiera verse a ojos de estos.

[Torneo Ronda 2: Combate #1] Reiju Musashi v/s Irina Uzumaki 2NUUsxI

El nuevo árbitro era Makoto Namikaze, uno de los más respetados Jonin de la Nieve, quien era además el futuro Korikage para muchos aldeanos. El rubio se mantenía neutral en medio de la arena, pero en verdad se encontraba ligeramente emocionado por los acontecimientos en los que había colaborado tanto. Su maestro y líder, Hiromi, había tenido unas semanas que hubieran agotado a cualquier próximo a él, pero Makoto solo podía ver bien en él, era la luz que iluminaba su camino ninja.

—¡Bien! Prosigamos con la segunda ronda de combates —pronunció en el centro de la arena de batalla. Mantenía los brazos cruzados, y a pesar de no tener más de 16 años y 1.75m de estatura, imponía un respeto incluso a los Kages. —A ver, ahora le ha llegado el turno de combatir a… ¡Reiju Musashi de Yukigakure contra Irina Uzumaki de Konohagakure! —anunció, llamando a los susodichos al terreno. —¡Un fuerte aplauso, por favor! —la simple petición fue tomada por todos como una orden, pues el coliseo se vino abajo en gritos y palabras de apoyo.

El terreno en el que tendrían que pelear era prácticamente igual al de la primera ronda, 50m de área total para pelear, capas de hielo con una espesura que no dificultaba el andar ni el correr, pero que estaban ahí ambientando el escenario, puestas sobre un suelo de tierra. Por encima sobresalían algunas grandes rocas de hielo, de un color azul ligero y transparente —que podría dejar notar a quien se escondiera detrás de ellas —, colocadas a 5m de los peleadores, una detrás de cada uno. Las rocas hechas íntegramente de hielo medían 2m de ancho y 2m de alto, eran no muy resistentes, capaces de romperse con un ataque básico producido por Ninjutsu. Las capas de nieve estaban tan húmedas que el agua que de alguna forma sudaban podría ser abundante.

El frío seguía presente, producto de los sellos puestos por las paredes del área redonda de peleas. Cualquier ninja, esté acostumbrado o no al frío, debía sentir el ambiente calar por completo en su interior. No sería adecuado entrar a la zona de peleas sin al menos un buen abrigo, pero esa ya quedaría al punto de vista de cada quien.

—¡En posición! —exclamó el rubio Jonin con dura voz. Esperaba que ambos participantes hicieran el saludo, gesto en que tendrían que agachar ligeramente la cabeza para honrar al otro. Si no realizaban este saludo e iniciaban la pelea, quedarían descalificados. —¡Que empiece el combate!

El estadio se volvió a venir abajo, invadido por la emoción que suponía el observar otro combate más.

[Torneo Ronda 2: Combate #1] Reiju Musashi v/s Irina Uzumaki QDZqIVR
Respetar las Normas del Torneo.
Leer y seguir a la perfección las guías de combate del foro.
Máximo de 24h por post de usuario, consecuencias explicadas en las normas del torneo.
Cuidado con los errores menores y el no publicar (desde el primer post) stats, técnicas, gasto de chakra...
La distancia inicial entre ambos ninjas es de 10m.






[Torneo Ronda 2: Combate #1] Reiju Musashi v/s Irina Uzumaki 5RFDiQJ
REIJU V/S IRINA
Los gritos y aplausos de los asistentes al torneo cuando acabó la primera ronda pudieron perfectamente haber sido oídos en el País del Viento. La emoción había inundado otra vez la arena y era como si las emociones de las personas hubieran sido reiniciadas, porque seguían igual que al principio. Un cambio de árbitro había sucedido entre descansos, Ichiro entonces había pasado de ser el mediador a estar sentado junto al Korikage, y ambos observaban el transcurso de la segunda ronda con cierta expectación. Varios ninjas de la Nieve habían pasado a la segunda ronda, y eso era justamente lo que Hiromi quería que ocurriese, aunque nunca pensó que su plan saldría con tanta perfección como lo estaba haciendo. Observó a los demás líderes con el rabillo del ojo.

El Hokage sonreía como de costumbre, haciendo gala de su especial carisma, junto a la que estaba haciendo de su acompañante, con quien lo podía ver más hablando que mirando en la arena. El Kazekage había perdido a muchísimos de sus paisanos, muy pocos quedaron para la segunda ronda, al igual que la Tsuchikage. La diferencia entre ambos kages es que la mujer de la Roca se mantenía con el rostro neutral y el Kazekage expresaba libremente su malestar con la situación. En cuanto al Raikage y la Mizukage, ambos se habían sentado juntos, uno al lado del otro, y no dejaban de parlotear hubiera combate o no, era más bien como si estuviesen teniendo una reunión. Ambos irritaban un poco a Hiromi, pero este podía disimular tan bien las cosas ante todos que no se preocupaba por cómo pudiera verse a ojos de estos.

[Torneo Ronda 2: Combate #1] Reiju Musashi v/s Irina Uzumaki 2NUUsxI

El nuevo árbitro era Makoto Namikaze, uno de los más respetados Jonin de la Nieve, quien era además el futuro Korikage para muchos aldeanos. El rubio se mantenía neutral en medio de la arena, pero en verdad se encontraba ligeramente emocionado por los acontecimientos en los que había colaborado tanto. Su maestro y líder, Hiromi, había tenido unas semanas que hubieran agotado a cualquier próximo a él, pero Makoto solo podía ver bien en él, era la luz que iluminaba su camino ninja.

—¡Bien! Prosigamos con la segunda ronda de combates —pronunció en el centro de la arena de batalla. Mantenía los brazos cruzados, y a pesar de no tener más de 16 años y 1.75m de estatura, imponía un respeto incluso a los Kages. —A ver, ahora le ha llegado el turno de combatir a… ¡Reiju Musashi de Yukigakure contra Irina Uzumaki de Konohagakure! —anunció, llamando a los susodichos al terreno. —¡Un fuerte aplauso, por favor! —la simple petición fue tomada por todos como una orden, pues el coliseo se vino abajo en gritos y palabras de apoyo.

El terreno en el que tendrían que pelear era prácticamente igual al de la primera ronda, 50m de área total para pelear, capas de hielo con una espesura que no dificultaba el andar ni el correr, pero que estaban ahí ambientando el escenario, puestas sobre un suelo de tierra. Por encima sobresalían algunas grandes rocas de hielo, de un color azul ligero y transparente —que podría dejar notar a quien se escondiera detrás de ellas —, colocadas a 5m de los peleadores, una detrás de cada uno. Las rocas hechas íntegramente de hielo medían 2m de ancho y 2m de alto, eran no muy resistentes, capaces de romperse con un ataque básico producido por Ninjutsu. Las capas de nieve estaban tan húmedas que el agua que de alguna forma sudaban podría ser abundante.

El frío seguía presente, producto de los sellos puestos por las paredes del área redonda de peleas. Cualquier ninja, esté acostumbrado o no al frío, debía sentir el ambiente calar por completo en su interior. No sería adecuado entrar a la zona de peleas sin al menos un buen abrigo, pero esa ya quedaría al punto de vista de cada quien.

—¡En posición! —exclamó el rubio Jonin con dura voz. Esperaba que ambos participantes hicieran el saludo, gesto en que tendrían que agachar ligeramente la cabeza para honrar al otro. Si no realizaban este saludo e iniciaban la pelea, quedarían descalificados. —¡Que empiece el combate!

El estadio se volvió a venir abajo, invadido por la emoción que suponía el observar otro combate más.

[Torneo Ronda 2: Combate #1] Reiju Musashi v/s Irina Uzumaki QDZqIVR
Respetar las Normas del Torneo.
Leer y seguir a la perfección las guías de combate del foro.
Máximo de 24h por post de usuario, consecuencias explicadas en las normas del torneo.
Cuidado con los errores menores y el no publicar (desde el primer post) stats, técnicas, gasto de chakra...
La distancia inicial entre ambos ninjas es de 10m.






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Reijuu Musashi
Finalmente había llegado mi momento de participar. Realmente yo no compartía el mismo ánimo que expresaba el público, no me hacía feliz y desconocía lo que es la felicidad siquiera. No había paz en mi interior, calma ni entropía. No viví el momento para nada, solamente estaba existiendo a la vez que mis ojos divisaban el ir y venir de distintos participantes a la arena de combate mientras comenzaban y concluían sus batallas en un ciclo presuntamente finito. Pero… ¿Por qué no me podía emocionar también? ¿Por qué no había una sonrisa expresada en mi rostro? ¿Por qué no me había gastado en ver la hora siquiera? Las manecillas del reloj hacían su clásico tic-tac de forma incesante, aquel ruido se expandía por la sala de espera y resonaba en todas las paredes. El eco del movimiento mecánico en el reloj se sumergía en mi mente, se sumergían en mis pensamientos que para aquel entonces no eran más que un cuarto totalmente blanco… No había nada, ni luz, ni oscuridad, no había desorden ni caos, así como en mi corazón no sentía que existiese dentro absolutamente nada. No había nervios, desesperación, no temía al peligro ni a ser mortalmente herida. ¿Por qué? ¿Por qué la naturaleza no fue lo suficientemente piadosa como para no privarme de un instinto de supervivencia que todos los seres vivos deben de poseer de forma innata?

¿Por qué soy tan distinta? ¿Por qué soy tan extraña?... Mi padre me dijo que debería estar disfrutando el momento, que debería estar feliz de poder medirme contra otras personas pero yo no sentía absolutamente nada… Lo único que comprendía es que nada lograba comprender, conocía mi desconocimiento, sabía que mi única garantía es la incertidumbre. Por suerte no soy una persona tan curiosa, me bastaba únicamente con tratar de imaginar qué pasaba en la cabeza de los demás participantes, de lo contrario seguramente caería en la ansiedad y la desesperación… Pero allí estaba, sintiendo la nada, viviendo la nada, solamente esperando que aquel presentador invocara mi nombre para hacer acto de presencia.  Yo no disfrutaba las batallas en lo absoluto, no me divierten, no me hieren, no me provocan nada. Vivo en un ciclo tortuoso, de un inexorable vacío que corroe mi alma y me obliga a buscar (En vano) un propósito, una meta, un sueño que me motive a vivir.

En aquel habitáculo naturalmente no estaba sola. Si bien me senté apartada de todo el mundo puesto a que la soledad me trae comodidad (al no tener la necesidad de relacionarme con otras personas, tópico en lo que soy exageradamente mala) obviamente me percaté de la presencia de todos los demás integrantes del kumité. Variopintos guerreros ninja de otras aldeas llegaron al lugar para hacer una demostración de sus habilidades, había tantos rostros como estilos posibles. Estaba segura de que no podría ni imaginarme ni la mitad de las formas de pelear que aquellos guerreros iban a demostrar, seguramente en otras aldeas había distintas culturas, distintas artes marciales, distintos sistemas de combates o disciplinas. No podría adivinar cada estilo solamente observando a la persona durante aquellos fugaces pensamientos, cada persona posee su historia, su desarrollo, su cultura y su entrenamiento personal que lo hacen único ante los ojos de cualquiera. Cada uno de ellos tenía una esencia distinta pero incluso con esas podría afirmar que en caso de enfrentármelos los terminaría olvidando al cabo de unas horas. Llegué a un punto de mi vida donde ya no veía a las personas como tal, era completamente consciente de que si en algún punto de la vida fuesen quien fuesen si llegaban a tener una recompensa por su cabeza los terminaría ejecutando sin dudarlo; De forma rápida y efectiva, sin siquiera preocuparme en cómo y quiénes son realmente ni todo el trasfondo que rodea su mística existencia.

Así somos las asesinas, supongo. Personas que tienen que sentirse ajenas a la existencia, si por alguna razón pudiésemos identificarnos con nuestras presas dudaríamos al atacar y claramente no va con nuestro estilo, nos haría muy ineficaces… Si tan solo yo dudara un segundo, no me quiero imaginar la golpiza que me llevaría por parte de padre, por eso es que no debo subestimar a nadie y acabar todo lo más rápido posible. Si tienen tiempo a reaccionar a mis movimientos significa que he fracasado y toca volver a entrenar muchísimo más, aunque no debería de ser necesario de momento. Mis habilidades con la espada y mi velocidad deberían de ser suficientes para acabar con casi cualquier persona que se cruce, mi rival más compleja debe de ser la siguiente por lógica pura.

Es mi primer batalla, desconozco su estilo y no tengo la más mínima información de siquiera quién es. Podría ser cualquiera en esta sala, no puedo fiarme de las apariencias ya que estas últimas no hacen más que engañar y ocultar la verdadera naturaleza de las personas. Mis ojos vendados habían visto incontables veces esto y yo soy una prueba viviente de ello, el no parecer letal es lo que me hace letal así como una rosa por su belleza es que termina dañando por sus espinas. Para todos los demás tendría el privilegio de verlos pelear de primera mano, podía saber qué estilos tenían e imaginar situaciones y estrategias con el fin de que mis combates no duren más que segundos. Puede ser decepcionante mi estilo de batalla para los espectadores, no obstante para su infortunio cabe resaltar que vengo a combatir y no a dar un espectáculo familiar. No soy una ninja, no tengo nada que ver con esta cultura. Todo lo que se cruce frente mío no es más que un obstáculo que mi katana tiene que atravesar… ¿Me dirán algo si termino hiriendo a alguien de forma mortal? El no permitirme matar es quizá perjudicarme demasiado al ser una persona que se dedica exclusivamente a ello.

Al cabo de pocos minutos finalmente escuché mi nombre por parte del presentador junto al de mi contrincante. Inmediatamente tomé mi Ninjato desde su saya utilizando mi mano izquierda, guardé mi Tanto bajo la parte derecha de mi falda (donde tiene ese corte en V, permitiéndome guardarlo y sacarlo con mucha velocidad) y me eso era todo lo que necesitaba en el combate. No tenía más herramientas, no tenía kunais, bombas ni ningún artilugio extraño. Me valía únicamente de los filos y mi maestría para utilizarlos, domaba aquellas herramientas tan peligrosas y letales por lo que utilizar cualquier otra cosa para combatir a mi rival sería una falta de respeto… Quedaba darlo todo y nada más, aunque a decir verdad esto de batallar no me hacía especial ilusión.

El público estaba emocionado, expectante, esperando un gran espectáculo de mi parte. Veía como la gran mayoría me apoyaba y aplaudía por estar en mi ciudad local a lo que no supe cómo sentirme. No sabía si debía sentir aquella felicidad de los que todos tanto hablan, únicamente mi pulso se aceleró un poco, recibí un subidón de energía con cada paso que daba hacia las el campo de batalla y a su vez mi semblante permaneció absolutamente frívolo e inexpresivo. No quería reaccionar de ninguna forma, no quería decepcionar a nadie, no sabía cómo expresarme ante ellos y en consecuencia no hice nada. Solamente daba pasos elegantes, mi airoso andar realzaba mi curvilínea figura remarcando aquellos atributos que ostenta mi cuerpo. El taconear de mis zapatos negros se opacaba completamente ante los gritos incesantes y chiflidos por parte del público, ni siquiera lograba oír mis propios pensamientos por lo que decidí ignorarlos en la mayor medida posible… Entonces, me pregunté. “¿Qué haría mi padre en esta situación?” “¿Qué es digno de un guerrero cuando la gente clama su nombre?” ¿Debía hacer algo bonito para llamar su atención o debía quedarme en el molde y no parecer arrogante en lo absoluto. Después de todo no sabía quiénes eran ellos, quién es mi contrincante y tampoco quería faltarle el respeto en lo absoluto.

Llegué yo y al instante llegó también mi contrincante; Una mujer de bellas facciones, pelirroja, joven y se notaba que tenía una buena vitalidad. Juraría haberla visto en combates anteriores pero por alguna razón no tenía conocimiento alguno de sus habilidades, de su estilo de combate. En ese instante ella fue un fantasma, una estela de un recuerdo que debería tener pero evidentemente no tengo o de lo contrario podría sentirme más segura a la hora de combatir. ¿Tendré que ir con cautela? ¿O debo ir con la intención de matarla solamente? Cualquiera que sea el caso no debo extender demasiado el combate, soy consciente de mis debilidades y fortalezas.

- Es una pena que no haya traído a Contrato Virtuoso. Si tuviera mi espada podría darte un combate mucho más digno… Espero no te molestes conmigo, aunque si luego del combate quieres castigarme por esta terrible ofensa lo entenderé. - Dije en un tono dulce, observándola directamente a los ojos (acto que ella podría deducir por la posición de mi rostro y no de mis ojos al estar mis ojos con aquel vendaje negro). Tenía unos ojos bonitos, supongo, me daría pena que aquel aspecto excelso en virtudes sea socavado por cortes de una espada, debía ser lo más eficaz posible para no arruinar nada de su integridad… Demasiado en qué pensar, demasiadas limitaciones, si mi orden fuera tan solo matarla me sentiría en mi salsa.

A la señal del Jonin rubio, personaje que no conocía ni me importaba al estar ajena al mundo y orden de los ninjas, hice una pequeña reverencia a mi contrincante en señal de respeto permitiéndole así dar inicio al tan ansiado combate.

Ni bien escuché que finalizó su frase, ni bien mi cuerpo recibió el estimuló de que podría dar el primer ataque no perdí un solo segundo. Cual corredor que espera su señal de salida me desplacé rápidamente hacia mi contrincante, no dudé un solo segundo y no le daría una fracción de ese tiempo siquiera para pensar en cómo contratacar. Durante aquel trayecto para recorrer, para mi fortuna, los escasos metros que nos separaban desenvainé mi Ninjato rápidamente apoyándome con ambas manos; Tomando la izquierda la Katana desde su mango y la derecha desplazando la Saya hacia el lado opuesto a la guardia logrando una liberación rápida y eficaz.

Inmediatamente, antes de que mis cabellos siquiera pudieran reflejar el cambio de movimiento consecuencia a la inercia imbuí mi shinobigatana con chakra potenciando mi futuro ataque que esperaba fuese el primer y único ataque necesario para arrebatarle las posibilidades de victoria a la Kunoichi del país del fuego. Aquel frío absoluto, aquella gélida sensación de la frívola ventisca acariciando mis piernas no servían siquiera para distraerme de mi objetivo. No había frío, obstáculo o dolor que me desenfocara de lo importante. Como asesina, había pasado por peores situaciones y ahora todo es más simple al tener un solo objetivo; Llegar rápido, golpear rápido y dejarla fuera de combate.

Normalmente hubiese balanceado mi Ninjato para atacar directamente pero… Me negaba a realizar un golpe tan abierto, no era mi estilo, necesitaba mi espada frente a mí y priorizar el control de ella para responder a cualquier posible ataque y buscar apuñalar a mi contrincante. Entre mi fugaz andar, y la mirada depredadora que conseguí clavar sobre la contraria buscaba una buena apertura para clavar mi sable en ella. Aunque me atacara, aunque quisiera responder a mi embestida el daño que podía provocarle yo con una puñalada de tal magnitud era mayor que cualquiera que ella pudiera hacerme. Observé sus brazos en todo el recorrido, más bien mi visión estaba a la altura de sus hombros siendo esto un dato crucial a la hora de enfrentar ninjas; La mayoría de sus técnicas provienen de sus manos, y necesitaba tener una visión general de su cuerpo para tener una chance de siquiera deducir cuál es su próximo movimiento y realizar algo en consecuencia. Agaché un poco mi cabeza y mi cuerpo en general, cubriendo mi rostro sumergiendo mi mirada a la altura de mis brazos al encontrarse estos en guardia y cubriéndome de cualquier ataque repentino que se dirigiese hacia el mismo (al considerar mi cara como el sitio más delicado y la zona a proteger)

Por la corta distancia (menos de 8 metros entre ambas) y mi velocidad me sentía en ventaja. Si ella me lo permitiese, con mi Ninjato empuñado por mi mano izquierda buscaría lanzarle un ataque completamente recto, intentando perforar su abdomen con la punta de mi arma. Me mostré totalmente agresiva, dando el todo por el todo. Si le dejaba hacer sellos mientras me quedaba parada pensando o haciendo nada, definitivamente perdería este combate solamente pecando de estupidez. Obviamente no permití tal cosa, y me lancé buscando castigar cualquiera de sus errores.
Spoiler:
Finalmente había llegado mi momento de participar. Realmente yo no compartía el mismo ánimo que expresaba el público, no me hacía feliz y desconocía lo que es la felicidad siquiera. No había paz en mi interior, calma ni entropía. No viví el momento para nada, solamente estaba existiendo a la vez que mis ojos divisaban el ir y venir de distintos participantes a la arena de combate mientras comenzaban y concluían sus batallas en un ciclo presuntamente finito. Pero… ¿Por qué no me podía emocionar también? ¿Por qué no había una sonrisa expresada en mi rostro? ¿Por qué no me había gastado en ver la hora siquiera? Las manecillas del reloj hacían su clásico tic-tac de forma incesante, aquel ruido se expandía por la sala de espera y resonaba en todas las paredes. El eco del movimiento mecánico en el reloj se sumergía en mi mente, se sumergían en mis pensamientos que para aquel entonces no eran más que un cuarto totalmente blanco… No había nada, ni luz, ni oscuridad, no había desorden ni caos, así como en mi corazón no sentía que existiese dentro absolutamente nada. No había nervios, desesperación, no temía al peligro ni a ser mortalmente herida. ¿Por qué? ¿Por qué la naturaleza no fue lo suficientemente piadosa como para no privarme de un instinto de supervivencia que todos los seres vivos deben de poseer de forma innata?

¿Por qué soy tan distinta? ¿Por qué soy tan extraña?... Mi padre me dijo que debería estar disfrutando el momento, que debería estar feliz de poder medirme contra otras personas pero yo no sentía absolutamente nada… Lo único que comprendía es que nada lograba comprender, conocía mi desconocimiento, sabía que mi única garantía es la incertidumbre. Por suerte no soy una persona tan curiosa, me bastaba únicamente con tratar de imaginar qué pasaba en la cabeza de los demás participantes, de lo contrario seguramente caería en la ansiedad y la desesperación… Pero allí estaba, sintiendo la nada, viviendo la nada, solamente esperando que aquel presentador invocara mi nombre para hacer acto de presencia.  Yo no disfrutaba las batallas en lo absoluto, no me divierten, no me hieren, no me provocan nada. Vivo en un ciclo tortuoso, de un inexorable vacío que corroe mi alma y me obliga a buscar (En vano) un propósito, una meta, un sueño que me motive a vivir.

En aquel habitáculo naturalmente no estaba sola. Si bien me senté apartada de todo el mundo puesto a que la soledad me trae comodidad (al no tener la necesidad de relacionarme con otras personas, tópico en lo que soy exageradamente mala) obviamente me percaté de la presencia de todos los demás integrantes del kumité. Variopintos guerreros ninja de otras aldeas llegaron al lugar para hacer una demostración de sus habilidades, había tantos rostros como estilos posibles. Estaba segura de que no podría ni imaginarme ni la mitad de las formas de pelear que aquellos guerreros iban a demostrar, seguramente en otras aldeas había distintas culturas, distintas artes marciales, distintos sistemas de combates o disciplinas. No podría adivinar cada estilo solamente observando a la persona durante aquellos fugaces pensamientos, cada persona posee su historia, su desarrollo, su cultura y su entrenamiento personal que lo hacen único ante los ojos de cualquiera. Cada uno de ellos tenía una esencia distinta pero incluso con esas podría afirmar que en caso de enfrentármelos los terminaría olvidando al cabo de unas horas. Llegué a un punto de mi vida donde ya no veía a las personas como tal, era completamente consciente de que si en algún punto de la vida fuesen quien fuesen si llegaban a tener una recompensa por su cabeza los terminaría ejecutando sin dudarlo; De forma rápida y efectiva, sin siquiera preocuparme en cómo y quiénes son realmente ni todo el trasfondo que rodea su mística existencia.

Así somos las asesinas, supongo. Personas que tienen que sentirse ajenas a la existencia, si por alguna razón pudiésemos identificarnos con nuestras presas dudaríamos al atacar y claramente no va con nuestro estilo, nos haría muy ineficaces… Si tan solo yo dudara un segundo, no me quiero imaginar la golpiza que me llevaría por parte de padre, por eso es que no debo subestimar a nadie y acabar todo lo más rápido posible. Si tienen tiempo a reaccionar a mis movimientos significa que he fracasado y toca volver a entrenar muchísimo más, aunque no debería de ser necesario de momento. Mis habilidades con la espada y mi velocidad deberían de ser suficientes para acabar con casi cualquier persona que se cruce, mi rival más compleja debe de ser la siguiente por lógica pura.

Es mi primer batalla, desconozco su estilo y no tengo la más mínima información de siquiera quién es. Podría ser cualquiera en esta sala, no puedo fiarme de las apariencias ya que estas últimas no hacen más que engañar y ocultar la verdadera naturaleza de las personas. Mis ojos vendados habían visto incontables veces esto y yo soy una prueba viviente de ello, el no parecer letal es lo que me hace letal así como una rosa por su belleza es que termina dañando por sus espinas. Para todos los demás tendría el privilegio de verlos pelear de primera mano, podía saber qué estilos tenían e imaginar situaciones y estrategias con el fin de que mis combates no duren más que segundos. Puede ser decepcionante mi estilo de batalla para los espectadores, no obstante para su infortunio cabe resaltar que vengo a combatir y no a dar un espectáculo familiar. No soy una ninja, no tengo nada que ver con esta cultura. Todo lo que se cruce frente mío no es más que un obstáculo que mi katana tiene que atravesar… ¿Me dirán algo si termino hiriendo a alguien de forma mortal? El no permitirme matar es quizá perjudicarme demasiado al ser una persona que se dedica exclusivamente a ello.

Al cabo de pocos minutos finalmente escuché mi nombre por parte del presentador junto al de mi contrincante. Inmediatamente tomé mi Ninjato desde su saya utilizando mi mano izquierda, guardé mi Tanto bajo la parte derecha de mi falda (donde tiene ese corte en V, permitiéndome guardarlo y sacarlo con mucha velocidad) y me eso era todo lo que necesitaba en el combate. No tenía más herramientas, no tenía kunais, bombas ni ningún artilugio extraño. Me valía únicamente de los filos y mi maestría para utilizarlos, domaba aquellas herramientas tan peligrosas y letales por lo que utilizar cualquier otra cosa para combatir a mi rival sería una falta de respeto… Quedaba darlo todo y nada más, aunque a decir verdad esto de batallar no me hacía especial ilusión.

El público estaba emocionado, expectante, esperando un gran espectáculo de mi parte. Veía como la gran mayoría me apoyaba y aplaudía por estar en mi ciudad local a lo que no supe cómo sentirme. No sabía si debía sentir aquella felicidad de los que todos tanto hablan, únicamente mi pulso se aceleró un poco, recibí un subidón de energía con cada paso que daba hacia las el campo de batalla y a su vez mi semblante permaneció absolutamente frívolo e inexpresivo. No quería reaccionar de ninguna forma, no quería decepcionar a nadie, no sabía cómo expresarme ante ellos y en consecuencia no hice nada. Solamente daba pasos elegantes, mi airoso andar realzaba mi curvilínea figura remarcando aquellos atributos que ostenta mi cuerpo. El taconear de mis zapatos negros se opacaba completamente ante los gritos incesantes y chiflidos por parte del público, ni siquiera lograba oír mis propios pensamientos por lo que decidí ignorarlos en la mayor medida posible… Entonces, me pregunté. “¿Qué haría mi padre en esta situación?” “¿Qué es digno de un guerrero cuando la gente clama su nombre?” ¿Debía hacer algo bonito para llamar su atención o debía quedarme en el molde y no parecer arrogante en lo absoluto. Después de todo no sabía quiénes eran ellos, quién es mi contrincante y tampoco quería faltarle el respeto en lo absoluto.

Llegué yo y al instante llegó también mi contrincante; Una mujer de bellas facciones, pelirroja, joven y se notaba que tenía una buena vitalidad. Juraría haberla visto en combates anteriores pero por alguna razón no tenía conocimiento alguno de sus habilidades, de su estilo de combate. En ese instante ella fue un fantasma, una estela de un recuerdo que debería tener pero evidentemente no tengo o de lo contrario podría sentirme más segura a la hora de combatir. ¿Tendré que ir con cautela? ¿O debo ir con la intención de matarla solamente? Cualquiera que sea el caso no debo extender demasiado el combate, soy consciente de mis debilidades y fortalezas.

- Es una pena que no haya traído a Contrato Virtuoso. Si tuviera mi espada podría darte un combate mucho más digno… Espero no te molestes conmigo, aunque si luego del combate quieres castigarme por esta terrible ofensa lo entenderé. - Dije en un tono dulce, observándola directamente a los ojos (acto que ella podría deducir por la posición de mi rostro y no de mis ojos al estar mis ojos con aquel vendaje negro). Tenía unos ojos bonitos, supongo, me daría pena que aquel aspecto excelso en virtudes sea socavado por cortes de una espada, debía ser lo más eficaz posible para no arruinar nada de su integridad… Demasiado en qué pensar, demasiadas limitaciones, si mi orden fuera tan solo matarla me sentiría en mi salsa.

A la señal del Jonin rubio, personaje que no conocía ni me importaba al estar ajena al mundo y orden de los ninjas, hice una pequeña reverencia a mi contrincante en señal de respeto permitiéndole así dar inicio al tan ansiado combate.

Ni bien escuché que finalizó su frase, ni bien mi cuerpo recibió el estimuló de que podría dar el primer ataque no perdí un solo segundo. Cual corredor que espera su señal de salida me desplacé rápidamente hacia mi contrincante, no dudé un solo segundo y no le daría una fracción de ese tiempo siquiera para pensar en cómo contratacar. Durante aquel trayecto para recorrer, para mi fortuna, los escasos metros que nos separaban desenvainé mi Ninjato rápidamente apoyándome con ambas manos; Tomando la izquierda la Katana desde su mango y la derecha desplazando la Saya hacia el lado opuesto a la guardia logrando una liberación rápida y eficaz.

Inmediatamente, antes de que mis cabellos siquiera pudieran reflejar el cambio de movimiento consecuencia a la inercia imbuí mi shinobigatana con chakra potenciando mi futuro ataque que esperaba fuese el primer y único ataque necesario para arrebatarle las posibilidades de victoria a la Kunoichi del país del fuego. Aquel frío absoluto, aquella gélida sensación de la frívola ventisca acariciando mis piernas no servían siquiera para distraerme de mi objetivo. No había frío, obstáculo o dolor que me desenfocara de lo importante. Como asesina, había pasado por peores situaciones y ahora todo es más simple al tener un solo objetivo; Llegar rápido, golpear rápido y dejarla fuera de combate.

Normalmente hubiese balanceado mi Ninjato para atacar directamente pero… Me negaba a realizar un golpe tan abierto, no era mi estilo, necesitaba mi espada frente a mí y priorizar el control de ella para responder a cualquier posible ataque y buscar apuñalar a mi contrincante. Entre mi fugaz andar, y la mirada depredadora que conseguí clavar sobre la contraria buscaba una buena apertura para clavar mi sable en ella. Aunque me atacara, aunque quisiera responder a mi embestida el daño que podía provocarle yo con una puñalada de tal magnitud era mayor que cualquiera que ella pudiera hacerme. Observé sus brazos en todo el recorrido, más bien mi visión estaba a la altura de sus hombros siendo esto un dato crucial a la hora de enfrentar ninjas; La mayoría de sus técnicas provienen de sus manos, y necesitaba tener una visión general de su cuerpo para tener una chance de siquiera deducir cuál es su próximo movimiento y realizar algo en consecuencia. Agaché un poco mi cabeza y mi cuerpo en general, cubriendo mi rostro sumergiendo mi mirada a la altura de mis brazos al encontrarse estos en guardia y cubriéndome de cualquier ataque repentino que se dirigiese hacia el mismo (al considerar mi cara como el sitio más delicado y la zona a proteger)

Por la corta distancia (menos de 8 metros entre ambas) y mi velocidad me sentía en ventaja. Si ella me lo permitiese, con mi Ninjato empuñado por mi mano izquierda buscaría lanzarle un ataque completamente recto, intentando perforar su abdomen con la punta de mi arma. Me mostré totalmente agresiva, dando el todo por el todo. Si le dejaba hacer sellos mientras me quedaba parada pensando o haciendo nada, definitivamente perdería este combate solamente pecando de estupidez. Obviamente no permití tal cosa, y me lancé buscando castigar cualquiera de sus errores.
Spoiler:

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Irina Uzumaki


Torneo Ceremonial

‟ Por: Irina Uzumaki „  


Sentía una sensación tan agradable y extraña en su pecho que no podía describir exactamente, solo sabía que se sentía bien. Cuando termino su primera batalla había alzado la cabeza y vio todos aquellos rostros observando el campo de batalla y concretamente a ella. Por primera vez en mucho tiempo no estuvo nerviosa, sostuvo la mirada al público orgullosa y saludó. Tras eso la pelirroja tuvo un tiempo para descansar y recuperar su chakra perdido, el cual no era mucho pero cualquiera preferiría no arriesgarse, tal como le enseño su maestro: <<En una batalla las confianzas están de más. Eso significa que a menos que seas (y aun siendo) un Uchiha, no te fíes de lo que ves, de lo que oyes y sobretodo no sobrevalores tu propio poder>>. La joven repetía esas palabras en su mente mientras descansaba tumbada: <<Debes conocer tus debilidades para así no cometer errores, conocer tus máximos y mínimos es el deber que todo shinobi debería aprender>>. A su lado Kanon acariciaba su cabello con suavidad sin pronunciar palabra alguna. Ella sabía que el muchacho se preocupó cuando la vio en el campo de batalla, pero también conocía esa expresión en el rostro que su familiar tenía en esos momentos. El orgullo y emoción plasmado en sus ojos que no se hacían inevitables hacia la vista de otros. De camino hacia la sala de descanso mucha gente la felicito, pero de camino al campo de batalla todo se había tornado gris de nuevo.

Si, lo había logrado y había ganado la primera ronda. Ahora estaba a punto de encontrarse con su nuevo contrincante y esa idea por curioso que fuese hacia su corazón estremecerse, como si esa batalla de antes no hubiese existido nunca. Avanzó por la zona en cuanto escuchó su apellido ser nombrado. Con la mirada en alto daba paso tras paso y casi se detuvo en cuanto observó a quien iba a ser su rival. Ella caminaba con soltura, una elegancia que la Uzumaki no tenia; pero lo que más le choco era el hecho de que la joven de hermoso cuerpo tenia su rostro vendado a la altura de sus ojos. Además manejaba su cuerpo de una forma increíble, sus pasos habían sido dados con perfección. La pelirroja nunca había tenido el placer de presenciar algo así, sin duda era alguien a quien admirar y es por esto es que pensaba que la gente no paraba de vitorear a la muchacha de cabellos blancos. Ambas aturaron el paso a una distancia de 8 metros.

Algo que nadie podría deducir sobre la kunoichi es su capacidad de atención, no por nada siempre esta sumida en sus pensamientos. En el transcurso que camino el tramo hasta llegar al lugar donde se encontraba parada, había estado recopilando información sobre la chica. No solo aprecio sus formas, aunque de verdad le impresionaron estas eran lo de menos, lo que si llamo la atención de la joven era la katana que colgaba de la saya en la que estaba sujetada. Si no se equivocaba su rival tenia conocimientos en Kenjutsu, en ese caso tendría que evitar sus ataques pero eso no seria tarea fácil. Si su objetivo era su cuerpo entonces debería mantenerlo alejado de ella, es decir, tendría que actuar rápido.

La peliblanca pronunció unas palabras que a la Uzumaki le supieron frías y amargas. Una vez el jonin dio inició a la batalla, la muchacha ojiazul hizo su correspondiente saludó, inclinando levemente su cabeza ya que no quería perder de vista el arma que cargaba consigo su contrincante. Quien tras alzar su rostro y desenvainar su katana, comenzó a correr en dirección a ella. Era rápida, algo obvio debido a que su habilidad en kenjutsu debía ser combinada con la velocidad, algo a tener en cuenta entre este tipo de ninjas. En tan solo unos pocos segundos ya había recorrido gran parte del territorio, mientras, la pelirroja no podía hacer nada más que confiar en la gran resistencia que había adquirido mediante los innumerables entrenamientos. No obstante logro realizar una serie de sellos, y finalmente, el arma impactó en su estómago. Sin embargo la joven de ojos vendados no contaba con que ese movimiento no le provocase apenas daño. Entonces llegó su turno, la pelirroja sujetó con ambas manos las de su contrincante, por encima de su katana. Tras ello surgieron de su pecho tres cadenas, fruto de los sellos, estas se dirigieron hacia la peliblanca para restringir su libertad de movimientos. Aprovechando esto liberó las manos de la susodicha para hacer nuevamente otros sellos. Al terminar de realizarlos choco sus manos logrando así comprimir el aire de su alrededor y transformarlo en una ráfaga de gran alcance la cual lanzaría hacia ella.







Datos del shinobi:
”Justificaciones”:




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Torneo Ceremonial

‟ Por: Irina Uzumaki „  


Sentía una sensación tan agradable y extraña en su pecho que no podía describir exactamente, solo sabía que se sentía bien. Cuando termino su primera batalla había alzado la cabeza y vio todos aquellos rostros observando el campo de batalla y concretamente a ella. Por primera vez en mucho tiempo no estuvo nerviosa, sostuvo la mirada al público orgullosa y saludó. Tras eso la pelirroja tuvo un tiempo para descansar y recuperar su chakra perdido, el cual no era mucho pero cualquiera preferiría no arriesgarse, tal como le enseño su maestro: <<En una batalla las confianzas están de más. Eso significa que a menos que seas (y aun siendo) un Uchiha, no te fíes de lo que ves, de lo que oyes y sobretodo no sobrevalores tu propio poder>>. La joven repetía esas palabras en su mente mientras descansaba tumbada: <<Debes conocer tus debilidades para así no cometer errores, conocer tus máximos y mínimos es el deber que todo shinobi debería aprender>>. A su lado Kanon acariciaba su cabello con suavidad sin pronunciar palabra alguna. Ella sabía que el muchacho se preocupó cuando la vio en el campo de batalla, pero también conocía esa expresión en el rostro que su familiar tenía en esos momentos. El orgullo y emoción plasmado en sus ojos que no se hacían inevitables hacia la vista de otros. De camino hacia la sala de descanso mucha gente la felicito, pero de camino al campo de batalla todo se había tornado gris de nuevo.

Si, lo había logrado y había ganado la primera ronda. Ahora estaba a punto de encontrarse con su nuevo contrincante y esa idea por curioso que fuese hacia su corazón estremecerse, como si esa batalla de antes no hubiese existido nunca. Avanzó por la zona en cuanto escuchó su apellido ser nombrado. Con la mirada en alto daba paso tras paso y casi se detuvo en cuanto observó a quien iba a ser su rival. Ella caminaba con soltura, una elegancia que la Uzumaki no tenia; pero lo que más le choco era el hecho de que la joven de hermoso cuerpo tenia su rostro vendado a la altura de sus ojos. Además manejaba su cuerpo de una forma increíble, sus pasos habían sido dados con perfección. La pelirroja nunca había tenido el placer de presenciar algo así, sin duda era alguien a quien admirar y es por esto es que pensaba que la gente no paraba de vitorear a la muchacha de cabellos blancos. Ambas aturaron el paso a una distancia de 8 metros.

Algo que nadie podría deducir sobre la kunoichi es su capacidad de atención, no por nada siempre esta sumida en sus pensamientos. En el transcurso que camino el tramo hasta llegar al lugar donde se encontraba parada, había estado recopilando información sobre la chica. No solo aprecio sus formas, aunque de verdad le impresionaron estas eran lo de menos, lo que si llamo la atención de la joven era la katana que colgaba de la saya en la que estaba sujetada. Si no se equivocaba su rival tenia conocimientos en Kenjutsu, en ese caso tendría que evitar sus ataques pero eso no seria tarea fácil. Si su objetivo era su cuerpo entonces debería mantenerlo alejado de ella, es decir, tendría que actuar rápido.

La peliblanca pronunció unas palabras que a la Uzumaki le supieron frías y amargas. Una vez el jonin dio inició a la batalla, la muchacha ojiazul hizo su correspondiente saludó, inclinando levemente su cabeza ya que no quería perder de vista el arma que cargaba consigo su contrincante. Quien tras alzar su rostro y desenvainar su katana, comenzó a correr en dirección a ella. Era rápida, algo obvio debido a que su habilidad en kenjutsu debía ser combinada con la velocidad, algo a tener en cuenta entre este tipo de ninjas. En tan solo unos pocos segundos ya había recorrido gran parte del territorio, mientras, la pelirroja no podía hacer nada más que confiar en la gran resistencia que había adquirido mediante los innumerables entrenamientos. No obstante logro realizar una serie de sellos, y finalmente, el arma impactó en su estómago. Sin embargo la joven de ojos vendados no contaba con que ese movimiento no le provocase apenas daño. Entonces llegó su turno, la pelirroja sujetó con ambas manos las de su contrincante, por encima de su katana. Tras ello surgieron de su pecho tres cadenas, fruto de los sellos, estas se dirigieron hacia la peliblanca para restringir su libertad de movimientos. Aprovechando esto liberó las manos de la susodicha para hacer nuevamente otros sellos. Al terminar de realizarlos choco sus manos logrando así comprimir el aire de su alrededor y transformarlo en una ráfaga de gran alcance la cual lanzaría hacia ella.







Datos del shinobi:
”Justificaciones”:




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Reijuu Musashi
- Oh mon Dieu… - Solamente dije al sentir cómo mi espada no había hecho casi efecto en el cuerpo de la contraria. Por la velocidad de mi acción y la forma en la que se desencadenó todo. Sentí una potente fuerza de impacto transmitirse por toda mi mano, a diferencia del sonido o el proceso de la información audiovisual por parte del cerebro el tacto es casi inmediato y posee muchas de sus respuestas de forma instintiva. El sentir cómo la fuerza de mi propio golpe volvía a mi mano sin apenas ser mitigada por la superficie semi-sólida del abdomen despertó una alerta en mí, una sorpresa, algo para lo que definitivamente no estaba preparada pero por suerte no necesitaba entender lo que estaba pasando para saber que estaba en peligro.

Al impactar contra ella mi espada apenas avanzó una vez entrado el contacto con su piel y luego, por la inercia y toda la energía cinética acumulada por mi trayecto se dejó oír el crujir del acero al partirse. No fue solo una grieta, la hoja muy cercana a su mitad se partió en dos dejando un corte totalmente violento, bruto y desordenado. Unas cuantas astillas de metal descendían lentamente hacia al suelo, apenas emergiendo de mi hoja la cual ni siquiera tuvo el tiempo de caer antes de mi reacción. ¿Por qué? Porque estaba por recibir un ataque a quemarropa, la contraria no se quedó de brazos cruzados mientras arremetí contra ella. Al saber ella que no podría eludir mi técnica simplemente decidió recibirla, preparando un ataque para castigar mi error que sería fatal en cualquier capo de batalla.

Sus manos, intentaron tomar las mías pero para su infortunio la primer respuesta natural que tuve fue obviamente abandonar mi espada. Aquella mujer es increíblemente resistente, una espada rota no sería suficiente para defenderme de ella o hacer algo en lo absoluto, por el duro golpe que di en mi mano solté inmediatamente mi Ninjato y lo abandoné para tomar una acción muchísimo más defensiva. Mis reflejos estaban muy finos, la velocidad de la contraria no era tan alta pero a esa distancia es extremadamente peligrosa. Mis ojos aún seguían muy abiertos por el susto ocurrido, mi corazón con su pulso acelerado y mi organismo ya se tomó la molestia de liberar adrenalina en mi sangre junto a otras hormonas que aumentarían mis capacidades y mitigarían mucho el dolor. El cuerpo humano es bastante inteligente, y sabe que hay cosas que no son necesarias para la supervivencia. Debía librar mi mente de todo lo secundario, de todos los pensamientos que pudieran mínimamente distraerme y dar aquel subidón de energía para reincorporarme en la batalla… Aunque no fue para nada gratis.

Unas cadenas emergieron del pecho de la contraria, por mi velocidad pude correr hacia un costado en un muy desesperado intento por eludirla aunque debía admitirlo que aquella situación me asustó demasiado. No solamente había perdido mi confianza o el control de la batalla, la Uzumaki se llevó a mi Ninjato junto consigo. ¡Es un muro impenetrable! O al menos eso pensé mientras di aquel rápido desplazamiento hacia mi derecha, no recorriendo más de 2 metros dado a que solamente me vi en la necesidad de escapar de esa situación desesperante y entonces la Uzumaki debería poder apreciar aquel cambio en mi cuerpo;

No hablamos solamente de mi cuerpo agitado, cuya respiración un tanto alterada y más pronunciada podía contemplarse mejor sino de mi mano. Mi mano izquierda por la brusquedad del movimiento, por haber impactado con algo tan duro y haberme desplazado con tanta velocidad hacia ella solamente para detenerme abruptamente quedó rota en su interior. Tercera ley de newton, recibí el mismo impacto que provoqué solo que mi mano no tiene tanta resistencia como su cuerpo… Es frustrante de cierto modo, ver que lo que parecía un buen intento por dañar quedó absolutamente en la nada. Le dirigí la mirada, relajé mi brazo izquierdo y permití ver el estado de mi mano: Mi muñeca estaba ligeramente fuera de lugar y mi dedo pulgar totalmente golpeado, doblado en una posición que provocaba dolor a quien siquiera imaginase cómo se debe sentir. Por suerte mi cuerpo había liberado la adrenalina ya y solamente sentía una fracción del dolor que debería sentir. -Il n'est pas encore temps de se battre contre mon père. – Pensé fugazmente mientras me volteaba hacia la contraria, sentía que no debía rendirme pero algo dentro de mí quería rendirse, me decía que no tenía oportunidad… Era como cuando intentaba atacar a mi padre.

- Eres fuerte y… Linda. Es frustrante. - Comenté ahora desarmada, analizando las opciones que tenía además de escapar y… Escapar obviamente, no tenía demasiado que hacer más que tiempo en lo que se me ocurría algo.

Estaba perdida hasta que una novela que leí me dio una idea aparentemente buena. Una frase, con una simple frase el protagonista logró paralizar a una muchacha para cumplir su cometido, ella no supo cómo reaccionar y… Si estaba en un libro, es porque es verdad… Al menos eso me gustaría creer. ¿Pueden imaginar lo poderoso que fue ese hombre? Tan solo con sus palabras intimidó y sometió a su víctima, debe ser un truco que usan los guerreros más fuertes y experimentados del mundo. Tenía que intentarlo, con mi mano izquierda incapaz de blandir un arma y con mi Ninjato roto… ¿Qué más daba ahora? - Señorita… Yo… Quiero hacerle el amor. - Le dije en un tono dulce, con mi voz suave e introvertida.



Spoiler:

- Oh mon Dieu… - Solamente dije al sentir cómo mi espada no había hecho casi efecto en el cuerpo de la contraria. Por la velocidad de mi acción y la forma en la que se desencadenó todo. Sentí una potente fuerza de impacto transmitirse por toda mi mano, a diferencia del sonido o el proceso de la información audiovisual por parte del cerebro el tacto es casi inmediato y posee muchas de sus respuestas de forma instintiva. El sentir cómo la fuerza de mi propio golpe volvía a mi mano sin apenas ser mitigada por la superficie semi-sólida del abdomen despertó una alerta en mí, una sorpresa, algo para lo que definitivamente no estaba preparada pero por suerte no necesitaba entender lo que estaba pasando para saber que estaba en peligro.

Al impactar contra ella mi espada apenas avanzó una vez entrado el contacto con su piel y luego, por la inercia y toda la energía cinética acumulada por mi trayecto se dejó oír el crujir del acero al partirse. No fue solo una grieta, la hoja muy cercana a su mitad se partió en dos dejando un corte totalmente violento, bruto y desordenado. Unas cuantas astillas de metal descendían lentamente hacia al suelo, apenas emergiendo de mi hoja la cual ni siquiera tuvo el tiempo de caer antes de mi reacción. ¿Por qué? Porque estaba por recibir un ataque a quemarropa, la contraria no se quedó de brazos cruzados mientras arremetí contra ella. Al saber ella que no podría eludir mi técnica simplemente decidió recibirla, preparando un ataque para castigar mi error que sería fatal en cualquier capo de batalla.

Sus manos, intentaron tomar las mías pero para su infortunio la primer respuesta natural que tuve fue obviamente abandonar mi espada. Aquella mujer es increíblemente resistente, una espada rota no sería suficiente para defenderme de ella o hacer algo en lo absoluto, por el duro golpe que di en mi mano solté inmediatamente mi Ninjato y lo abandoné para tomar una acción muchísimo más defensiva. Mis reflejos estaban muy finos, la velocidad de la contraria no era tan alta pero a esa distancia es extremadamente peligrosa. Mis ojos aún seguían muy abiertos por el susto ocurrido, mi corazón con su pulso acelerado y mi organismo ya se tomó la molestia de liberar adrenalina en mi sangre junto a otras hormonas que aumentarían mis capacidades y mitigarían mucho el dolor. El cuerpo humano es bastante inteligente, y sabe que hay cosas que no son necesarias para la supervivencia. Debía librar mi mente de todo lo secundario, de todos los pensamientos que pudieran mínimamente distraerme y dar aquel subidón de energía para reincorporarme en la batalla… Aunque no fue para nada gratis.

Unas cadenas emergieron del pecho de la contraria, por mi velocidad pude correr hacia un costado en un muy desesperado intento por eludirla aunque debía admitirlo que aquella situación me asustó demasiado. No solamente había perdido mi confianza o el control de la batalla, la Uzumaki se llevó a mi Ninjato junto consigo. ¡Es un muro impenetrable! O al menos eso pensé mientras di aquel rápido desplazamiento hacia mi derecha, no recorriendo más de 2 metros dado a que solamente me vi en la necesidad de escapar de esa situación desesperante y entonces la Uzumaki debería poder apreciar aquel cambio en mi cuerpo;

No hablamos solamente de mi cuerpo agitado, cuya respiración un tanto alterada y más pronunciada podía contemplarse mejor sino de mi mano. Mi mano izquierda por la brusquedad del movimiento, por haber impactado con algo tan duro y haberme desplazado con tanta velocidad hacia ella solamente para detenerme abruptamente quedó rota en su interior. Tercera ley de newton, recibí el mismo impacto que provoqué solo que mi mano no tiene tanta resistencia como su cuerpo… Es frustrante de cierto modo, ver que lo que parecía un buen intento por dañar quedó absolutamente en la nada. Le dirigí la mirada, relajé mi brazo izquierdo y permití ver el estado de mi mano: Mi muñeca estaba ligeramente fuera de lugar y mi dedo pulgar totalmente golpeado, doblado en una posición que provocaba dolor a quien siquiera imaginase cómo se debe sentir. Por suerte mi cuerpo había liberado la adrenalina ya y solamente sentía una fracción del dolor que debería sentir. -Il n'est pas encore temps de se battre contre mon père. – Pensé fugazmente mientras me volteaba hacia la contraria, sentía que no debía rendirme pero algo dentro de mí quería rendirse, me decía que no tenía oportunidad… Era como cuando intentaba atacar a mi padre.

- Eres fuerte y… Linda. Es frustrante. - Comenté ahora desarmada, analizando las opciones que tenía además de escapar y… Escapar obviamente, no tenía demasiado que hacer más que tiempo en lo que se me ocurría algo.

Estaba perdida hasta que una novela que leí me dio una idea aparentemente buena. Una frase, con una simple frase el protagonista logró paralizar a una muchacha para cumplir su cometido, ella no supo cómo reaccionar y… Si estaba en un libro, es porque es verdad… Al menos eso me gustaría creer. ¿Pueden imaginar lo poderoso que fue ese hombre? Tan solo con sus palabras intimidó y sometió a su víctima, debe ser un truco que usan los guerreros más fuertes y experimentados del mundo. Tenía que intentarlo, con mi mano izquierda incapaz de blandir un arma y con mi Ninjato roto… ¿Qué más daba ahora? - Señorita… Yo… Quiero hacerle el amor. - Le dije en un tono dulce, con mi voz suave e introvertida.



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Irina Uzumaki


Torneo Ceremonial

‟ Por: Irina Uzumaki „  


“Perfecto”. Pensó la ojiazul en cuanto oyó las palabras de su rival, su espada apenas se encajó en su abdomen. Como ella dedujo, el arma sucumbió ante el ataque y al parecer la muchacha no había esperado que la joven tuviese tal resistencia debido a la expresión de sorpresa en su rostro. Pero esta resistencia estaba de más ya que dicha característica no habría servido para nada sin el valor y la valentía que suponían arriesgarse a recibir un ataque de tal magnitud sin estar segura al cien por cien de si podría soportarlo.

Bajo su pecho la joven había escuchado el sonido del acero colapsar, a ella tal crujido le pareció armonioso. Este le causó por unos instantes un sentimiento de bienestar que nuevamente como muchas de sus otras sensaciones positivas, desapareció en segundos por culpa de su descuido. El hecho de querer intentar tomar las manos de la peliblanca fue un gran error puesto que esta las retiro en cuanto se vio desarmada ya que la katana había sido partida en dos pedazos y había quedado claro que no tenía utilidad contra ella.

Los ataques siguientes de la pelirroja fueron también en vano. Teniendo en cuenta la velocidad de la shinobi, la cual superaba en gran medida a la de la Uzumaki, no es de extrañar que pudiese esquivar ambos. La peliblanca reacciono a tiempo para poder evitarlos, de tal modo que se desplazó unos 2 metros hacia lo que era su derecha. Desde tal distancia la joven pudo observar a su contrincante bastante mejor. La esbelta ninja se encontraba respirando forzosamente y lucía un tanto agotada. Los ánimos volvieron a la muchacha en cuanto se percató de que la mano y muñeca de dicha joven habían salido heridos debido a la confrontación.

¿Quería decir eso que no estaba todo perdido? ¿Acaso tenía alguna posibilidad de vencerle? La pelirroja, quien se encontraba inspeccionando minuciosamente a la hermosa chica no pudo evitar preguntarse este tipo de preguntas y otras de naturaleza más oscuras. ¿De verdad se sentía orgullosa de haber lastimado tal cuerpo esbelto? ¿Había entrenado tan duro para eso? ¿Qué pensaría su padre si la estuviese viendo desde el público? ¿Estaría él ahora mismo allí? No lo sabría, nunca llegarían las respuestas a esas incógnitas que tenía en su cabeza. Esas cuestiones que se instalaban en su mente en momentos como ese, donde sus ánimos estallaban en cuestión de segundos yendo y volviendo sin rumbo fijo. Aun así, no iba a rendirse y mucho menos permitir que sus pensamientos arruinaran una victoria. No, no de esa manera.

Cuando la muchacha de ojos vendados se volteó, esta opinó algo sobre la pelirroja. Ante sus palabras ella sonrió afablemente mostrando, lo que creía, una faceta bastante sensible. Pero no oía a menudo tales halagos sobre su ser; de hecho la última vez que alguien hizo una crítica sobre ella, no fue con buenas intenciones y tales insultos repletos de odio causaron devastación sobre la kunoichi quien por aquel entonces tenía 12 años y no podía entender muchas cosas. Ahora ya había crecido y comprendió que siempre habrá gente así por el mundo, que debía vigilar sus espaldas e ignorar cierto tipo de comentarios. Mas no debía ignorar las palabras de su contrincante, las cuales le inspiraron cierta confianza en sí misma. Fue entonces cuando la peliblanca abrió su boca diciendo algo que le cortó la respiración.

¿Había oído bien? ¿De verdad que le había expresado tal cosa? Nuevamente la cabeza de la joven daba vueltas. Nunca espero recibir tales palabras, ¿acaso el público lo habría escuchado? ¿Ella no sentía vergüenza? Hacerle el…amor. Pensó por unos instantes que la muchacha se había vuelto loca. De ser así, ¿que podría hacer a partir de ahí? Y aún más importante. ¿Lo decía enserio o la estaba poniendo a prueba? Todo aquello le parecía un juego…Claro, lo era. La pelirroja reconoció en milésimas todo, el campo de batalla, los jugadores, las estrategias, el ganar o perder.

Aflojó su cuerpo dejando escapar de su boca un suspiro para luego formar con sus rosados labios una media luna, estando sus comisuras elevadas hacia arriba. Giró sus manos, las cuales yacían a sus costados, mostrando la palma de estas al ninja que tenía delante. A su vez clavó sus ojos, que por ese entonces presentaban un color violáceo, sobre la venda de la muchacha. Si todas las miradas habían estado fijas en su rival, ahora le iban a prestar atención a ella. Mantuvo esa posición con sus brazos mientras que su cuerpo bien erguido expresaba una autoestima palpable desde la distancia. La joven, a quien le enloquecían los juegos, sintió su corazón desbocarse al proclamar:


En ese caso… Señorita —Dijo realizando un jutsu, para al terminar añadir: —Primero tendré que proclamarle la guerra — Y tras esto aparecieron seis clones idénticos a ella que se repartieron uniformemente a los lados de la muchacha.




Datos del shinobi:

 



Torneo Ceremonial

‟ Por: Irina Uzumaki „  


“Perfecto”. Pensó la ojiazul en cuanto oyó las palabras de su rival, su espada apenas se encajó en su abdomen. Como ella dedujo, el arma sucumbió ante el ataque y al parecer la muchacha no había esperado que la joven tuviese tal resistencia debido a la expresión de sorpresa en su rostro. Pero esta resistencia estaba de más ya que dicha característica no habría servido para nada sin el valor y la valentía que suponían arriesgarse a recibir un ataque de tal magnitud sin estar segura al cien por cien de si podría soportarlo.

Bajo su pecho la joven había escuchado el sonido del acero colapsar, a ella tal crujido le pareció armonioso. Este le causó por unos instantes un sentimiento de bienestar que nuevamente como muchas de sus otras sensaciones positivas, desapareció en segundos por culpa de su descuido. El hecho de querer intentar tomar las manos de la peliblanca fue un gran error puesto que esta las retiro en cuanto se vio desarmada ya que la katana había sido partida en dos pedazos y había quedado claro que no tenía utilidad contra ella.

Los ataques siguientes de la pelirroja fueron también en vano. Teniendo en cuenta la velocidad de la shinobi, la cual superaba en gran medida a la de la Uzumaki, no es de extrañar que pudiese esquivar ambos. La peliblanca reacciono a tiempo para poder evitarlos, de tal modo que se desplazó unos 2 metros hacia lo que era su derecha. Desde tal distancia la joven pudo observar a su contrincante bastante mejor. La esbelta ninja se encontraba respirando forzosamente y lucía un tanto agotada. Los ánimos volvieron a la muchacha en cuanto se percató de que la mano y muñeca de dicha joven habían salido heridos debido a la confrontación.

¿Quería decir eso que no estaba todo perdido? ¿Acaso tenía alguna posibilidad de vencerle? La pelirroja, quien se encontraba inspeccionando minuciosamente a la hermosa chica no pudo evitar preguntarse este tipo de preguntas y otras de naturaleza más oscuras. ¿De verdad se sentía orgullosa de haber lastimado tal cuerpo esbelto? ¿Había entrenado tan duro para eso? ¿Qué pensaría su padre si la estuviese viendo desde el público? ¿Estaría él ahora mismo allí? No lo sabría, nunca llegarían las respuestas a esas incógnitas que tenía en su cabeza. Esas cuestiones que se instalaban en su mente en momentos como ese, donde sus ánimos estallaban en cuestión de segundos yendo y volviendo sin rumbo fijo. Aun así, no iba a rendirse y mucho menos permitir que sus pensamientos arruinaran una victoria. No, no de esa manera.

Cuando la muchacha de ojos vendados se volteó, esta opinó algo sobre la pelirroja. Ante sus palabras ella sonrió afablemente mostrando, lo que creía, una faceta bastante sensible. Pero no oía a menudo tales halagos sobre su ser; de hecho la última vez que alguien hizo una crítica sobre ella, no fue con buenas intenciones y tales insultos repletos de odio causaron devastación sobre la kunoichi quien por aquel entonces tenía 12 años y no podía entender muchas cosas. Ahora ya había crecido y comprendió que siempre habrá gente así por el mundo, que debía vigilar sus espaldas e ignorar cierto tipo de comentarios. Mas no debía ignorar las palabras de su contrincante, las cuales le inspiraron cierta confianza en sí misma. Fue entonces cuando la peliblanca abrió su boca diciendo algo que le cortó la respiración.

¿Había oído bien? ¿De verdad que le había expresado tal cosa? Nuevamente la cabeza de la joven daba vueltas. Nunca espero recibir tales palabras, ¿acaso el público lo habría escuchado? ¿Ella no sentía vergüenza? Hacerle el…amor. Pensó por unos instantes que la muchacha se había vuelto loca. De ser así, ¿que podría hacer a partir de ahí? Y aún más importante. ¿Lo decía enserio o la estaba poniendo a prueba? Todo aquello le parecía un juego…Claro, lo era. La pelirroja reconoció en milésimas todo, el campo de batalla, los jugadores, las estrategias, el ganar o perder.

Aflojó su cuerpo dejando escapar de su boca un suspiro para luego formar con sus rosados labios una media luna, estando sus comisuras elevadas hacia arriba. Giró sus manos, las cuales yacían a sus costados, mostrando la palma de estas al ninja que tenía delante. A su vez clavó sus ojos, que por ese entonces presentaban un color violáceo, sobre la venda de la muchacha. Si todas las miradas habían estado fijas en su rival, ahora le iban a prestar atención a ella. Mantuvo esa posición con sus brazos mientras que su cuerpo bien erguido expresaba una autoestima palpable desde la distancia. La joven, a quien le enloquecían los juegos, sintió su corazón desbocarse al proclamar:


En ese caso… Señorita —Dijo realizando un jutsu, para al terminar añadir: —Primero tendré que proclamarle la guerra — Y tras esto aparecieron seis clones idénticos a ella que se repartieron uniformemente a los lados de la muchacha.




Datos del shinobi:

 

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Reijuu Musashi
- Entonces no quieres tener sexo. - Comenté como si a este punto no fuera evidente las intenciones netamente bélicas que manifestó la contraria. La pelirroja no hizo nada respecto a mi anterior comentario y de cierta forma me sorprendió, no me lo esperaba en lo absoluto, es inconcebible que una persona pueda resistir a semejante influencia pero se ve que ella posee una fuerza de voluntad abrumadora. No solo no respondió como esperaba, ni siquiera se inmutó ante la invocación de mis palabras que aludían a aquel ritual humano que tantas sensaciones distintas ocasiona el siquiera pensar en él dependiendo del quién, el cómo y el dónde. También no debía olvidar la incomodidad que provoca pensar que los libros mienten, por lo general la gente los glorifica y dicen que son la cuna del conocimiento pero este en particular no me fue práctico en lo absoluto… Una pena realmente, es de aquellas cosas que son muy buenas para ser verdad o tal vez… ¿Y si yo me hubiese equivocado? ¿Y si mi método para ejecutar la técnica no es lo suficientemente eficaz? ¿Qué tal si simplemente yo no soy atractiva? Es decir, aquel muchacho de la historia, todos decían que es atractivo, aceleraba pulsos con su presencia y lo mío es todo lo contrario; Nunca estimulo los pulsos, yo los detengo.

- Sabes… Realizar sellos tan cerca de yo, es peligroso. - Comenté permitiéndole terminar su Jutsu y coordinar la posición de sus clones. Estos se repartieron 3 a cada lado de la Uzumaki haciendo que la original se perdiera un poco a la vista. Eran copias exactas, una magnífica técnica de supervivencia que me encantaba ver y sin embargo jamás había aprendido. El ninjutsu es fascinante, pero me molesta cuando debo enfrentarme a él… Por eso he practicado tanto para poder lidiar con sus técnicas, por eso lo estudio. No porque quiera usarlo, sino porque quiero saber cómo derrotar a sus usuarios. Aproveché la tregua temporal entre ambas, observando a detalle sus clones y esto no fue más que una cortesía.

A esa distancia tan corta, con mi velocidad, podría haberla aniquilado en cuanto quisiese pero decidí no hacerlo. Aún me quedaba una carta que decidí no jugar, tampoco es que en el torneo se me permitiese matar pero al menos un ojo podría haberle arrebatado… Aunque quizá aún esté a tiempo de lograrlo. Terminado el Jutsu rival seguí observando su técnica, manifestándose gracias a mis labios un semblante que expresaba asombro o más bien buena impresión. - Esta Arena favorece mucho a nosotros. Los guerreros del hierro conocen muy bien el clima y cómo aprovecharlo. - Mi tono era sincero, y aparentemente no portaba ningún arma. No parecía tener intenciones ofensivas, solamente estaba aconsejando con sinceridad a mi rival para un próximo encuentro. ¿Acaso estaba confiada de que esto terminaría pronto? El público quedó totalmente confundido. ¿Por qué yo haría tal cosa? - Cuando alguien habla al frío, sale vapor de su boca. Por eso los asesinos tragamos nieve, para que no puedan vernos escondidos o a la distancia. - Continué explicando con una sonrisa dibujada en mi rostro. Aquello es un consejo real, algo que todos los asesinos en el país hacen para ocultar su presencia. El vapor en este clima tan húmedo y frío se deja notar mucho y esos clones simplemente no estaban respirando, aunque fueran igual no eran humanas en lo absoluto y mi experiencia en el país me permite aprovechar el clima a mi favor. Si no estaban viviendo, no tenía sentido que me malgastara atacándolos. Aunque ambas quisiéramos escondernos en este lugar, una terminaría encontrando a la otra solamente por el vaho que sale de su boca. ¿Curioso verdad? Es normal que ella no lo tuviera en cuenta, no vive en este país y parece demasiado buena para ser una asesina.

- Ahora… ¿Quieres tu guerra? ¿O te rendirás para hacer el amor? - Pregunté una última vez en un acto de amabilidad. Mi mano derecha sutilmente se deslizaba por mis caderas, específicamente la parte derecha donde estaba el corte en V de mi falda. Allí había guardado anteriormente (en mi primer post) mi Tanto para tenerlo a mano, oculto y poderlo sacar rápidamente de ser necesario. No solo había logrado estar a solo dos metros de mi rival, si no que estaba en una posición cómoda y constaba con una velocidad suficiente para atacar a un lugar que sí podría lastimar; “Sus ojos” Si bien no tenía fuerza suficiente para traspasar su piel, la precisión de mis armas es perfecta y mi velocidad sobrepasa por mucho a la del humano normal. Mi dominio de las cuchillas es perfecto, y ya ella fue testigo de mi increíble velocidad.

¿Qué hará?

Spoiler:








- Entonces no quieres tener sexo. - Comenté como si a este punto no fuera evidente las intenciones netamente bélicas que manifestó la contraria. La pelirroja no hizo nada respecto a mi anterior comentario y de cierta forma me sorprendió, no me lo esperaba en lo absoluto, es inconcebible que una persona pueda resistir a semejante influencia pero se ve que ella posee una fuerza de voluntad abrumadora. No solo no respondió como esperaba, ni siquiera se inmutó ante la invocación de mis palabras que aludían a aquel ritual humano que tantas sensaciones distintas ocasiona el siquiera pensar en él dependiendo del quién, el cómo y el dónde. También no debía olvidar la incomodidad que provoca pensar que los libros mienten, por lo general la gente los glorifica y dicen que son la cuna del conocimiento pero este en particular no me fue práctico en lo absoluto… Una pena realmente, es de aquellas cosas que son muy buenas para ser verdad o tal vez… ¿Y si yo me hubiese equivocado? ¿Y si mi método para ejecutar la técnica no es lo suficientemente eficaz? ¿Qué tal si simplemente yo no soy atractiva? Es decir, aquel muchacho de la historia, todos decían que es atractivo, aceleraba pulsos con su presencia y lo mío es todo lo contrario; Nunca estimulo los pulsos, yo los detengo.

- Sabes… Realizar sellos tan cerca de yo, es peligroso. - Comenté permitiéndole terminar su Jutsu y coordinar la posición de sus clones. Estos se repartieron 3 a cada lado de la Uzumaki haciendo que la original se perdiera un poco a la vista. Eran copias exactas, una magnífica técnica de supervivencia que me encantaba ver y sin embargo jamás había aprendido. El ninjutsu es fascinante, pero me molesta cuando debo enfrentarme a él… Por eso he practicado tanto para poder lidiar con sus técnicas, por eso lo estudio. No porque quiera usarlo, sino porque quiero saber cómo derrotar a sus usuarios. Aproveché la tregua temporal entre ambas, observando a detalle sus clones y esto no fue más que una cortesía.

A esa distancia tan corta, con mi velocidad, podría haberla aniquilado en cuanto quisiese pero decidí no hacerlo. Aún me quedaba una carta que decidí no jugar, tampoco es que en el torneo se me permitiese matar pero al menos un ojo podría haberle arrebatado… Aunque quizá aún esté a tiempo de lograrlo. Terminado el Jutsu rival seguí observando su técnica, manifestándose gracias a mis labios un semblante que expresaba asombro o más bien buena impresión. - Esta Arena favorece mucho a nosotros. Los guerreros del hierro conocen muy bien el clima y cómo aprovecharlo. - Mi tono era sincero, y aparentemente no portaba ningún arma. No parecía tener intenciones ofensivas, solamente estaba aconsejando con sinceridad a mi rival para un próximo encuentro. ¿Acaso estaba confiada de que esto terminaría pronto? El público quedó totalmente confundido. ¿Por qué yo haría tal cosa? - Cuando alguien habla al frío, sale vapor de su boca. Por eso los asesinos tragamos nieve, para que no puedan vernos escondidos o a la distancia. - Continué explicando con una sonrisa dibujada en mi rostro. Aquello es un consejo real, algo que todos los asesinos en el país hacen para ocultar su presencia. El vapor en este clima tan húmedo y frío se deja notar mucho y esos clones simplemente no estaban respirando, aunque fueran igual no eran humanas en lo absoluto y mi experiencia en el país me permite aprovechar el clima a mi favor. Si no estaban viviendo, no tenía sentido que me malgastara atacándolos. Aunque ambas quisiéramos escondernos en este lugar, una terminaría encontrando a la otra solamente por el vaho que sale de su boca. ¿Curioso verdad? Es normal que ella no lo tuviera en cuenta, no vive en este país y parece demasiado buena para ser una asesina.

- Ahora… ¿Quieres tu guerra? ¿O te rendirás para hacer el amor? - Pregunté una última vez en un acto de amabilidad. Mi mano derecha sutilmente se deslizaba por mis caderas, específicamente la parte derecha donde estaba el corte en V de mi falda. Allí había guardado anteriormente (en mi primer post) mi Tanto para tenerlo a mano, oculto y poderlo sacar rápidamente de ser necesario. No solo había logrado estar a solo dos metros de mi rival, si no que estaba en una posición cómoda y constaba con una velocidad suficiente para atacar a un lugar que sí podría lastimar; “Sus ojos” Si bien no tenía fuerza suficiente para traspasar su piel, la precisión de mis armas es perfecta y mi velocidad sobrepasa por mucho a la del humano normal. Mi dominio de las cuchillas es perfecto, y ya ella fue testigo de mi increíble velocidad.

¿Qué hará?

Spoiler:








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Irina Uzumaki


Torneo Ceremonial

‟ Por: Irina Uzumaki „  


Reconoció la poca prudencia que tuvo al realizar dichos sellos a tal poca distancia, quizás la propuesta de la peliblanca si había causado algún efecto en ella y por tanto había actuado de tal manera, casi como en un arrebato. La joven se lamentó entonces no haber podido forjar su corazón nunca, como muchos otros guerreros consiguen desde temprana infancia. Nunca lograría comprender la manera en que consiguieron algo así, para ella cualquier acto de frialdad era fruto de uno de desprecio. El amor abría puertas y la falta de este las cerraba. Se preguntó entonces si la muchacha que se encontraba delante de ella seria ese tipo de persona, alguien que había sellado sus sentimientos bajo una gran capa de hielo.

Debido a la cercanía que se encontraba de ella podría averiguar o al menos intuir ciertas cosas, pero muchas de ellas ya las había supuesto anteriormente. Aquella chica portaba consigo una esencia extraña, no por nada mantenía esa elegancia con sus formas e incluso sus palabras eran un eco melódico en el que cada tono de cada sílaba provocaba sentimientos contrapuestos. No, no podría luchar contra ella en ese aspecto. Era una reina mirase por donde lo mirase y la pelirroja se sentía un peón obligado a luchar disfrazado, en el puesto que ostentaba el caballo.

A continuación la shinobi dirigió unas palabras a la pelirroja, quien nuevamente se sintió un cero a la izquierda. Según lo que había dicho su contrincante la joven se dio cuenta de que ella podía diferenciar entre sus clones y su ‘yo’ real. La lección que le había transmitido tenía sentido, lo que no lo tenía era el hecho de que una rival aconsejase a la persona que estaba enfrentando durante el campo de batalla. Su pecho se contrajo levemente incapaz de discernir si ese fue un acto de amabilidad o una artimaña. Ese era un problema que la muchacha no sabía cómo sobrellevar puesto que desde pequeña esa desconfianza la condujo hacia daños irreparables. Sin embargo tomo su consejo ya que a fin de cuentas su comentario mantenía coherencia, al estar en clima frio cualquier ser echaría una leve capa de vapor desde su boca en señal de vida. Pero sus clones solo eran una copia exacta, es decir, no eran seres vivos con lo cual no respiraban y no provocaban dicho vapor.

Debía mantener la cabeza fría, pero era algo un tanto imposible por el hecho de que la susodicha volvía a ofrecerle su anterior propuesta. Rendirse para hacer el amor…Sonaba tentador. Si no fuese porque la connotación que se le daba a la palabra amor en esa frase comportaba un sentido sexual. Allí volvió a discutir consigo misma si verdaderamente la muchacha que se encontraba delante de ella conocería lo que es en verdad ese sentimiento de cariño. A su vez observó como la mano de la peliblanca se dirigía por su muslo, lo cual la joven interpretó como un acto de seducción. Aunque no debía dejarse engañar, quizás si podía dejarse llevar un poco, solo quizás…

La ojiazul manejo a sus clones, colocando a estos por delante de ella de manera bastante desorganizada. De esta forma pretendía que ellos ocultaran su figura para poder realizar otra nueva serie de sellos tras los cuales sus copias exactas desaparecerían. Entonces ella podría avanzar libremente hacia la muchacha, sin miedo a que la shinobi le hiriese mediante algún engaño. Alzando sus brazos en un intento por mostrase cordial hizo notar su voz para que la peliblanca supiese que se trataba de ella en verdad: —
¿El amor has dicho cierto? —A su vez avanzaba lentamente hacia la joven sin perder de vista sus manos. — Muéstrame cómo y puede que me rinda ante ti—dijo mientras aturaba el paso, quedando aún más cerca de ella.

Solo si demuestras ser digna del afecto—continuó diciendo la pelirroja que a su vez pasó de arriba a abajo el dedo índice de su mano derecha por sus labios entreabiertos. Los cuales se curvaron en una sonrisa pícara tras empujar levemente su labio inferior hacia abajo al realizar dicho movimiento anteriormente descrito.— ¿Qué harás?

Ahora solo tenía que esperar su respuesta, si trataba de provocarle daño ya habría tomado su decisión y no tendría la más mínima piedad con ella. Aun así, no sabía cómo reaccionaría si ella le mostraba amor. Posiblemente le correspondería o se sentiría asustada, nuevamente esa clase de impulsos que solían surgirle a la joven ojiazul, podrían costarle caros. Al fin y al cabo era humana al igual que la muchacha con la que le había tocado enfrentarse, o eso creía ella. Como siempre ocurría, volvía a poner demasiado el alma donde no debía. Pero era inevitable ya que para la Uzumaki todos deberían ser capaces de sentir emociones.





Datos del shinobi:

Y besaré como nadie en este mundo te besó. Te amaré con el cuerpo y con la mente, con la piel y el corazón. Hasta pronto, te esperamos mi soledad y yo.


 







Torneo Ceremonial

‟ Por: Irina Uzumaki „  


Reconoció la poca prudencia que tuvo al realizar dichos sellos a tal poca distancia, quizás la propuesta de la peliblanca si había causado algún efecto en ella y por tanto había actuado de tal manera, casi como en un arrebato. La joven se lamentó entonces no haber podido forjar su corazón nunca, como muchos otros guerreros consiguen desde temprana infancia. Nunca lograría comprender la manera en que consiguieron algo así, para ella cualquier acto de frialdad era fruto de uno de desprecio. El amor abría puertas y la falta de este las cerraba. Se preguntó entonces si la muchacha que se encontraba delante de ella seria ese tipo de persona, alguien que había sellado sus sentimientos bajo una gran capa de hielo.

Debido a la cercanía que se encontraba de ella podría averiguar o al menos intuir ciertas cosas, pero muchas de ellas ya las había supuesto anteriormente. Aquella chica portaba consigo una esencia extraña, no por nada mantenía esa elegancia con sus formas e incluso sus palabras eran un eco melódico en el que cada tono de cada sílaba provocaba sentimientos contrapuestos. No, no podría luchar contra ella en ese aspecto. Era una reina mirase por donde lo mirase y la pelirroja se sentía un peón obligado a luchar disfrazado, en el puesto que ostentaba el caballo.

A continuación la shinobi dirigió unas palabras a la pelirroja, quien nuevamente se sintió un cero a la izquierda. Según lo que había dicho su contrincante la joven se dio cuenta de que ella podía diferenciar entre sus clones y su ‘yo’ real. La lección que le había transmitido tenía sentido, lo que no lo tenía era el hecho de que una rival aconsejase a la persona que estaba enfrentando durante el campo de batalla. Su pecho se contrajo levemente incapaz de discernir si ese fue un acto de amabilidad o una artimaña. Ese era un problema que la muchacha no sabía cómo sobrellevar puesto que desde pequeña esa desconfianza la condujo hacia daños irreparables. Sin embargo tomo su consejo ya que a fin de cuentas su comentario mantenía coherencia, al estar en clima frio cualquier ser echaría una leve capa de vapor desde su boca en señal de vida. Pero sus clones solo eran una copia exacta, es decir, no eran seres vivos con lo cual no respiraban y no provocaban dicho vapor.

Debía mantener la cabeza fría, pero era algo un tanto imposible por el hecho de que la susodicha volvía a ofrecerle su anterior propuesta. Rendirse para hacer el amor…Sonaba tentador. Si no fuese porque la connotación que se le daba a la palabra amor en esa frase comportaba un sentido sexual. Allí volvió a discutir consigo misma si verdaderamente la muchacha que se encontraba delante de ella conocería lo que es en verdad ese sentimiento de cariño. A su vez observó como la mano de la peliblanca se dirigía por su muslo, lo cual la joven interpretó como un acto de seducción. Aunque no debía dejarse engañar, quizás si podía dejarse llevar un poco, solo quizás…

La ojiazul manejo a sus clones, colocando a estos por delante de ella de manera bastante desorganizada. De esta forma pretendía que ellos ocultaran su figura para poder realizar otra nueva serie de sellos tras los cuales sus copias exactas desaparecerían. Entonces ella podría avanzar libremente hacia la muchacha, sin miedo a que la shinobi le hiriese mediante algún engaño. Alzando sus brazos en un intento por mostrase cordial hizo notar su voz para que la peliblanca supiese que se trataba de ella en verdad: —
¿El amor has dicho cierto? —A su vez avanzaba lentamente hacia la joven sin perder de vista sus manos. — Muéstrame cómo y puede que me rinda ante ti—dijo mientras aturaba el paso, quedando aún más cerca de ella.

Solo si demuestras ser digna del afecto—continuó diciendo la pelirroja que a su vez pasó de arriba a abajo el dedo índice de su mano derecha por sus labios entreabiertos. Los cuales se curvaron en una sonrisa pícara tras empujar levemente su labio inferior hacia abajo al realizar dicho movimiento anteriormente descrito.— ¿Qué harás?

Ahora solo tenía que esperar su respuesta, si trataba de provocarle daño ya habría tomado su decisión y no tendría la más mínima piedad con ella. Aun así, no sabía cómo reaccionaría si ella le mostraba amor. Posiblemente le correspondería o se sentiría asustada, nuevamente esa clase de impulsos que solían surgirle a la joven ojiazul, podrían costarle caros. Al fin y al cabo era humana al igual que la muchacha con la que le había tocado enfrentarse, o eso creía ella. Como siempre ocurría, volvía a poner demasiado el alma donde no debía. Pero era inevitable ya que para la Uzumaki todos deberían ser capaces de sentir emociones.





Datos del shinobi:

Y besaré como nadie en este mundo te besó. Te amaré con el cuerpo y con la mente, con la piel y el corazón. Hasta pronto, te esperamos mi soledad y yo.


 





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Reijuu Musashi
“¿De verdad algo como el amor puede volver tan tontas a las personas? Al parecer ese libro no mentía del todo… “ Pensé completamente asombrada, jamás hubiese esperado que tuviese la confianza suficiente para acercarse a mí como si fuese inofensiva para ella, como si no tuviese oportunidad de matarla. ¿Simplemente se rendiría y ya? Los Ninjas son bastante pasionales parece, yo jamás hubiese confiado en una desconocida y sin embargo ahora que tengo las de ganar se acerca a mí como si nada. Sin importar si me hubiese preparado alguna trampa, no estaban sus clones o algún método de escape. Es extraño o tal vez… Tal vez le gusto. No… No es momento para pensar en eso yo… yo…

- Aléjate o te mataré. - Advertí nerviosa, con un tono no tan serio ni bajo como antes. Se me podía notar más nerviosa que de costumbre, con un cuerpo dubitativo, son mis dedos deslizándose sobre mis muslos buscando acariciar el mango del tanto con la yema de mis dedos por si necesitaba atacar pero no estaba segura de si atacar realmente. ¿Qué debía hacer? Ella quería hacer el amor, como mínimo me pediría un beso y jamás he dado uno. ¿Cómo se supone que esas cosas se hacen? Yo solamente estaba imitando a los libros.

Aunque no pudiese comprender mis sentimientos sin duda todo estaba revuelto dentro de mí, no sabía si traicionarla y atacar o confiar en ella y de confiar tampoco sabría si besarla o cómo. La situación me superó completamente, mi cabeza daba vueltas y no tenía ningún plan al respecto, no veía una buena salida y ella tan solo se acercaba más y más. Amenazante, depredadora, la pelirroja acortaba distancias y yo retrocedía suavemente como un reflejo de sus pasos.

El pulso de mi corazón se aceleró, la temperatura de mi cuerpo aumentó un poco manifestándose como un rubor en mis mejillas. Aunque usara vendajes ella podría notar la sorpresa en mi cara, definitivamente no estaba preparada para esto. Mi decisión más desesperada, con una mente que apenas podía procesar lo que estaba pasando, fue rápidamente tomar mi Tanto con mi mano derecha y lanzarlo hacia su rostro en un único movimiento ascendente de mi brazo.

Mi velocidad y precisión eran muy elevadas, a esta distancia no tenía la certeza de si podía esquivarlas o no pero pese a todo y sin saber si le había dado corrí hacia atrás huyendo de ella rápidamente. Estaba demasiado apenada como para mirarle el rostro y no entendía por qué, solamente me invadió una inseguridad indescriptible y la imposibilidad de dirigirle la mirada. Siquiera pensar en mi cuerpo apegado al suyo haría que me pusiese extremadamente nerviosa y naturalmente tenía miedo a todo lo sexual, es un mundo totalmente desconocido y la incertidumbre es lo que provoca miedo genuino.

- Matar es fácil… Sentimientos es difícil... Me dije a mí misma dejando que mis pensamientos se exteriorizasen.

Spoiler:








“¿De verdad algo como el amor puede volver tan tontas a las personas? Al parecer ese libro no mentía del todo… “ Pensé completamente asombrada, jamás hubiese esperado que tuviese la confianza suficiente para acercarse a mí como si fuese inofensiva para ella, como si no tuviese oportunidad de matarla. ¿Simplemente se rendiría y ya? Los Ninjas son bastante pasionales parece, yo jamás hubiese confiado en una desconocida y sin embargo ahora que tengo las de ganar se acerca a mí como si nada. Sin importar si me hubiese preparado alguna trampa, no estaban sus clones o algún método de escape. Es extraño o tal vez… Tal vez le gusto. No… No es momento para pensar en eso yo… yo…

- Aléjate o te mataré. - Advertí nerviosa, con un tono no tan serio ni bajo como antes. Se me podía notar más nerviosa que de costumbre, con un cuerpo dubitativo, son mis dedos deslizándose sobre mis muslos buscando acariciar el mango del tanto con la yema de mis dedos por si necesitaba atacar pero no estaba segura de si atacar realmente. ¿Qué debía hacer? Ella quería hacer el amor, como mínimo me pediría un beso y jamás he dado uno. ¿Cómo se supone que esas cosas se hacen? Yo solamente estaba imitando a los libros.

Aunque no pudiese comprender mis sentimientos sin duda todo estaba revuelto dentro de mí, no sabía si traicionarla y atacar o confiar en ella y de confiar tampoco sabría si besarla o cómo. La situación me superó completamente, mi cabeza daba vueltas y no tenía ningún plan al respecto, no veía una buena salida y ella tan solo se acercaba más y más. Amenazante, depredadora, la pelirroja acortaba distancias y yo retrocedía suavemente como un reflejo de sus pasos.

El pulso de mi corazón se aceleró, la temperatura de mi cuerpo aumentó un poco manifestándose como un rubor en mis mejillas. Aunque usara vendajes ella podría notar la sorpresa en mi cara, definitivamente no estaba preparada para esto. Mi decisión más desesperada, con una mente que apenas podía procesar lo que estaba pasando, fue rápidamente tomar mi Tanto con mi mano derecha y lanzarlo hacia su rostro en un único movimiento ascendente de mi brazo.

Mi velocidad y precisión eran muy elevadas, a esta distancia no tenía la certeza de si podía esquivarlas o no pero pese a todo y sin saber si le había dado corrí hacia atrás huyendo de ella rápidamente. Estaba demasiado apenada como para mirarle el rostro y no entendía por qué, solamente me invadió una inseguridad indescriptible y la imposibilidad de dirigirle la mirada. Siquiera pensar en mi cuerpo apegado al suyo haría que me pusiese extremadamente nerviosa y naturalmente tenía miedo a todo lo sexual, es un mundo totalmente desconocido y la incertidumbre es lo que provoca miedo genuino.

- Matar es fácil… Sentimientos es difícil... Me dije a mí misma dejando que mis pensamientos se exteriorizasen.

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Irina Uzumaki
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Torneo Ceremonial

‟ Por: Irina Uzumaki „  


Cada paso que la peliblanca daba hacia atrás era para la pelirroja una invitación a acercarse más y más a ella. Parecía que todo había dado un giro de tuercas, la reina se alejaba de su objetivo y era el caballo quien tomaba las riendas. La ojiazul ya no era más ese peón Sin libertad de movimiento, mientras se dirigía hacia su rival a paso lento comenzó a notar el nerviosismo de esta. ‘’Aléjate o te mataré’’ Declaró la kunoichi que retrocedía, cosa que le pareció un tanto irónica. Además ambas sabían bien las reglas del torneo y entre ellas estaba la prohibición de matar, ya sea al contrincante como al Jonin o incluso al público.

Se preguntaba cómo era posible que aquella muchacha la cual había mostrado hasta el momento una actitud impasible y una postura autoritaria, ahora parecía estar al colapso. ¿Había estado aparentando todo ese tiempo, o por el contrario, había hecho algo que había desencadenado todo aquello en la joven? De ser lo segundo, ¿qué podría haber logrado ponerla en tal compromiso? ¿Acaso no era ella la descabellada ninja que le había propuesto hacer el amor? Si, era ella misma y sin embargo ahora en su rostro estaba plasmado la sorpresa e incluso un pequeño destello de incomprensión.

De un momento a otro su rival le había lanzado otra arma, esta se trataba de un Tanto y debido a la trayectoria que empleo, este hubiese impactado en su rostro. Pero la pelirroja sabía que ese movimiento fue en vano puesto que anteriormente había activado su jutsu de reemplazo, con lo cual cualquier ataque que la kunoichi intentase contra ella seria interceptado por otro objeto que hubiese escogido de entre el campo de batalla. Lo último que logro visualizar antes de que la técnica tuviera efecto fue a la peliblanca correr rápidamente en dirección contraria, sin siquiera mirarle una última vez tras haber lanzado el que iba a ser su ataque fallido.

Tras esto el arma impactó en una roca de hielo por la cual la joven había decidido reemplazarse mediante el jutsu mencionado anteriormente. Dicha roca se encontraba a 5 metros detrás de la peliblanca al principio de la batalla y aquel era el lugar donde se hallaba ahora la pelirroja, quien estaba dispuesta a atacar debido a que su contrincante se había negado ante su propia propuesta. Durante el transcurso de toda la batalla su rival se había desplazado a la derecha por lo tanto la posición de la pelirroja quedaba dispar de esta, casi formando una línea diagonal si no fuese porque la muchacha podría seguir corriendo hasta que se diese cuenta de lo que había ocurrido y de la nueva localización de la Uzumaki. Esta utilizó esos segundos de confusión para dirigir su chakra hacia sus pies y elaborar sellos, tras los cuales se dirigió a la ninja gritándole:


¡¿Por qué huyes?! ¡Fuiste tú quien propuso tal cosa! —Y continuó diciendo. —Mátame o hazme el amor, aunque para tu desgracia la primera no es opción.

Sus propias palabras cobraron sentido en su cabeza. La razón por la que ella huyó fue porque verdaderamente nunca tuvo intenciones de hacerle algo con carácter sexual, de hecho apostaría que le intimidaba pensar en ello. Ese comportamiento, el modo en que lanzó su Tanto sin siquiera observar si acertaba y el nerviosismo que acompañaba a la peliblanca… No, no podía estar equivocada. La joven estaba desestabilizada ya que no creyó que la pelirroja aceptara su sugerencia.

Suspiró en cuanto terminó por llegar a tal conclusión ya que se sentía desilusionada. Para la pelirroja una batalla donde estuviesen incluidas diversas sensaciones era mejor, tales como roces o besos. Todo eso hacia para ella el combate mucho más interesante puesto que la confianza y la cercanía podían causar un mar de sentimientos que confundiesen a cada uno de los combatientes. Ahora que la muchacha de ojos vendados se encontraba bastante lejos de ella, así como el saber que nunca tuvo intenciones de tocar su cuerpo, eso provocaba que la muchacha sintiese un calor abrasador en su cuerpo. No iba a permitir que ganase, al menos sin haberle robado un beso antes.

Posteriormente el jutsu que había realizado tuvo efecto y el cuerpo de la joven ojiazul se vio empujado por una ráfaga de viento hacia arriba unos 6 metros en dirección hacia la kunoichi. Durante el trayecto procedió a ejecutar otra serie de sellos, con los cuales aparecerían unos kanjis en sus dedos, para después tratar de aterrizar cerca de su rival. La Uzumaki detuvo la caída con sus brazos y rodillas, dañándose ambas partes al chocar estas con la gélida capa de hielo que cubría el área, razón por la cual se tambaleo mientras se levantaba. Sabía que si la muchacha trataba de ayudarle entonces ella le bloquearía sus extremidades, pero si no hacía nada podría erguirse completamente sin problemas y luego intentar alcanzarle. A fin y al cabo, para suerte de la pelirroja, sus armas más letales estaban lejos del alcance de la ninja y aunque había demostrado que su resistencia era lo suficientemente buena como para partir una de ellas, no quería confiarse.


No me iré sin un beso —declaró la joven a su vez que terminaba por ponerse en pie. —Aun si no eres digna de este.




Datos del shinobi:

Y besaré como nadie en este mundo te besó. Te amaré con el cuerpo y con la mente, con la piel y el corazón. Hasta pronto, te esperamos mi soledad y yo.



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Torneo Ceremonial

‟ Por: Irina Uzumaki „  


Cada paso que la peliblanca daba hacia atrás era para la pelirroja una invitación a acercarse más y más a ella. Parecía que todo había dado un giro de tuercas, la reina se alejaba de su objetivo y era el caballo quien tomaba las riendas. La ojiazul ya no era más ese peón Sin libertad de movimiento, mientras se dirigía hacia su rival a paso lento comenzó a notar el nerviosismo de esta. ‘’Aléjate o te mataré’’ Declaró la kunoichi que retrocedía, cosa que le pareció un tanto irónica. Además ambas sabían bien las reglas del torneo y entre ellas estaba la prohibición de matar, ya sea al contrincante como al Jonin o incluso al público.

Se preguntaba cómo era posible que aquella muchacha la cual había mostrado hasta el momento una actitud impasible y una postura autoritaria, ahora parecía estar al colapso. ¿Había estado aparentando todo ese tiempo, o por el contrario, había hecho algo que había desencadenado todo aquello en la joven? De ser lo segundo, ¿qué podría haber logrado ponerla en tal compromiso? ¿Acaso no era ella la descabellada ninja que le había propuesto hacer el amor? Si, era ella misma y sin embargo ahora en su rostro estaba plasmado la sorpresa e incluso un pequeño destello de incomprensión.

De un momento a otro su rival le había lanzado otra arma, esta se trataba de un Tanto y debido a la trayectoria que empleo, este hubiese impactado en su rostro. Pero la pelirroja sabía que ese movimiento fue en vano puesto que anteriormente había activado su jutsu de reemplazo, con lo cual cualquier ataque que la kunoichi intentase contra ella seria interceptado por otro objeto que hubiese escogido de entre el campo de batalla. Lo último que logro visualizar antes de que la técnica tuviera efecto fue a la peliblanca correr rápidamente en dirección contraria, sin siquiera mirarle una última vez tras haber lanzado el que iba a ser su ataque fallido.

Tras esto el arma impactó en una roca de hielo por la cual la joven había decidido reemplazarse mediante el jutsu mencionado anteriormente. Dicha roca se encontraba a 5 metros detrás de la peliblanca al principio de la batalla y aquel era el lugar donde se hallaba ahora la pelirroja, quien estaba dispuesta a atacar debido a que su contrincante se había negado ante su propia propuesta. Durante el transcurso de toda la batalla su rival se había desplazado a la derecha por lo tanto la posición de la pelirroja quedaba dispar de esta, casi formando una línea diagonal si no fuese porque la muchacha podría seguir corriendo hasta que se diese cuenta de lo que había ocurrido y de la nueva localización de la Uzumaki. Esta utilizó esos segundos de confusión para dirigir su chakra hacia sus pies y elaborar sellos, tras los cuales se dirigió a la ninja gritándole:


¡¿Por qué huyes?! ¡Fuiste tú quien propuso tal cosa! —Y continuó diciendo. —Mátame o hazme el amor, aunque para tu desgracia la primera no es opción.

Sus propias palabras cobraron sentido en su cabeza. La razón por la que ella huyó fue porque verdaderamente nunca tuvo intenciones de hacerle algo con carácter sexual, de hecho apostaría que le intimidaba pensar en ello. Ese comportamiento, el modo en que lanzó su Tanto sin siquiera observar si acertaba y el nerviosismo que acompañaba a la peliblanca… No, no podía estar equivocada. La joven estaba desestabilizada ya que no creyó que la pelirroja aceptara su sugerencia.

Suspiró en cuanto terminó por llegar a tal conclusión ya que se sentía desilusionada. Para la pelirroja una batalla donde estuviesen incluidas diversas sensaciones era mejor, tales como roces o besos. Todo eso hacia para ella el combate mucho más interesante puesto que la confianza y la cercanía podían causar un mar de sentimientos que confundiesen a cada uno de los combatientes. Ahora que la muchacha de ojos vendados se encontraba bastante lejos de ella, así como el saber que nunca tuvo intenciones de tocar su cuerpo, eso provocaba que la muchacha sintiese un calor abrasador en su cuerpo. No iba a permitir que ganase, al menos sin haberle robado un beso antes.

Posteriormente el jutsu que había realizado tuvo efecto y el cuerpo de la joven ojiazul se vio empujado por una ráfaga de viento hacia arriba unos 6 metros en dirección hacia la kunoichi. Durante el trayecto procedió a ejecutar otra serie de sellos, con los cuales aparecerían unos kanjis en sus dedos, para después tratar de aterrizar cerca de su rival. La Uzumaki detuvo la caída con sus brazos y rodillas, dañándose ambas partes al chocar estas con la gélida capa de hielo que cubría el área, razón por la cual se tambaleo mientras se levantaba. Sabía que si la muchacha trataba de ayudarle entonces ella le bloquearía sus extremidades, pero si no hacía nada podría erguirse completamente sin problemas y luego intentar alcanzarle. A fin y al cabo, para suerte de la pelirroja, sus armas más letales estaban lejos del alcance de la ninja y aunque había demostrado que su resistencia era lo suficientemente buena como para partir una de ellas, no quería confiarse.


No me iré sin un beso —declaró la joven a su vez que terminaba por ponerse en pie. —Aun si no eres digna de este.




Datos del shinobi:

Y besaré como nadie en este mundo te besó. Te amaré con el cuerpo y con la mente, con la piel y el corazón. Hasta pronto, te esperamos mi soledad y yo.



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Kazuki Hayashi
Buenas a las dos, procedo con la moderación:

A ver.... me encantaría repasar aspectos buenos y malos de los posts, pero me pasaría demasiado tiempo hablando de los buenos cuando tengo que dar una resolución a esta batalla psicológica, que si por mi fuera, continuaría.

Reiju,muy buen detalle lo de aprovechar lo ambiguo de la narración en tu favor definiendo el espacio de la arena, también el intentar llevar el combate al cuerpo a cuerpo contra un usuario en ninjutsu que, a priori tendría ventaja en distancias más largas, también por lo de los espectros de Irina. Como ya he dicho el juego mental, de 10.(Minigolpe by kanon, parece que te has confundido con el coste de ck en el primer post)

Irina, has aprovechado una ventaja clara de las stats, en este caso la gran resistencia de tu personaje, a parte de haberle dado la vuelta a la treta de Reiju.(También, al igual que reiju, hay un "error" en el ck en tu tercer post en el que pones el gasto del turno anterior, aunque la tech la efectues en el siguiente y le restes el coste.)

En definitiva, para mi ha sido un tema muy complicado de analizar y, basandome en los daños que ambas tenéis en este punto de la pelea, la que está en un mejor estado físico y mental, y en consecuencia es la ganadora, es Irina. Buena suerte en la próxima ronda. ^^



l'amour n'est pas aveugle, les amoureux sont (R. I love you )
Buenas a las dos, procedo con la moderación:

A ver.... me encantaría repasar aspectos buenos y malos de los posts, pero me pasaría demasiado tiempo hablando de los buenos cuando tengo que dar una resolución a esta batalla psicológica, que si por mi fuera, continuaría.

Reiju,muy buen detalle lo de aprovechar lo ambiguo de la narración en tu favor definiendo el espacio de la arena, también el intentar llevar el combate al cuerpo a cuerpo contra un usuario en ninjutsu que, a priori tendría ventaja en distancias más largas, también por lo de los espectros de Irina. Como ya he dicho el juego mental, de 10.(Minigolpe by kanon, parece que te has confundido con el coste de ck en el primer post)

Irina, has aprovechado una ventaja clara de las stats, en este caso la gran resistencia de tu personaje, a parte de haberle dado la vuelta a la treta de Reiju.(También, al igual que reiju, hay un "error" en el ck en tu tercer post en el que pones el gasto del turno anterior, aunque la tech la efectues en el siguiente y le restes el coste.)

En definitiva, para mi ha sido un tema muy complicado de analizar y, basandome en los daños que ambas tenéis en este punto de la pelea, la que está en un mejor estado físico y mental, y en consecuencia es la ganadora, es Irina. Buena suerte en la próxima ronda. ^^



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