Nuevamente regresaría a ese lugar. Otra vez sus pasos le llevarían a aquella institución a la cual tantas veces se había rehusado a asistir, aquella que le vio escapar de sus dominios una y otra vez sólo para perseguir un pasatiempo como admirador de la belleza natural de un desierto reinante en el árido país. Aquella misma institución que le permitió surgir como ninja y dejar de ser un escapista, alguien que huía de su propio deber como descendiente de shinobis, aquel mismo lugar que presenció tanto su satisfacción por finalmente convertirse en ninja como su lamento por su repentina y dolorosa pérdida; la más grande de todas hasta ahora para el arenero. Esa misma academia, sería nuevamente pisada por los pies del Sabaku y realmente no sabía cómo iba a reaccionar ante ello.
Miles de pensamientos invadían su mente. Un sin fin de sensaciones negativas y contraproducentes inquietaban su ser. Podía notar cómo la gente de alrededores les observaban tanto a él como a su acompañante con una curiosidad propia de un forastero o incluso un extranjero, puesto que en la mayoría de los casos era así. Visitantes de las pequeñas aldeas y poblados del país venían a la gran aldea oculta por diferentes razones, así como también habitantes de los países vecinos, fuera por comercio, turismo, un nuevo comienzo para sus vidas, entre otras cosas, claro que, para ello debían de tener algún contacto o mantener alguna relación con el lugar, de lo contrario, nunca habrían encontrado el camino a dicha gran aldea. Aún así el pelirrojo portador de la gran calabaza formada con los resistentes minerales del suelo desértico les ignoró por completo. Acostumbrado estaba ya de recibir miradas de todo tipo, fueran buenas o malas y fue allí, en esa academia ninja donde pudo desarrollar esa costumbre...
[...]
Al llegar a la gran edificación se dio cuenta de que aún no superaba ese día. Sinceramente esperaba que fuese así ya que su dolor aún no disminuía del todo. Aún y con ello en mente y alma, lo intentó, lo forzó y al menos logró tomar ese devastador recuerdo, esa dolorosa noticia, esa terrible herida, y ocultarla, al menos por esos momentos puesto que necesitaba estar concentrado en la misión o de lo contrario las posibilidades de fallar serían grandes. No subestimaba a su acompañante, pero dejarlo solo era algo que no iba a permitirse, no después de vivir esa experiencia pasada con el inmóvil Gennin de la arena y casi repetirla ese día por el abandono de la desconocida compañera inasistente.
Avanzaron a paso firme pero indeciso a la vez sobre a dónde empezar a buscar. El instituto shinobi era amplio, con muchas habitaciones, salones, espacios abiertos, entre otras cosas. Obviamente necesitaban pedir alguna guía o terminarían paseando de un lado al otro todo el día. Tsunayoshi conocía perfectamente el lugar, mas no sabía siquiera si los vándalos a quienes buscaban atacarían el sitio o en qué parte sería su ataque. Quiso sugerir pasar hacia la oficina del director, aquel hombre que tantas veces le había insistido en no dejar de lado sus estudios shinobis al igual que sus padres pero que al final había ignorado casi todo el tiempo como a los primeros, para pedir orientación sobre el caso que seguían, pero la oportunidad presentada frente a ellos rápidamente fue aprovechada por el ágil peliblanco enmascarado...
Un hombre, aparentemente un profesor, quizás un Chunnin o incluso Jounnin, avanzaba frente a ellos portando dos cilindros de papel y una cartera escolar rumbo a, seguramente, el salón de la clase que le tocaría dar. El Namikaze sin pensarlo mucho avanzó hasta el hombre seguido del Sabaku y pidió un momento para interrogarlo. El profesor sonrió y aceptó preguntando algo casi obvio. Tsunayoshi asintió a la pregunta mientras que Edras prosiguió, afirmando la pregunta con palabras y procediendo a realizar su propia interrogante pero a manera informativa. El instructor de jóvenes ninja al parecer sabía algo, puesto que no sólo afirmó su posible conocimiento del caso sino que procedió a buscar algo en los documentos de su cartera luego de dejar a un lado los rollos de papel. Luego de buscar, el profesor indicó algo, mencionando el nombre del Subdirector de la academia que tantas veces había delatado las fugas de clase del Sabaku a los padres del mismo. ¿Entonces él tenía la información? ¿Era verídico? Debían de buscarlo, pero hasta donde el arenero tenía entendido, ese profesor había dejado su cargo por frustración durante el año en que el pelirrojo finalmente había decidido graduarse. Lo siguiente que vino se lo afirmó; el maestro se había retirado de sus labores.
Eso sí, la revelación del de azulados ojos brillantes le dejó un poco intrigado... ¿Qué era un Gendo? -
Si, Sukome-Sensei era el Subdirector de la academia hace un tiempo... - Diría al enmascarado de esquiva mirada para luego mirar al Sensei ante él. -
Muchas gracias por la información... - Hizo una pausa al desconocer el nombre del profesor quien se había quedado mirando entre curioso e impresionado al peliblanco. Claramente era un instructor de nuevo ingreso ya que no lo recordaba de su tiempo como estudiante.
-
Oh, soy Miyamoto Hayate, dudo que me conozcas ya que empecé apenas hace un par de meses, eres Tsunayoshi ¿no? Es un placer - Respondería el mayor al salir de su momentánea intriga. El arenero asintió. Era obvio que casi todos los instructores de la academia le conocerían. El caso del joven repitiente que rompió el "récord" de más años fallidos aún estaba vigente, perteneciendo al pelirrojo.
-
Gracias, Yukimura-Sensei - Dijo para así mirar al Namikaze y asentirle con la intención de que le siguiera ya que seguidamente empezó a avanzar hacia la salida de la academia. Sintió un poco de alivio al saber que saldría de la institución, como tantas veces había hecho en el pasado aunque esta vez, usaría la puerta. Conocía el lugar de residencia del hombre a quien debían de buscar. Sólo esperaba que siguiera viviendo allí...
-
Por nada, muchachos. Éxito en la misión! - Diría el profesor desde lejos para así acomodar sus cosas y apresurarse a su destino próximo de esa mañana.
[...]
El camino a la casa del profesor buscado sería rápido debido a la cercana ubicación de la propiedad. No le habría dicho nada a su acompañante por no ser imprudente, pero en verdad le había quedado un poco de curiosidad sobre esa procedencia del Namikaze... ¿Entonces no provenía de allí en Sunagakure? ¿Significaba algo esa denominación como forastero para los locales? Nunca había escuchado eso de "Gendo" hasta ahora, sólo esperaba que no significase algo malo.
Tras un par de minutos caminando, ambos se hallarían frente a la morada del jubilado Sensei. El pelirrojo se apresuraría esta vez para tocar la puerta y esperar a ser recibidos, o en caso de mala fortuna, ser informados sobre la mudanza del profesor. No pasaría mucho para que la puerta se abriera mostrando al hombre que tanto había reprendido al Sabaku en las variadas ocasiones que el pelirrojo se había fugado de clases en su época como estudiante.
-
¿Qué quieren, ustedes? - Preguntaría ligeramente irritado para luego mirar al arenero. -
Tsunayoshi el repitiente. No vienes a cumplir las suspensiones pendientes, ¿o si? - Diría burlista hacia el usuario del elemento viento quien simplemente le miraría inexpresivo, para variar, un momento hasta decidirse a responder.
— — — — — — — — — — — — — — —
- Off Rol:
- Estadísticas:
• Ninjutsu: 25
• Genjutsu: 1
• Taijutsu: 1
• Kenjutsu: 1
• Fuinjutsu: 1
• Fuerza: 12
• Velocidad: 12
• Resistencia: 30
• Percepción: 12
- Técnicas y acciones:
Técnicas usadas:
Acciones realizadas:
Otra caminata (-1St)
Chakra restante: 120
Stamina restante: 119 - 1 = 118
- Equipaje:
Kunais x9 (900gr)
Makibishis x30 (1500gr)
Shurikens x10 (500gr)
Senbons x10 (250gr)
Cuerdas de Alambre x1 pack (250gr)
Calabaza de arena (0gr)
Carga total inicial: 3400gr = 3,4kg.
Carga total actual: 3400gr = 3,4kg.
- Reparto de armas:
A la derecha de su cintura, sujeta a una correa, lleva una bolsa en la cual porta 1 kunai y un rollo de 30 metros de cuerda de alambre cuya punta está atada al círculo de la base de la empuñadura del kunai.
En el muslo derecho lleva atada una bolsita de herramientas en la cual porta 5 Shurikens, 15 Makibishis y 4 Kunais. Mientras que en el muslo izquierdo también lleva una bolsita de herramientas atada, portando el mismo contenido en igualdad de cantidad.
Aprovechando que las mangas de su abrigo llegan hasta sus muñecas, en cada manga (izquierda y derecha) mantiene ocultas 5 senbons para ser usadas cuando la situación lo requiera.
Su fiel compañera es llevada en su espalda. La ligera y para nada molesta calabaza de arena suele mantenerse completamente llena del material del suelo árido y desértico característico del país del Viento, previamente preparado al ser mezclado con chakra, que su portador suele usar para llevar a cabo sus jutsus de clan.
Nuevamente regresaría a ese lugar. Otra vez sus pasos le llevarían a aquella institución a la cual tantas veces se había rehusado a asistir, aquella que le vio escapar de sus dominios una y otra vez sólo para perseguir un pasatiempo como admirador de la belleza natural de un desierto reinante en el árido país. Aquella misma institución que le permitió surgir como ninja y dejar de ser un escapista, alguien que huía de su propio deber como descendiente de shinobis, aquel mismo lugar que presenció tanto su satisfacción por finalmente convertirse en ninja como su lamento por su repentina y dolorosa pérdida; la más grande de todas hasta ahora para el arenero. Esa misma academia, sería nuevamente pisada por los pies del Sabaku y realmente no sabía cómo iba a reaccionar ante ello.
Miles de pensamientos invadían su mente. Un sin fin de sensaciones negativas y contraproducentes inquietaban su ser. Podía notar cómo la gente de alrededores les observaban tanto a él como a su acompañante con una curiosidad propia de un forastero o incluso un extranjero, puesto que en la mayoría de los casos era así. Visitantes de las pequeñas aldeas y poblados del país venían a la gran aldea oculta por diferentes razones, así como también habitantes de los países vecinos, fuera por comercio, turismo, un nuevo comienzo para sus vidas, entre otras cosas, claro que, para ello debían de tener algún contacto o mantener alguna relación con el lugar, de lo contrario, nunca habrían encontrado el camino a dicha gran aldea. Aún así el pelirrojo portador de la gran calabaza formada con los resistentes minerales del suelo desértico les ignoró por completo. Acostumbrado estaba ya de recibir miradas de todo tipo, fueran buenas o malas y fue allí, en esa academia ninja donde pudo desarrollar esa costumbre...
[...]
Al llegar a la gran edificación se dio cuenta de que aún no superaba ese día. Sinceramente esperaba que fuese así ya que su dolor aún no disminuía del todo. Aún y con ello en mente y alma, lo intentó, lo forzó y al menos logró tomar ese devastador recuerdo, esa dolorosa noticia, esa terrible herida, y ocultarla, al menos por esos momentos puesto que necesitaba estar concentrado en la misión o de lo contrario las posibilidades de fallar serían grandes. No subestimaba a su acompañante, pero dejarlo solo era algo que no iba a permitirse, no después de vivir esa experiencia pasada con el inmóvil Gennin de la arena y casi repetirla ese día por el abandono de la desconocida compañera inasistente.
Avanzaron a paso firme pero indeciso a la vez sobre a dónde empezar a buscar. El instituto shinobi era amplio, con muchas habitaciones, salones, espacios abiertos, entre otras cosas. Obviamente necesitaban pedir alguna guía o terminarían paseando de un lado al otro todo el día. Tsunayoshi conocía perfectamente el lugar, mas no sabía siquiera si los vándalos a quienes buscaban atacarían el sitio o en qué parte sería su ataque. Quiso sugerir pasar hacia la oficina del director, aquel hombre que tantas veces le había insistido en no dejar de lado sus estudios shinobis al igual que sus padres pero que al final había ignorado casi todo el tiempo como a los primeros, para pedir orientación sobre el caso que seguían, pero la oportunidad presentada frente a ellos rápidamente fue aprovechada por el ágil peliblanco enmascarado...
Un hombre, aparentemente un profesor, quizás un Chunnin o incluso Jounnin, avanzaba frente a ellos portando dos cilindros de papel y una cartera escolar rumbo a, seguramente, el salón de la clase que le tocaría dar. El Namikaze sin pensarlo mucho avanzó hasta el hombre seguido del Sabaku y pidió un momento para interrogarlo. El profesor sonrió y aceptó preguntando algo casi obvio. Tsunayoshi asintió a la pregunta mientras que Edras prosiguió, afirmando la pregunta con palabras y procediendo a realizar su propia interrogante pero a manera informativa. El instructor de jóvenes ninja al parecer sabía algo, puesto que no sólo afirmó su posible conocimiento del caso sino que procedió a buscar algo en los documentos de su cartera luego de dejar a un lado los rollos de papel. Luego de buscar, el profesor indicó algo, mencionando el nombre del Subdirector de la academia que tantas veces había delatado las fugas de clase del Sabaku a los padres del mismo. ¿Entonces él tenía la información? ¿Era verídico? Debían de buscarlo, pero hasta donde el arenero tenía entendido, ese profesor había dejado su cargo por frustración durante el año en que el pelirrojo finalmente había decidido graduarse. Lo siguiente que vino se lo afirmó; el maestro se había retirado de sus labores.
Eso sí, la revelación del de azulados ojos brillantes le dejó un poco intrigado... ¿Qué era un Gendo? -
Si, Sukome-Sensei era el Subdirector de la academia hace un tiempo... - Diría al enmascarado de esquiva mirada para luego mirar al Sensei ante él. -
Muchas gracias por la información... - Hizo una pausa al desconocer el nombre del profesor quien se había quedado mirando entre curioso e impresionado al peliblanco. Claramente era un instructor de nuevo ingreso ya que no lo recordaba de su tiempo como estudiante.
-
Oh, soy Miyamoto Hayate, dudo que me conozcas ya que empecé apenas hace un par de meses, eres Tsunayoshi ¿no? Es un placer - Respondería el mayor al salir de su momentánea intriga. El arenero asintió. Era obvio que casi todos los instructores de la academia le conocerían. El caso del joven repitiente que rompió el "récord" de más años fallidos aún estaba vigente, perteneciendo al pelirrojo.
-
Gracias, Yukimura-Sensei - Dijo para así mirar al Namikaze y asentirle con la intención de que le siguiera ya que seguidamente empezó a avanzar hacia la salida de la academia. Sintió un poco de alivio al saber que saldría de la institución, como tantas veces había hecho en el pasado aunque esta vez, usaría la puerta. Conocía el lugar de residencia del hombre a quien debían de buscar. Sólo esperaba que siguiera viviendo allí...
-
Por nada, muchachos. Éxito en la misión! - Diría el profesor desde lejos para así acomodar sus cosas y apresurarse a su destino próximo de esa mañana.
[...]
El camino a la casa del profesor buscado sería rápido debido a la cercana ubicación de la propiedad. No le habría dicho nada a su acompañante por no ser imprudente, pero en verdad le había quedado un poco de curiosidad sobre esa procedencia del Namikaze... ¿Entonces no provenía de allí en Sunagakure? ¿Significaba algo esa denominación como forastero para los locales? Nunca había escuchado eso de "Gendo" hasta ahora, sólo esperaba que no significase algo malo.
Tras un par de minutos caminando, ambos se hallarían frente a la morada del jubilado Sensei. El pelirrojo se apresuraría esta vez para tocar la puerta y esperar a ser recibidos, o en caso de mala fortuna, ser informados sobre la mudanza del profesor. No pasaría mucho para que la puerta se abriera mostrando al hombre que tanto había reprendido al Sabaku en las variadas ocasiones que el pelirrojo se había fugado de clases en su época como estudiante.
-
¿Qué quieren, ustedes? - Preguntaría ligeramente irritado para luego mirar al arenero. -
Tsunayoshi el repitiente. No vienes a cumplir las suspensiones pendientes, ¿o si? - Diría burlista hacia el usuario del elemento viento quien simplemente le miraría inexpresivo, para variar, un momento hasta decidirse a responder.
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- Off Rol:
- Estadísticas:
• Ninjutsu: 25
• Genjutsu: 1
• Taijutsu: 1
• Kenjutsu: 1
• Fuinjutsu: 1
• Fuerza: 12
• Velocidad: 12
• Resistencia: 30
• Percepción: 12
- Técnicas y acciones:
Técnicas usadas:
Acciones realizadas:
Otra caminata (-1St)
Chakra restante: 120
Stamina restante: 119 - 1 = 118
- Equipaje:
Kunais x9 (900gr)
Makibishis x30 (1500gr)
Shurikens x10 (500gr)
Senbons x10 (250gr)
Cuerdas de Alambre x1 pack (250gr)
Calabaza de arena (0gr)
Carga total inicial: 3400gr = 3,4kg.
Carga total actual: 3400gr = 3,4kg.
- Reparto de armas:
A la derecha de su cintura, sujeta a una correa, lleva una bolsa en la cual porta 1 kunai y un rollo de 30 metros de cuerda de alambre cuya punta está atada al círculo de la base de la empuñadura del kunai.
En el muslo derecho lleva atada una bolsita de herramientas en la cual porta 5 Shurikens, 15 Makibishis y 4 Kunais. Mientras que en el muslo izquierdo también lleva una bolsita de herramientas atada, portando el mismo contenido en igualdad de cantidad.
Aprovechando que las mangas de su abrigo llegan hasta sus muñecas, en cada manga (izquierda y derecha) mantiene ocultas 5 senbons para ser usadas cuando la situación lo requiera.
Su fiel compañera es llevada en su espalda. La ligera y para nada molesta calabaza de arena suele mantenerse completamente llena del material del suelo árido y desértico característico del país del Viento, previamente preparado al ser mezclado con chakra, que su portador suele usar para llevar a cabo sus jutsus de clan.