Reglas

MADARA CHRONICLES

¡Bienvenido a Madara Chronicles! Foro de Naruto interpretativo donde buscamos que el usuario se encuentre con la mayor de las comodidades y disponga de opciones para crear y desarrollar su personaje dentro de una ambientación, permitiendo que cobre importancia con el paso del tiempo y de su propio desarrollo.

Actualmente estamos en fase Beta, pero trabajamos duramente para dar una experiencia nueva y única para el usuario, con multitud de ideas y proyectos que esperamos que pronto vean la luz.

¿Por qué no te animas a formar parte de este gran proyecto? ¡Te esperamos con los brazos abiertos!
Últimos temas

MASTER

WEBMASTER

AKIRA

CO-WEBMASTER

KAZUKI

CO-WEMASTER

SHIORI

MOD. GENERAL

KAZAMA

REGISTROS

MIYAMOTO

REGISTROS

VACANTE

VACANTE

VACANTE

VACANTE

VACANTE

VACANTE

Staff
CENSO ABIERTO

¡Todas las aldeas abiertas! Excepto Konohagakure, que se encuentra cerrada.

OTOÑO — ¡HALLOWEEN!

“Cuando no haya más espacio en el infierno, los muertos caminarán sobre la tierra.”

Awards
Vacante
Vacante
Vacante
Vacante
Vacante
Vacante
¿Sabías que...
Madara Chronicles es un foro basado en la obra de Masashi Kishimoto "Naruto" y "Naruto Shippuden", utilizando tan solo su ambientación y personajes para crear una trama propia.

Todo el contenido producido en el foro es propiedad de sus creadores originales, así como el contenido administrativo es propiedad del Staff. La estética del foro proviene del usuario Akira Aoi, agradeciendo a Foroactivo, W3Schools y otras páginas webs por su tutoriales.

Las imágenes son propiedad de Deviantart, Google Imágenes, Wikis de Naruto, Pinterest y Zerochan, fueron modificadas y adaptadas al diseño del foro, por lo que igual se agradece a estos portales.
Últimos temas
» [EXPEDIENTE] Rei Yuki
por Rei Yuki Miér Ene 15, 2020 2:39 pm

» [Registro] Sangre
por Master MC Miér Ene 15, 2020 1:43 pm

» New to this.
por Rei Yuki Miér Ene 15, 2020 1:41 pm

» [MISIÓN] rango c::Una serpiente un guerrero de la arena y un desertor[PASADO]
por May sarutobi Lun Dic 16, 2019 2:35 am

» [Registro] Temas Cerrados
por Sabaku Tsunayoshi Sáb Dic 14, 2019 1:00 pm

» [MISIÓN] ONE PIECE REBIRTH/ÉLITE[PRESENTE]
por Invitado Sáb Dic 14, 2019 12:58 am

» Deseo... [Minijuego]
por Yūki Noaru Dom Dic 08, 2019 7:46 am

» [SOCIAL] Viviendo una plegaria | Orochimaru[PASADO]
por Yūki Noaru Dom Dic 08, 2019 7:38 am

» [MISIÓN] [RANGO D] CACERÍA POR LA SUPERVIVENCIA - EL NINJA RUBIO ENTRA EN ACCIÓN[PRESENTE]
por Registros MC Sáb Dic 07, 2019 9:08 am

» [Entrenamiento] El chakra. Un punto importante.
por Registros MC Sáb Dic 07, 2019 9:03 am

» Muerto el perro se acabó la rabia [Misión Rango C] [Sabaku Tsunayoshi y Yugen Nendo]
por Sabaku Tsunayoshi Dom Dic 01, 2019 2:43 am

» [ENTRENAMIENTO] Una notable diferencia[PASADO]
por Sabaku Tsunayoshi Dom Dic 01, 2019 12:03 am

» [Peticiones] Administrativo y extraordinario.
por Meliodas Mar Nov 26, 2019 9:39 pm

» [Registro] Solicitud de Misiones
por Registros MC Mar Nov 26, 2019 7:37 pm

» Ciudad Silenciosa { Afiliación Élite }
por Invitado Mar Nov 26, 2019 7:07 pm

» ¡Ilusiones en el Desierto! [Misión Rango D]
por Sabaku Tsunayoshi Lun Nov 25, 2019 2:51 am

» Fanfics Naruto [Élite]
por Invitado Dom Nov 24, 2019 9:18 am

» [REGALO] ¡Encuesta de bienvenida!
por Meliodas Sáb Nov 23, 2019 3:19 am

» [TRAMA]Cronología[PASADO]
por Master MC Vie Nov 22, 2019 2:52 am

» [Registro] Equipos Ninja
por Orochimaru Jue Nov 21, 2019 3:38 pm

Élite [25/102] Entre el Hierro y las Olas [Priv] 40 Entre el Hierro y las Olas [Priv] 3lf1VlO Time Of Heroes Entre el Hierro y las Olas [Priv] 40x40_zps8zack2u9
Hermanos [2/6]

Entre el Hierro y las Olas [Priv]

0

0

PD

0

SP
Tenma Uzumaki



A
rribo al País del Agua. Sí, había pasado casi una semana desde que partió por las costas del Rayo hasta adentrarse al mar, todo con el único objetivo de llegar a un pedazo de tierra que llamaban la Isla Fronteriza en dicha nación.

Sería, por primera vez, que dejaría atrás los parajes nevados de su tierra sólo para reunirse, en principio, con el mar hasta dar con las montañas del País de las Nubes, atravesarlas y nuevamente encontrarse con el vasto océano. Sin embargo, aquello no fue tan maravilloso cómo lo hubiera esperado en principio, dado que gran parte del viaje lo lidió entre mareos y vómitos por la falta de una superficie estable.

Era evidente su noviciado en tales transportes, siempre acostumbrado a pie o algún trineo que surcara los paisajes de su país. En más de una ocasión se llevó alguna que otra burla, a buen modo, de los marineros de la nave quienes entre consejos y algún que otro brebaje, le ayudaron a sobrellevar ese primer viaje cuyo mar había recibido más alimentos de lo normal. Uh, asqueroso. No obstante, casi al final de semejante odisea para el más endeble de los Uzumaki, se pudo acostumbrar sutilmente cómo para caminar por los pasillos sin tambalearse, o siquiera disfrutar las últimas vistas del infinito lienzo azul bajo el navío. Y fue en una de esas, en el último día, que el pelirrojo en su camarote había escuchado unas palabra sueltas y casuales sobre tierra a la vista. Era el momento, y con la presteza de su clase, se preparó con una rapidez envidiable.

Sus pasos pronto abandonaron el habitáculo y lo lanzaron a la cubierta del barco, en donde una luz de incipiente amanecer comenzaba a surgir del oriente tras siluetas que se alzaban sobre la superficie oceánica. Eran unas montañas isleñas, de baja altitud a comparación del país norteño. No obstante, más adelante, se podía divisar contornos más pequeños que cada vez cobraban nitidez y color confirme ellos se acercaban y la luz del sol irradiaba.

Un rostro de satisfacción se mostró en la cara del pequeño bermellón, con aquellos ojos ambarinos que brillaban entusiasmados. Una isla, la primera vez que vería una que no fuera en un libro de su país, retratada únicamente con tinta negra en una hoja vieja.

Es distinta, completamente. - Anonadado, parecía querer empezar a dibujar lo que veía. Y de hecho tuvo tiempo para empezar con un bosquejo, ya apenas en los últimos minutos que le quedaban. Y así,  casi media hora después, las costas del País del Agua fueron golpeadas por las pequeñas olas de un crucero atracando en su territorio. La pasarela dio inicio al despliegue de los tripulantes civiles, y entre ellos el shinobi que casi era engullido por los más adultos mientras descendían. Su metro setenta y algo no era suficiente para mirar por encima de la gente, mas cuando pisó suelo al fin pudo respirar con mayor libertad. - Veamos, antes de comenzar con la misión, me han pedido que podría enseñarle algunos trucos a mi compañero... uhm. Esto de ser medio popular por el torneo ya empieza a ser un problema.

Una nota mantenía en su mano, y en ella las indicaciones sobre la hora y el lugar a encontrarse con su colega. Era allí, justo sobre ese momento, aunque el barco había tenido un pequeño retraso.





A
rribo al País del Agua. Sí, había pasado casi una semana desde que partió por las costas del Rayo hasta adentrarse al mar, todo con el único objetivo de llegar a un pedazo de tierra que llamaban la Isla Fronteriza en dicha nación.

Sería, por primera vez, que dejaría atrás los parajes nevados de su tierra sólo para reunirse, en principio, con el mar hasta dar con las montañas del País de las Nubes, atravesarlas y nuevamente encontrarse con el vasto océano. Sin embargo, aquello no fue tan maravilloso cómo lo hubiera esperado en principio, dado que gran parte del viaje lo lidió entre mareos y vómitos por la falta de una superficie estable.

Era evidente su noviciado en tales transportes, siempre acostumbrado a pie o algún trineo que surcara los paisajes de su país. En más de una ocasión se llevó alguna que otra burla, a buen modo, de los marineros de la nave quienes entre consejos y algún que otro brebaje, le ayudaron a sobrellevar ese primer viaje cuyo mar había recibido más alimentos de lo normal. Uh, asqueroso. No obstante, casi al final de semejante odisea para el más endeble de los Uzumaki, se pudo acostumbrar sutilmente cómo para caminar por los pasillos sin tambalearse, o siquiera disfrutar las últimas vistas del infinito lienzo azul bajo el navío. Y fue en una de esas, en el último día, que el pelirrojo en su camarote había escuchado unas palabra sueltas y casuales sobre tierra a la vista. Era el momento, y con la presteza de su clase, se preparó con una rapidez envidiable.

Sus pasos pronto abandonaron el habitáculo y lo lanzaron a la cubierta del barco, en donde una luz de incipiente amanecer comenzaba a surgir del oriente tras siluetas que se alzaban sobre la superficie oceánica. Eran unas montañas isleñas, de baja altitud a comparación del país norteño. No obstante, más adelante, se podía divisar contornos más pequeños que cada vez cobraban nitidez y color confirme ellos se acercaban y la luz del sol irradiaba.

Un rostro de satisfacción se mostró en la cara del pequeño bermellón, con aquellos ojos ambarinos que brillaban entusiasmados. Una isla, la primera vez que vería una que no fuera en un libro de su país, retratada únicamente con tinta negra en una hoja vieja.

Es distinta, completamente. - Anonadado, parecía querer empezar a dibujar lo que veía. Y de hecho tuvo tiempo para empezar con un bosquejo, ya apenas en los últimos minutos que le quedaban. Y así,  casi media hora después, las costas del País del Agua fueron golpeadas por las pequeñas olas de un crucero atracando en su territorio. La pasarela dio inicio al despliegue de los tripulantes civiles, y entre ellos el shinobi que casi era engullido por los más adultos mientras descendían. Su metro setenta y algo no era suficiente para mirar por encima de la gente, mas cuando pisó suelo al fin pudo respirar con mayor libertad. - Veamos, antes de comenzar con la misión, me han pedido que podría enseñarle algunos trucos a mi compañero... uhm. Esto de ser medio popular por el torneo ya empieza a ser un problema.

Una nota mantenía en su mano, y en ella las indicaciones sobre la hora y el lugar a encontrarse con su colega. Era allí, justo sobre ese momento, aunque el barco había tenido un pequeño retraso.


0

0

PD

0

SP
Mizuno Yui
El barco demoraba más de lo que había calculado, "Quizá la marea... Quizá mal viento" pensaba mientras caminaba de un lado a otro bajo el sol entre las personas del muelle, había pasado varias horas sentada porque su emoción la había hecho llegar demasiado temprano, y ahora se sentía nerviosa al no ver más que mercaderes desembarcando y uno que otro montacargas acomodando cosas, a un hombre se le había caído una caja de mariscos frescos frente a ella haciéndola detenerse en seco al cruzar su mente la posibilidad de un enorme calamar gigante, y sintió un poco de tristeza al imaginarse una vida tan joven perdida en medio del mar. Pero aquel retraso era perfectamente normal por lo que no tardó en dar aviso un guardacostas el arribo de una nueva nave, corrió hacia el lugar donde indicaban debía echar anclas y de inmediato identificó las banderas que indicaban su procedencia, "Con suerte esta es la correcta" pensó con alivio mientras miraba bajar a las personas apresuradas y en multitud, haciendo esto difícil lograr identificar a quien esperaba.

-¡Soy Yui! - Gritaba a la multitud -¡Mizuno! - Por si no alcanzaba a ver a su compañero al menos el lograra escucharla y encontrarla, recibió el golpe en la cara de una mochila enorme seguido de un -"Quítate niña, que estorbas" -¡Estoy en el área de espera, es su enorme maleta gorda la que estorba!- Contestó molesta frotándose la mejilla golpeada -"¡Y encima me llamas vieja gorda!"- La pelirosa puso una cara que mezclaba disgusto y preocupación al mismo tiempo, le temblaba una mano con ganas de meterle un golpe a esa persona, y las piernas por las ganas de salir corriendo
-¡Señora, ya muévase que estorba!- Grito alguien más -"¡¿¿Tú también me estás llamando gorda??!" La chica se escabulló aprovechando la distracción de aquella persona para mezclarse entre la multitud que salía y seguir buscando a la persona que hacía horas esperaba, por unos segundos creyó encontrarlo, una cabeza roja, pero se daba con su estatura, y estando de espaldas a ella mirando hacia los lados pensó que quizá era una chica.

-¿Hola? - Se animó a saludar apenas alzando la voz dos tonos -Mizuno Yui-
El barco demoraba más de lo que había calculado, "Quizá la marea... Quizá mal viento" pensaba mientras caminaba de un lado a otro bajo el sol entre las personas del muelle, había pasado varias horas sentada porque su emoción la había hecho llegar demasiado temprano, y ahora se sentía nerviosa al no ver más que mercaderes desembarcando y uno que otro montacargas acomodando cosas, a un hombre se le había caído una caja de mariscos frescos frente a ella haciéndola detenerse en seco al cruzar su mente la posibilidad de un enorme calamar gigante, y sintió un poco de tristeza al imaginarse una vida tan joven perdida en medio del mar. Pero aquel retraso era perfectamente normal por lo que no tardó en dar aviso un guardacostas el arribo de una nueva nave, corrió hacia el lugar donde indicaban debía echar anclas y de inmediato identificó las banderas que indicaban su procedencia, "Con suerte esta es la correcta" pensó con alivio mientras miraba bajar a las personas apresuradas y en multitud, haciendo esto difícil lograr identificar a quien esperaba.

-¡Soy Yui! - Gritaba a la multitud -¡Mizuno! - Por si no alcanzaba a ver a su compañero al menos el lograra escucharla y encontrarla, recibió el golpe en la cara de una mochila enorme seguido de un -"Quítate niña, que estorbas" -¡Estoy en el área de espera, es su enorme maleta gorda la que estorba!- Contestó molesta frotándose la mejilla golpeada -"¡Y encima me llamas vieja gorda!"- La pelirosa puso una cara que mezclaba disgusto y preocupación al mismo tiempo, le temblaba una mano con ganas de meterle un golpe a esa persona, y las piernas por las ganas de salir corriendo
-¡Señora, ya muévase que estorba!- Grito alguien más -"¡¿¿Tú también me estás llamando gorda??!" La chica se escabulló aprovechando la distracción de aquella persona para mezclarse entre la multitud que salía y seguir buscando a la persona que hacía horas esperaba, por unos segundos creyó encontrarlo, una cabeza roja, pero se daba con su estatura, y estando de espaldas a ella mirando hacia los lados pensó que quizá era una chica.

-¿Hola? - Se animó a saludar apenas alzando la voz dos tonos -Mizuno Yui-

0

0

PD

0

SP
Tenma Uzumaki




U
na pequeña duda afloró en su imaginación. ¿Enseñar? ¿ Qué podría enseñar? Apenas era un novato más del montón que poco sabía del mundo, y si acaso de sí mismo. Siendo además su primera vez en salir de su tierra.  Tal vez, y sólo tal vez, confiaban en que pudiera ingeniársela, pero eso ya era pedir mucho para algo en lo que no era ducho.

Ah, Tenma, calmate. - Ambas manos le dieron un azote a las mejillas con sus palmas, apretujándolas. Justo en ese momento se había armado un jaleo a su derecha, en donde las personas que habían formado parte de la tripulación del barco discutían por cosas tan cotidianas cómo nimias. Los ojos del pelirrojo se fueron hacia aquella dirección, pero vacilaron cuando una voz le llamó desde su espalda. Giró, y su largo cabello bailó al son de su vuelta cual modelo de shampoo. Curiosamente, debido a su extensión, estatura y delgadez, era común que lo confundieran con una joven damisela.

Un corto gesto de confusión se plasmó en su rostro cuando se encontró con la tez clara de su interlocutor.

Parpadeó varias veces, seguido de una fugaz mirada de los pies a la cabeza. Yui, sí, era el nombre de su compañera; estaba escrito en el pergamino. Su cabello rosa le recordaba a un bosque de cerezas y sus ojos al fondo celeste por encima de ellos. - Oh, ¡hola! Soy Tenma. Uzumaki Tenma. - Amplia fue la sonrisa agradable que ofreció el chico extranjero para la muchacha, alzando su diestra y mostrando su palma abierta hacia ella.

La gente a su alrededor los rodeaba apenas lo veían cerca, aunque no todos tenían esa misma disposición con ellos allí en medio. Fue pues, que uno de los marineros los ahuyentó al estar justo en su camino con su compañero, en donde ambos sostenían una enorme caja de madera clara entre sus amplios brazos. El ninja pelirrojo se removió, haciéndole una seña a su compañera para que lo siguiera. Sólo dieron cortos pasos para distanciarse del área de descargue en donde, en principio, el chico se había parado y ella le había saludado. Una vez allí, volteó en aguarde a la joven kunoichi.

Parece un día con mucho movimiento aquí. - Se permitió suponer, notando cómo la actividad en el puerto bajo las primeras horas de la mañana era bastante concurrida. Era algo que le gustaba. Esa vida. - Cómo sabrás, seré tu compañero, pero me han dicho que antes de empezar necesitaban que te conociera un poco. Supongo que para coordinarnos mejor.

Una suave sonrisa, a medias, se dibujó en sus labios con una expresión de conformidad. Era implícito lo que estaba queriendo decir, a fin de cuentas, suponía que su compañera también estaría al tanto. Un pequeño entrenamiento para conocer sus habilidades de primera mano.

No era algo que le venía mal, después de todo era un amante de los combates, y mientras más amistoso, mejor. - ¿Conoces algún sitio en donde pudiéramos practicar? - El desconocimiento de todo extranjero que se deja a merced, por un momento, de la guía nativa. Eso sería Yui en ese trayecto, y Tenma la seguiría a donde fuera. De todos modos, cualquiera reconocería la condición foránea del pelirrojo por sus pintas; el protector ninja encima de su cabeza, la capa roja cubriendo su cuerpo desde el cuello hasta las rodillas; las largas botas marrones y hasta la bufanda vinotinto entorno a su cuello.

No era precisamente una indumentaria isleña.





U
na pequeña duda afloró en su imaginación. ¿Enseñar? ¿ Qué podría enseñar? Apenas era un novato más del montón que poco sabía del mundo, y si acaso de sí mismo. Siendo además su primera vez en salir de su tierra.  Tal vez, y sólo tal vez, confiaban en que pudiera ingeniársela, pero eso ya era pedir mucho para algo en lo que no era ducho.

Ah, Tenma, calmate. - Ambas manos le dieron un azote a las mejillas con sus palmas, apretujándolas. Justo en ese momento se había armado un jaleo a su derecha, en donde las personas que habían formado parte de la tripulación del barco discutían por cosas tan cotidianas cómo nimias. Los ojos del pelirrojo se fueron hacia aquella dirección, pero vacilaron cuando una voz le llamó desde su espalda. Giró, y su largo cabello bailó al son de su vuelta cual modelo de shampoo. Curiosamente, debido a su extensión, estatura y delgadez, era común que lo confundieran con una joven damisela.

Un corto gesto de confusión se plasmó en su rostro cuando se encontró con la tez clara de su interlocutor.

Parpadeó varias veces, seguido de una fugaz mirada de los pies a la cabeza. Yui, sí, era el nombre de su compañera; estaba escrito en el pergamino. Su cabello rosa le recordaba a un bosque de cerezas y sus ojos al fondo celeste por encima de ellos. - Oh, ¡hola! Soy Tenma. Uzumaki Tenma. - Amplia fue la sonrisa agradable que ofreció el chico extranjero para la muchacha, alzando su diestra y mostrando su palma abierta hacia ella.

La gente a su alrededor los rodeaba apenas lo veían cerca, aunque no todos tenían esa misma disposición con ellos allí en medio. Fue pues, que uno de los marineros los ahuyentó al estar justo en su camino con su compañero, en donde ambos sostenían una enorme caja de madera clara entre sus amplios brazos. El ninja pelirrojo se removió, haciéndole una seña a su compañera para que lo siguiera. Sólo dieron cortos pasos para distanciarse del área de descargue en donde, en principio, el chico se había parado y ella le había saludado. Una vez allí, volteó en aguarde a la joven kunoichi.

Parece un día con mucho movimiento aquí. - Se permitió suponer, notando cómo la actividad en el puerto bajo las primeras horas de la mañana era bastante concurrida. Era algo que le gustaba. Esa vida. - Cómo sabrás, seré tu compañero, pero me han dicho que antes de empezar necesitaban que te conociera un poco. Supongo que para coordinarnos mejor.

Una suave sonrisa, a medias, se dibujó en sus labios con una expresión de conformidad. Era implícito lo que estaba queriendo decir, a fin de cuentas, suponía que su compañera también estaría al tanto. Un pequeño entrenamiento para conocer sus habilidades de primera mano.

No era algo que le venía mal, después de todo era un amante de los combates, y mientras más amistoso, mejor. - ¿Conoces algún sitio en donde pudiéramos practicar? - El desconocimiento de todo extranjero que se deja a merced, por un momento, de la guía nativa. Eso sería Yui en ese trayecto, y Tenma la seguiría a donde fuera. De todos modos, cualquiera reconocería la condición foránea del pelirrojo por sus pintas; el protector ninja encima de su cabeza, la capa roja cubriendo su cuerpo desde el cuello hasta las rodillas; las largas botas marrones y hasta la bufanda vinotinto entorno a su cuello.

No era precisamente una indumentaria isleña.

0

0

PD

0

SP
Mizuno Yui
La figura frente a ella atendió su llamado con un movimiento que parecía hacer transcurrir el tiempo en cámara lenta, su cabello intenso y brillante con el que la brisa marina parecía querer jugar, el sonido de las aves y las olas al fondo, combinaban la escena a un ritmo tan suave bajo el sol que al detenerse el chico completamente sintió como el resplandor de aquella banda ninja le daba un flechazo de sol directo al corazón “Que envidiaaa…. ¿Por qué no me hiciste Uzumaki mamá? Sería una peliroja sexy” Pensaba sin saber con certeza que decir y tratando con todas sus fuerzas de no hacer una mueca de inconformidad mientras la miraba completa “Ya…. Da igual, ser algodón de azúcar con pies me dará ventaja en la repostería” Se dijo mentalmente antes de sacar un suspiro y tratar de regresar a un estado neutral, que se volvió positivo ante el gesto amable y alegre del chico ofreciendo su mano junto a una invitación a moverse del sitio, desplazarse a dónde fuera que no estorbasen.

-Ah..disculpa- Contestó sujetando con ambas manos la mano del chico -Es un ajetreo de temporada, cambian estaciones y llegan cosas nuevas, alimentos extranjeros sobre todo - Decía mientras tiraba suavemente del brazo del chico para apartarse aún más, le sonreía levemente mientras lo miraba y trataba de esquivar personas entre ellos mientras el seguía hablando.

-A mí también me gustaría conocer, no he tenido un tutor formal realmente, y mucho menos esperaba alguien extranjero, seguro has ido a muchos lugares y peleado por todos lados- Asumió que así sería de cualquier persona que va lejos de casa, mirando al cielo a ratos ilusionada con lo que podría aprender, se detuvieron ya bastante lejos del ruido, en uno de los tantos caminos que llevaban del puerto hacia el resto de la isla “¿Y si es un violador asesino?”
Un escalofrío recorrió su cuerpo ante ese pensamiento haciéndola soltar la mano del chico y volver a mirarlo completo “Le gusta mucho el rojo”

-¿Usas un shampoo especial o el brillo viene con los genes Uzumakiosos?-
“O para que combine todo, no fue difícil verlo”
-En la academia se puede entrenar, pero suele estar ocupado, cualquier lugar más allá de las veredas del bosque sirve para entrenar, y si nos perdemos basta llegar a al costa, rodear y vuelves al puerto, a menos que no sepas en cual isla estás, algunas son peligrosas… -
“Y si el rojo es para ocultar la sangre de sus víctimas!!!!  D:” Tragó saliva y sintió más escalofríos, trataba de mostrar una expresión de seguridad, como si fuera político en lugar de sentirse guía turístico privado de un potencial asesino.
La figura frente a ella atendió su llamado con un movimiento que parecía hacer transcurrir el tiempo en cámara lenta, su cabello intenso y brillante con el que la brisa marina parecía querer jugar, el sonido de las aves y las olas al fondo, combinaban la escena a un ritmo tan suave bajo el sol que al detenerse el chico completamente sintió como el resplandor de aquella banda ninja le daba un flechazo de sol directo al corazón “Que envidiaaa…. ¿Por qué no me hiciste Uzumaki mamá? Sería una peliroja sexy” Pensaba sin saber con certeza que decir y tratando con todas sus fuerzas de no hacer una mueca de inconformidad mientras la miraba completa “Ya…. Da igual, ser algodón de azúcar con pies me dará ventaja en la repostería” Se dijo mentalmente antes de sacar un suspiro y tratar de regresar a un estado neutral, que se volvió positivo ante el gesto amable y alegre del chico ofreciendo su mano junto a una invitación a moverse del sitio, desplazarse a dónde fuera que no estorbasen.

-Ah..disculpa- Contestó sujetando con ambas manos la mano del chico -Es un ajetreo de temporada, cambian estaciones y llegan cosas nuevas, alimentos extranjeros sobre todo - Decía mientras tiraba suavemente del brazo del chico para apartarse aún más, le sonreía levemente mientras lo miraba y trataba de esquivar personas entre ellos mientras el seguía hablando.

-A mí también me gustaría conocer, no he tenido un tutor formal realmente, y mucho menos esperaba alguien extranjero, seguro has ido a muchos lugares y peleado por todos lados- Asumió que así sería de cualquier persona que va lejos de casa, mirando al cielo a ratos ilusionada con lo que podría aprender, se detuvieron ya bastante lejos del ruido, en uno de los tantos caminos que llevaban del puerto hacia el resto de la isla “¿Y si es un violador asesino?”
Un escalofrío recorrió su cuerpo ante ese pensamiento haciéndola soltar la mano del chico y volver a mirarlo completo “Le gusta mucho el rojo”

-¿Usas un shampoo especial o el brillo viene con los genes Uzumakiosos?-
“O para que combine todo, no fue difícil verlo”
-En la academia se puede entrenar, pero suele estar ocupado, cualquier lugar más allá de las veredas del bosque sirve para entrenar, y si nos perdemos basta llegar a al costa, rodear y vuelves al puerto, a menos que no sepas en cual isla estás, algunas son peligrosas… -
“Y si el rojo es para ocultar la sangre de sus víctimas!!!!  D:” Tragó saliva y sintió más escalofríos, trataba de mostrar una expresión de seguridad, como si fuera político en lugar de sentirse guía turístico privado de un potencial asesino.

0

0

PD

0

SP
Tenma Uzumaki




N
o tardó en darse a conocer la respuesta de la kunoichi sobre la afluencia de la gente a su alrededor. Tenma sentía curiosidad por tal movimiento debido a que en su tierra, normalmente, los aldeanos solían permanecer dentro de las casas por el invariable clima, salvo que se suscitara alguna importante festividad que los instara a salir y disfrutar de la nieve.

De pronto, su mano desnuda fue atrapada por la joven quien lo distanció más del ajetreo, soltando en el camino algún que otro comentario común respecto a lo que le esperaba. El shinobi se rascó una mejilla con el índice de la mano libre que aún tenía, levemente avergonzado. - No, para nada. Es la primera vez que salgo de mi tierra. - Decidió corregir las ideas de su compañera. Se le veía un poco efusiva, pero eso le agradaba; una pequeña chispa de vitalidad cada vez que le miraba. - La verdad, la verdad, no he tenido muchos combates. Quizás con mi maestra, y en el torneo que hubo hace un mes en el País del Hierro.

Sus ojos de ámbar se desviaron al cielo, pensativo de la final. Aún le quedaba mucho camino por recorrer y alcanzar aquello que él consideraba la genialidad. ¿Qué significaba ser genial?

Prontamente, sus pasos dieron con un sendero que conducía hacia el interior de la isla dejando atrás el puerto. La pregunta de la pelirrosa le pilló desprevenido. - ¿Eh? Pues... supongo que de los genes. Mi madre tiene el mismo cabello. - Una fresca sonrisa se asomó en su boca, un poco divertido por la peculiar forma que tuvo su compañera en denominar a su clan. O mejor dicho, al apellido de su progenitora y por el cual también pertenecería. Nunca había visto a otro familiar que no fuera ella.

Una vez más, regresó a la realidad al recordar el motivo por el que estaba en ese lugar, atendiendo a las palabras de su compañera.

¡Oh, estupendo! Si no hay problema por aquí cerca, mucho mejor. - Afirmó él, dándose cuenta que ir al lugar donde se formaban los shinobis de la Niebla no sería la mejor de las ideas, después de todo debería estar escondida y reservada sólo para ellos. Incluso cuando la diplomacia de esa aldea era neutral con su patria, no eran precisamente aliadas a comparación de la primera con la Aldea Oculta entre las Nubes. Preferió estar lo más distante posible, y todavía más por las historias que se contaban del cómo, muchos años atrás, era el método de selección genin. Qué escalofriante. - Y no te preocupes, que si nos perdemos y pasa algo, yo te protegeré. - Muy osado e idealista el pelirrojo, mostrándose cool con esa sonrisa rebosante de confianza y el pulgar auto señalándose.

Quizás su seguridad era un tanto precipitada, pero llevaba bien puesta la estima que se tenía hacia sí mismo. Tal vez iluso, tal vez no. No obstante, el tono de su voz era bastante amigable, lo suficiente para evitar darle la impresión a Yui de que era un arrogante.

Entonces... ¡Vamos! ¡Tenemos sólo hoy! - Y echó a correr. - ¡Intenta alcanzarme o encontrarme! - En ese momento, cualquiera hubiera dicho que jugarían al escondite típicos de niños; sin embargo, la Yuki vería cómo el Uzumaki se alejaba a una rapidez vertiginosa. En tan sólo tres segundos ya había recorrido poco más de quince metros, adentrándose más y más en los territorios de un bosque que tenían más adelante.

Aquel entrenamiento, en principio, se basaría en la capacidad de rastrearlo. En su capacidad para percibir las pistas que le dejaría.




N
o tardó en darse a conocer la respuesta de la kunoichi sobre la afluencia de la gente a su alrededor. Tenma sentía curiosidad por tal movimiento debido a que en su tierra, normalmente, los aldeanos solían permanecer dentro de las casas por el invariable clima, salvo que se suscitara alguna importante festividad que los instara a salir y disfrutar de la nieve.

De pronto, su mano desnuda fue atrapada por la joven quien lo distanció más del ajetreo, soltando en el camino algún que otro comentario común respecto a lo que le esperaba. El shinobi se rascó una mejilla con el índice de la mano libre que aún tenía, levemente avergonzado. - No, para nada. Es la primera vez que salgo de mi tierra. - Decidió corregir las ideas de su compañera. Se le veía un poco efusiva, pero eso le agradaba; una pequeña chispa de vitalidad cada vez que le miraba. - La verdad, la verdad, no he tenido muchos combates. Quizás con mi maestra, y en el torneo que hubo hace un mes en el País del Hierro.

Sus ojos de ámbar se desviaron al cielo, pensativo de la final. Aún le quedaba mucho camino por recorrer y alcanzar aquello que él consideraba la genialidad. ¿Qué significaba ser genial?

Prontamente, sus pasos dieron con un sendero que conducía hacia el interior de la isla dejando atrás el puerto. La pregunta de la pelirrosa le pilló desprevenido. - ¿Eh? Pues... supongo que de los genes. Mi madre tiene el mismo cabello. - Una fresca sonrisa se asomó en su boca, un poco divertido por la peculiar forma que tuvo su compañera en denominar a su clan. O mejor dicho, al apellido de su progenitora y por el cual también pertenecería. Nunca había visto a otro familiar que no fuera ella.

Una vez más, regresó a la realidad al recordar el motivo por el que estaba en ese lugar, atendiendo a las palabras de su compañera.

¡Oh, estupendo! Si no hay problema por aquí cerca, mucho mejor. - Afirmó él, dándose cuenta que ir al lugar donde se formaban los shinobis de la Niebla no sería la mejor de las ideas, después de todo debería estar escondida y reservada sólo para ellos. Incluso cuando la diplomacia de esa aldea era neutral con su patria, no eran precisamente aliadas a comparación de la primera con la Aldea Oculta entre las Nubes. Preferió estar lo más distante posible, y todavía más por las historias que se contaban del cómo, muchos años atrás, era el método de selección genin. Qué escalofriante. - Y no te preocupes, que si nos perdemos y pasa algo, yo te protegeré. - Muy osado e idealista el pelirrojo, mostrándose cool con esa sonrisa rebosante de confianza y el pulgar auto señalándose.

Quizás su seguridad era un tanto precipitada, pero llevaba bien puesta la estima que se tenía hacia sí mismo. Tal vez iluso, tal vez no. No obstante, el tono de su voz era bastante amigable, lo suficiente para evitar darle la impresión a Yui de que era un arrogante.

Entonces... ¡Vamos! ¡Tenemos sólo hoy! - Y echó a correr. - ¡Intenta alcanzarme o encontrarme! - En ese momento, cualquiera hubiera dicho que jugarían al escondite típicos de niños; sin embargo, la Yuki vería cómo el Uzumaki se alejaba a una rapidez vertiginosa. En tan sólo tres segundos ya había recorrido poco más de quince metros, adentrándose más y más en los territorios de un bosque que tenían más adelante.

Aquel entrenamiento, en principio, se basaría en la capacidad de rastrearlo. En su capacidad para percibir las pistas que le dejaría.

0

0

PD

0

SP
Mizuno Yui
Quizá estaba haciendo demasiadas preguntas, pero, no solía encontrarse con ninjas a menudo, pese a que venía de una familia de clan mixto, el mundo pasaba casi desapercibido en la zona de la aldea dónde ella vivía -¡Has ido al torneo!- exclamó sin poder ocultar su emoción, la aldea había crecido bajo una reputación sangrienta, y aunque Yui no quería ser parte de las atrocidades que se contaban dentro y fuera, a final de cuentas había crecido ahí bajo la tutela de una persona con una moral retorcida.

“Te protegeré” Retumbaron las palabras del desconocido dentro de ella, había recibido ya tantas veces esa promesa que solo pudo dedicarle una risa falsa, principalmente para no sentirse mal ella, el simple hecho de que estuvieran juntos podría considerarse peligroso, sobre todo para el muchacho, no pocas personas habían mirado con ojos de odio o desprecio al chico rojo que bajaba del barco con la bandana ninja de una aldea bastante conocida. De todas formas, no estaban en la isla principal, si algo malo sucediera, no tendría graves consecuencias “O eso espero al menos” pensó dejando salir un suspiro al escuchar el anuncio de su compañero mientras salía corriendo, se quedó unos segundos boquiabierta porque no había previsto esto.

-¡Hey! …. ¡Yo!- no supo que decir y corrió hacia donde alcanzaba a escuchar sonidos entre la hierba, topándose con un animal de bosque, atrapado entre enredaderas -¿Tú eres un conejo?- preguntó como si aquella bola esponjosa fuera a contestarle, miraba atenta derredor suyo mientras lo desenredaba y deseaba ser un ninja sensor para poder encontrar rápidamente a su presa; por desgracia ahora solo podía valerse de los sonidos derredor suyo, en primer instancia, y olisquear suavemente derredor ella, el muchacho había viajado mucho, el ajetreo del barco, el sol y esas ropas le había hecho sudar sin duda “Está muy lejos…. Ese pequeño Uzumaki….” Atenta a los rastros de hierbas aplastadas trataba de descifrar el lugar por donde podría haberse dirigido, un árbol tras otro, comenzaba a desesperarse, si no podía con eso, ¿Cómo rayos iba a ganarse la vida siendo ninja?

-Arghh…- gruñó algo frustrada, hasta que logró notar unas marcas frescas en la corteza de un árbol, un corte en el que comenzaba endurecerse la savia del árbol, el chico había dejado marcas para ella sin duda, por lo que comenzó a seguirlas “Quizá sea un error, y trata de despistarme” pensó en una variedad de posibilidades y caminaba a pasos largos entre los árboles buscando otro marcado encontrándose con una rama cortada de un navajazo pero con pisadas que derredor de medio tronco y continuaban hacia su derecha, si el chico pretendía tender una trampa le iba a salir de maravilla.
Quizá estaba haciendo demasiadas preguntas, pero, no solía encontrarse con ninjas a menudo, pese a que venía de una familia de clan mixto, el mundo pasaba casi desapercibido en la zona de la aldea dónde ella vivía -¡Has ido al torneo!- exclamó sin poder ocultar su emoción, la aldea había crecido bajo una reputación sangrienta, y aunque Yui no quería ser parte de las atrocidades que se contaban dentro y fuera, a final de cuentas había crecido ahí bajo la tutela de una persona con una moral retorcida.

“Te protegeré” Retumbaron las palabras del desconocido dentro de ella, había recibido ya tantas veces esa promesa que solo pudo dedicarle una risa falsa, principalmente para no sentirse mal ella, el simple hecho de que estuvieran juntos podría considerarse peligroso, sobre todo para el muchacho, no pocas personas habían mirado con ojos de odio o desprecio al chico rojo que bajaba del barco con la bandana ninja de una aldea bastante conocida. De todas formas, no estaban en la isla principal, si algo malo sucediera, no tendría graves consecuencias “O eso espero al menos” pensó dejando salir un suspiro al escuchar el anuncio de su compañero mientras salía corriendo, se quedó unos segundos boquiabierta porque no había previsto esto.

-¡Hey! …. ¡Yo!- no supo que decir y corrió hacia donde alcanzaba a escuchar sonidos entre la hierba, topándose con un animal de bosque, atrapado entre enredaderas -¿Tú eres un conejo?- preguntó como si aquella bola esponjosa fuera a contestarle, miraba atenta derredor suyo mientras lo desenredaba y deseaba ser un ninja sensor para poder encontrar rápidamente a su presa; por desgracia ahora solo podía valerse de los sonidos derredor suyo, en primer instancia, y olisquear suavemente derredor ella, el muchacho había viajado mucho, el ajetreo del barco, el sol y esas ropas le había hecho sudar sin duda “Está muy lejos…. Ese pequeño Uzumaki….” Atenta a los rastros de hierbas aplastadas trataba de descifrar el lugar por donde podría haberse dirigido, un árbol tras otro, comenzaba a desesperarse, si no podía con eso, ¿Cómo rayos iba a ganarse la vida siendo ninja?

-Arghh…- gruñó algo frustrada, hasta que logró notar unas marcas frescas en la corteza de un árbol, un corte en el que comenzaba endurecerse la savia del árbol, el chico había dejado marcas para ella sin duda, por lo que comenzó a seguirlas “Quizá sea un error, y trata de despistarme” pensó en una variedad de posibilidades y caminaba a pasos largos entre los árboles buscando otro marcado encontrándose con una rama cortada de un navajazo pero con pisadas que derredor de medio tronco y continuaban hacia su derecha, si el chico pretendía tender una trampa le iba a salir de maravilla.

0

0

PD

0

SP
Tenma Uzumaki




S
i algo el pelirrojo le había dejado, eran pequeños rastros de su posible camino. Cómo ninja, lo ideal era ver qué tipo de pistas seguir o no, y todavía más cuando la niebla empezaba a engullirles conforme se adentraban más en el bosque Era algo que el Uzumaki, ajeno a lo conocido en su tierra, podía encontrar en su camino.

Aún así, entre Yui y él, la ventaja yacía sobre ella al poder juzgar mejor la naturaleza del lugar y los secretos más recónditos de cada piedra. No perder el sentido de la orientación entre la bruma y mantener la cordura. Sin embargo, tal condición ambiental tampoco era demasiada dificultad para el extranjero, quien acostumbrado a las tormentas de su país, atendía a la guía del sol filtrándose entre los árboles. Esa mezcla de luces y sombras le indicaba de donde apuntaba el astro rey, a la par que permitía dejar sus huellas con toda su intención.

Y así, pasado los minutos y aprovechando la prontitud que le permitian sus piernas en llegar de un punto a otro, había dejado un sendero de pistas que llevaría a la kunoichi a las profundidades de ese mar de árboles fuera del puerto. - Supongo que con esto será suficiente. - Optimista, se dejó una última huella en el tronco de un árbol, rasgando su superficie con un kunai cuya herida marcaría una flecha hacia arriba. Una hoja cayó en su hombro y, de pronto, él se dio cuenta de una posible idea.

Quizás habrían pasado alrededor de quince minutos desde que Tenma y la Yuki se hubieran separado a las afueras del bosque, mientras ella seguiría cada punto en los que parecía haber estado el pelirrojo. Sin embargo, en cierto lugar dentro de los árboles, ella finalmente daría con un pequeño claro entre la niebla.

Nada pasaría. El sitio estaba despejado. Pero ese olor que ella parecía captar se hacía más intenso conforme su nivel de percepción podía capturar. Ese olor que transcurría entre el viento y que no era más que sudor; un aroma fresco y poco pestilente, debido a ser la transpiración de alguien que ha corrido durante un buen trayecto. Yui encontraría su fuente venir desde la base de un árbol, apenas asomándose con una tela roja cual si estuviese escondido tras el mismo. Así, de acercarse, la maestra del hielo hallaría una marca en el tronco que trazaba una flecha hacia arriba.

Ella lo vería a tan sólo cinco metros, desde el origen del olor que la atraía ¿Qué haría? La neblina parecía confabular a su favor, mientras el viento susurraba.




S
i algo el pelirrojo le había dejado, eran pequeños rastros de su posible camino. Cómo ninja, lo ideal era ver qué tipo de pistas seguir o no, y todavía más cuando la niebla empezaba a engullirles conforme se adentraban más en el bosque Era algo que el Uzumaki, ajeno a lo conocido en su tierra, podía encontrar en su camino.

Aún así, entre Yui y él, la ventaja yacía sobre ella al poder juzgar mejor la naturaleza del lugar y los secretos más recónditos de cada piedra. No perder el sentido de la orientación entre la bruma y mantener la cordura. Sin embargo, tal condición ambiental tampoco era demasiada dificultad para el extranjero, quien acostumbrado a las tormentas de su país, atendía a la guía del sol filtrándose entre los árboles. Esa mezcla de luces y sombras le indicaba de donde apuntaba el astro rey, a la par que permitía dejar sus huellas con toda su intención.

Y así, pasado los minutos y aprovechando la prontitud que le permitian sus piernas en llegar de un punto a otro, había dejado un sendero de pistas que llevaría a la kunoichi a las profundidades de ese mar de árboles fuera del puerto. - Supongo que con esto será suficiente. - Optimista, se dejó una última huella en el tronco de un árbol, rasgando su superficie con un kunai cuya herida marcaría una flecha hacia arriba. Una hoja cayó en su hombro y, de pronto, él se dio cuenta de una posible idea.

Quizás habrían pasado alrededor de quince minutos desde que Tenma y la Yuki se hubieran separado a las afueras del bosque, mientras ella seguiría cada punto en los que parecía haber estado el pelirrojo. Sin embargo, en cierto lugar dentro de los árboles, ella finalmente daría con un pequeño claro entre la niebla.

Nada pasaría. El sitio estaba despejado. Pero ese olor que ella parecía captar se hacía más intenso conforme su nivel de percepción podía capturar. Ese olor que transcurría entre el viento y que no era más que sudor; un aroma fresco y poco pestilente, debido a ser la transpiración de alguien que ha corrido durante un buen trayecto. Yui encontraría su fuente venir desde la base de un árbol, apenas asomándose con una tela roja cual si estuviese escondido tras el mismo. Así, de acercarse, la maestra del hielo hallaría una marca en el tronco que trazaba una flecha hacia arriba.

Ella lo vería a tan sólo cinco metros, desde el origen del olor que la atraía ¿Qué haría? La neblina parecía confabular a su favor, mientras el viento susurraba.

0

0

PD

0

SP
Mizuno Yui
La pequeña pelirosa proseguía a paso lento pero seguro entre árboles que se cerraban cada vez más entre sí conforme avanzaba, comenzaba a hacerse presente la niebla, cada vez más espesa  a cada paso que daba, creía haber comprendido ya las intenciones de las marcas “Son para guiarme sin duda, como en una misión de rastreo” dio por sentado en su inocente confianza, sintiendo lástima a la vez por aquellas plantas heridas en el proceso. En esa zona del bosque, ya tan alejada de la brisa marina era imposible no verse envuelto por la bruma, o sofocado incluso si no se estaba acostumbrado al exceso de humedad en el ambiente, incluso los animales y plantas cambiaban en esa parte del bosque, se escuchaban fuertes y claros los sonidos de las serpientes y otros bichos rastreros arrastrándose entre la maleza, que era aún más alta y tupida que de costumbre, incluso las rocas y troncos se veían transformados en masas resbaladizas gracias a la gran cantidad de humedad que recubría su superficie.

-“Tenma….”- Pensó en el peligro que podría representar para un extranjero estar tan dentro del bosque, incluso para ella; acostumbrada a la niebla, podía ser peligroso el no andar con cautela. -“Pero si el ha decidido correr por aquí, es porque es consciente de ello, es como en su país, pero con menos frio y menos viento”- asumió mientras hacía una pausa en su recorrido, se frotaba los ojos con fuerza y trataba de ajustar la mirada, la niebla espesa y la hora del día hacían que la luz del sol filtrada entre los árboles rebotada por toda la niebla que había derredor de ella dificultándole orientarse, algo ridículamente tonto quizá para un ninja de esa nación, quizá de cualquiera -“Si quiero llegar a un rango alto, seguro en algún momento me veré envuelta en algo así durante mi carrera” pensó nerviosa al imaginar la posibilidades que tendría durante un combate si no era siquiera capaz de seguir un rastro entre los árboles de su tierra -¡Un rastro!” ahora caía en cuenta de que, por correr buscando marcas había olvidado el olor que al principio de la persecución trataba de percibir, la niebla no solo hacía más espesa la maleza, concentraba los olores de toda esa humedad, comenzó a dar pasos pequeños valiéndose de su olfato con toda la confianza y deseo de haber heredado un poco de inuzuka, quien la viera podría decir que parecía una pequeña suricato rosa por la forma en que había colocado sus manos y empinaba la nariz hacia el aire derredor de ella ”¡BINGO!”- se alegró al dar con un olor más allá de los herboso, era el aroma del muchacho que apenas lograba resaltar entre los olores de los troncos, hierbas, tierra húmeda y algún fruto podrido, era leve, por lo que debía estar a una distancia mediana, siguió el rastro a paso lento ya que no lograba mantenerse concentrada en el olor y evitar dar malos pasos al mismo tiempo, otro error para la pequeña niña.

Pese a todo logró dar con el origen de aquella fragancia humana, en un punto donde se concentraba y dejaba de estar derredor suyo, lo cual la llevó a pensar que quizá se había escondido bajo tierra “O arriba, arriba es más seguro estar, las serpientes no trepan árboles…..creo…” Notó una marca fresca en la corteza del árbol donde se había detenido por la variación de dirección del olor y logró notar con claridad una flecha que indicaba hacia arriba, cautelosa trató de mirar entre las hojas, había unas cuantas demasiado rojas para el tipo de árbol donde estaban, por lo que dio por sentado que ahí se había ido a esconder el ninja y la mancha roja eran sus ropas o cabello, inhaló una gran bocanada de aire mientras concentraba chackra en sus pies y subió a la copa para encontrarse con el muchacho.

-Gracias por esperar- Dijo al kunoichi al verlo, respirando algo agitada y tratando e acomodarse en la misma rama -Este árbol no tiene muchos vecinos- Añadió refiriéndose al claro entre la niebla que habían encontrado, quizá se había detenido en ese punto a propósito para aprovechar el espacio, o quizá el chico solo quería descansar un poco. Ummm..gracias por tu ayuda Tenma-Sempai-
La pequeña pelirosa proseguía a paso lento pero seguro entre árboles que se cerraban cada vez más entre sí conforme avanzaba, comenzaba a hacerse presente la niebla, cada vez más espesa  a cada paso que daba, creía haber comprendido ya las intenciones de las marcas “Son para guiarme sin duda, como en una misión de rastreo” dio por sentado en su inocente confianza, sintiendo lástima a la vez por aquellas plantas heridas en el proceso. En esa zona del bosque, ya tan alejada de la brisa marina era imposible no verse envuelto por la bruma, o sofocado incluso si no se estaba acostumbrado al exceso de humedad en el ambiente, incluso los animales y plantas cambiaban en esa parte del bosque, se escuchaban fuertes y claros los sonidos de las serpientes y otros bichos rastreros arrastrándose entre la maleza, que era aún más alta y tupida que de costumbre, incluso las rocas y troncos se veían transformados en masas resbaladizas gracias a la gran cantidad de humedad que recubría su superficie.

-“Tenma….”- Pensó en el peligro que podría representar para un extranjero estar tan dentro del bosque, incluso para ella; acostumbrada a la niebla, podía ser peligroso el no andar con cautela. -“Pero si el ha decidido correr por aquí, es porque es consciente de ello, es como en su país, pero con menos frio y menos viento”- asumió mientras hacía una pausa en su recorrido, se frotaba los ojos con fuerza y trataba de ajustar la mirada, la niebla espesa y la hora del día hacían que la luz del sol filtrada entre los árboles rebotada por toda la niebla que había derredor de ella dificultándole orientarse, algo ridículamente tonto quizá para un ninja de esa nación, quizá de cualquiera -“Si quiero llegar a un rango alto, seguro en algún momento me veré envuelta en algo así durante mi carrera” pensó nerviosa al imaginar la posibilidades que tendría durante un combate si no era siquiera capaz de seguir un rastro entre los árboles de su tierra -¡Un rastro!” ahora caía en cuenta de que, por correr buscando marcas había olvidado el olor que al principio de la persecución trataba de percibir, la niebla no solo hacía más espesa la maleza, concentraba los olores de toda esa humedad, comenzó a dar pasos pequeños valiéndose de su olfato con toda la confianza y deseo de haber heredado un poco de inuzuka, quien la viera podría decir que parecía una pequeña suricato rosa por la forma en que había colocado sus manos y empinaba la nariz hacia el aire derredor de ella ”¡BINGO!”- se alegró al dar con un olor más allá de los herboso, era el aroma del muchacho que apenas lograba resaltar entre los olores de los troncos, hierbas, tierra húmeda y algún fruto podrido, era leve, por lo que debía estar a una distancia mediana, siguió el rastro a paso lento ya que no lograba mantenerse concentrada en el olor y evitar dar malos pasos al mismo tiempo, otro error para la pequeña niña.

Pese a todo logró dar con el origen de aquella fragancia humana, en un punto donde se concentraba y dejaba de estar derredor suyo, lo cual la llevó a pensar que quizá se había escondido bajo tierra “O arriba, arriba es más seguro estar, las serpientes no trepan árboles…..creo…” Notó una marca fresca en la corteza del árbol donde se había detenido por la variación de dirección del olor y logró notar con claridad una flecha que indicaba hacia arriba, cautelosa trató de mirar entre las hojas, había unas cuantas demasiado rojas para el tipo de árbol donde estaban, por lo que dio por sentado que ahí se había ido a esconder el ninja y la mancha roja eran sus ropas o cabello, inhaló una gran bocanada de aire mientras concentraba chackra en sus pies y subió a la copa para encontrarse con el muchacho.

-Gracias por esperar- Dijo al kunoichi al verlo, respirando algo agitada y tratando e acomodarse en la misma rama -Este árbol no tiene muchos vecinos- Añadió refiriéndose al claro entre la niebla que habían encontrado, quizá se había detenido en ese punto a propósito para aprovechar el espacio, o quizá el chico solo quería descansar un poco. Ummm..gracias por tu ayuda Tenma-Sempai-

0

0

PD

0

SP
Tenma Uzumaki




E
l tiempo pasaba lentamente. Parecía que el rasgo natural del país no quería marcharse y disipar su cortina grisácea ceñida a través del bosque. Esa niebla podría ser un poderoso aliado, pero también un enemigo a temer.

Para entonces, el oriundo del Hierro aguardaba pacientemente entre el custodio del árbol en que yacía. Sus sentidos intentaban conectarse con todo aquello que pudiera rodearle; la humedad del ambiente, el ir y venir de las hormigas en los troncos; el gorjeo de las aves y el susurrar del viento. Intentaba encauzar sus sentidos sobre aquella corriente natural, casi de manera fútil al ser un inexperto en la materia. Sin embargo, los sonidos difícilmente podrían huir de su interés al ser inequívocamente adoctrinado en su tierra sobre ello.

Siempre, durante las tormentas, tenía que dejarse guiar por aquello que estuviera más allá de la vista a fin de no perder el camino y morir en un abismo, o perderse en un bosque, o ser presa de las fauces de un animal salvaje. Siempre, durante esas tormentas, sus oídos debían atravesar el silbido que cortaba el verdadero camino. Esa percepción finalmente le llamó.

Unos pasos se acercaban a su zona, invadiendo su territorio con una suspicacia tan propia de un shinobi. Y fue cada paso acortando el camino, dejándose guiar por el aroma que había seguido hasta ese sitio. Algo tan natural y discreto que alguien cómo ella podía encontrar. No obstante, eso no debía ser lo único a seguir. Así fue que la Yuki siguió la marca sobre el tronco, y encontró el símbolo rojo entre las ramas aguardándola desde hacía poco tiempo. Tenma no respondió a sus preguntas porque aquella figura no tenía escucha alguna.

Las palabras de Yui viajaron hacia la nada, y de ello se daría cuanto cuando, posicionándose muy cerca de la apariencia que ella consideraba su compañero, activó la trampa en la que dócilmente había caído.

Hilos de alambre aparecieron a su alrededor, apresando sus brazos con cada costado. No sería una presión asfixiante, pero si lo suficientemente rígida como para evitar que algún movimiento le permitiera aflojarlo y crear una abertura para el escape. Los hilos, si ella veía estaban enrollados entre las ramas cual telaraña, fijados por sendos kunais desperdigados y clavados en la madera. Finalmente, la figura pelirroja sólo era una réplica, una ilusión. - Nunca alguien me había llamado senpai. - Rió, divertido, el pequeño bermellón, el cual salía detrás del árbol en su base. ¿Cómo ella no se había percatado de la tela que antes se asomaba discretamente en ese sitio? - Pero me sorprende más que un ninja siga las pistas de su "enemigo" de forma tan amable.

Sus ojos observaban a Yui con serenidad, esperando ver las reacciones de la misma al respecto de su mención. Enemigo.

Ella, en principio, había confiado en un extraño que se parecía a la persona con la que sus superiores le habían indicado que se encontraría. Sin embargo, ambos eran ninjas, y ambos podían ser suplantados por algún enemigo de su aldea. - La segunda norma es verificar la veracidad de una situación. - Su voz se tornó gradualmente más seria, buscando penetrar el raciocinio de la kunoichi. ¿A qué se refería con situación? ¿Tal vez la actual? ¿Tal vez le reprochaba en haber confiado en él tan fácilmente? Y fue cuando le sentenció.

Si fuera un enemigo, ya estarías muerta. - Quizás fue duro en ello, y más por sus palabras tan amargas. Era raro ese contraste entre la amenidad con la que la Yuki le había conocido, a esa seriedad que parecía ahora destilar.

Finalmente, Tenma suspiró, esperando que su compañera atendiera el sentido real de sus palabras. Que era menester ser precavidos ante un desconocido, porque ello, en otro momento, podría significar su perdición. Sin embargo, existe una diferencia entre ser cauto a ser desconfiado, pues el primero te da el beneficio de la duda y el segundo te mantiene siempre paranoico. Afortunadamente, ahí estaba el Uzumaki; su verdadero compañero, el cual terminó por sacar un kunai desde su rojiza capa dispuesto a cortar uno de los hilos y liberarla. O eso, hasta que escuchó el crujir de las ramas a sus espaldas.

Algo rondaba entre los árboles.





E
l tiempo pasaba lentamente. Parecía que el rasgo natural del país no quería marcharse y disipar su cortina grisácea ceñida a través del bosque. Esa niebla podría ser un poderoso aliado, pero también un enemigo a temer.

Para entonces, el oriundo del Hierro aguardaba pacientemente entre el custodio del árbol en que yacía. Sus sentidos intentaban conectarse con todo aquello que pudiera rodearle; la humedad del ambiente, el ir y venir de las hormigas en los troncos; el gorjeo de las aves y el susurrar del viento. Intentaba encauzar sus sentidos sobre aquella corriente natural, casi de manera fútil al ser un inexperto en la materia. Sin embargo, los sonidos difícilmente podrían huir de su interés al ser inequívocamente adoctrinado en su tierra sobre ello.

Siempre, durante las tormentas, tenía que dejarse guiar por aquello que estuviera más allá de la vista a fin de no perder el camino y morir en un abismo, o perderse en un bosque, o ser presa de las fauces de un animal salvaje. Siempre, durante esas tormentas, sus oídos debían atravesar el silbido que cortaba el verdadero camino. Esa percepción finalmente le llamó.

Unos pasos se acercaban a su zona, invadiendo su territorio con una suspicacia tan propia de un shinobi. Y fue cada paso acortando el camino, dejándose guiar por el aroma que había seguido hasta ese sitio. Algo tan natural y discreto que alguien cómo ella podía encontrar. No obstante, eso no debía ser lo único a seguir. Así fue que la Yuki siguió la marca sobre el tronco, y encontró el símbolo rojo entre las ramas aguardándola desde hacía poco tiempo. Tenma no respondió a sus preguntas porque aquella figura no tenía escucha alguna.

Las palabras de Yui viajaron hacia la nada, y de ello se daría cuanto cuando, posicionándose muy cerca de la apariencia que ella consideraba su compañero, activó la trampa en la que dócilmente había caído.

Hilos de alambre aparecieron a su alrededor, apresando sus brazos con cada costado. No sería una presión asfixiante, pero si lo suficientemente rígida como para evitar que algún movimiento le permitiera aflojarlo y crear una abertura para el escape. Los hilos, si ella veía estaban enrollados entre las ramas cual telaraña, fijados por sendos kunais desperdigados y clavados en la madera. Finalmente, la figura pelirroja sólo era una réplica, una ilusión. - Nunca alguien me había llamado senpai. - Rió, divertido, el pequeño bermellón, el cual salía detrás del árbol en su base. ¿Cómo ella no se había percatado de la tela que antes se asomaba discretamente en ese sitio? - Pero me sorprende más que un ninja siga las pistas de su "enemigo" de forma tan amable.

Sus ojos observaban a Yui con serenidad, esperando ver las reacciones de la misma al respecto de su mención. Enemigo.

Ella, en principio, había confiado en un extraño que se parecía a la persona con la que sus superiores le habían indicado que se encontraría. Sin embargo, ambos eran ninjas, y ambos podían ser suplantados por algún enemigo de su aldea. - La segunda norma es verificar la veracidad de una situación. - Su voz se tornó gradualmente más seria, buscando penetrar el raciocinio de la kunoichi. ¿A qué se refería con situación? ¿Tal vez la actual? ¿Tal vez le reprochaba en haber confiado en él tan fácilmente? Y fue cuando le sentenció.

Si fuera un enemigo, ya estarías muerta. - Quizás fue duro en ello, y más por sus palabras tan amargas. Era raro ese contraste entre la amenidad con la que la Yuki le había conocido, a esa seriedad que parecía ahora destilar.

Finalmente, Tenma suspiró, esperando que su compañera atendiera el sentido real de sus palabras. Que era menester ser precavidos ante un desconocido, porque ello, en otro momento, podría significar su perdición. Sin embargo, existe una diferencia entre ser cauto a ser desconfiado, pues el primero te da el beneficio de la duda y el segundo te mantiene siempre paranoico. Afortunadamente, ahí estaba el Uzumaki; su verdadero compañero, el cual terminó por sacar un kunai desde su rojiza capa dispuesto a cortar uno de los hilos y liberarla. O eso, hasta que escuchó el crujir de las ramas a sus espaldas.

Algo rondaba entre los árboles.

0

0

PD

0

SP
Mizuno Yui
La kunoichi se sintió victoriosa al ver la figura del chico entre las ramas, aunque algo extrañada de que no respondiera sus preguntas como anteriormente había hecho, quizá en realidad no le gustaba responder preguntas y solo quería darle nuevas instrucciones o algún consejo basado en experiencias propias, pero no tuvo más que unos segundos para darse cuenta la razón del silencio, aquello era una trampa en la que había caído sin darse cuenta.

Soltó un grito agudo por la sorpresa al verse envuelta entre cables que le sujetaban las manos, sintió una mezcla de miedo y desesperación al notar como se tensaban tan fuerte como para evitar sacar una mano siquiera entre ellos, su reacción inmediata ante ellos, aunque quizá no muy correcta, fue morder con fuerza el que tenía más cercano a su boca, era demasiado duro para cortarlo con los dientes, pero si iba directo al kunai que lo sujetaba, tirando con suficiente fuerza quizá podría desclavarlo.
“Nunca alguien me había llamado senpai” La risa del pelirrojo le pareció una burla dirigida hacia ella, debido a la cortesía y confianza con la que le había tratado, y que ahora estaba en esa situación respondió aún con el cable entre los dientes con un gesto de rabia y un gruñido.
“Pero me sorprende más que un ninja siga las pistas de su "enemigo" de forma tan amable.” Tenía entendido que el chico pertenecía una nación neutral, pero estas tienden a cambiar hacia el bando que le dé más confianza, “EL amigo de mi enemigo es mi enemigo” en algún momento había dudado de él al tomarle la mano y guiarlo, no tenía la velocidad necesaria para hacer sellos con una sola mano, lo que la habría ayudado en ese momento, se sentía frustrada, enojada e indefensa por lo que siguió tirando del cable sin perderlo de vista, con más empeño conforme el chico seguía hablando, y aunque ya se había hecho una herida en la comisura de los labios el sentimiento amargo que le llenaba la sangre apagaba el dolor.

“Si fuera un enemigo, ya estarías muerta.”
No quiso creerle, cualquiera puede ser un enemigo si viene de otra tierra, cualquiera dentro de tu propia tierra puede ser tu enemigo cuando estás sola, vio el kunai asomarse entre las ropas rojas seguramente para matarla, tiró con más fuerza, brotaba más sangre y escuchaba el sonido entre los árboles, crujían las ramas y escuchó un siseo, entre los bosques de la niebla podían esconderse alimañas grandes, animales enormes como las serpientes que con facilidad pueden crecer tantos metros como los árboles jóvenes, desclavó el kunai del que tiraba y sintió aflojarse un poco alguno de los alambres, aunque no suficiente para liberarla, se asomaron un par de puntos brillantes entre las ramas, una enorme serpiente que se camuflaba con los colores de los árboles, probablemente tenía su guarida en ese árbol, o había subido poco a poco rodeando el tronco donde estaban parados al percibir a los intrusos, para el tamaño de aquella bestia, un humano pequeño como ellos era un manjar que le llenaría la barriga todo un mes, ya habría olido la sangre, para la serpiente era un animal herido y seguro iría por ella primero, por lo que, ahora con la telaraña ligeramente floja hizo uso de sus piernas para intentar tumbar algún otro cable mientras escupía sangre a Tenma, y bufaba hacia el animal imitando el sonido de una bestiecilla a la defensiva, el muchacho era un punto cálido también, y con eso le daba la oportunidad al reptil de elegir a cual de los dos comer.
La kunoichi se sintió victoriosa al ver la figura del chico entre las ramas, aunque algo extrañada de que no respondiera sus preguntas como anteriormente había hecho, quizá en realidad no le gustaba responder preguntas y solo quería darle nuevas instrucciones o algún consejo basado en experiencias propias, pero no tuvo más que unos segundos para darse cuenta la razón del silencio, aquello era una trampa en la que había caído sin darse cuenta.

Soltó un grito agudo por la sorpresa al verse envuelta entre cables que le sujetaban las manos, sintió una mezcla de miedo y desesperación al notar como se tensaban tan fuerte como para evitar sacar una mano siquiera entre ellos, su reacción inmediata ante ellos, aunque quizá no muy correcta, fue morder con fuerza el que tenía más cercano a su boca, era demasiado duro para cortarlo con los dientes, pero si iba directo al kunai que lo sujetaba, tirando con suficiente fuerza quizá podría desclavarlo.
“Nunca alguien me había llamado senpai” La risa del pelirrojo le pareció una burla dirigida hacia ella, debido a la cortesía y confianza con la que le había tratado, y que ahora estaba en esa situación respondió aún con el cable entre los dientes con un gesto de rabia y un gruñido.
“Pero me sorprende más que un ninja siga las pistas de su "enemigo" de forma tan amable.” Tenía entendido que el chico pertenecía una nación neutral, pero estas tienden a cambiar hacia el bando que le dé más confianza, “EL amigo de mi enemigo es mi enemigo” en algún momento había dudado de él al tomarle la mano y guiarlo, no tenía la velocidad necesaria para hacer sellos con una sola mano, lo que la habría ayudado en ese momento, se sentía frustrada, enojada e indefensa por lo que siguió tirando del cable sin perderlo de vista, con más empeño conforme el chico seguía hablando, y aunque ya se había hecho una herida en la comisura de los labios el sentimiento amargo que le llenaba la sangre apagaba el dolor.

“Si fuera un enemigo, ya estarías muerta.”
No quiso creerle, cualquiera puede ser un enemigo si viene de otra tierra, cualquiera dentro de tu propia tierra puede ser tu enemigo cuando estás sola, vio el kunai asomarse entre las ropas rojas seguramente para matarla, tiró con más fuerza, brotaba más sangre y escuchaba el sonido entre los árboles, crujían las ramas y escuchó un siseo, entre los bosques de la niebla podían esconderse alimañas grandes, animales enormes como las serpientes que con facilidad pueden crecer tantos metros como los árboles jóvenes, desclavó el kunai del que tiraba y sintió aflojarse un poco alguno de los alambres, aunque no suficiente para liberarla, se asomaron un par de puntos brillantes entre las ramas, una enorme serpiente que se camuflaba con los colores de los árboles, probablemente tenía su guarida en ese árbol, o había subido poco a poco rodeando el tronco donde estaban parados al percibir a los intrusos, para el tamaño de aquella bestia, un humano pequeño como ellos era un manjar que le llenaría la barriga todo un mes, ya habría olido la sangre, para la serpiente era un animal herido y seguro iría por ella primero, por lo que, ahora con la telaraña ligeramente floja hizo uso de sus piernas para intentar tumbar algún otro cable mientras escupía sangre a Tenma, y bufaba hacia el animal imitando el sonido de una bestiecilla a la defensiva, el muchacho era un punto cálido también, y con eso le daba la oportunidad al reptil de elegir a cual de los dos comer.

0

0

PD

0

SP
Registros MC
Tema cerrado
-Tenma, se te conceden 3.0+3.5+3.5+3.0+3.5 = 16.5 PD
-Yui, se te conceden 3.0+3.0+3.0+3.5+3.5 = 16 PD

Ambos ganáis 5 SP.


Tema cerrado
-Tenma, se te conceden 3.0+3.5+3.5+3.0+3.5 = 16.5 PD
-Yui, se te conceden 3.0+3.0+3.0+3.5+3.5 = 16 PD

Ambos ganáis 5 SP.


0

0

PD

0

SP
 Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
/* LOADING FIREBASE */