Era un día grandioso, normalmente en mis días de estudiante en la academia de Kumogakure, luego de asistir a clases tal vez iría con mis amigos a recorrer la aldea, tal vez lanzar algunos kunais o hablar de las chicas. Pero ya era todo diferente necesitaba sumar experiencia para hacerme aún más sabio y poderoso. Termine de acomodar mí bandana en mi cintura, Lucía brillante hoy, la limpiaba a menudo con un paño. El orgullo de ser un ninja era realmente alto, quería representar a mí aldea lo mejor posible y que mis padres estuvieran contentos con su hijo, el ninja de Kumogakure al igual que ellos.
El sol calentaba las calles de la villa, y no era muy cariñoso con él, se podría decir que nos odiábamos un poco. No era bueno soportando su calor, así que trataba de caminar por todas las sombras posibles que pudiese conseguir, una suave y fresca brisa ayudaba a apagar el día, algunas nubes contribuyen con su figura dibujando una sombra en el suelo. Más pronto que tarde me vi llegando al despacho de las misiones, el guardia Chunnin que se encontraba en la puerta era quien me había otorgado mí primera misión, parecía ser que sus días otorgando misiones eran alternos.
-Buenos Días.
-Hola muchacho.
Ya en el despacho, los Chunnin encargados estaban en la habitación de información de misión ninja. Solo podíamos entrar de a uno en su respectivo grupos, cada misión era entregada y explicada en solitario con sus partícipes. Mi turno llego y me hice camino en la sala.
-Karasu, Gennin. Vengo a solicitar una misión.
-Muy bien, veamos qué pedidos tenemos.
Respondía a mí petición, revolviendo algunos papeles levantando de a uno y acomodando en otra fila , en unos cajones detrás de su espalda estaban los perfiles de todos los ninjas con sus rangos en ellos. La cajonera de Gennin se abrió y luego de pasar sus dedos por los demás expedientes pudo hacerse del mío.
-Bien aún inexperto , se le nota en su rostro.
Me quedé un poco dubitativo por aquel comentario, mis brazos se tensionaron y relajaron en un segundo acompañando el asombro.
-¡Sí!
-Bien está será tu siguiente misión, deberás proveer de elementos a nuestro Hospital. Encontrarás más detalles en este papel.
Comentaba mientras me extendía su mano y tomaba la petición del Hospital.
-Recuerda reportar tu informé.
Asentí con mi cabeza, de media vuelta me dirigí a la salida del destacamento de informaciones.
Ya en el sitio de reunión para poder comenzar a trasladar los elementos que el hospital necesitaba con la ayuda de una carreta y nos burros de cargas, en total eran dos las carretas.
-Saludos soy Karasu, soy a quien le dieron su solicitud para proveer al Hospital de Kumogakure. Estoy a sus órdenes.
-Muy bien vas a ayudar a cargar las carretas y nos va a servir para el inventario y control.
Respondió uno de los encargados, un señor de aspecto serio con barba, un sombrero de paja que tenía la manía de fumar, de esos cilindros mal ávidos. La tarea fue simple, todo comenzó con escuchar las peticiones del señor con barba y con una pequeña orientación de los demás, iba logrando encontrar casi que al ritmo de la gente que lo hacía a diario. Cajas con soluciones intravenosas, muchas, muchísimas. Algunas otras tenían gasas y vendas. Pensaba que debían llevar aún más de estas por la cantidad de heridas que sufren los ninjas día a día. Pero tal vez las mismas traían dentro muchas, muchas otras eran de jeringas y algunas de medicaciones. Algunos nombres eran conocidos, de el paso por la academia, los llamados antídotos para algunas plantas venenosas o mordeduras de alimañas y rastreros, claro que era un saber muy superficial, nunca se iba a comparar con los conocimientos y la experiencia de ninjas médicos. Pero si en un equipo o misión el ninja médico estaba lejos o incapacitado había una pequeña noción de cómo sobrellevar algunas situaciones problemáticas.
Las carretas de aquellos pobres animales parecían estar sobrecargadas y puede que hasta muy pesadas. Por suerte y a pesar de usarlos, todos y cada uno les brindaban caricias y otro los mantenía con agua y alimentos. Eran muy bien cuidados como un compañero de trabajo más.
-Bueno esa fue la última caja.
Dijo el anciano serio, le dio una última inhalada a su cilindro de tabaco y prosiguió a apagarlo en el suelo con su pie. Dos de ellos colocados lado a lado de cada animal de carga, con un gesto vocal y un toque con la palma en los muslos de cada animal, estos se pusieron a andar. A marcha moderada y constante fuimos avanzando por las calles de la aldea. Algunos negocios y bares dejaban ver la vida diurna del lugar. También algunos niños corriendo de aquí a allá. La gente nos abría paso para que nuestro viaje de hiciera más tenue, hasta que por fin llegamos al Hospital y luego de rodearlo e ingresar por uno de sus laterales donde nos esperaba un ninja, tal vez guardia, quién nos recibió el pedido y diálogo algunas palabras con el señor del sombrero.
-Bien todo listo, descarguen.
A la voz de mando comenzamos a bajar caja por caja mientras las ingresamos al depósito del Hospital, a la par nos iban controlando nuevamente con la lista para descartar cualquier omisión de material. Luego de unos minutos todo estaba dentro y de a poco comenzamos a guardar en los estantes correspondiente. Para mí suerte y la del Hospital, no había error alguno. El viejo con el sombrero de paja me hacía entrega de un sobre blanco al igual que aquel día en mi primera misión por parte de la señora Satoichi.
Asentí con la cabeza y con gesto de gratitud tomé aquel sobre y proseguí a guardarlo en mi bolsillo.
-Gracias por la ayuda joven, esto con un hombre de menos hubiese sido un problema.
-Estamos para servir al bien de la aldea.
Y con eso último, se dio por terminado aquella jornada de peón para el señor de aspecto serio, comencé mi camino de retorno al despacho de misiones, una vez allí ingresé luego de anunciarle en la entrada y nuevamente le di el sobre que me entregaron al Chunnin, este lo contó y tacho nuevamente de la lista la solicitud. Mí parte fue puesta en el mismo sobre y entregada luego de haber brindado un pequeño informe satisfactorio de la misión, guarde nuevamente en mí bolsillo el sobre y me dispuse a volver a mí hogar.
El sol calentaba las calles de la villa, y no era muy cariñoso con él, se podría decir que nos odiábamos un poco. No era bueno soportando su calor, así que trataba de caminar por todas las sombras posibles que pudiese conseguir, una suave y fresca brisa ayudaba a apagar el día, algunas nubes contribuyen con su figura dibujando una sombra en el suelo. Más pronto que tarde me vi llegando al despacho de las misiones, el guardia Chunnin que se encontraba en la puerta era quien me había otorgado mí primera misión, parecía ser que sus días otorgando misiones eran alternos.
-Buenos Días.
-Hola muchacho.
Ya en el despacho, los Chunnin encargados estaban en la habitación de información de misión ninja. Solo podíamos entrar de a uno en su respectivo grupos, cada misión era entregada y explicada en solitario con sus partícipes. Mi turno llego y me hice camino en la sala.
-Karasu, Gennin. Vengo a solicitar una misión.
-Muy bien, veamos qué pedidos tenemos.
Respondía a mí petición, revolviendo algunos papeles levantando de a uno y acomodando en otra fila , en unos cajones detrás de su espalda estaban los perfiles de todos los ninjas con sus rangos en ellos. La cajonera de Gennin se abrió y luego de pasar sus dedos por los demás expedientes pudo hacerse del mío.
-Bien aún inexperto , se le nota en su rostro.
Me quedé un poco dubitativo por aquel comentario, mis brazos se tensionaron y relajaron en un segundo acompañando el asombro.
-¡Sí!
-Bien está será tu siguiente misión, deberás proveer de elementos a nuestro Hospital. Encontrarás más detalles en este papel.
Comentaba mientras me extendía su mano y tomaba la petición del Hospital.
-Recuerda reportar tu informé.
Asentí con mi cabeza, de media vuelta me dirigí a la salida del destacamento de informaciones.
Ya en el sitio de reunión para poder comenzar a trasladar los elementos que el hospital necesitaba con la ayuda de una carreta y nos burros de cargas, en total eran dos las carretas.
-Saludos soy Karasu, soy a quien le dieron su solicitud para proveer al Hospital de Kumogakure. Estoy a sus órdenes.
-Muy bien vas a ayudar a cargar las carretas y nos va a servir para el inventario y control.
Respondió uno de los encargados, un señor de aspecto serio con barba, un sombrero de paja que tenía la manía de fumar, de esos cilindros mal ávidos. La tarea fue simple, todo comenzó con escuchar las peticiones del señor con barba y con una pequeña orientación de los demás, iba logrando encontrar casi que al ritmo de la gente que lo hacía a diario. Cajas con soluciones intravenosas, muchas, muchísimas. Algunas otras tenían gasas y vendas. Pensaba que debían llevar aún más de estas por la cantidad de heridas que sufren los ninjas día a día. Pero tal vez las mismas traían dentro muchas, muchas otras eran de jeringas y algunas de medicaciones. Algunos nombres eran conocidos, de el paso por la academia, los llamados antídotos para algunas plantas venenosas o mordeduras de alimañas y rastreros, claro que era un saber muy superficial, nunca se iba a comparar con los conocimientos y la experiencia de ninjas médicos. Pero si en un equipo o misión el ninja médico estaba lejos o incapacitado había una pequeña noción de cómo sobrellevar algunas situaciones problemáticas.
Las carretas de aquellos pobres animales parecían estar sobrecargadas y puede que hasta muy pesadas. Por suerte y a pesar de usarlos, todos y cada uno les brindaban caricias y otro los mantenía con agua y alimentos. Eran muy bien cuidados como un compañero de trabajo más.
-Bueno esa fue la última caja.
Dijo el anciano serio, le dio una última inhalada a su cilindro de tabaco y prosiguió a apagarlo en el suelo con su pie. Dos de ellos colocados lado a lado de cada animal de carga, con un gesto vocal y un toque con la palma en los muslos de cada animal, estos se pusieron a andar. A marcha moderada y constante fuimos avanzando por las calles de la aldea. Algunos negocios y bares dejaban ver la vida diurna del lugar. También algunos niños corriendo de aquí a allá. La gente nos abría paso para que nuestro viaje de hiciera más tenue, hasta que por fin llegamos al Hospital y luego de rodearlo e ingresar por uno de sus laterales donde nos esperaba un ninja, tal vez guardia, quién nos recibió el pedido y diálogo algunas palabras con el señor del sombrero.
-Bien todo listo, descarguen.
A la voz de mando comenzamos a bajar caja por caja mientras las ingresamos al depósito del Hospital, a la par nos iban controlando nuevamente con la lista para descartar cualquier omisión de material. Luego de unos minutos todo estaba dentro y de a poco comenzamos a guardar en los estantes correspondiente. Para mí suerte y la del Hospital, no había error alguno. El viejo con el sombrero de paja me hacía entrega de un sobre blanco al igual que aquel día en mi primera misión por parte de la señora Satoichi.
Asentí con la cabeza y con gesto de gratitud tomé aquel sobre y proseguí a guardarlo en mi bolsillo.
-Gracias por la ayuda joven, esto con un hombre de menos hubiese sido un problema.
-Estamos para servir al bien de la aldea.
Y con eso último, se dio por terminado aquella jornada de peón para el señor de aspecto serio, comencé mi camino de retorno al despacho de misiones, una vez allí ingresé luego de anunciarle en la entrada y nuevamente le di el sobre que me entregaron al Chunnin, este lo contó y tacho nuevamente de la lista la solicitud. Mí parte fue puesta en el mismo sobre y entregada luego de haber brindado un pequeño informe satisfactorio de la misión, guarde nuevamente en mí bolsillo el sobre y me dispuse a volver a mí hogar.