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MADARA CHRONICLES

¡Bienvenido a Madara Chronicles! Foro de Naruto interpretativo donde buscamos que el usuario se encuentre con la mayor de las comodidades y disponga de opciones para crear y desarrollar su personaje dentro de una ambientación, permitiendo que cobre importancia con el paso del tiempo y de su propio desarrollo.

Actualmente estamos en fase Beta, pero trabajamos duramente para dar una experiencia nueva y única para el usuario, con multitud de ideas y proyectos que esperamos que pronto vean la luz.

¿Por qué no te animas a formar parte de este gran proyecto? ¡Te esperamos con los brazos abiertos!
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¿Sabías que...
Madara Chronicles es un foro basado en la obra de Masashi Kishimoto "Naruto" y "Naruto Shippuden", utilizando tan solo su ambientación y personajes para crear una trama propia.

Todo el contenido producido en el foro es propiedad de sus creadores originales, así como el contenido administrativo es propiedad del Staff. La estética del foro proviene del usuario Akira Aoi, agradeciendo a Foroactivo, W3Schools y otras páginas webs por su tutoriales.

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Élite [25/102] Misión Rango C: ¡Un Bandido de Elite! | Yugen Nendo & Sabaku Tsunayoshi 40 Misión Rango C: ¡Un Bandido de Elite! | Yugen Nendo & Sabaku Tsunayoshi 3lf1VlO Time Of Heroes Misión Rango C: ¡Un Bandido de Elite! | Yugen Nendo & Sabaku Tsunayoshi 40x40_zps8zack2u9
Hermanos [2/6]

Misión Rango C: ¡Un Bandido de Elite! | Yugen Nendo & Sabaku Tsunayoshi

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Yugen Nendo
Desde mi ultima misión había tenido un contacto cercano con la división de misiones del despacho del Kazekage, pasado alrededor de de dos semanas fui citado nuevamente la despacho a tempranas horas de la mañana, el Jounnin o mas bien mi actual amigo Jounnin, Kohaku. Se había tomado la tarea de buscarme en mi lugar de residencia y contarme un poco sobre lo que se venía.



Un bandido de elite de una de las bandas mas grandes del País, sin duda una tarea difícil, en primera instancia me preocupe, no pensé que tuviera las capacidades necesarias para cumplir dicha tarea, sin embargo se me comento también que un ninja de grandes aptituddes y habilidades estaría al servicio de la misión, no me aliviaba por completo, pero era bueno saberlo.



Finalmente el día llego, debía atender a mi cita en el despacho del Kazekage, la noche anterior no había logrado dormir bien de la ansiedad que llevaba además de una pizca de preocupación, no quería morir siendo tan joven...sin embargo en los últimos días, Kohaku me había estado dando algunos consejos y llenándome de confianza. Despierto desde horas antes de la citación me prepare y revise mi equipamiento ninja, la operación para abatir al criminal era algo compleja, se había estudiado sus recorridos, escondites y últimos movimientos para deducir de manera perfecta su próximo golpe.



Una vez llegue al despacho se me entrego un pergamino que contenía la misión este pergamino tenia un cierre distinto, además de un color diferente al que solían entregar cuando las misiones eran de rango D. Sería mi primera misión de rango C, la verdad me hacia bastante ilusión además de pavor. Una vez leia la información se me indicaba dentro del pergamino que debía esperar por mi compañero dentro de las instalaciones del despacho del Kazekage, sin si quiera preguntar sobre ello me dirigí a unas sillas que estaban fuera del despacho a la espera de mi compañero...el clima era bastante amigable, hacia buena brisa poca arena...el sol...pues el sol estaba como siempre.
Desde mi ultima misión había tenido un contacto cercano con la división de misiones del despacho del Kazekage, pasado alrededor de de dos semanas fui citado nuevamente la despacho a tempranas horas de la mañana, el Jounnin o mas bien mi actual amigo Jounnin, Kohaku. Se había tomado la tarea de buscarme en mi lugar de residencia y contarme un poco sobre lo que se venía.



Un bandido de elite de una de las bandas mas grandes del País, sin duda una tarea difícil, en primera instancia me preocupe, no pensé que tuviera las capacidades necesarias para cumplir dicha tarea, sin embargo se me comento también que un ninja de grandes aptituddes y habilidades estaría al servicio de la misión, no me aliviaba por completo, pero era bueno saberlo.



Finalmente el día llego, debía atender a mi cita en el despacho del Kazekage, la noche anterior no había logrado dormir bien de la ansiedad que llevaba además de una pizca de preocupación, no quería morir siendo tan joven...sin embargo en los últimos días, Kohaku me había estado dando algunos consejos y llenándome de confianza. Despierto desde horas antes de la citación me prepare y revise mi equipamiento ninja, la operación para abatir al criminal era algo compleja, se había estudiado sus recorridos, escondites y últimos movimientos para deducir de manera perfecta su próximo golpe.



Una vez llegue al despacho se me entrego un pergamino que contenía la misión este pergamino tenia un cierre distinto, además de un color diferente al que solían entregar cuando las misiones eran de rango D. Sería mi primera misión de rango C, la verdad me hacia bastante ilusión además de pavor. Una vez leia la información se me indicaba dentro del pergamino que debía esperar por mi compañero dentro de las instalaciones del despacho del Kazekage, sin si quiera preguntar sobre ello me dirigí a unas sillas que estaban fuera del despacho a la espera de mi compañero...el clima era bastante amigable, hacia buena brisa poca arena...el sol...pues el sol estaba como siempre.

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Sabaku Tsunayoshi
Otro día más que le tocaba vivir sabiendo que se encontraba solo, solo sin la compañía de quienes en vida le habían amado más que a sí mismos y que para esos momentos, desde donde estuvieran observándole, seguirían sintiendo lo mismo por el desanimado muchacho. Se había preparado de la mejor manera posible aquel día, un día de labor que no sería precisamente igual a los habituales debido al llamado que el día anterior se le había hecho para estar presente esa mañana muy temprano en el despacho de la máxima figura de autoridad de la aldea. El Kazekage... Tenía tiempo que no le miraba. ¿Cómo lo haría después de haberle fallado de semejante forma en aquella gélida arena en el país de la nieve? No sólo se sentía herido por dentro, sino que la decepción sobre sí mismo se sumaba a sus demonios internos que mucho o más de lo necesario, seguían causando terribles estragos dentro de la débil mentalidad aparentemente controlada que poseía el desgraciado muchacho. Había fracasado en su momento como ninja, había dejado mal a su aldea y eso, jamás se lo perdonaría.

Se aseguró de que todas sus herramientas estuvieran bien sujetas en sus respectivas bolsas de transporte al igual de que su inseparable calabaza de arena se encontrase asegurada a su espalda para así salir de su solitario hogar rumbo al edificio donde laboraba el maestro Kazekage. Pasos tranquilos, mente serena, ojos caídos y oídos sordos a las burlas que algunos niños, entre ellos Gennin recién graduados, le hacían intentando ridiculizar aún más de lo que siempre habían intentado hacer, al pelirrojo por su lamentable derrota en el torneo ceremonial mientras éste se desplazaba a través de las calles de la aldea. ¿Realmente estaría listo para escalar de rango y volverse una figura de importancia en su aldea? Si fuera por él ni siquiera se voltearía a ver si de confiarse algo se trataba, pero a pesar de todo lo malo, a pesar de todos sus fallos, a pesar de todos sus errores, su aldea seguía mirándolo con buenos ojos (la mayoría de los habitantes por lo menos), su admirado líder no había perdido sus esperanzas en el chico, sólo que él seguía aferrado al dolor y seguía sin darse cuenta de lo que tenía en frente; una oportunidad para un nuevo comienzo.

[...]

Saludó a la recepcionista e intentó avanzar hasta la oficina del líder de Sunagakure, sin embargo la chica le indicó que para la misión de ese día formaría equipo con otro Gennin de la aldea, dándole sólo un dato sobre esa persona, su nombre. Debía de buscar al joven en la oficina del Kazekage, sin embargo, al dirigirse allí, le encontró sentado en una de las sillas de la sala de espera fuera a la oficina del líder de Suna, o al menos creía que era a quien debía de buscar, realmente no estaba cien por ciento seguro de nada, probablemente no era su compañero y su cobardía por evitar al Kazekage le intentaba engañar con la única finalidad de evadir la confrontación del mismo. - Buen día. ¿Nendo Yuugen? - Saludaría y preguntaría aquello al ojiazul peliblanco para asegurarse. Si no tenía que ver al Kazekage, mejor. Así se ahorraría ver la decepción reflejada en los ojos de la única persona que admiraba indudablemente en la actualidad y que aún seguía con vida. De todas maneras, fuera cual fuera la realidad, no le haría cambiar su inexpresiva mirada.

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Otro día más que le tocaba vivir sabiendo que se encontraba solo, solo sin la compañía de quienes en vida le habían amado más que a sí mismos y que para esos momentos, desde donde estuvieran observándole, seguirían sintiendo lo mismo por el desanimado muchacho. Se había preparado de la mejor manera posible aquel día, un día de labor que no sería precisamente igual a los habituales debido al llamado que el día anterior se le había hecho para estar presente esa mañana muy temprano en el despacho de la máxima figura de autoridad de la aldea. El Kazekage... Tenía tiempo que no le miraba. ¿Cómo lo haría después de haberle fallado de semejante forma en aquella gélida arena en el país de la nieve? No sólo se sentía herido por dentro, sino que la decepción sobre sí mismo se sumaba a sus demonios internos que mucho o más de lo necesario, seguían causando terribles estragos dentro de la débil mentalidad aparentemente controlada que poseía el desgraciado muchacho. Había fracasado en su momento como ninja, había dejado mal a su aldea y eso, jamás se lo perdonaría.

Se aseguró de que todas sus herramientas estuvieran bien sujetas en sus respectivas bolsas de transporte al igual de que su inseparable calabaza de arena se encontrase asegurada a su espalda para así salir de su solitario hogar rumbo al edificio donde laboraba el maestro Kazekage. Pasos tranquilos, mente serena, ojos caídos y oídos sordos a las burlas que algunos niños, entre ellos Gennin recién graduados, le hacían intentando ridiculizar aún más de lo que siempre habían intentado hacer, al pelirrojo por su lamentable derrota en el torneo ceremonial mientras éste se desplazaba a través de las calles de la aldea. ¿Realmente estaría listo para escalar de rango y volverse una figura de importancia en su aldea? Si fuera por él ni siquiera se voltearía a ver si de confiarse algo se trataba, pero a pesar de todo lo malo, a pesar de todos sus fallos, a pesar de todos sus errores, su aldea seguía mirándolo con buenos ojos (la mayoría de los habitantes por lo menos), su admirado líder no había perdido sus esperanzas en el chico, sólo que él seguía aferrado al dolor y seguía sin darse cuenta de lo que tenía en frente; una oportunidad para un nuevo comienzo.

[...]

Saludó a la recepcionista e intentó avanzar hasta la oficina del líder de Sunagakure, sin embargo la chica le indicó que para la misión de ese día formaría equipo con otro Gennin de la aldea, dándole sólo un dato sobre esa persona, su nombre. Debía de buscar al joven en la oficina del Kazekage, sin embargo, al dirigirse allí, le encontró sentado en una de las sillas de la sala de espera fuera a la oficina del líder de Suna, o al menos creía que era a quien debía de buscar, realmente no estaba cien por ciento seguro de nada, probablemente no era su compañero y su cobardía por evitar al Kazekage le intentaba engañar con la única finalidad de evadir la confrontación del mismo. - Buen día. ¿Nendo Yuugen? - Saludaría y preguntaría aquello al ojiazul peliblanco para asegurarse. Si no tenía que ver al Kazekage, mejor. Así se ahorraría ver la decepción reflejada en los ojos de la única persona que admiraba indudablemente en la actualidad y que aún seguía con vida. De todas maneras, fuera cual fuera la realidad, no le haría cambiar su inexpresiva mirada.

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Yugen Nendo
- ¿Acaso no piensa llegar...? -
Dije para mi mismo, valga la redundancia en un tono audible solo para mí. La recepcionista continuaba en sus labores mientras yo solo observaba el reloj que estaba adornando la pared de enfrente, observe por la ventana y continue esperando y esperando...
Algo que no era para nada de mi agrado eran las tardanzas, si bien era cierto no era alguien que tenia la puntualidad como una de sus prioridades, pero al ser este un asunto que se me había otorgado personalmente a mí me ponía mal humor que mi compañero aun no apareciese, habiendo transcurrido aproximadamente 10 minutos desde mi llegada, quizás yo había llegado muy temprana, pero no era excusa alguna para no estar allí...
Jugando con mis piernas y mis tobillos era fácil de notar la ansiedad que llevaba encima, desesperado, no hacia mas que rascar mi cabeza y observar mi brazo derecho. 2 minutos mas pasaron y me levante de aquella silla para estirarme un poco, respirar profundo y sentarme nuevamente, sentía que mi cuerpo había descargado algo de tensión, pero solo era mi imaginación.  Ahora sentado nuevamente sería cuando un chico de cabello rojo entraría por aquella puerta donde estaba la recepcionista y se acercaría directamente hacia mi mencionando mi nombre.

-Si...soy yo ¿Por qué has tardado tanto...? -
Me levante algo molesto colocando en sus manos el pergamino que contenía la información de la misión, suponiendo que se me informaron primero creo que debería ser yo quien comande la misión, de todas formas, lo ideal sería comentárselo para evitar conflictos.

-Veo que ya sabes mi nombre; dime el tuyo y vayamos con la misión, ahí esta la información, pero te hare un breve resumen estamos lidiando con un bandido de las bandas mas grandes de este País, tenemos la libertad de acabar con su vida, eso sería la primera opción, pero yo digo que debería ser nuestra primera opción...-
Sin siquiera esperar una respuesta de parte del Sabaku, me retire de la sala para esperarlo en las afueras del despacho, debíamos avanzar hasta los campos de entrenamiento donde sería el próximo movimiento del bandido. Nos habían dado un resumen sobre sus habilidades, pero ya lo leería más adelante, por ahora debíamos recuperar el tiempo perdido y armar alguna estrategia.
 
 
Estadísticas:
Técnicas y acciones:
Equipaje:
Reparto de Armas:
- ¿Acaso no piensa llegar...? -
Dije para mi mismo, valga la redundancia en un tono audible solo para mí. La recepcionista continuaba en sus labores mientras yo solo observaba el reloj que estaba adornando la pared de enfrente, observe por la ventana y continue esperando y esperando...
Algo que no era para nada de mi agrado eran las tardanzas, si bien era cierto no era alguien que tenia la puntualidad como una de sus prioridades, pero al ser este un asunto que se me había otorgado personalmente a mí me ponía mal humor que mi compañero aun no apareciese, habiendo transcurrido aproximadamente 10 minutos desde mi llegada, quizás yo había llegado muy temprana, pero no era excusa alguna para no estar allí...
Jugando con mis piernas y mis tobillos era fácil de notar la ansiedad que llevaba encima, desesperado, no hacia mas que rascar mi cabeza y observar mi brazo derecho. 2 minutos mas pasaron y me levante de aquella silla para estirarme un poco, respirar profundo y sentarme nuevamente, sentía que mi cuerpo había descargado algo de tensión, pero solo era mi imaginación.  Ahora sentado nuevamente sería cuando un chico de cabello rojo entraría por aquella puerta donde estaba la recepcionista y se acercaría directamente hacia mi mencionando mi nombre.

-Si...soy yo ¿Por qué has tardado tanto...? -
Me levante algo molesto colocando en sus manos el pergamino que contenía la información de la misión, suponiendo que se me informaron primero creo que debería ser yo quien comande la misión, de todas formas, lo ideal sería comentárselo para evitar conflictos.

-Veo que ya sabes mi nombre; dime el tuyo y vayamos con la misión, ahí esta la información, pero te hare un breve resumen estamos lidiando con un bandido de las bandas mas grandes de este País, tenemos la libertad de acabar con su vida, eso sería la primera opción, pero yo digo que debería ser nuestra primera opción...-
Sin siquiera esperar una respuesta de parte del Sabaku, me retire de la sala para esperarlo en las afueras del despacho, debíamos avanzar hasta los campos de entrenamiento donde sería el próximo movimiento del bandido. Nos habían dado un resumen sobre sus habilidades, pero ya lo leería más adelante, por ahora debíamos recuperar el tiempo perdido y armar alguna estrategia.
 
 
Estadísticas:
Técnicas y acciones:
Equipaje:
Reparto de Armas:

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Sabaku Tsunayoshi
Su capacidad de análisis realmente no era tan buena como le gustaría, sin embargo pudo detallar un poco mejor al joven que tenía en frente. Lucía bastante tenso, casi al borde del colapso al momento que le afirmaba ser quien buscaba y le reclamaba su tardía llegada. Por un momento se preguntó ¿qué tipo de misión les había tocado como para tener a aquel pobre muchacho de esa manera? Ciertamente de haber sabido que la misión era en conjunto y no en solitario como normalmente trabajaba, se habría tomado menos tiempo para llegar allí, sin embargo al mirar el reloj de pared que se hallaba en el lugar, entró en cuenta de que no había llegado tarde en verdad, cinco minutos faltaban para que las agujas movidas por los engranajes internos marcaran la hora exacta para la cual había sido llamado ese día, entonces, no debía perder más tiempo y empezar a informarse del tema.

- Siento la demora - No diría más para así dedicarse a leer el documento, o al menos intentarlo ya que el resumen que el peliblanco le daba parecía ser bastante claro. Prestó atención a todo lo que su, ahora, compañero le decía, incluida la preferencia sobre cómo manejar la situación con la persona que se les había encargado erradicar. Le miró salir impasivo del lugar para, acto seguido, posar de nuevo sus inexpresivos orbes color turquesa sobre el papiro que tenía en sus manos. Al extender el pergamino, leyó detenidamente su contenido sin saltar ningún detalle o al menos así lo intentaría. Se le había encargado la tarea de atrapar o, en caso de no tener otra opción, asesinar a un peligroso criminal miembro de una conocida banda de maleantes del país. Claramente el territorio no permitía que los actos vandálicos se llevasen a cabo, así que si llegaba a darse el caso de que no pudieran capturar al rufián con vida, no dudaría entonces de acabar con él. Todo fuera por limpiar su nombre y volver a servir de buena manera a su villa. Claro que se sentía un completo inútil pero aquello se lo había buscado él mismo. Debía de enmendar las cosas por su cuenta y la mejor manera que se le ocurrió para hacerlo fue seguir un camino ninja trazado mentalmente, lleno de obstáculos y dificultades que, estaba muy seguro, sería todo menos fácil de recorrer.

Avanzó entonces hasta la salida del lugar, no sin antes despedirse de la recepcionista que, sin que él lo supiera todavía, le tenía bastante aprecio. Sus pasos le llevaron hacia afuera donde los brillantes rayos del sol le recordaron que vivía en un árido y caluroso desierto. Sonrió al recordar el lugar más opuesto a su hogar en el que había estado. Ese país... Quizás la experiencia ganada no fuera la deseada pero de algo debía aprender. Buscó rápidamente con su mirada al muchacho quien respondía al nombre de "Yugen", el cual le esperaba fuera del edificio para ir a buscar al criminal donde, se les había indicado en el pergamino, daría un golpe ese día, en los campos de entrenamiento de la aldea.

- Sinceramente no apoyo la idea de acabar con la vida de este sujeto. Atraparlo sería mucho mejor. El equipo de interrogación podría descubrir el paradero de toda la banda con su captura - Diría aquello a su acompañante para luego empezar a avanzar hacia el lugar en donde se llevaría a cabo el desarrollo del encargo de ese día, pero, no sin antes agregar algo... - Y mi nombre es Tsunayoshi, es un gusto - Fugazmente, notaría la extraña peculiaridad que el brazo derecho del joven tenía al asentir hacia él en señal de saludo, aunque, no con lujo de detalles sino de manera superficial. Nada que evitase que su mirada regresara al frente para así avanzar esperando a su acompañante. ("¿Qué le sucede a su brazo?") - Pensaría.

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Su capacidad de análisis realmente no era tan buena como le gustaría, sin embargo pudo detallar un poco mejor al joven que tenía en frente. Lucía bastante tenso, casi al borde del colapso al momento que le afirmaba ser quien buscaba y le reclamaba su tardía llegada. Por un momento se preguntó ¿qué tipo de misión les había tocado como para tener a aquel pobre muchacho de esa manera? Ciertamente de haber sabido que la misión era en conjunto y no en solitario como normalmente trabajaba, se habría tomado menos tiempo para llegar allí, sin embargo al mirar el reloj de pared que se hallaba en el lugar, entró en cuenta de que no había llegado tarde en verdad, cinco minutos faltaban para que las agujas movidas por los engranajes internos marcaran la hora exacta para la cual había sido llamado ese día, entonces, no debía perder más tiempo y empezar a informarse del tema.

- Siento la demora - No diría más para así dedicarse a leer el documento, o al menos intentarlo ya que el resumen que el peliblanco le daba parecía ser bastante claro. Prestó atención a todo lo que su, ahora, compañero le decía, incluida la preferencia sobre cómo manejar la situación con la persona que se les había encargado erradicar. Le miró salir impasivo del lugar para, acto seguido, posar de nuevo sus inexpresivos orbes color turquesa sobre el papiro que tenía en sus manos. Al extender el pergamino, leyó detenidamente su contenido sin saltar ningún detalle o al menos así lo intentaría. Se le había encargado la tarea de atrapar o, en caso de no tener otra opción, asesinar a un peligroso criminal miembro de una conocida banda de maleantes del país. Claramente el territorio no permitía que los actos vandálicos se llevasen a cabo, así que si llegaba a darse el caso de que no pudieran capturar al rufián con vida, no dudaría entonces de acabar con él. Todo fuera por limpiar su nombre y volver a servir de buena manera a su villa. Claro que se sentía un completo inútil pero aquello se lo había buscado él mismo. Debía de enmendar las cosas por su cuenta y la mejor manera que se le ocurrió para hacerlo fue seguir un camino ninja trazado mentalmente, lleno de obstáculos y dificultades que, estaba muy seguro, sería todo menos fácil de recorrer.

Avanzó entonces hasta la salida del lugar, no sin antes despedirse de la recepcionista que, sin que él lo supiera todavía, le tenía bastante aprecio. Sus pasos le llevaron hacia afuera donde los brillantes rayos del sol le recordaron que vivía en un árido y caluroso desierto. Sonrió al recordar el lugar más opuesto a su hogar en el que había estado. Ese país... Quizás la experiencia ganada no fuera la deseada pero de algo debía aprender. Buscó rápidamente con su mirada al muchacho quien respondía al nombre de "Yugen", el cual le esperaba fuera del edificio para ir a buscar al criminal donde, se les había indicado en el pergamino, daría un golpe ese día, en los campos de entrenamiento de la aldea.

- Sinceramente no apoyo la idea de acabar con la vida de este sujeto. Atraparlo sería mucho mejor. El equipo de interrogación podría descubrir el paradero de toda la banda con su captura - Diría aquello a su acompañante para luego empezar a avanzar hacia el lugar en donde se llevaría a cabo el desarrollo del encargo de ese día, pero, no sin antes agregar algo... - Y mi nombre es Tsunayoshi, es un gusto - Fugazmente, notaría la extraña peculiaridad que el brazo derecho del joven tenía al asentir hacia él en señal de saludo, aunque, no con lujo de detalles sino de manera superficial. Nada que evitase que su mirada regresara al frente para así avanzar esperando a su acompañante. ("¿Qué le sucede a su brazo?") - Pensaría.

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Yugen Nendo
El chico se tomo su tiempo, alrededor de unos 5 minutos fueron los que estuve en solitario en la parte de afuera del despacho, la fuerte brisa acariciaba mi rostro acompañada de alguna que otra cantidad menor de arena, nada de lo que no estuviera acostumbrado.

Acomodando mi cabello con mi dedo índice de mi brazo derecho observe hacia la salida del despacho, por mera casualidad el pelirrojo ahora se encontraba a un costado de mi posición.

-Lo sé, pero por lo general siempre que atrapan a alguien de este calibre suele arreglárselas, pero ya veremos que sucede…-

Casi sin detenerse después de su salida continúo avanzando hacia los campos de entrenamiento lugar donde sería el próximo golpe de aquel bandido, si bien era cierto formaba parte de uno del os grupos criminales más grandes del País había realizado sus últimos movimientos completamente solo, hecho que llamaba mucho mas la atención de los altos rangos de la Aldea de la Arena.

¿Pero encargárselo a un par de jóvenes que recién eran Gennin? Me parece un poco extremista la verdad además de arriesgado y podría arriesgarme valga la redundancia a decir que también era un poco irresponsable de su parte, pero quienes éramos nosotros para discutir contra sus decisiones. Si lo habían hecho de esta manera era porque tenían sus razones o confiaban en nuestras capacidades.

“Tsunayoshi…” Era el nombre de aquel chico que ahora era mi compañero en esta misión, según los reportes que se habían dado del bandido este estaba operando más allá de los límites de los campos de entrenamiento, estos eran tan bastos que había una zona “Marcada” para el limite donde los estudiantes y ninjas de rango bajo como por ejemplo los Gennin podían realizar sus entrenamientos bajo el cuidado de los guardias de la aldea.


-Un placer…-

Dije sin más luego de escuchar el nombre del pelirrojo, que ahora que lo veía detenidamente cargaba una especie de calabaza en su espalda, era de gran tamaño… ¿Acaso no le pesara esa cosa? Pensé, mientras continuábamos avanzando hacia nuestro destino.
Estadísticas:
Técnicas y acciones:
Equipaje:
Reparto de Armas:
El chico se tomo su tiempo, alrededor de unos 5 minutos fueron los que estuve en solitario en la parte de afuera del despacho, la fuerte brisa acariciaba mi rostro acompañada de alguna que otra cantidad menor de arena, nada de lo que no estuviera acostumbrado.

Acomodando mi cabello con mi dedo índice de mi brazo derecho observe hacia la salida del despacho, por mera casualidad el pelirrojo ahora se encontraba a un costado de mi posición.

-Lo sé, pero por lo general siempre que atrapan a alguien de este calibre suele arreglárselas, pero ya veremos que sucede…-

Casi sin detenerse después de su salida continúo avanzando hacia los campos de entrenamiento lugar donde sería el próximo golpe de aquel bandido, si bien era cierto formaba parte de uno del os grupos criminales más grandes del País había realizado sus últimos movimientos completamente solo, hecho que llamaba mucho mas la atención de los altos rangos de la Aldea de la Arena.

¿Pero encargárselo a un par de jóvenes que recién eran Gennin? Me parece un poco extremista la verdad además de arriesgado y podría arriesgarme valga la redundancia a decir que también era un poco irresponsable de su parte, pero quienes éramos nosotros para discutir contra sus decisiones. Si lo habían hecho de esta manera era porque tenían sus razones o confiaban en nuestras capacidades.

“Tsunayoshi…” Era el nombre de aquel chico que ahora era mi compañero en esta misión, según los reportes que se habían dado del bandido este estaba operando más allá de los límites de los campos de entrenamiento, estos eran tan bastos que había una zona “Marcada” para el limite donde los estudiantes y ninjas de rango bajo como por ejemplo los Gennin podían realizar sus entrenamientos bajo el cuidado de los guardias de la aldea.


-Un placer…-

Dije sin más luego de escuchar el nombre del pelirrojo, que ahora que lo veía detenidamente cargaba una especie de calabaza en su espalda, era de gran tamaño… ¿Acaso no le pesara esa cosa? Pensé, mientras continuábamos avanzando hacia nuestro destino.
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Sabaku Tsunayoshi
Caminar a paso rápido pero sin llegar a la carrera era de gran importancia para cuando había que darse prisa y ahorrar energías. El arenero tampoco era muy propenso a ser un energético ninja, siendo más bien uno bastante tranquilo, demasiado, hasta el punto de llegar a desesperar si es que se daba el caso. La dirección que habían tomado pronto les dirigiría hasta el lugar donde tantas veces había estado el pelirrojo de alborotada cabellera intentando mejorar sus habilidades shinobis, un sitio lleno de recuerdos al que le gustaba ir por ser uno donde, en la mayoría de los casos, podía estar en paz y tranquilidad completamente sólo, no tanto así cuando los niños buscapleitos iban a intentar hacerle daño, fallando siempre gracias a una peculiar habilidad que le proporcionaba su control sobre la arena. Aquel sitio estaría invadido por la presencia de ese malintencionado bandido y asesino... Ya empezaban a darle ganas de tenerlo en frente.

Poco menos de quince minutos y ya estarían en el lugar. Ser un ninja tenía sus ventajas incluso al caminar, sin embargo no eran inmunes al cansancio, por lo que necesitarían tomarse un muy breve respiro al menos, al llegar. El extenso campo de práctica lleno de grandes formaciones rocosas, áreas arenosas y un final inexistente gracias a que se unía al desierto aledaño a la aldea, se presentaría ante la mirada del par de ninjas de Sunagakure. El Sabaku miraría entonces al Nendo para explicarle un poco sobre lo que tenía planeado.

- Iniciaré la búsqueda desde aquí. No podemos arriesgarnos a ser detectados antes por ese sujeto. - Diría al usuario del Bakuton para continuar su acción realizando una cadena de sellos manuales lo más rápido que su capacidad actual le permitiría para acabar dejando salir una pequeña porción de su arena en la calabaza (el tapón del contenedor apenas y se movería para regresar a su lugar), la cual no tardaría en formar un esférico globo ocular flotante a la altura del pelirrojo, cuya tonalidad en el iris sería bastante similar a las perlas turquesa que poseía su creador. Llevaría su mano, específicamente sus dedos índice y corazón, a su párpado izquierdo para mantenerlo cerrado y unir la capacidad visual de ese ojo con el tercer globo ocular creado recientemente con sus minerales especiales del desierto. - Con esto, es muy probable que logre localizarlo. - Acto seguido, enviaría al flotante ojo en búsqueda del objetivo, empezando por la zona noroeste del terreno frente a ellos.

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Caminar a paso rápido pero sin llegar a la carrera era de gran importancia para cuando había que darse prisa y ahorrar energías. El arenero tampoco era muy propenso a ser un energético ninja, siendo más bien uno bastante tranquilo, demasiado, hasta el punto de llegar a desesperar si es que se daba el caso. La dirección que habían tomado pronto les dirigiría hasta el lugar donde tantas veces había estado el pelirrojo de alborotada cabellera intentando mejorar sus habilidades shinobis, un sitio lleno de recuerdos al que le gustaba ir por ser uno donde, en la mayoría de los casos, podía estar en paz y tranquilidad completamente sólo, no tanto así cuando los niños buscapleitos iban a intentar hacerle daño, fallando siempre gracias a una peculiar habilidad que le proporcionaba su control sobre la arena. Aquel sitio estaría invadido por la presencia de ese malintencionado bandido y asesino... Ya empezaban a darle ganas de tenerlo en frente.

Poco menos de quince minutos y ya estarían en el lugar. Ser un ninja tenía sus ventajas incluso al caminar, sin embargo no eran inmunes al cansancio, por lo que necesitarían tomarse un muy breve respiro al menos, al llegar. El extenso campo de práctica lleno de grandes formaciones rocosas, áreas arenosas y un final inexistente gracias a que se unía al desierto aledaño a la aldea, se presentaría ante la mirada del par de ninjas de Sunagakure. El Sabaku miraría entonces al Nendo para explicarle un poco sobre lo que tenía planeado.

- Iniciaré la búsqueda desde aquí. No podemos arriesgarnos a ser detectados antes por ese sujeto. - Diría al usuario del Bakuton para continuar su acción realizando una cadena de sellos manuales lo más rápido que su capacidad actual le permitiría para acabar dejando salir una pequeña porción de su arena en la calabaza (el tapón del contenedor apenas y se movería para regresar a su lugar), la cual no tardaría en formar un esférico globo ocular flotante a la altura del pelirrojo, cuya tonalidad en el iris sería bastante similar a las perlas turquesa que poseía su creador. Llevaría su mano, específicamente sus dedos índice y corazón, a su párpado izquierdo para mantenerlo cerrado y unir la capacidad visual de ese ojo con el tercer globo ocular creado recientemente con sus minerales especiales del desierto. - Con esto, es muy probable que logre localizarlo. - Acto seguido, enviaría al flotante ojo en búsqueda del objetivo, empezando por la zona noroeste del terreno frente a ellos.

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Yugen Nendo
Alrededor de 15 minutos nos habia tomado alcanzar el objetivo. Los campos de entrenamiento donde a lo largo de su extensión se levantaban pilares de roca que interrumpían el flujo de la arena que danzaba gracias a las corrientes de aire del País. Dichas corrientes se almacenaban tapando la estructura de los pilares, aveces ciertos pilares que parecían pequeños tenían mas de 10 metros de distancia ocultos por la arena, algo asombroso sin duda.

Detenidos frente a la entrada de los campos, me tomaría un momento para descansar y recuperar el aliento, no habia sido un camino difícil, pero tampoco era un ninja muy resistente que digamos. El pelirrojo se adelanto e inicio la búsqueda del bandido, no hice mas que decirle “Adelante” ondeando mi brazo hacia enfrente en manera de gesto, por otra parte recuperaba mi posición natural para llevar mi mano hacia la bolsa donde almacenaba la arcilla.

Extraje una porción para realizar 3 creaciones, mientras el Sabaku realizaba sus acciones yo haría lo mismo. Crear 3 aves de arcilla, una de ellas se posicionaría sobre el hombro del Sabaku. Una repetiría lo mismo que su predecesora solo que en mi hombro y la ultima volaría a dos metros de nuestra posición, en círculos haciendo de guardia.

-¿Tienes algo sobre que debamos preocuparnos?-

Pregunte a Tsunayoshi, que habia creado una replica exacta de su ojo utilizando la arena que portaba en la calabaza que colgaba de su espalda…” Con que para eso era”. Mis dudas estaban despejadas por ahora, pero no podía dejarme inquietar por las habilidades de mi compañero, debia estar alerta.

-Creo que sería mejor si hacemos algo de bulla para que salga de un escondite…esto de jugar al gato y al ratón no me gusta.-
 
Estadísticas:
Técnicas y acciones:
Equipaje:
Reparto de Armas:
Alrededor de 15 minutos nos habia tomado alcanzar el objetivo. Los campos de entrenamiento donde a lo largo de su extensión se levantaban pilares de roca que interrumpían el flujo de la arena que danzaba gracias a las corrientes de aire del País. Dichas corrientes se almacenaban tapando la estructura de los pilares, aveces ciertos pilares que parecían pequeños tenían mas de 10 metros de distancia ocultos por la arena, algo asombroso sin duda.

Detenidos frente a la entrada de los campos, me tomaría un momento para descansar y recuperar el aliento, no habia sido un camino difícil, pero tampoco era un ninja muy resistente que digamos. El pelirrojo se adelanto e inicio la búsqueda del bandido, no hice mas que decirle “Adelante” ondeando mi brazo hacia enfrente en manera de gesto, por otra parte recuperaba mi posición natural para llevar mi mano hacia la bolsa donde almacenaba la arcilla.

Extraje una porción para realizar 3 creaciones, mientras el Sabaku realizaba sus acciones yo haría lo mismo. Crear 3 aves de arcilla, una de ellas se posicionaría sobre el hombro del Sabaku. Una repetiría lo mismo que su predecesora solo que en mi hombro y la ultima volaría a dos metros de nuestra posición, en círculos haciendo de guardia.

-¿Tienes algo sobre que debamos preocuparnos?-

Pregunte a Tsunayoshi, que habia creado una replica exacta de su ojo utilizando la arena que portaba en la calabaza que colgaba de su espalda…” Con que para eso era”. Mis dudas estaban despejadas por ahora, pero no podía dejarme inquietar por las habilidades de mi compañero, debia estar alerta.

-Creo que sería mejor si hacemos algo de bulla para que salga de un escondite…esto de jugar al gato y al ratón no me gusta.-
 
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Sabaku Tsunayoshi
La estrategia del arenero fue acompañada en cuestión de un momento por la que el portador del chakra explosivo había ideado sin antes comentárselo al mismo. Tres figuras hecha de un extraño material, desconocido para el pelirrojo, color blanco con la apariencia de aves, eran liberadas de las manos de aquel chico llamado Yugen luego de un momento de preparación previa. ¿Qué había hecho? Probablemente tenía que ver con los segundos en los que mantuvo su mano dentro de una bolsa que al parecer llevaba en su espalda. Una de las blanquecinas, aparentemente con vida, aves se posó sin permiso alguno en el hombro del Sabaku, quien más que sorprenderse simplemente la observó un momento y luego pasó a mantener la vista en las dos restantes. Una de las aves ajenas a su posición repitió la acción que la que se hallaba acompañándolo, pero posándose en el hombro de su creador, mientras que la tercera y menos sociable decidió permanecer volando alrededor del par de shinobis en una especie de estado de viligia constante.

("¿Aves? ¿Puede crear animales? Qué habilidad tan peculiar...") - Pensaría luego de analizar lo mejor que podría lo que ocurría a su alrededor. Prestaría entonces atención a lo que decía el joven...

Primero, una pregunta sobre lo que podría ocultar el arenero dentro de sus desconocidas habilidades. - Descuida, no creo tener nada peligroso realmente. Sólo me apoya la arena... - Diría para tratar de infundirle confianza a su compatriota. - ¿Qué hay de tí y éstas aves? - Preguntaría luego al señalar con un gesto de su cabeza a su acompañante en el hombro.

Segundo, una sugerencia para apresurar la búsqueda. Un alboroto para llamar la atención del criminal. Quizás sería buena idea pero entregarle el factor sorpresa al enemigo al revelar sus posiciones no sería muy sabio después de todo. ¿Qué debía hacer? Quitó sus dedos del párpado cerrado, sin dejar de mantenerlo así, para luego realizar una rápida cadena de sellos manuales (lo más rápido que su capacidad actual le permitiría) para así utilizar una porción del desértico material infundido en chakra que llevaba en su arenoso contenedor, que saldría al remover el tapón de la calabaza un poco y devolverlo a su sitio luego, y terminar formando una base de un metro cuadrado con aquellos áridos y resistentes minerales bajo sus pies que más pronto que tarde empezaría a elevarse junto con su pelirrojo pasajero y creador. - En ese caso será mejor mantener la distancia y no ser un blanco fácil. Sube, por favor, haremos que el sujeto salga de su escondite si es que en verdad está aquí... -Diría al aceptar la idea del joven cuya peculiaridad en su extremidad superior derecha seguiría siendo un misterio para el arenero. No desconfiaba del todo de la información proporcionada, pero es que simplemente le parecía demasiado extraño que un único criminal, miembro de una peligrosa y reconocida banda de intereses malévolos, diese un golpe por sí solo. No lo sabía con certeza pero algo le decía que no todo estaba bien con esa información. Esperaría a que el Nendo subiera a su "alfombra voladora" para ponerse a trabajar en el método a emplear que haría salir a la alimaña humana esa de su madriguera. Igualmente su tercer ojo seguiría en constante vigilia por los alrededores en busca de algo sospechoso. Afortunadamente ese día el campo de entrenamiento estaría vacío, ningún ninja se notaría por allí aparte del par al que se le había encargado la tarea de detención y captura, o en caso extremo dar muerte, del peligroso criminal.

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La estrategia del arenero fue acompañada en cuestión de un momento por la que el portador del chakra explosivo había ideado sin antes comentárselo al mismo. Tres figuras hecha de un extraño material, desconocido para el pelirrojo, color blanco con la apariencia de aves, eran liberadas de las manos de aquel chico llamado Yugen luego de un momento de preparación previa. ¿Qué había hecho? Probablemente tenía que ver con los segundos en los que mantuvo su mano dentro de una bolsa que al parecer llevaba en su espalda. Una de las blanquecinas, aparentemente con vida, aves se posó sin permiso alguno en el hombro del Sabaku, quien más que sorprenderse simplemente la observó un momento y luego pasó a mantener la vista en las dos restantes. Una de las aves ajenas a su posición repitió la acción que la que se hallaba acompañándolo, pero posándose en el hombro de su creador, mientras que la tercera y menos sociable decidió permanecer volando alrededor del par de shinobis en una especie de estado de viligia constante.

("¿Aves? ¿Puede crear animales? Qué habilidad tan peculiar...") - Pensaría luego de analizar lo mejor que podría lo que ocurría a su alrededor. Prestaría entonces atención a lo que decía el joven...

Primero, una pregunta sobre lo que podría ocultar el arenero dentro de sus desconocidas habilidades. - Descuida, no creo tener nada peligroso realmente. Sólo me apoya la arena... - Diría para tratar de infundirle confianza a su compatriota. - ¿Qué hay de tí y éstas aves? - Preguntaría luego al señalar con un gesto de su cabeza a su acompañante en el hombro.

Segundo, una sugerencia para apresurar la búsqueda. Un alboroto para llamar la atención del criminal. Quizás sería buena idea pero entregarle el factor sorpresa al enemigo al revelar sus posiciones no sería muy sabio después de todo. ¿Qué debía hacer? Quitó sus dedos del párpado cerrado, sin dejar de mantenerlo así, para luego realizar una rápida cadena de sellos manuales (lo más rápido que su capacidad actual le permitiría) para así utilizar una porción del desértico material infundido en chakra que llevaba en su arenoso contenedor, que saldría al remover el tapón de la calabaza un poco y devolverlo a su sitio luego, y terminar formando una base de un metro cuadrado con aquellos áridos y resistentes minerales bajo sus pies que más pronto que tarde empezaría a elevarse junto con su pelirrojo pasajero y creador. - En ese caso será mejor mantener la distancia y no ser un blanco fácil. Sube, por favor, haremos que el sujeto salga de su escondite si es que en verdad está aquí... -Diría al aceptar la idea del joven cuya peculiaridad en su extremidad superior derecha seguiría siendo un misterio para el arenero. No desconfiaba del todo de la información proporcionada, pero es que simplemente le parecía demasiado extraño que un único criminal, miembro de una peligrosa y reconocida banda de intereses malévolos, diese un golpe por sí solo. No lo sabía con certeza pero algo le decía que no todo estaba bien con esa información. Esperaría a que el Nendo subiera a su "alfombra voladora" para ponerse a trabajar en el método a emplear que haría salir a la alimaña humana esa de su madriguera. Igualmente su tercer ojo seguiría en constante vigilia por los alrededores en busca de algo sospechoso. Afortunadamente ese día el campo de entrenamiento estaría vacío, ningún ninja se notaría por allí aparte del par al que se le había encargado la tarea de detención y captura, o en caso extremo dar muerte, del peligroso criminal.

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Yugen Nendo
-Vale...-

Respondí ante la confirmación del Sabaku que continuaba vigilando la zona mientras que mis aves se mantenían en la misma posición; Una pregunta que era cuestión de tiempo que surgiera se dio, el Sabaku se empezaba interesar por mis habilidades...¿Debería contarle?


-Pues son hechas de arcilla...las moldeo con esto que ves aquí.-
Mencione mientras mostraba las bocas que estaban en las palmas mis manos, las lenguas se asomaron rápidamente y las bocas se volvieron a sellar. El pelirrojo capaz de manejar al arena a placer crearía una plataforma cerca de nosotros para poder movilisarnoz son mas seguridad.


-Tienes Razón...de todas formas supongo que estamos muy bien cubierto...- Añadí ante la respuesta del Sabaku quien subia sobre la plataforma de arena que habia creado hace pocos segundos, me solicito que subiera, lo pensé, no iba a negarlo, pero debíamos cumplir con la misión además tenia ganas de tener un combate contra ese bandido, quería demostrar de que estaba hecho.


Una vez sobre la plataforma de arena, la misma empezó a elevarse y moverse hacia en frente, mientras que el Sabaku continuaba su búsqueda, yo por mi parte me agacharía estando sobre dicha plataforma para observar con cuidado a nuestro alrededor...


-¿Sabes? No te parece extraño que al ser un bandido “Elite” no este acompañado de otras personas, suponiendo que es una de las bandas mas grandes y fuertes del País...aunque ahora que lo digo, asumo que tienen sus diferencias al querer ser el mandamas dentro de ese tipo de organizaciones.-
-Vale...-

Respondí ante la confirmación del Sabaku que continuaba vigilando la zona mientras que mis aves se mantenían en la misma posición; Una pregunta que era cuestión de tiempo que surgiera se dio, el Sabaku se empezaba interesar por mis habilidades...¿Debería contarle?


-Pues son hechas de arcilla...las moldeo con esto que ves aquí.-
Mencione mientras mostraba las bocas que estaban en las palmas mis manos, las lenguas se asomaron rápidamente y las bocas se volvieron a sellar. El pelirrojo capaz de manejar al arena a placer crearía una plataforma cerca de nosotros para poder movilisarnoz son mas seguridad.


-Tienes Razón...de todas formas supongo que estamos muy bien cubierto...- Añadí ante la respuesta del Sabaku quien subia sobre la plataforma de arena que habia creado hace pocos segundos, me solicito que subiera, lo pensé, no iba a negarlo, pero debíamos cumplir con la misión además tenia ganas de tener un combate contra ese bandido, quería demostrar de que estaba hecho.


Una vez sobre la plataforma de arena, la misma empezó a elevarse y moverse hacia en frente, mientras que el Sabaku continuaba su búsqueda, yo por mi parte me agacharía estando sobre dicha plataforma para observar con cuidado a nuestro alrededor...


-¿Sabes? No te parece extraño que al ser un bandido “Elite” no este acompañado de otras personas, suponiendo que es una de las bandas mas grandes y fuertes del País...aunque ahora que lo digo, asumo que tienen sus diferencias al querer ser el mandamas dentro de ese tipo de organizaciones.-

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Sabaku Tsunayoshi
La grotesca imagen tardaría en ser eliminada de la retina del Sabaku, no tanto así de su mente, en donde quedaría grabada por siempre. Bocas en las manos con lenguas correspondientes incluidas... Quizás era joven, sólo tenía dieciocho años, no era lo suficientemente mayor como para decir que ya lo había visto todo pero sí que podría decir que había visto bastante con eso. Su curiosidad fue rápidamente erradicada. Ni siquiera quizo saber qué más hacían las creaciones de arcilla de su compañero. Si ese muchacho poseía cavidades bucales en manos ya ni se imaginaba lo que aquellas aves de arcilla podrían hacer. Posiblemente crecerían hasta alcanzar un tamaño titánico, o tal vez podrían hablar. Ya no estaba seguro de otra cosa mas que el mundo en el que vivía, era definitivamente increíble.

Le vio subir y procedió a elevar a su plataforma desértica para continuar así la búsqueda del objetivo del día para ambos... Mientras su ojo natural observaba con mucho detenimiento una zona, a varios metros de distancia se hallaba su tercer ojo artificial observando también, informándole al arenero gracias a la conexión mantenida con el segundo globo ocular del mismo hallado cerrado actualmente. El ave formada con arcilla y un, desconocido para el Sabaku, chakra explosivo, volaba alrededor de ambos shinobis manteniendo su postura como guardiana del par de muchachos. Su pequeña compañía posada en su hombro dejó escapar un poco de su muestra de inteligencia artificial al curiosear la oreja de su acompañante con un par de leves picotazos en el lóbulo del mismo. Nada más allá de una simple molestia causada que rápidamente fue ignorada para prestar un poco de su atención, ocupada en vigilar, para escuchar lo que Yugen le decía.

- Ciertamente, resulta extraño esto. Se supone que este sujeto forma parte de una banda criminal. Estas organizaciones de alimañas humanas nunca dejan que sus miembros se retiren, no importa si se trata del mismo líder o algún simple idiota de campo, prefieren asesinarlos antes que dejarles libre albedrío en su andar. No arriesgarían nunca que alguna información sobre ellos fuera revelada al mundo. Sería imposible decir que este matón esté solo, tal vez no esté "retirado" de su grupo, podría estar acompañado sin que lo sepamos... Aunque no puedo asegurar nada. - ¿Cómo sabría todo aquello? Pues bien que le había prestado atención a esas pocas lecciones que su padre le daba en contadas ocasiones sobre sus experiencias en el campo ninja. Únicos momentos de su infancia y adolescencia en donde ser un shinobi no le parecía aburrido o una pérdida de tiempo. Qué equivocado estaba en ese tiempo... Ser un ninja, lo era todo para su familia. Él debía continuar su legado por la memoria de sus queridos fallecidos y por ende, heredar el conocimiento de los mismos aunque fuera en pocas cantidades.

Los segundos darían paso a los minutos, veinte de ellos aproximadamente. Quitaría un momento su vista de su frente después de ese tiempo para mirar fijamente al peliblanco con su ojo aún abierto demostrando su característica seriedad en ese contacto visual. - Lo encontré. - La plataforma voladora, elevada a unos veinte metros del suelo, no haría otra cosa que detenerse y empezar a avanzar hacia donde el tercer ojo del joven de cejas inexistentes le indicaba que debían de dirigirse.

[...]

A unos cien metros aproximadamente hacia el noroeste de donde el par de ninjas de Suna se hallaban elevados, se encontraba lo que tanto habían estado buscando desde hacía ya varios minutos. Resultó fácil, pues no habían transcurrido ni treinta minutos y ya tenían al objetivo localizado, eso sólo hizo dudar aún más al desconfiado arenero, sobretodo porque el criminal buscado se hallaba atado junto a uno de los grandes pilares rocosos del lugar...

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La grotesca imagen tardaría en ser eliminada de la retina del Sabaku, no tanto así de su mente, en donde quedaría grabada por siempre. Bocas en las manos con lenguas correspondientes incluidas... Quizás era joven, sólo tenía dieciocho años, no era lo suficientemente mayor como para decir que ya lo había visto todo pero sí que podría decir que había visto bastante con eso. Su curiosidad fue rápidamente erradicada. Ni siquiera quizo saber qué más hacían las creaciones de arcilla de su compañero. Si ese muchacho poseía cavidades bucales en manos ya ni se imaginaba lo que aquellas aves de arcilla podrían hacer. Posiblemente crecerían hasta alcanzar un tamaño titánico, o tal vez podrían hablar. Ya no estaba seguro de otra cosa mas que el mundo en el que vivía, era definitivamente increíble.

Le vio subir y procedió a elevar a su plataforma desértica para continuar así la búsqueda del objetivo del día para ambos... Mientras su ojo natural observaba con mucho detenimiento una zona, a varios metros de distancia se hallaba su tercer ojo artificial observando también, informándole al arenero gracias a la conexión mantenida con el segundo globo ocular del mismo hallado cerrado actualmente. El ave formada con arcilla y un, desconocido para el Sabaku, chakra explosivo, volaba alrededor de ambos shinobis manteniendo su postura como guardiana del par de muchachos. Su pequeña compañía posada en su hombro dejó escapar un poco de su muestra de inteligencia artificial al curiosear la oreja de su acompañante con un par de leves picotazos en el lóbulo del mismo. Nada más allá de una simple molestia causada que rápidamente fue ignorada para prestar un poco de su atención, ocupada en vigilar, para escuchar lo que Yugen le decía.

- Ciertamente, resulta extraño esto. Se supone que este sujeto forma parte de una banda criminal. Estas organizaciones de alimañas humanas nunca dejan que sus miembros se retiren, no importa si se trata del mismo líder o algún simple idiota de campo, prefieren asesinarlos antes que dejarles libre albedrío en su andar. No arriesgarían nunca que alguna información sobre ellos fuera revelada al mundo. Sería imposible decir que este matón esté solo, tal vez no esté "retirado" de su grupo, podría estar acompañado sin que lo sepamos... Aunque no puedo asegurar nada. - ¿Cómo sabría todo aquello? Pues bien que le había prestado atención a esas pocas lecciones que su padre le daba en contadas ocasiones sobre sus experiencias en el campo ninja. Únicos momentos de su infancia y adolescencia en donde ser un shinobi no le parecía aburrido o una pérdida de tiempo. Qué equivocado estaba en ese tiempo... Ser un ninja, lo era todo para su familia. Él debía continuar su legado por la memoria de sus queridos fallecidos y por ende, heredar el conocimiento de los mismos aunque fuera en pocas cantidades.

Los segundos darían paso a los minutos, veinte de ellos aproximadamente. Quitaría un momento su vista de su frente después de ese tiempo para mirar fijamente al peliblanco con su ojo aún abierto demostrando su característica seriedad en ese contacto visual. - Lo encontré. - La plataforma voladora, elevada a unos veinte metros del suelo, no haría otra cosa que detenerse y empezar a avanzar hacia donde el tercer ojo del joven de cejas inexistentes le indicaba que debían de dirigirse.

[...]

A unos cien metros aproximadamente hacia el noroeste de donde el par de ninjas de Suna se hallaban elevados, se encontraba lo que tanto habían estado buscando desde hacía ya varios minutos. Resultó fácil, pues no habían transcurrido ni treinta minutos y ya tenían al objetivo localizado, eso sólo hizo dudar aún más al desconfiado arenero, sobretodo porque el criminal buscado se hallaba atado junto a uno de los grandes pilares rocosos del lugar...

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Yugen Nendo
El rostro del Sabaku era algo gracioso a pesar de no presentar una reacción en particular, su inexpresividad me daba la sensación de que no estaba muy cómodo con lo que había visto. Viajando sobre la nube de arena nos movimos durante varios metros alrededor del terreno inexplorado, nada de nada...-Ninguna pista...-


Entonces el Sabaku hablaría para acompañar mis pocas palabras; Tenia toda la razón un bandido de elite que conformaba parte de una de las bandas mas grandes de todo el País no podía ser alguien muy discreto o al menos eso era lo que pensaba sobre aquel individuo, sin embargo también tenia que tomar en cuenta que al ser una organización grande conformada por pesos pesados, no deberíamos dejar las cosas tan a la ligera, no se darían a ver tan fácil como estábamos pensando...


Solamente asentí a la información que deducía mi compañero mientras continuábamos sobrevolando los terrenos de entrenamientos; Aproximadamente 20 minutos transcurrirían desde nuestro ultimo dialogo, entonces el Sabaku daría la primera estocada...-¿Dónde?-

Sin respuesta alguna nos empezaríamos a detener y de inmediato movilizarnos hacia otra zona, parecia que tenia un indicio del paradero del criminal al que estábamos dando búsqueda. A medida que nos acercábamos hacia la posible zona donde nuestro objetivo podía estar pude confirmar todas mis dudas, a eso de 80 metros ahora estaba parado nuestro objetivo... -No lo se, pero esto no me huele nada bien...- Diría a mi compañero para compartir la inseguridad que sentía en cuanto al panorama que nos estaba dibujando en frente, un bandido de elite, perteneciente a una de las mas grandes organizaciones...¿Solo?
El rostro del Sabaku era algo gracioso a pesar de no presentar una reacción en particular, su inexpresividad me daba la sensación de que no estaba muy cómodo con lo que había visto. Viajando sobre la nube de arena nos movimos durante varios metros alrededor del terreno inexplorado, nada de nada...-Ninguna pista...-


Entonces el Sabaku hablaría para acompañar mis pocas palabras; Tenia toda la razón un bandido de elite que conformaba parte de una de las bandas mas grandes de todo el País no podía ser alguien muy discreto o al menos eso era lo que pensaba sobre aquel individuo, sin embargo también tenia que tomar en cuenta que al ser una organización grande conformada por pesos pesados, no deberíamos dejar las cosas tan a la ligera, no se darían a ver tan fácil como estábamos pensando...


Solamente asentí a la información que deducía mi compañero mientras continuábamos sobrevolando los terrenos de entrenamientos; Aproximadamente 20 minutos transcurrirían desde nuestro ultimo dialogo, entonces el Sabaku daría la primera estocada...-¿Dónde?-

Sin respuesta alguna nos empezaríamos a detener y de inmediato movilizarnos hacia otra zona, parecia que tenia un indicio del paradero del criminal al que estábamos dando búsqueda. A medida que nos acercábamos hacia la posible zona donde nuestro objetivo podía estar pude confirmar todas mis dudas, a eso de 80 metros ahora estaba parado nuestro objetivo... -No lo se, pero esto no me huele nada bien...- Diría a mi compañero para compartir la inseguridad que sentía en cuanto al panorama que nos estaba dibujando en frente, un bandido de elite, perteneciente a una de las mas grandes organizaciones...¿Solo?

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Sabaku Tsunayoshi
Lo vería, a unos pocos metros de distancia cuando después de algunos minutos finalmente habrían llegado a donde su tercer ojo le había indicado se encontraba aquel hombre, y entendería dos cosas: La primera era que no estaría del todo errado, en verdad algo no estaba bien pues el escenario daría mucho para dudar de todo, y la segunda era que seguramente en poco menos de lo que creía todo terminaría mal. Bueno, quizás y se estaría equivocando. Posiblemente ya algún buen samaritano habría ajusticiado al bandido y dejado atado allí para que el desierto se encargase de juzgarlo. Seguramente eso sería un sueño demasiado fantasioso, la realidad era que ya se hallarían ambos ninjas de Sunagakure descendiendo de la arenosa plataforma flotante del Sabaku y colocándose al nivel del restringido hombre de, aparentemente, veinte años de edad. Unos diez metros les separarían de aquel muchacho, una "distancia segura" que les dejaría algunos segundos para actuar en caso de que algo se saliese de control. Llevaría entonces el controlador de arena su mano al pergamimo que contenía la información sobre aquel encargo, que habría llevado consigo entre su chaleco y su abrigo desde que había salido del edificio del despacho del maestro Kazekage. Miraría su contenido mientras el desconocido joven frente a ellos no haría más que simplemente gemir intentando pedirles algo que no podrían entender por la dificultad de interpretación y se fijaría en el retrato dibujado que estaría grabado en el papiro para luego volver a fijar su vista en el joven atado. Sería exactamente igual a quien buscaban.

- Eres "Kurogiri no Hagane", el filo negro de los "Lobos de la Luna de Sangre" - Afirmaría mas que preguntar ante el castaño. Aquel joven poseía un alborotado y bastante descuidado cabello de la mencionada tonalidad, piel ligeramente bronceada por la exposición al sol, mirada despreocupada y un cuerpo que dejaba mucho qué desear para un guerrero. Ocultas dos bolsas de herramientas en la parte baja de su espalda donde llevaría algunas Shurikens y Kunais, aparte de una funda en la espalda media cuyo contenido no sería más que un sable que el mismo muchacho sabría usar bastante bien. Unos iris color café oscuro rodeaban unas pupilas que denotarían fastidio y aburrimiento. Iría vestido con una camiseta color blanco sobre la cual llevaría una camisa abierta color rojo, portando también unos pantalones cortos color gris oscuro y unas sandalias de madera. Característicos tatuajes de los miembros de su banda en forma de "pulseras" azules tenía en las muñecas y cerca de los tobillos. Algo flacucho dirían unos al ver al chico, pero por su parte, el arenero no. Tsunayoshi no subestimaba a nadie, ni por su apariencia, edad o sexo. Para él, todo el mundo poseía una increible capacidad latente y si podían o no utilizarla dependía de sus propias actitudes y claro, de una buena motivación para ello; ¿la suya? Sus padres. Bien podría tomarse como ejemplo a sí mismo, un joven holgazán y despreocupado que terminó siendo alguien lo suficientemente capaz como para ser enviado a completar un encargo de esa magnitud. Obviamente sabía que esa no era la misión entre las misiones, pero no era una que podría hacer cualquier Gennin y eso lo apreciaba mucho. Él tampoco era un ninja modelo, avanzaba a paso lento pero seguro hacia un nivel decente de poder, aunque eso mas que desanimarlo sólo le empujaba a seguir, le hacía entender que como todos, era un ser humano con muchas restricciones, si, pero también con muchas posibilidades a su alcance.

La boca del joven de alborotada cabellera estaría completamente sellada, encontrándose el chico amordazado con un pañuelo amarillento, atado de pies y brazos (estos a su espalda) con lo que parecerían ser unas sogas. Algo muy raro ya que según la información suministrada por sus superiores, aquel hombre daría un golpe ese día. ¿Un asalto? ¿Un asesinato? ¿Ambas cosas? No podría asegurar qué pretendía hacer su enemigo, pero estando como estaría no iba a hacer mucho.

- Mmmm... - No entenderían nada ninguno de los allí presentes sobre lo que el joven identificado como "Hagane" intentaría decir salvo él mismo, claro está. Esto más que aclararlo era necesario recordarlo al parecer...

- No entendemos qué quieres decirnos. Tampoco qué haces aquí atado, pero vendrás con nosotros y por lo que se ve, no tienes muchas opciones - El castaño reiría por debajo de la tela para luego mostrar sus manos, libres ya que las sogas no las ataban realmente (tampoco a sus pies), peor aún, ambas manos sostendrían un par de kunais cuya empuñadura llevaría atada un par de sellos explosivos. - Yo elijo esta opción... - Sin mucho más arrojaría ambas cuchillas ennegrecidas de doble filo y carga explosiva hacia el par de shinobis formando un sello manual, "Hitsuji (carnero)", después de que sus proyectiles fueran despedidos y comenzaran a devorarse los pocos metros que les separarían de sus víctimas con la clara intención de dañar sí o sí. - ¡Basuras! - Luego de ese peculiar comando de voz, sus papeles cargados con chakra, pólvora y un sello especial, iniciarían su función bélica al expandir su dañina onda de fuego hacia los Gennin de Sunagakure. El pelirrojo por su parte, inexpresivo y atento a toda posibilidad de agresión, ya esperaría algo así. Después de todo ambos, tanto él como Yugen ya intuían que nada de ese panorama debía de ser real. Sin embargo al verse próximo a ser dañado por una explosión, no pudo evitar sorprenderse, internamente... La defensa instantánea del arenero rápida y holgazán a la vez (porque cada que defendía, se echaba al suelo sin más), haría aparición al interponerse entre ambos proyectiles y sus objetivos, agradeciendo Tsunayoshi el hecho de que su compañero se hallase junto a él, que de ser otro escenario se le habría complicado protegerle. La explosión no sólo sería contenida por la momentánea pared de dos metros de alto y metro y medio de ancho formada con los resistentes minerales desérticos del Sabaku, sino que parte de la onda expansiva terminaría moviendo a ambos chicos unos pocos centímetros hacia atrás culpa de la cercanía de la agresión ígnea. ("Ahora voy yo...") - Pensaría luego de quitar su brazo de su rostro, con el que se habría cubierto de los granos de arena que habrían salido volando para evitar que su visión fuera comprometida, al empezar a movilizar la arena, viendo luego cómo su oponente desenvainaba un sable que llevaba en su espada y comenzaba a realizar algunos sellos manuales con su mano libre, algo que jamás habría visto hasta ahora el pelirrojo. Sellos con una mano, sería interesante ese combate seguramente. Pronto iniciaría la batalla, los pasos que ya daría el enemigo en carrera frontal hacia ellos se lo revelaría. Unos siete metros se interpondrían entre ellos, siendo lentamente acortados por las zancadas del espadachín. Sería hora de actuar entonces...

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Off Rol:
Lo vería, a unos pocos metros de distancia cuando después de algunos minutos finalmente habrían llegado a donde su tercer ojo le había indicado se encontraba aquel hombre, y entendería dos cosas: La primera era que no estaría del todo errado, en verdad algo no estaba bien pues el escenario daría mucho para dudar de todo, y la segunda era que seguramente en poco menos de lo que creía todo terminaría mal. Bueno, quizás y se estaría equivocando. Posiblemente ya algún buen samaritano habría ajusticiado al bandido y dejado atado allí para que el desierto se encargase de juzgarlo. Seguramente eso sería un sueño demasiado fantasioso, la realidad era que ya se hallarían ambos ninjas de Sunagakure descendiendo de la arenosa plataforma flotante del Sabaku y colocándose al nivel del restringido hombre de, aparentemente, veinte años de edad. Unos diez metros les separarían de aquel muchacho, una "distancia segura" que les dejaría algunos segundos para actuar en caso de que algo se saliese de control. Llevaría entonces el controlador de arena su mano al pergamimo que contenía la información sobre aquel encargo, que habría llevado consigo entre su chaleco y su abrigo desde que había salido del edificio del despacho del maestro Kazekage. Miraría su contenido mientras el desconocido joven frente a ellos no haría más que simplemente gemir intentando pedirles algo que no podrían entender por la dificultad de interpretación y se fijaría en el retrato dibujado que estaría grabado en el papiro para luego volver a fijar su vista en el joven atado. Sería exactamente igual a quien buscaban.

- Eres "Kurogiri no Hagane", el filo negro de los "Lobos de la Luna de Sangre" - Afirmaría mas que preguntar ante el castaño. Aquel joven poseía un alborotado y bastante descuidado cabello de la mencionada tonalidad, piel ligeramente bronceada por la exposición al sol, mirada despreocupada y un cuerpo que dejaba mucho qué desear para un guerrero. Ocultas dos bolsas de herramientas en la parte baja de su espalda donde llevaría algunas Shurikens y Kunais, aparte de una funda en la espalda media cuyo contenido no sería más que un sable que el mismo muchacho sabría usar bastante bien. Unos iris color café oscuro rodeaban unas pupilas que denotarían fastidio y aburrimiento. Iría vestido con una camiseta color blanco sobre la cual llevaría una camisa abierta color rojo, portando también unos pantalones cortos color gris oscuro y unas sandalias de madera. Característicos tatuajes de los miembros de su banda en forma de "pulseras" azules tenía en las muñecas y cerca de los tobillos. Algo flacucho dirían unos al ver al chico, pero por su parte, el arenero no. Tsunayoshi no subestimaba a nadie, ni por su apariencia, edad o sexo. Para él, todo el mundo poseía una increible capacidad latente y si podían o no utilizarla dependía de sus propias actitudes y claro, de una buena motivación para ello; ¿la suya? Sus padres. Bien podría tomarse como ejemplo a sí mismo, un joven holgazán y despreocupado que terminó siendo alguien lo suficientemente capaz como para ser enviado a completar un encargo de esa magnitud. Obviamente sabía que esa no era la misión entre las misiones, pero no era una que podría hacer cualquier Gennin y eso lo apreciaba mucho. Él tampoco era un ninja modelo, avanzaba a paso lento pero seguro hacia un nivel decente de poder, aunque eso mas que desanimarlo sólo le empujaba a seguir, le hacía entender que como todos, era un ser humano con muchas restricciones, si, pero también con muchas posibilidades a su alcance.

La boca del joven de alborotada cabellera estaría completamente sellada, encontrándose el chico amordazado con un pañuelo amarillento, atado de pies y brazos (estos a su espalda) con lo que parecerían ser unas sogas. Algo muy raro ya que según la información suministrada por sus superiores, aquel hombre daría un golpe ese día. ¿Un asalto? ¿Un asesinato? ¿Ambas cosas? No podría asegurar qué pretendía hacer su enemigo, pero estando como estaría no iba a hacer mucho.

- Mmmm... - No entenderían nada ninguno de los allí presentes sobre lo que el joven identificado como "Hagane" intentaría decir salvo él mismo, claro está. Esto más que aclararlo era necesario recordarlo al parecer...

- No entendemos qué quieres decirnos. Tampoco qué haces aquí atado, pero vendrás con nosotros y por lo que se ve, no tienes muchas opciones - El castaño reiría por debajo de la tela para luego mostrar sus manos, libres ya que las sogas no las ataban realmente (tampoco a sus pies), peor aún, ambas manos sostendrían un par de kunais cuya empuñadura llevaría atada un par de sellos explosivos. - Yo elijo esta opción... - Sin mucho más arrojaría ambas cuchillas ennegrecidas de doble filo y carga explosiva hacia el par de shinobis formando un sello manual, "Hitsuji (carnero)", después de que sus proyectiles fueran despedidos y comenzaran a devorarse los pocos metros que les separarían de sus víctimas con la clara intención de dañar sí o sí. - ¡Basuras! - Luego de ese peculiar comando de voz, sus papeles cargados con chakra, pólvora y un sello especial, iniciarían su función bélica al expandir su dañina onda de fuego hacia los Gennin de Sunagakure. El pelirrojo por su parte, inexpresivo y atento a toda posibilidad de agresión, ya esperaría algo así. Después de todo ambos, tanto él como Yugen ya intuían que nada de ese panorama debía de ser real. Sin embargo al verse próximo a ser dañado por una explosión, no pudo evitar sorprenderse, internamente... La defensa instantánea del arenero rápida y holgazán a la vez (porque cada que defendía, se echaba al suelo sin más), haría aparición al interponerse entre ambos proyectiles y sus objetivos, agradeciendo Tsunayoshi el hecho de que su compañero se hallase junto a él, que de ser otro escenario se le habría complicado protegerle. La explosión no sólo sería contenida por la momentánea pared de dos metros de alto y metro y medio de ancho formada con los resistentes minerales desérticos del Sabaku, sino que parte de la onda expansiva terminaría moviendo a ambos chicos unos pocos centímetros hacia atrás culpa de la cercanía de la agresión ígnea. ("Ahora voy yo...") - Pensaría luego de quitar su brazo de su rostro, con el que se habría cubierto de los granos de arena que habrían salido volando para evitar que su visión fuera comprometida, al empezar a movilizar la arena, viendo luego cómo su oponente desenvainaba un sable que llevaba en su espada y comenzaba a realizar algunos sellos manuales con su mano libre, algo que jamás habría visto hasta ahora el pelirrojo. Sellos con una mano, sería interesante ese combate seguramente. Pronto iniciaría la batalla, los pasos que ya daría el enemigo en carrera frontal hacia ellos se lo revelaría. Unos siete metros se interpondrían entre ellos, siendo lentamente acortados por las zancadas del espadachín. Sería hora de actuar entonces...

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Yugen Nendo
Una ves avistado nuestro objetivo, no nos tomaría mas de 5 minutos alcanzar la distancia gracias a la velocidad de movimiento brindada por la nube de arena del Sabaku; aquel hombre sospecho por sus acciones no hacia mas que estar varado sobre aquel banco de arena, sin decir ni hacer absolutamente nada; La nube se deshizo a medida que descendíamos y podíamos pisar tierra nuevamente o bueno arena firme en este caso... Diez metros de distancia nos separaban de aquel hombre, una distancia que tomando en cuenta las habilidades descritas en el contenido de la misión eran “Seguros” pero no sabría hasta que punto, atado sobre la arena...Muy sospecho realmente. Mi compañero extrajo nuevamente el pergamino que contenía la información para confirmar visualmente que estábamos frente al hombre correcto “Kurogiri no Hagane” miembro de los Lobos de la Luna de Sangre, solo escuchar a mi compañero mencionar dichas palabras me provocaba cierta incomodad y erizaban mi piel... ¿Era este el sujeto que estábamos buscando? Parecía mas un vagabundo con un par de Katana que otra cosa; no tenia ni pisca de bandido, digo si era uno famosos al menos debería tener sus arcas llenas de dinero...al menos lo suficiente como para mantener su aspecto en buena forma; pero quien era yo para juzgarlo.


- ¿Qué demonios le paso...? -


Preguntaría entonces al Sabaku al observar que el individuo en cuestión portaba la boca sellada por una especie de pañuelo de color amarillo, amordazado y sobre la caliente arena no daría más que una sensación de pavor a mi cuerpo y llevar mis dudas a otro nivel... -No creo que sea seguro acercarnos...- Diría para tomar una posición defensiva, mientras observaba los movimientos del sospecho, casi sin darme cuenta un movimiento mas que inesperado daría una estocada de sorpresa tanto a mi como a mi compañero, el hombre mostraba sus manos completamente libres, además de que el pañuelo caía a medida que la risa del hombre iba escalando tonos... El adjetivo “Basuras” sería mas que suficiente para hacer que mi cuerpo reaccionara, tomando nuevamente mi posición de combate, observaría como rápidamente algunos sellos se dirigían hacia nosotros... ¿Seriamos vencidos tan fácilmente? Cubrí mi rostro con ambos brazos de inmediato bloqueando mi visión por completo. Casi sin percibirlo se alzaría un muro de arena para interceptar los proyectiles además de cubrirnos de la explosión de los mismos; sin embargo, dicha defensa que en primera instancia parecía ser suficiente, no lo fue.


-Maldición...-


Diría en un tono de voz solo audible para mi mismo mientras retrocedía unos cuantos centímetros debido a la onda provocada por la explosión; retirando rápidamente ambos brazos de mi rostro, el individuo desenfundo una Katana de su espalda, la misma era visible cuando llegamos, pero parecía no poder operarla por lo cual no pusimos mucha prioridad a desarmarlo...además de que hubiera sido mucho mas arriesgado. El hombre en cuestión de segundos realizo sellos manuales con una sola mano... ¿De dónde había salido este tipo? Era la primera vez en mi vida que veía algo similar, sellos con una sola mano y en la otra poseía su Katana...esto estaba empezando a causarme malas expectativas sobre lo que pudiera ocurrir como resultado de este combate. Reaccionando rápidamente, aunque no de la mejor manera, tome ambas aves que estaban sobre nuestros hombros, la tercera que sobrevolaba un poco mas arriba de mi cabeza, realice un lanzamiento rápido de las tres en dirección lineal hacia el oponente, quien para entonces ya empezaba a reducir distancia, lentamente, pero con zancadas que eran muy largas a decir verdad... Los proyectiles con forma de ave recorrerían la distancia respectiva para alcanzar a su objetivo, estos de logarlo detonarían sin necesidad de el comando “Katsu”; solo quedaba esperar la reacción por aquel hombre que formaba parte de los Lobos de la “Luna de Sangre”.

-Creo que sería mejor si hacemos algo de bulla para que salga de un escondite…esto de jugar al gato y al ratón no me gusta.-
 
Estadísticas:
Técnicas y acciones:
Equipaje:
Reparto de Armas:
Una ves avistado nuestro objetivo, no nos tomaría mas de 5 minutos alcanzar la distancia gracias a la velocidad de movimiento brindada por la nube de arena del Sabaku; aquel hombre sospecho por sus acciones no hacia mas que estar varado sobre aquel banco de arena, sin decir ni hacer absolutamente nada; La nube se deshizo a medida que descendíamos y podíamos pisar tierra nuevamente o bueno arena firme en este caso... Diez metros de distancia nos separaban de aquel hombre, una distancia que tomando en cuenta las habilidades descritas en el contenido de la misión eran “Seguros” pero no sabría hasta que punto, atado sobre la arena...Muy sospecho realmente. Mi compañero extrajo nuevamente el pergamino que contenía la información para confirmar visualmente que estábamos frente al hombre correcto “Kurogiri no Hagane” miembro de los Lobos de la Luna de Sangre, solo escuchar a mi compañero mencionar dichas palabras me provocaba cierta incomodad y erizaban mi piel... ¿Era este el sujeto que estábamos buscando? Parecía mas un vagabundo con un par de Katana que otra cosa; no tenia ni pisca de bandido, digo si era uno famosos al menos debería tener sus arcas llenas de dinero...al menos lo suficiente como para mantener su aspecto en buena forma; pero quien era yo para juzgarlo.


- ¿Qué demonios le paso...? -


Preguntaría entonces al Sabaku al observar que el individuo en cuestión portaba la boca sellada por una especie de pañuelo de color amarillo, amordazado y sobre la caliente arena no daría más que una sensación de pavor a mi cuerpo y llevar mis dudas a otro nivel... -No creo que sea seguro acercarnos...- Diría para tomar una posición defensiva, mientras observaba los movimientos del sospecho, casi sin darme cuenta un movimiento mas que inesperado daría una estocada de sorpresa tanto a mi como a mi compañero, el hombre mostraba sus manos completamente libres, además de que el pañuelo caía a medida que la risa del hombre iba escalando tonos... El adjetivo “Basuras” sería mas que suficiente para hacer que mi cuerpo reaccionara, tomando nuevamente mi posición de combate, observaría como rápidamente algunos sellos se dirigían hacia nosotros... ¿Seriamos vencidos tan fácilmente? Cubrí mi rostro con ambos brazos de inmediato bloqueando mi visión por completo. Casi sin percibirlo se alzaría un muro de arena para interceptar los proyectiles además de cubrirnos de la explosión de los mismos; sin embargo, dicha defensa que en primera instancia parecía ser suficiente, no lo fue.


-Maldición...-


Diría en un tono de voz solo audible para mi mismo mientras retrocedía unos cuantos centímetros debido a la onda provocada por la explosión; retirando rápidamente ambos brazos de mi rostro, el individuo desenfundo una Katana de su espalda, la misma era visible cuando llegamos, pero parecía no poder operarla por lo cual no pusimos mucha prioridad a desarmarlo...además de que hubiera sido mucho mas arriesgado. El hombre en cuestión de segundos realizo sellos manuales con una sola mano... ¿De dónde había salido este tipo? Era la primera vez en mi vida que veía algo similar, sellos con una sola mano y en la otra poseía su Katana...esto estaba empezando a causarme malas expectativas sobre lo que pudiera ocurrir como resultado de este combate. Reaccionando rápidamente, aunque no de la mejor manera, tome ambas aves que estaban sobre nuestros hombros, la tercera que sobrevolaba un poco mas arriba de mi cabeza, realice un lanzamiento rápido de las tres en dirección lineal hacia el oponente, quien para entonces ya empezaba a reducir distancia, lentamente, pero con zancadas que eran muy largas a decir verdad... Los proyectiles con forma de ave recorrerían la distancia respectiva para alcanzar a su objetivo, estos de logarlo detonarían sin necesidad de el comando “Katsu”; solo quedaba esperar la reacción por aquel hombre que formaba parte de los Lobos de la “Luna de Sangre”.

-Creo que sería mejor si hacemos algo de bulla para que salga de un escondite…esto de jugar al gato y al ratón no me gusta.-
 
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Reparto de Armas:

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Sabaku Tsunayoshi
En cuestión de segundos la situación que se había presentado rápidamente pasaría a convertirse de una en la que la duda impedía cualquier acción asegurada, a una en la que las acciones debían de ser seguras o todo podría terminar de forma fatal para cualquiera de los allí presentes. En una batalla real no se podía dar el lujo de cometer errores o lo podría pasar verdaderamente mal, bien lo sabía por experiencia propia de aquel evento en donde la decepción y la culpa se habían hecho presentes para sumarse a todo lo que de por sí ya perjudicaba la dolida alma del joven pelirrojo. No debía de descuidarse nunca más...

Su pequeña compañía le dijo "adiós" en el instante en que su creador le enviaba junto a sus dos hermanas a atacar al espadachín en carrera ante ellos. El trío aviar no tardó mucho en impactar sus pequeños cuerpos en el pecho del castaño enemigo, sin embargo la intención no era golpear sino causar un daño devastador. Una explosión sería entonces generada desde la posición en que el enemigo de los Gennin de Sunagakure se hallaba, potenciada por la unión de las tres pequeñas ondas expansivas generadas por el trío de aves de arcilla, no dañando realmente al objetivo que, gracias a su previo moldeo de chakra y una rápida toma de decisión, usaría como señuelo a ambas sogas que anteriormente le habían estado "aprisionando" unos pocos metros tras su posición actual.

("Jutsu de explosivos... Nendo Yugen") - Frunciría su entrecejo al ver lo que su compañero era capaz de hacer. Sin embargo, trozos de cuerda y un poco de tela saldrían volando en muy pocas cantidades desde el sitio del estallido. Antes de siquiera analizar la rareza de lo que ocurría frente a ellos, aquel identificado como Kurogiri no Hagane, aparecería a un metro de distancia al oeste del arenero no perdiendo tiempo y ya lanzando un ataque directo al cuello del mismo con su hoja de acero templado. No le daría tiempo a evadirlo, el ataque resultaría bastante rápido y cercano como para intentar evitar que le hiriera, ¿qué haría entonces? él nada, su poderosa compañera lo haría. La arena nuevamente impediría que su controlador fuese herido al interponerse entre el filo del sable del oponente y la piel del arenero aliado. Otra pared formada por los resistentes minerales del desierto que portaba el Sabaku en su calabaza, y que una buena porción de ellos yacerían ya fuera de su contenedor desde que habían defendido a su maestro del ataque anterior del espadachín, detenían el tajo mortal del usuario de Kenjutsu sin mucho esfuerzo aparentemente.

Hagane, extrañado y frustrado, empezaría a retroceder al tocar suelo, entendiendo que no sería tan fácil lidiar con ambos enemigos. Detendría su retroceso hasta dejar nuevamente diez metros separándolo de quienes intentaban capturarlo o más bien eliminarlo. ("Esa arena es muy molesta. Además el de pelo blanco usa unos explosivos muy extraños, de haberlos recibido estaría hecho pedazos. Creo que los he subestimado") - Sable al frente y una posición defensiva sería adoptada por el criminal buscado, seguido a otra cadena de sellos manuales con la mano libre que terminarían por permitir al de ojos oscuros crear varias imágenes de él mismo, dos a su lado izquierdo y dos a su derecha, cuatro en total.

Tsunayoshi por su parte dirigiría su total atención al oponente cuando éste se alejaba, a la vez que también dirigiría unas palabras a su aliado. - No sé qué fue eso, Yugen, pero no lo vayas a matar. Si lo llevamos con vida, el cuerpo de interrogación podrá sacarle la información necesaria para capturar a toda su banda - Su tono neutral y su inexpresiva mirada harían parecer que no tuviera dudas, sin embargo aún no se le ocurría nada con lo cual podría atrapar al enemigo sin herirlo en el proceso, él mismo se estaba asignando una tarea bastante complicada, además, el jutsu frente a ellos ejecutado por el criminal no falicitaba en nada la tarea que desearía hacer el arenero. Bien tenían la posibilidad de eliminar al criminal, la información sobre la misión y las condiciones para cumplirla mencionaban la ejecución del objetivo si no había otra alternativa, eso sería mucho más fácil obviamente, pero en verdad quería ser un poco más de ayuda para su aldea, comenzar a limpiar la mala imagen que el maestro Kazekage tenía de él luego de haberle fallado en el torneo para así volver a ganar su confianza poco a poco nuevamente. Miraría la ejecución del jutsu de su rival con cautela, el jutsu de clonación sería identificado inicialmente, pero el hecho de llevarlo a cabo con una sola mano le dejaba bastante intrigado. ¿Tan hábil era su oponente? No podría asegurar nada, ni siquiera que fueran simples imágenes de chakra como lo era el jutsu de clonación básico de la academia.

Los cinco Hagane comenzarían a correr rumbo a sus dos objetivos con claras intenciones ofensivas, cambiando sus posiciones en el proceso de un lado al otro y viceversa para tratar de confundir, reduciendo en el proceso tres de los diez metros que les separaban de los jóvenes ninjas. El Sabaku rápidamente llevaría su mano hasta el tapón de su calabaza para quitarlo y tirarlo a un lado. No necesitaba que pequeñas porciones de su arena salieran a ayudarlo, necesitaría de todo su arsenal desértico para contrarrestar el ataque que se le venía encima y toda posible complicación contínua. ¿Qué haría su compañero? Esperaba cualquier cosa que les ayudase a capturar al oponente excepto aniquilarlo...

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Off Rol:
En cuestión de segundos la situación que se había presentado rápidamente pasaría a convertirse de una en la que la duda impedía cualquier acción asegurada, a una en la que las acciones debían de ser seguras o todo podría terminar de forma fatal para cualquiera de los allí presentes. En una batalla real no se podía dar el lujo de cometer errores o lo podría pasar verdaderamente mal, bien lo sabía por experiencia propia de aquel evento en donde la decepción y la culpa se habían hecho presentes para sumarse a todo lo que de por sí ya perjudicaba la dolida alma del joven pelirrojo. No debía de descuidarse nunca más...

Su pequeña compañía le dijo "adiós" en el instante en que su creador le enviaba junto a sus dos hermanas a atacar al espadachín en carrera ante ellos. El trío aviar no tardó mucho en impactar sus pequeños cuerpos en el pecho del castaño enemigo, sin embargo la intención no era golpear sino causar un daño devastador. Una explosión sería entonces generada desde la posición en que el enemigo de los Gennin de Sunagakure se hallaba, potenciada por la unión de las tres pequeñas ondas expansivas generadas por el trío de aves de arcilla, no dañando realmente al objetivo que, gracias a su previo moldeo de chakra y una rápida toma de decisión, usaría como señuelo a ambas sogas que anteriormente le habían estado "aprisionando" unos pocos metros tras su posición actual.

("Jutsu de explosivos... Nendo Yugen") - Frunciría su entrecejo al ver lo que su compañero era capaz de hacer. Sin embargo, trozos de cuerda y un poco de tela saldrían volando en muy pocas cantidades desde el sitio del estallido. Antes de siquiera analizar la rareza de lo que ocurría frente a ellos, aquel identificado como Kurogiri no Hagane, aparecería a un metro de distancia al oeste del arenero no perdiendo tiempo y ya lanzando un ataque directo al cuello del mismo con su hoja de acero templado. No le daría tiempo a evadirlo, el ataque resultaría bastante rápido y cercano como para intentar evitar que le hiriera, ¿qué haría entonces? él nada, su poderosa compañera lo haría. La arena nuevamente impediría que su controlador fuese herido al interponerse entre el filo del sable del oponente y la piel del arenero aliado. Otra pared formada por los resistentes minerales del desierto que portaba el Sabaku en su calabaza, y que una buena porción de ellos yacerían ya fuera de su contenedor desde que habían defendido a su maestro del ataque anterior del espadachín, detenían el tajo mortal del usuario de Kenjutsu sin mucho esfuerzo aparentemente.

Hagane, extrañado y frustrado, empezaría a retroceder al tocar suelo, entendiendo que no sería tan fácil lidiar con ambos enemigos. Detendría su retroceso hasta dejar nuevamente diez metros separándolo de quienes intentaban capturarlo o más bien eliminarlo. ("Esa arena es muy molesta. Además el de pelo blanco usa unos explosivos muy extraños, de haberlos recibido estaría hecho pedazos. Creo que los he subestimado") - Sable al frente y una posición defensiva sería adoptada por el criminal buscado, seguido a otra cadena de sellos manuales con la mano libre que terminarían por permitir al de ojos oscuros crear varias imágenes de él mismo, dos a su lado izquierdo y dos a su derecha, cuatro en total.

Tsunayoshi por su parte dirigiría su total atención al oponente cuando éste se alejaba, a la vez que también dirigiría unas palabras a su aliado. - No sé qué fue eso, Yugen, pero no lo vayas a matar. Si lo llevamos con vida, el cuerpo de interrogación podrá sacarle la información necesaria para capturar a toda su banda - Su tono neutral y su inexpresiva mirada harían parecer que no tuviera dudas, sin embargo aún no se le ocurría nada con lo cual podría atrapar al enemigo sin herirlo en el proceso, él mismo se estaba asignando una tarea bastante complicada, además, el jutsu frente a ellos ejecutado por el criminal no falicitaba en nada la tarea que desearía hacer el arenero. Bien tenían la posibilidad de eliminar al criminal, la información sobre la misión y las condiciones para cumplirla mencionaban la ejecución del objetivo si no había otra alternativa, eso sería mucho más fácil obviamente, pero en verdad quería ser un poco más de ayuda para su aldea, comenzar a limpiar la mala imagen que el maestro Kazekage tenía de él luego de haberle fallado en el torneo para así volver a ganar su confianza poco a poco nuevamente. Miraría la ejecución del jutsu de su rival con cautela, el jutsu de clonación sería identificado inicialmente, pero el hecho de llevarlo a cabo con una sola mano le dejaba bastante intrigado. ¿Tan hábil era su oponente? No podría asegurar nada, ni siquiera que fueran simples imágenes de chakra como lo era el jutsu de clonación básico de la academia.

Los cinco Hagane comenzarían a correr rumbo a sus dos objetivos con claras intenciones ofensivas, cambiando sus posiciones en el proceso de un lado al otro y viceversa para tratar de confundir, reduciendo en el proceso tres de los diez metros que les separaban de los jóvenes ninjas. El Sabaku rápidamente llevaría su mano hasta el tapón de su calabaza para quitarlo y tirarlo a un lado. No necesitaba que pequeñas porciones de su arena salieran a ayudarlo, necesitaría de todo su arsenal desértico para contrarrestar el ataque que se le venía encima y toda posible complicación contínua. ¿Qué haría su compañero? Esperaba cualquier cosa que les ayudase a capturar al oponente excepto aniquilarlo...

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Yugen Nendo
Nuestra primera ofensiva no tuvo el resultado que esperábamos; el criminal que recibía el nombre de Hagane; se las había arreglado para utilizar las sogas que lo mantenían apresado minutos antes como señuelos. Preocupado por nuestra táctica este mantuvo su distancia por algunos segundos, al menos ya conocía nuestras habilidades y nosostros no teníamos mas que información inconclusa sobre las suyas; pues los reportes a pesar de ser hechos por parte del cuerpo de espionaje de la aldea eran algo escasoz.

Mi compañero no muy feliz con mi ultima acción no hizo mas que recriminarme sobre la misma; mis explosivos sin duda eran muy eficientes, pero su poder podría llegar a ser desvastador hasta el punto de matar al objetivo; Si bien no nos acarraría un problema el Sabaku seguia ocnvencido en llevarlo ante el cuerpo de interrogación para obtener mas información…
El espadachin fugitivo, empezó una carrera de largas zancadas mientras lentamente disminuia la distancia que había entre nosotros; unos 10 metros fueron consumidos en cuestión de segundos hasta su mitad 5. Para entonces ya había estado preparando algo de Arcilla Masticada la cual no me tomaría mas de un minuto preparar en 4 aves más; las cuales lanzaría justo al finalizar su moldeado. Las mismas repetirían la trayectoria de sus predecesoras, realizando un recorrido lineal sin ningún tipo de modificación.

-Necesito que me cubras…niño bueno.-

Fueron mis palabras dirigidas al Sabaku, su arena parecía ser sumamente solida; si me daba algo de tiempo quizás podría moldeara algo un poco mas complejo que nos ayudase a atraparlo y noquearlo…Dando media vuelta y colocándome de cunclillas; empecé nuevamente el masticado de arcilla mientras iba moldeando la forma de un insecto, un ciempiés. El cual sin duda me tomaría algo de tiempo finalizar, pero debía introducir bajo la arena, necesitaba cobertura por un periodo corto de tiempo.

Off:

Spoiler:
Nuestra primera ofensiva no tuvo el resultado que esperábamos; el criminal que recibía el nombre de Hagane; se las había arreglado para utilizar las sogas que lo mantenían apresado minutos antes como señuelos. Preocupado por nuestra táctica este mantuvo su distancia por algunos segundos, al menos ya conocía nuestras habilidades y nosostros no teníamos mas que información inconclusa sobre las suyas; pues los reportes a pesar de ser hechos por parte del cuerpo de espionaje de la aldea eran algo escasoz.

Mi compañero no muy feliz con mi ultima acción no hizo mas que recriminarme sobre la misma; mis explosivos sin duda eran muy eficientes, pero su poder podría llegar a ser desvastador hasta el punto de matar al objetivo; Si bien no nos acarraría un problema el Sabaku seguia ocnvencido en llevarlo ante el cuerpo de interrogación para obtener mas información…
El espadachin fugitivo, empezó una carrera de largas zancadas mientras lentamente disminuia la distancia que había entre nosotros; unos 10 metros fueron consumidos en cuestión de segundos hasta su mitad 5. Para entonces ya había estado preparando algo de Arcilla Masticada la cual no me tomaría mas de un minuto preparar en 4 aves más; las cuales lanzaría justo al finalizar su moldeado. Las mismas repetirían la trayectoria de sus predecesoras, realizando un recorrido lineal sin ningún tipo de modificación.

-Necesito que me cubras…niño bueno.-

Fueron mis palabras dirigidas al Sabaku, su arena parecía ser sumamente solida; si me daba algo de tiempo quizás podría moldeara algo un poco mas complejo que nos ayudase a atraparlo y noquearlo…Dando media vuelta y colocándome de cunclillas; empecé nuevamente el masticado de arcilla mientras iba moldeando la forma de un insecto, un ciempiés. El cual sin duda me tomaría algo de tiempo finalizar, pero debía introducir bajo la arena, necesitaba cobertura por un periodo corto de tiempo.

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Sabaku Tsunayoshi
En cuestión de sólo cuatro segundos, cuatro metros y treinta y tres centímetros serían acortados por los pasos del quinteto enemigo del dúo de la arena. Una carrera de posiciones cambiantes, con la inteción de confundir, que finalizaría al ser interrumpida por una contramedida a aquel ataque frontal que casi se daba sin interrupción alguna. Cuatro nuevas figuras serían creadas gracias a que desde que el criminal había sorteado el primer ataque de Yugen, el mismo menor de edad aún había comenzado a preparar un segundo ataque, incluso cuando el pelirrojo le pedía el favor de no eliminar al objetivo como primer recurso a tomar en cuenta. Sin embargo y con ello en mente fueron enviados aquel grupo aviar en contra de quien Tsunayoshi deseaba capturar.

El primer Hagane no pudo hacer nada más que cubrir un rostro intangible para que la primera ave traspasara su cuerpo como si de una aparición espectral se tratase, por la velocidad y dirección tomada, probablemente el animal de arcilla terminaría impactando el terreno tras el clon de chakra y estallando al momento. El mismo caso sería para dos Hagane's restantes, sin embargo para el cuarto clon, las mismas explosiones, que serían ocasionadas por la confusión e indecisión, serían las causantes de su desaparición al ser alcanzado por las ondas expansivas, por lo que sólo restaría un único y muy obvio objetivo...

El castaño, levemente herido por las explosiones cercanas, acorralado y con alta tensión sobre su feo panorama, arrojaría un tajo contra su enemiga, valiente, atrevido, osado, retando el poder de la pequeña pero peligrosa ave. El filo de su arma no tendría problemas para rebanar en dos al pobre animal de arcilla, sobretodo por el leve pero notable recubrimiento eléctrico y chispeante que empezaría a cubrir dicho sable. Raiton contra Doton, rayo contra la tierra, un enfrentamiento que normalmente inclinaría la balanza hacia el arma ionizada pero que debido al buen camino que llevaba el Nendo sobre su poder en ninjutsu y al pobre adiestramiento que el bandido poseía sobre su elemento, tan sólo bastaría para que la explosión que generaría su difunta oponente voladora fuese menor a lo habitual. Casi como si de un fuego pirotécnico de uso "infantil" se tratase, la explosión generada por la última creación del ninja usuario del Bakuton tan sólo aturdiría unos cuantos segundos al Tetsukido. Un momento en que la pequeña nube de humo y polvo alrededor del objetivo de los Gennin bastaría para que el Sabaku, hasta ahora espectante, analítico y atento a cualquier contratiempo que pudiera prevenir, arrojase su primera carta hacia la mesa con fuerza, fiereza y calma. Su control sobre el terreno arenoso, o más bien sobre una parte del mismo que siempre llevaba consigo en la espalda y que anteriormenteora se mantenía libre a sus pies, le habría permitido movilizarlo rápidamente durante esos segundos en que la atención del desaliñado muchacho frente a él se posaba sobre el ataque de su compatriota, lo suficiente como para hacerlo llegar (en el segundo en que la visión del espadachín se había obstaculizado) hasta los pies de Hagane y formar un par de tentáculos bajo los pies del usuario del elemento Rayo, formados por el árido material comprimido reforzados con el chakra del arenero. Dichas extremidades propias de un animal marino, rodearían ambas piernas del castaño hasta llegar a la cintura del mismo, inmovilizándolo en el acto. Dos tentáculos de metro y veinte centímetros, con un grosor similar al de un brazo de un humano adulto, eran formados y enrollados alrededor de las extremidades inferiores del practicante de Kenjutsu gracias a la habilidad natural que poseia el arenero de grandes y marcadas ojeras.

- No creo que sea necesario... - Diría hacia el ojiazul a su lado para detener su cometido ya que de seguir así terminaría matando a quien el Sabaku deseaba vivo y fresco de información útil a la aldea.

Claramente el enemigo no se quedaría con eso como si nada. - ¡¿Qué demonios?! Hijo de perra de arena, ya verás! - Espada a un lado para buscar en sus bolsas de herramientas dos Kunais con una mano y cuatro Shurikens con la otra, sabiendo que cuando la arena protegiese al Sabaku éste no podría ver, arrojaría las cuatro Shurikens hacia el Gennin, esperando ver la peculiar defensa del mismo en acción para llevar a cabo su siguiente movimiento...

Efectivamente, no toda la arena del controlador de la misma había sido enviada a capturar al criminal, pues parte de ella se habría quedado a proteger al pelirrojo. Rápida y sin vacilar, la defensa absoluta del Sabaku haría aparición deteniendo las cuatro estrellas ninja en el momento en que éstas estarían a punto de herir al shinobi de Suna. Aprovechando esa brecha de tiempo y que tan sólo cinco metros y medio aproximadamente le separaba de su verdadero objetivo (esa medida no es la exacta, pero Hagane no tiene cómo saber eso), arrojaría las dos cuchillas ennegrecidas hacia el Nendo, quien parecería muy confiado en la ayuda de su compañero.

- Te tengo - Pensaría el de bélicas intenciones. Desgraciadamente para él, la arena de su enemigo también se habría encargado de proteger al cercano peliblanco, gracias a una pared extra de metro y medio de alto y un metro de ancho formada por la misma debido a un buen cálculo de situación hecho por el defensivo joven mayor de edad. - Imposible... -

- No creíste que iba a dejar a mi compañero a su suerte, ¿verdad?. Ese ataque tuyo fue demasiado obvio. Para ser un reconocido criminal no eres muy brillante... - No era su estilo provocar, regañar, ni mucho menor subestimar a alguien, sólo era un novato ganando experiencia en el campo del deber, pero no le gustaba ser subestimado.

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Off Rol:
En cuestión de sólo cuatro segundos, cuatro metros y treinta y tres centímetros serían acortados por los pasos del quinteto enemigo del dúo de la arena. Una carrera de posiciones cambiantes, con la inteción de confundir, que finalizaría al ser interrumpida por una contramedida a aquel ataque frontal que casi se daba sin interrupción alguna. Cuatro nuevas figuras serían creadas gracias a que desde que el criminal había sorteado el primer ataque de Yugen, el mismo menor de edad aún había comenzado a preparar un segundo ataque, incluso cuando el pelirrojo le pedía el favor de no eliminar al objetivo como primer recurso a tomar en cuenta. Sin embargo y con ello en mente fueron enviados aquel grupo aviar en contra de quien Tsunayoshi deseaba capturar.

El primer Hagane no pudo hacer nada más que cubrir un rostro intangible para que la primera ave traspasara su cuerpo como si de una aparición espectral se tratase, por la velocidad y dirección tomada, probablemente el animal de arcilla terminaría impactando el terreno tras el clon de chakra y estallando al momento. El mismo caso sería para dos Hagane's restantes, sin embargo para el cuarto clon, las mismas explosiones, que serían ocasionadas por la confusión e indecisión, serían las causantes de su desaparición al ser alcanzado por las ondas expansivas, por lo que sólo restaría un único y muy obvio objetivo...

El castaño, levemente herido por las explosiones cercanas, acorralado y con alta tensión sobre su feo panorama, arrojaría un tajo contra su enemiga, valiente, atrevido, osado, retando el poder de la pequeña pero peligrosa ave. El filo de su arma no tendría problemas para rebanar en dos al pobre animal de arcilla, sobretodo por el leve pero notable recubrimiento eléctrico y chispeante que empezaría a cubrir dicho sable. Raiton contra Doton, rayo contra la tierra, un enfrentamiento que normalmente inclinaría la balanza hacia el arma ionizada pero que debido al buen camino que llevaba el Nendo sobre su poder en ninjutsu y al pobre adiestramiento que el bandido poseía sobre su elemento, tan sólo bastaría para que la explosión que generaría su difunta oponente voladora fuese menor a lo habitual. Casi como si de un fuego pirotécnico de uso "infantil" se tratase, la explosión generada por la última creación del ninja usuario del Bakuton tan sólo aturdiría unos cuantos segundos al Tetsukido. Un momento en que la pequeña nube de humo y polvo alrededor del objetivo de los Gennin bastaría para que el Sabaku, hasta ahora espectante, analítico y atento a cualquier contratiempo que pudiera prevenir, arrojase su primera carta hacia la mesa con fuerza, fiereza y calma. Su control sobre el terreno arenoso, o más bien sobre una parte del mismo que siempre llevaba consigo en la espalda y que anteriormenteora se mantenía libre a sus pies, le habría permitido movilizarlo rápidamente durante esos segundos en que la atención del desaliñado muchacho frente a él se posaba sobre el ataque de su compatriota, lo suficiente como para hacerlo llegar (en el segundo en que la visión del espadachín se había obstaculizado) hasta los pies de Hagane y formar un par de tentáculos bajo los pies del usuario del elemento Rayo, formados por el árido material comprimido reforzados con el chakra del arenero. Dichas extremidades propias de un animal marino, rodearían ambas piernas del castaño hasta llegar a la cintura del mismo, inmovilizándolo en el acto. Dos tentáculos de metro y veinte centímetros, con un grosor similar al de un brazo de un humano adulto, eran formados y enrollados alrededor de las extremidades inferiores del practicante de Kenjutsu gracias a la habilidad natural que poseia el arenero de grandes y marcadas ojeras.

- No creo que sea necesario... - Diría hacia el ojiazul a su lado para detener su cometido ya que de seguir así terminaría matando a quien el Sabaku deseaba vivo y fresco de información útil a la aldea.

Claramente el enemigo no se quedaría con eso como si nada. - ¡¿Qué demonios?! Hijo de perra de arena, ya verás! - Espada a un lado para buscar en sus bolsas de herramientas dos Kunais con una mano y cuatro Shurikens con la otra, sabiendo que cuando la arena protegiese al Sabaku éste no podría ver, arrojaría las cuatro Shurikens hacia el Gennin, esperando ver la peculiar defensa del mismo en acción para llevar a cabo su siguiente movimiento...

Efectivamente, no toda la arena del controlador de la misma había sido enviada a capturar al criminal, pues parte de ella se habría quedado a proteger al pelirrojo. Rápida y sin vacilar, la defensa absoluta del Sabaku haría aparición deteniendo las cuatro estrellas ninja en el momento en que éstas estarían a punto de herir al shinobi de Suna. Aprovechando esa brecha de tiempo y que tan sólo cinco metros y medio aproximadamente le separaba de su verdadero objetivo (esa medida no es la exacta, pero Hagane no tiene cómo saber eso), arrojaría las dos cuchillas ennegrecidas hacia el Nendo, quien parecería muy confiado en la ayuda de su compañero.

- Te tengo - Pensaría el de bélicas intenciones. Desgraciadamente para él, la arena de su enemigo también se habría encargado de proteger al cercano peliblanco, gracias a una pared extra de metro y medio de alto y un metro de ancho formada por la misma debido a un buen cálculo de situación hecho por el defensivo joven mayor de edad. - Imposible... -

- No creíste que iba a dejar a mi compañero a su suerte, ¿verdad?. Ese ataque tuyo fue demasiado obvio. Para ser un reconocido criminal no eres muy brillante... - No era su estilo provocar, regañar, ni mucho menor subestimar a alguien, sólo era un novato ganando experiencia en el campo del deber, pero no le gustaba ser subestimado.

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Yugen Nendo
Como era de esperarse mi compañero se las habia arreglado para manejar las habilidades contrarias del criminal, utilizando su buena defensa para cubrirse a si mismo, capturar al rival y asegurarse de que no sufiera ningun rasguño, agradecido pero sin ganas de demostrarlo mis manos estarían entonces vacías, el ciempies habia realizado el recorrido hasta el criminal de forma rapida debido a la fina arena, que nos rodeaba. Para entonces el ciempies habia logrado mezclarse y pasar totalmente desapercibido por los presentes, mezclandose con la masa de arena que manejaba el Sabaku para aprisionar a nuestro criminal.

-Te agradezco que me ayudes; pero tu me agradeceras por esto...!Katsu!- Levantaría entonces mi brazo izquierdo y haciendo el sello del tigre; aquel ciempies mostraría partes de su cuerpo y volaría en pedazos afectando así al criminal que ahora estaba prisionero de la arena; cabe destacar que justo antes de explotar se expandería a un metro y treinta centimetros, cubriendo la mayor parte del cuerpo del criminal.La explosión haría que la masa de arena se debilitara ligeramente, sin embargo aquel criminal recibiría el poder de la explosión por completo, perdiendo su consciencia en el proceso.

-Así es como se hacen las cosas aquí...-

Dicha explosión no pasaría desapercibida, siendo esta el doble de potente que las anteriores, pues el tamaño del ciempies superaba por mucho el de las aves que habia lanzado con anterioridad. de igual forma la nube de polvo y humo que sería creada sería el doble de grande que la anterior, la misma se disiparia en formad e estela hacia el cielo, para esfumarse poco a poco, quizás llamando la atención de alguien mas que estuviera por la zona
Off:

Spoiler:
Como era de esperarse mi compañero se las habia arreglado para manejar las habilidades contrarias del criminal, utilizando su buena defensa para cubrirse a si mismo, capturar al rival y asegurarse de que no sufiera ningun rasguño, agradecido pero sin ganas de demostrarlo mis manos estarían entonces vacías, el ciempies habia realizado el recorrido hasta el criminal de forma rapida debido a la fina arena, que nos rodeaba. Para entonces el ciempies habia logrado mezclarse y pasar totalmente desapercibido por los presentes, mezclandose con la masa de arena que manejaba el Sabaku para aprisionar a nuestro criminal.

-Te agradezco que me ayudes; pero tu me agradeceras por esto...!Katsu!- Levantaría entonces mi brazo izquierdo y haciendo el sello del tigre; aquel ciempies mostraría partes de su cuerpo y volaría en pedazos afectando así al criminal que ahora estaba prisionero de la arena; cabe destacar que justo antes de explotar se expandería a un metro y treinta centimetros, cubriendo la mayor parte del cuerpo del criminal.La explosión haría que la masa de arena se debilitara ligeramente, sin embargo aquel criminal recibiría el poder de la explosión por completo, perdiendo su consciencia en el proceso.

-Así es como se hacen las cosas aquí...-

Dicha explosión no pasaría desapercibida, siendo esta el doble de potente que las anteriores, pues el tamaño del ciempies superaba por mucho el de las aves que habia lanzado con anterioridad. de igual forma la nube de polvo y humo que sería creada sería el doble de grande que la anterior, la misma se disiparia en formad e estela hacia el cielo, para esfumarse poco a poco, quizás llamando la atención de alguien mas que estuviera por la zona
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Sabaku Tsunayoshi
Ante la situación controlada, el Sabaku se mantendría tranquilo pero alerta por si acaso ocurría algún imprevisto. Aquel identificado como Hagane simplemente se comenzaría a quejar soltando varias groserías que el pelirrojo prefería simplemente ignorar pero, ante la tranquilidad del arenero, aquel inquieto e impulsivo joven peliblanco usuario del peculiar jutsu de explosivos no podría quedarse con tan aburrido desenlace...

La aparición de una criatura cuya forma daba a entender que se trataba de un insecto, más precisamente un ciempiés, llamaría la atención del de grandes ojeras luego de las palabras del Nendo. El balquecino y enorme insecto se encargaría de rodear el cuerpo de quien no podía defenderse para luego causar una gran explosión en dicho lugar, una onda expansiva de calor que levantaría la arena circundante e impediría la visión sobre el criminal sería levantada a raíz del estallido. Tsunayoshi, aun sereno ante aquello, dejaría su vista fija en la nube de arena que se había formado. Sus labios dibujarían una leve y casi imperceptible sonrisa luego de pensar en algo en lo que le daría la razón al impulsivo muchacho a su lado; los enemigos de la arena debían ser erradicados. - Aún así nos habría servido sacarle la información sobre el grupo criminal - Diría sin dirigirle la mirada al Nendo. Seguía atento a todo lo que pudiera pues no se sentía del todo seguro y lo lo haría hasta que viera a su enemigo inconsciente.

Nada más despejarse la zona, observaría al Tetsukido tirado en el suelo, completamente inconsciente y sufriendo variadas quemaduras que si le preguntasen diría que era de primer y hasta segundo grado. Su ropa estaría quemada en algunas partes y su espíritu de lucha sería completamente nulo. Se hallaría fuera de combate.

- No sé si estará muerto o no. Igual hay que llevarlo a la aldea y entregarlo, pero sólo por si acaso, lo llevaré desde lejos... - Diría para así realizar una cadena de sellos que le permitiría moldear su chakra, ejecutar una técnica antes mostrada y con ello poder movilizar los granos de arena para que tomasen al inconsciente hombre y le hicieran flotar unos dos metros sobre el suelo, facilitando con ello el transporte del mismo rumbo a donde ya planearía dirigirse el Sabaku. No iba a cometer el error de confiarse. Él no era de los que subestimaban a un enemigo inconsciente. ¿Qué tal que fuera un engaño? El buen shinobi debía estar preparado para todo y él, al menos intentaba estarlo.

No darían ni dos pasos y el "rehén" del arenero no avanzaría en su flotante transporte más de unos cuarenta centímetros cuando una filosa cuchilla caería y se clavaría a unos veinte centímetros frente a los pies del Sabaku siendo unida a un largo hilo de alambre cuyo inicio delataba la posición de un desconocido individuo parado sobre uno de los grandes pilares rocosos del lugar. Los pasos del par de Gennin serían detenidos, claro. Ante la nueva amenaza, los ojos del controlador del material reinante del desierto se posarían sobre el recién llegado.

- No pensarán irse así como así con mi peón, ¿o si? - Diría alzando la voz aquel sujeto, hallado a unos quince metros de distancia del dúo de ninjas de la arena.

Tsunayoshi no diría nada en respuesta, simplemente observaría la situación a sabiendas de que un posible segundo combate se libraría pronto. Sintiéndose en ventaja gracias a sus habilidades defensivas y suplementarias junto con la impactante ofensiva de su compañero, tendría casi la certeza de salir victorioso. Pero todo cálculo sobre una hipotética victoria se iría al olvido al mirar a su alrededor y verse rodeado por varios individuos, hombres y mujeres sin falta bien equipados con variados tipos de armamento, mirándoles de una forma no muy amistosa. Unas diez personas, quizás más contando al, aparentemente, líder del grupo. ¿Qué sería todo aquello? La verdad, no estaría seguro, sólo un milagro le salvaría pero algo sí sería seguro: Él no se quedaría allí a rendirse. Si debía luchar, lo haría hasta el final.

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Off Rol:
Ante la situación controlada, el Sabaku se mantendría tranquilo pero alerta por si acaso ocurría algún imprevisto. Aquel identificado como Hagane simplemente se comenzaría a quejar soltando varias groserías que el pelirrojo prefería simplemente ignorar pero, ante la tranquilidad del arenero, aquel inquieto e impulsivo joven peliblanco usuario del peculiar jutsu de explosivos no podría quedarse con tan aburrido desenlace...

La aparición de una criatura cuya forma daba a entender que se trataba de un insecto, más precisamente un ciempiés, llamaría la atención del de grandes ojeras luego de las palabras del Nendo. El balquecino y enorme insecto se encargaría de rodear el cuerpo de quien no podía defenderse para luego causar una gran explosión en dicho lugar, una onda expansiva de calor que levantaría la arena circundante e impediría la visión sobre el criminal sería levantada a raíz del estallido. Tsunayoshi, aun sereno ante aquello, dejaría su vista fija en la nube de arena que se había formado. Sus labios dibujarían una leve y casi imperceptible sonrisa luego de pensar en algo en lo que le daría la razón al impulsivo muchacho a su lado; los enemigos de la arena debían ser erradicados. - Aún así nos habría servido sacarle la información sobre el grupo criminal - Diría sin dirigirle la mirada al Nendo. Seguía atento a todo lo que pudiera pues no se sentía del todo seguro y lo lo haría hasta que viera a su enemigo inconsciente.

Nada más despejarse la zona, observaría al Tetsukido tirado en el suelo, completamente inconsciente y sufriendo variadas quemaduras que si le preguntasen diría que era de primer y hasta segundo grado. Su ropa estaría quemada en algunas partes y su espíritu de lucha sería completamente nulo. Se hallaría fuera de combate.

- No sé si estará muerto o no. Igual hay que llevarlo a la aldea y entregarlo, pero sólo por si acaso, lo llevaré desde lejos... - Diría para así realizar una cadena de sellos que le permitiría moldear su chakra, ejecutar una técnica antes mostrada y con ello poder movilizar los granos de arena para que tomasen al inconsciente hombre y le hicieran flotar unos dos metros sobre el suelo, facilitando con ello el transporte del mismo rumbo a donde ya planearía dirigirse el Sabaku. No iba a cometer el error de confiarse. Él no era de los que subestimaban a un enemigo inconsciente. ¿Qué tal que fuera un engaño? El buen shinobi debía estar preparado para todo y él, al menos intentaba estarlo.

No darían ni dos pasos y el "rehén" del arenero no avanzaría en su flotante transporte más de unos cuarenta centímetros cuando una filosa cuchilla caería y se clavaría a unos veinte centímetros frente a los pies del Sabaku siendo unida a un largo hilo de alambre cuyo inicio delataba la posición de un desconocido individuo parado sobre uno de los grandes pilares rocosos del lugar. Los pasos del par de Gennin serían detenidos, claro. Ante la nueva amenaza, los ojos del controlador del material reinante del desierto se posarían sobre el recién llegado.

- No pensarán irse así como así con mi peón, ¿o si? - Diría alzando la voz aquel sujeto, hallado a unos quince metros de distancia del dúo de ninjas de la arena.

Tsunayoshi no diría nada en respuesta, simplemente observaría la situación a sabiendas de que un posible segundo combate se libraría pronto. Sintiéndose en ventaja gracias a sus habilidades defensivas y suplementarias junto con la impactante ofensiva de su compañero, tendría casi la certeza de salir victorioso. Pero todo cálculo sobre una hipotética victoria se iría al olvido al mirar a su alrededor y verse rodeado por varios individuos, hombres y mujeres sin falta bien equipados con variados tipos de armamento, mirándoles de una forma no muy amistosa. Unas diez personas, quizás más contando al, aparentemente, líder del grupo. ¿Qué sería todo aquello? La verdad, no estaría seguro, sólo un milagro le salvaría pero algo sí sería seguro: Él no se quedaría allí a rendirse. Si debía luchar, lo haría hasta el final.

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Yugen Nendo
Mi cuerpo experimentaría una sensación muy extraña… ¿Era placer? No, no lo era. ¿Qué podría ser? Observar a ese criminal en el estado que había logrado causarle causaba cierta satisfacción… ¿Estaba haciendo lo correcto? Era eso…mi mente y cuerpo estaban totalmente descoordinados, mi mente deseaba algo, pero mi cuerpo no me permitía hacerlo con plenitud, era un sentimiento de culpabilidad el que invadía mi mente en ese instante…Mi compañero había solicitado y pedido de buena manera que no causara daño alguno al criminal que teníamos frente a nosotros ¿Pero se lo merecía, ¿no? Cuestionantes y más cuestionantes inundaron mi cabeza al ver el cuerpo inerte de aquel criminal sobre la caliente arena del País de la Arena.


“¿He estado haciendo lo correcto estos últimos años?” Estaba teniendo una especie de choque o más bien colisión filosófica en cuanto a mi actitud y lo que era y no era correcto. Había luchado con esta sensación durante años, pero últimamente se estaba mostrando y tomando mas fuerza con cada acción que realizaba…las primeras misiones que había realizado hacen mesas eran prueba de ello… ¿Es la experiencia? Quizás eso era lo que me faltaba, experiencia…ver el mundo de manera distinta conocer personas que han pasado por lo mismo que yo he pasado…intercambiar opiniones quizás… Sería traído de regreso por un extraño sonido, casi sin notar que mi compañero me hablaba minutos antes, una cuchilla captaría mi atención por completo y detendría el leve movimiento que había realizado para desplazarnos de regreso a la aldea…una voz bastante gruesa llamaría la atención de ambos en dirección opuesta.




- ¿! ¡¿Pues qué crees?! Lo hemos matado, es nuestro…lo quieres ven por…-



No terminaría de retar al nuevo hombre de procedencia desconocida cuando muchos pasos serían audibles en la arena que estaba a 15 metros a la redonda de nuestra posición actual. Estábamos completamente rodeados por lo que parecían ser los camaradas del hombre que Tsunayoshi recién había recapturado., sin embargo, este hombre el cual había tomado la batuta para hablar de primero, se refirió a Hagane como su “Peón” ¿Acaso estábamos frente al líder de la organización”? Sin dudarlo dos veces empecé a moldear algunas creaciones de manera disimulada, solo esperaba que los criminales se dieran cuenta de lo que estaba tramando…



-Será mejor que empieces a pensar en algo, chico arena...-
Mi cuerpo experimentaría una sensación muy extraña… ¿Era placer? No, no lo era. ¿Qué podría ser? Observar a ese criminal en el estado que había logrado causarle causaba cierta satisfacción… ¿Estaba haciendo lo correcto? Era eso…mi mente y cuerpo estaban totalmente descoordinados, mi mente deseaba algo, pero mi cuerpo no me permitía hacerlo con plenitud, era un sentimiento de culpabilidad el que invadía mi mente en ese instante…Mi compañero había solicitado y pedido de buena manera que no causara daño alguno al criminal que teníamos frente a nosotros ¿Pero se lo merecía, ¿no? Cuestionantes y más cuestionantes inundaron mi cabeza al ver el cuerpo inerte de aquel criminal sobre la caliente arena del País de la Arena.


“¿He estado haciendo lo correcto estos últimos años?” Estaba teniendo una especie de choque o más bien colisión filosófica en cuanto a mi actitud y lo que era y no era correcto. Había luchado con esta sensación durante años, pero últimamente se estaba mostrando y tomando mas fuerza con cada acción que realizaba…las primeras misiones que había realizado hacen mesas eran prueba de ello… ¿Es la experiencia? Quizás eso era lo que me faltaba, experiencia…ver el mundo de manera distinta conocer personas que han pasado por lo mismo que yo he pasado…intercambiar opiniones quizás… Sería traído de regreso por un extraño sonido, casi sin notar que mi compañero me hablaba minutos antes, una cuchilla captaría mi atención por completo y detendría el leve movimiento que había realizado para desplazarnos de regreso a la aldea…una voz bastante gruesa llamaría la atención de ambos en dirección opuesta.




- ¿! ¡¿Pues qué crees?! Lo hemos matado, es nuestro…lo quieres ven por…-



No terminaría de retar al nuevo hombre de procedencia desconocida cuando muchos pasos serían audibles en la arena que estaba a 15 metros a la redonda de nuestra posición actual. Estábamos completamente rodeados por lo que parecían ser los camaradas del hombre que Tsunayoshi recién había recapturado., sin embargo, este hombre el cual había tomado la batuta para hablar de primero, se refirió a Hagane como su “Peón” ¿Acaso estábamos frente al líder de la organización”? Sin dudarlo dos veces empecé a moldear algunas creaciones de manera disimulada, solo esperaba que los criminales se dieran cuenta de lo que estaba tramando…



-Será mejor que empieces a pensar en algo, chico arena...-

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Sabaku Tsunayoshi
Aquel hombre lucía bastante confiado. Quizás el hecho de ir acompañado por tantos camaradas le daba la libertad de estar así. ¿Era eso el máximo potencial alcanzable por un verdadero trabajo en equipo bien hecho? Semanas atrás se lo había cuestionado. Ese día no, ya que el Nendo al menos le había ayudado a combatir, lo cual aportaba un poco en su constante lucha interna por descubrir qué era el verdadero trabajo en equipo y si en verdad valía tanto la pena. Ese dilema se sumaba a las tantas cosas que le afectaban día a día. Su duelo por la pérdida, su sentimiento de soledad total y ahora la búsqueda del significado de equipo. Claramente no tenía tiempo para detenerse a preguntárselo al recién llegado cordialmente pues se hallaba rodeado por, muy probablemente, enemigos y el ligero pero considerable cansancio en su cuerpo por usar tanto su chakra empezaba a indicarle que posiblemente no podría salir vivo de esa. ¿Qué debía hacer? Pues lo que todo shinobi haría; combatir.

- Pero qué muchacho tan insolente... - Diría el "líder" en respuesta a la actitud de Yugen.

Su compañero le mencionaba algo que le confirmaba el mal panorama que tenían. Ni siquiera él se hallaba en óptimas condiciones para continuar luchando. En ese momento algo se le vino a la mente...

El criminal flotante e inconsciente transportado por su arena los había estado esperando "atado", y el hombre de gruesa voz y actitud confiada se había referido al mismo como su peón. Era demasiado obvio lo que había ocurrido allí...

- Así que... - Alzó su mano izquierda para que el resto de su arena, ajena al transporte del prisionero moribundo, se movilizara a rodear a ambos shinobis de Sunagakure, dispuesto a combatir hasta dar su última gota de sudor para defenderse no sólo a él sino también a su compañero. - Todo esto era una trampa, ¿no? Sólo me gustaría saber qué ganaban con esto... -

- ¿Ganar? Chico, no hace falta ser muy listo para notar esta trampa tan absurda, pero veo que aún así fue efectiva para atraparlos. Ustedes sólo cayeron como tontos y ahora servirán a mi grupo -

- y ¿qué te hace pensar que eso va a ocurrir? - Preguntó intentando darle chance a su compañero para hacer lo que fuera que estuviera haciendo que afortunadamente había notado al momento de mirar a su alrededor. Solo esperaba que los demás no lo hubieran visto.

- El hecho de que los voy a matar aquí mismo si no lo hacen. Además, claro, de liberar a mi peón -

- Pues te estas tardando... - Alzaría ambas manos creando una gran ola de arena de cinco metros de altura y diez de ancho, lanzándola luego al frente con la potencia suficiente como para barrer con lo que se encontrase en su camino, siendo ello los enemigos frente a ambos quienes fuera de lo lógico que sería alejarse y tomar acciones evasivas, simplemente se quedarían allí mirando impactados lo que se les vendría encima. Claro que dejaría un poco de la arena a su alrededor para protegerse en caso de necesitarlo, sólo esperaba que su compañero estuviera listo pronto.

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Aquel hombre lucía bastante confiado. Quizás el hecho de ir acompañado por tantos camaradas le daba la libertad de estar así. ¿Era eso el máximo potencial alcanzable por un verdadero trabajo en equipo bien hecho? Semanas atrás se lo había cuestionado. Ese día no, ya que el Nendo al menos le había ayudado a combatir, lo cual aportaba un poco en su constante lucha interna por descubrir qué era el verdadero trabajo en equipo y si en verdad valía tanto la pena. Ese dilema se sumaba a las tantas cosas que le afectaban día a día. Su duelo por la pérdida, su sentimiento de soledad total y ahora la búsqueda del significado de equipo. Claramente no tenía tiempo para detenerse a preguntárselo al recién llegado cordialmente pues se hallaba rodeado por, muy probablemente, enemigos y el ligero pero considerable cansancio en su cuerpo por usar tanto su chakra empezaba a indicarle que posiblemente no podría salir vivo de esa. ¿Qué debía hacer? Pues lo que todo shinobi haría; combatir.

- Pero qué muchacho tan insolente... - Diría el "líder" en respuesta a la actitud de Yugen.

Su compañero le mencionaba algo que le confirmaba el mal panorama que tenían. Ni siquiera él se hallaba en óptimas condiciones para continuar luchando. En ese momento algo se le vino a la mente...

El criminal flotante e inconsciente transportado por su arena los había estado esperando "atado", y el hombre de gruesa voz y actitud confiada se había referido al mismo como su peón. Era demasiado obvio lo que había ocurrido allí...

- Así que... - Alzó su mano izquierda para que el resto de su arena, ajena al transporte del prisionero moribundo, se movilizara a rodear a ambos shinobis de Sunagakure, dispuesto a combatir hasta dar su última gota de sudor para defenderse no sólo a él sino también a su compañero. - Todo esto era una trampa, ¿no? Sólo me gustaría saber qué ganaban con esto... -

- ¿Ganar? Chico, no hace falta ser muy listo para notar esta trampa tan absurda, pero veo que aún así fue efectiva para atraparlos. Ustedes sólo cayeron como tontos y ahora servirán a mi grupo -

- y ¿qué te hace pensar que eso va a ocurrir? - Preguntó intentando darle chance a su compañero para hacer lo que fuera que estuviera haciendo que afortunadamente había notado al momento de mirar a su alrededor. Solo esperaba que los demás no lo hubieran visto.

- El hecho de que los voy a matar aquí mismo si no lo hacen. Además, claro, de liberar a mi peón -

- Pues te estas tardando... - Alzaría ambas manos creando una gran ola de arena de cinco metros de altura y diez de ancho, lanzándola luego al frente con la potencia suficiente como para barrer con lo que se encontrase en su camino, siendo ello los enemigos frente a ambos quienes fuera de lo lógico que sería alejarse y tomar acciones evasivas, simplemente se quedarían allí mirando impactados lo que se les vendría encima. Claro que dejaría un poco de la arena a su alrededor para protegerse en caso de necesitarlo, sólo esperaba que su compañero estuviera listo pronto.

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Yugen Nendo
-Buen trabajo…-

No acostumbraba a decirlo, pero debía hacerlo, no podría ser el lobo solitario por siempre. El mundo Shinobi requería unir fuerzas para poder derrocar a fuerzas aun mas grandes y este era el caso, había estado amoldando arcilla en mis boquillas, cuestión de solo tener que moldear las figuras necesarias y liberarlas cuanto antes… Mi compañero y el “Líder” de la banda criminal a la cual Hagane pertenecía mantuvieron una platica por algunos minutos, tiempo suficiente añadiendo el de la aparición de la banda en sí la cual ahora nos rodeaba, había finalmente moldeado 10 creaciones con la forma de aves. Me alzaría sobre mi compañero rebasando su posición por solo un metro mi mirada había cambiado por completo casi como la de un asesino, sin embargo, mi mente aun estaba serena y cuerda.

- ¡HORA DE EXPLOTAR! -

Gritaría a medida que alzaba ambos brazos y abría las palmas de mi mano por completo, ocasionando así que las boquillas que almacenaban las creaciones escupieran aquellas aves que saldrían cual misil, cada una en dirección a un miembro distinto, de seguro lograrían su cometido pues, los bandidos estarían muy ocupados intentando bloquear lo que mi compañero del clan Sabaku les había lanzado anteriormente. Cada ave lograría entonces alcanzar a su objetivo, estos tenían menos de un metro de distancia entre cada uno ocasionando que se creara un anillo sumando 1 metro de radio de cada explosión la arena que estaba alrededor se vio violentamente movilizada hacia afuera del anillo, sumando a esta misma la fuerza que ya le había aplicado con anterioridad mi compañero arenero… No sin detenerme continuaría moldeando mas arcilla la cual pretendía usar en caso de emergencia si estos bandidos lograban sobrevivir a lo que se les había venido encima, pensaría mal al confiarme de mis habilidades, pero no era para menos; pertenecían a una de las bandas mas grandes del País… ¿Qué sucedió? Asombrado, explore con la mirada los cuerpos de los ahora derrumbados bandidos, todos habían caído con el reciente ataque que habíamos lanzado… ¿Acaso es una broma o una trampa? Voltee a observar a mi compañero, extrañado más que otra cosa no paree la fabricación de arcilla masticada que estaría lista en unos cuantos minutos para ser moldeada.

- ¿Qué acaba de suceder? -
-Buen trabajo…-

No acostumbraba a decirlo, pero debía hacerlo, no podría ser el lobo solitario por siempre. El mundo Shinobi requería unir fuerzas para poder derrocar a fuerzas aun mas grandes y este era el caso, había estado amoldando arcilla en mis boquillas, cuestión de solo tener que moldear las figuras necesarias y liberarlas cuanto antes… Mi compañero y el “Líder” de la banda criminal a la cual Hagane pertenecía mantuvieron una platica por algunos minutos, tiempo suficiente añadiendo el de la aparición de la banda en sí la cual ahora nos rodeaba, había finalmente moldeado 10 creaciones con la forma de aves. Me alzaría sobre mi compañero rebasando su posición por solo un metro mi mirada había cambiado por completo casi como la de un asesino, sin embargo, mi mente aun estaba serena y cuerda.

- ¡HORA DE EXPLOTAR! -

Gritaría a medida que alzaba ambos brazos y abría las palmas de mi mano por completo, ocasionando así que las boquillas que almacenaban las creaciones escupieran aquellas aves que saldrían cual misil, cada una en dirección a un miembro distinto, de seguro lograrían su cometido pues, los bandidos estarían muy ocupados intentando bloquear lo que mi compañero del clan Sabaku les había lanzado anteriormente. Cada ave lograría entonces alcanzar a su objetivo, estos tenían menos de un metro de distancia entre cada uno ocasionando que se creara un anillo sumando 1 metro de radio de cada explosión la arena que estaba alrededor se vio violentamente movilizada hacia afuera del anillo, sumando a esta misma la fuerza que ya le había aplicado con anterioridad mi compañero arenero… No sin detenerme continuaría moldeando mas arcilla la cual pretendía usar en caso de emergencia si estos bandidos lograban sobrevivir a lo que se les había venido encima, pensaría mal al confiarme de mis habilidades, pero no era para menos; pertenecían a una de las bandas mas grandes del País… ¿Qué sucedió? Asombrado, explore con la mirada los cuerpos de los ahora derrumbados bandidos, todos habían caído con el reciente ataque que habíamos lanzado… ¿Acaso es una broma o una trampa? Voltee a observar a mi compañero, extrañado más que otra cosa no paree la fabricación de arcilla masticada que estaría lista en unos cuantos minutos para ser moldeada.

- ¿Qué acaba de suceder? -

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Sabaku Tsunayoshi
La explosiva técnica de su compañero así como aquella enorme ola de arena que había enviado momentos antes a barrer a sus enemigos en cuestión de un par de segundos terminaron por dejar fuera de combate a casi todos los presentes salvo a uno...

Algo de todo aquello no pintaba nada bien. Tsunayoshi sabía, o bueno al menos creía saberlo, que aquella banda criminal era lo suficientemente peligrosa como para causarle complicaciones a un escuadrón de Gennin y Chunnin sin problemas, así que el que fueran vencidos de esa forma tan sencilla, y hasta cierto grado estúpida, por un par de jóvenes shinobi sin tanta experiencia en el campo, o al menos el Sabaku así lo era, carecía de todo sentido y lógica.

("Esto está mal...") - Pensó. Su fría mirada terminaría entonces posada en el, ahora, pálido rostro de quien anteriormente se había mostrado ante ellos como el que movía las piezas de ese ajedrez humano. El hombre sin palabras y con un pequeño pero notable temblor en el labio inferior intentaría decir algo que le costaba por el temor a ser herido. - E-esperen, tiempo f-fuera, amigos. Nos han tomado d-desprevenidos. E-eso es ser ventajista! - Señaló al Nendo con su dedo hallado en igualdad de condiciones que su labio (tembloroso) para después mirar al Sabaku igual de dudoso y atemorizado.

- ¿Quiénes son ustedes? -

- P-por favor no me maten! - Un grito y echaría a correr, saltando del gran pilar de roca pero caería mal al suelo desértico y terminaría tirado en la arena del lugar, boca arriba y respirando agitadamente.

Tsunayoshi frunció su entrecejo para mirar a su compañero sintiéndose cansado y fastidiado.

[...]

Pasaría un rato y los jóvenes Gennin de la arena habrían atado al "imponente" hombre con unos pocos metros de cables de alambre para así proceder a interrogarlo. Claramente la historia del mismo y su "organización poderosa" sería más bien un juego de niños.

- Entonces todo era una farsa montada por tí y aquel sujeto - Miraría al primer enemigo aún inconsciente sobre su arena.

- Lo siento, creímos que si tomábamos el nombre de esa banda criminal, la gente nos tendría miedo y podríamos hacer lo que quisiéramos. Creímos que podríamos hacer que se rindieran y así pedir rescate por ustedes a la aldea -

- Eran puras tonterías lo que hacían. ¿En qué pensaban? - El pelirrojo tomaría un poco más de sus cuerdas de alambre para así caminar rumbo hacia la primera de las tantas personas inconscientes a su alrededor. - Fuera como fuera, ahora irán a prisión - Diría al llegar a su objetivo para empezar a atar sus manos y pies, pensando hacer lo mismo con el resto de individuos del lugar.

- Ay, por favor, fue solo una bromita - Miraría al explosivo albino luego de decir aquello para proseguir. - Tú si la entendiste, ¿verdad, amigo? -

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Off Rol:
La explosiva técnica de su compañero así como aquella enorme ola de arena que había enviado momentos antes a barrer a sus enemigos en cuestión de un par de segundos terminaron por dejar fuera de combate a casi todos los presentes salvo a uno...

Algo de todo aquello no pintaba nada bien. Tsunayoshi sabía, o bueno al menos creía saberlo, que aquella banda criminal era lo suficientemente peligrosa como para causarle complicaciones a un escuadrón de Gennin y Chunnin sin problemas, así que el que fueran vencidos de esa forma tan sencilla, y hasta cierto grado estúpida, por un par de jóvenes shinobi sin tanta experiencia en el campo, o al menos el Sabaku así lo era, carecía de todo sentido y lógica.

("Esto está mal...") - Pensó. Su fría mirada terminaría entonces posada en el, ahora, pálido rostro de quien anteriormente se había mostrado ante ellos como el que movía las piezas de ese ajedrez humano. El hombre sin palabras y con un pequeño pero notable temblor en el labio inferior intentaría decir algo que le costaba por el temor a ser herido. - E-esperen, tiempo f-fuera, amigos. Nos han tomado d-desprevenidos. E-eso es ser ventajista! - Señaló al Nendo con su dedo hallado en igualdad de condiciones que su labio (tembloroso) para después mirar al Sabaku igual de dudoso y atemorizado.

- ¿Quiénes son ustedes? -

- P-por favor no me maten! - Un grito y echaría a correr, saltando del gran pilar de roca pero caería mal al suelo desértico y terminaría tirado en la arena del lugar, boca arriba y respirando agitadamente.

Tsunayoshi frunció su entrecejo para mirar a su compañero sintiéndose cansado y fastidiado.

[...]

Pasaría un rato y los jóvenes Gennin de la arena habrían atado al "imponente" hombre con unos pocos metros de cables de alambre para así proceder a interrogarlo. Claramente la historia del mismo y su "organización poderosa" sería más bien un juego de niños.

- Entonces todo era una farsa montada por tí y aquel sujeto - Miraría al primer enemigo aún inconsciente sobre su arena.

- Lo siento, creímos que si tomábamos el nombre de esa banda criminal, la gente nos tendría miedo y podríamos hacer lo que quisiéramos. Creímos que podríamos hacer que se rindieran y así pedir rescate por ustedes a la aldea -

- Eran puras tonterías lo que hacían. ¿En qué pensaban? - El pelirrojo tomaría un poco más de sus cuerdas de alambre para así caminar rumbo hacia la primera de las tantas personas inconscientes a su alrededor. - Fuera como fuera, ahora irán a prisión - Diría al llegar a su objetivo para empezar a atar sus manos y pies, pensando hacer lo mismo con el resto de individuos del lugar.

- Ay, por favor, fue solo una bromita - Miraría al explosivo albino luego de decir aquello para proseguir. - Tú si la entendiste, ¿verdad, amigo? -

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Yugen Nendo
Todo sucedío de forma muy rapido, en cuestión de segundos mas bien un abrir y cerrar de ojos habíamos batido a la mayoría de la banda, me arriesgaría a decir que a todos, pero al esfumarse aquella nube en su totalidad, había uno de ellos que aun permanecía coleando... -Parece que me ha faltado uno...-

Diría en tono de broma mientras extendí y a su vez levantaba mi mano abriendo mi palma por completo mostrando una ultima ave de arcilla, esta recién moldeada con lo que me quedaba de arcilla, al menos de la primera bolsa. Pasariamos rápidamente a reducir a aquel hombre a nada, atando su cuerpo con una los hilos de alambre para asegurarnos de que no sucediera algo similar al caso de Hagane, quien por cierto se mantenía fuera de combate, entre las garras de arena del Sabaku.

¿Una farsa? No era una mala idea realmente, pero la ejecución de dicha idea fue fatal, pues no contaban con nuestra presencia, era algo que debieron tener en cuenta alguien atendería a su llamado, pudieron haber sido dos chunnins y la cosa hubiera terminado peor para ellos, pero en este caso habíamos sido nosotros...se habían salvado. -Si claro que la he entendido...-

Me acercaría al hombre que ahora estaba en el suelo, arrestado por los hilos de alamabre, colocaría mi mano izquierda alrededor de su mentón y aplicaría mucha fuerza, tomaría entonces el ave de arcilla que me restaba y lo introduciría en su boca...-Esto también es una broma... ¿Lo entiendes, amigo?-

Quien me observase además de mi compañero pensaría que era un desquiciado mental o que estaba siendo demasiado cruel, pero si algo había aprendido durante mis pocos años presenciando actos de guerras y escuchando rumores, es que los malos debian pagar por sus acciones, si no lo hacían cuando debían no lo harían nunca.

Nuevamente me reincorporaría y me alejaría del Sabaku y los dos rehenes. Estando a eso de un metro y medio dándole la espalda a los tres.

-Me adelantaré para avisar en la aldea, necesitaremos una limpieza aquí. Es más fácil para ti retenerlos...yo me llevare al parlanchin...- Voltearía entonces y alzaría por ambos brazos los cuales estaban unidos por medio de los hilos de alambre en la espalda del farsante, aplicaría mucha fuerza buscando causarle cierta molestía en el proceso, tomaría a aquel delincuente y avanzaría fuera de los campos de entrenamiento, en dirección a algún puesto de la Seguridad de la Aldea, para entregarlo ante la justicia... Aunque quien sabe, si intentaba algo tendría que volarle la boca y toda la cabeza, sería divertido...aunque muy asqueroso.
Todo sucedío de forma muy rapido, en cuestión de segundos mas bien un abrir y cerrar de ojos habíamos batido a la mayoría de la banda, me arriesgaría a decir que a todos, pero al esfumarse aquella nube en su totalidad, había uno de ellos que aun permanecía coleando... -Parece que me ha faltado uno...-

Diría en tono de broma mientras extendí y a su vez levantaba mi mano abriendo mi palma por completo mostrando una ultima ave de arcilla, esta recién moldeada con lo que me quedaba de arcilla, al menos de la primera bolsa. Pasariamos rápidamente a reducir a aquel hombre a nada, atando su cuerpo con una los hilos de alambre para asegurarnos de que no sucediera algo similar al caso de Hagane, quien por cierto se mantenía fuera de combate, entre las garras de arena del Sabaku.

¿Una farsa? No era una mala idea realmente, pero la ejecución de dicha idea fue fatal, pues no contaban con nuestra presencia, era algo que debieron tener en cuenta alguien atendería a su llamado, pudieron haber sido dos chunnins y la cosa hubiera terminado peor para ellos, pero en este caso habíamos sido nosotros...se habían salvado. -Si claro que la he entendido...-

Me acercaría al hombre que ahora estaba en el suelo, arrestado por los hilos de alamabre, colocaría mi mano izquierda alrededor de su mentón y aplicaría mucha fuerza, tomaría entonces el ave de arcilla que me restaba y lo introduciría en su boca...-Esto también es una broma... ¿Lo entiendes, amigo?-

Quien me observase además de mi compañero pensaría que era un desquiciado mental o que estaba siendo demasiado cruel, pero si algo había aprendido durante mis pocos años presenciando actos de guerras y escuchando rumores, es que los malos debian pagar por sus acciones, si no lo hacían cuando debían no lo harían nunca.

Nuevamente me reincorporaría y me alejaría del Sabaku y los dos rehenes. Estando a eso de un metro y medio dándole la espalda a los tres.

-Me adelantaré para avisar en la aldea, necesitaremos una limpieza aquí. Es más fácil para ti retenerlos...yo me llevare al parlanchin...- Voltearía entonces y alzaría por ambos brazos los cuales estaban unidos por medio de los hilos de alambre en la espalda del farsante, aplicaría mucha fuerza buscando causarle cierta molestía en el proceso, tomaría a aquel delincuente y avanzaría fuera de los campos de entrenamiento, en dirección a algún puesto de la Seguridad de la Aldea, para entregarlo ante la justicia... Aunque quien sabe, si intentaba algo tendría que volarle la boca y toda la cabeza, sería divertido...aunque muy asqueroso.

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Sabaku Tsunayoshi
Volteó su rostro y fijó su mirada en el lugar donde se había producido una explosión extra que le había tomado completamente desprevenido. Observó la acción de su compañero. Un gesto de desagrado sería entonces "mostrado" al simplemente torcer un poco sus labios y fruncir su entrecejo, aunque sería lo único que mostraría su rostro en esos breves segundos para regresar a su neutralidad. El Nendo cargaba al ahora inconsciente hombre y se adelantaba a hacer algo que al Sabaku ya se le venía pasando por la mente; avisar en la aldea.

No había forma en la que pudiera llevarse a tantos en su arena. A varios sí, pero no a todos. Asintió a lo que el moldeador de la mortal arcilla le decía al estar de acuerdo para así continuar con su labor de "gastar" sus cables de alambre y seguir atando con dicha herramienta shinobi a los enemigos insolentes inconscientes hallados tirados a su alrededor. No más de diez minutos le habría llevado hacerlo. Miró entonces el desastre generado en el lugar a causa del ferviente combate recientemente acabado, definitivamente ese joven albino necesitaba aprender a ser mucho más moderado con sus habilidades y despliegues de poder, agradecía que en esa ocasión el combate haya sido en campo abierto y sin presencia de civiles, ¿pero y si en otra ocasión la batalla se llevaba a cabo en medio de un poblado cercano o peor, dentro de la aldea de Sunagakure?. Fijó entonces la vista en el aun inconsciente espadachín al que se habían enfrentado antes y quien no había tenido la suerte de toparse con oponentes menos capaces. Se acercó al mismo no sin antes asegurarse de tener su arena cerca, sólo por si acaso, no podía darse el lujo de subestimar al engañoso criminal. Tomó el resto de su alambre y se dispuso a atar al desaliñado castaño. Mientras le inmovilizaba, notó un quejido de dolor muy leve provenir del Tetsukido, ¿Seguía consciente?. Puso total atención en cualquier acción que ejecutase su oponente ya que no iba a fiarse de él. Los fallidos intentos del castaño por hablar le provocaron un ligero interés en enterarse qué quería decirle aquel bandido. ¿Habría algo que necesitaba agregar verbalmente a su derrota antes de ser encarcelado?

- C-Chi...co -

- Será mejor que guardes tus fuerzas para lo que se te viene - El bandido negó débilmente. Necesitaba decir aquello allí mismo o seguramente no tendría la oportunidad de hacerlo más.

- De-ben... D-Deben... -

Tsunayoshi frunció nuevamente su entrecejo ese día, pero por la intriga que ahora sufría. Quería saber qué era eso tan importante que aquel moribundo sujeto necesitaba decir y que al parecer no le dejaba en paz, algo le decía que lo que trataba de informarle ese criminal era vital.

- Det...D-Detenerlos... -

- Detener. ¿A quiénes? - Ya la duda le había sido sembrada, de hecho, ahora sí que estaba intrigado. Si se mirase probablemente no se reconocería. ¿Qué le pasaba?

- Los Lobos... - Y sin poder hacer más, cayó inconsciente nuevamente aquel bandido.

("Detener a los Lobos") - El Sabaku levantó una de sus inexistentes cejas al quedar confundido. La información no resultaba muy relevante. Miró rápidamente hacia atrás de él después de repetir aquellas palabras en su mente... Nadie. Se reincorporó de allí pues sin darse cuenta se había agachado y empezó a mirar en todas sus direcciones sintiéndose observado cuando en verdad no se veía a nadie más allí salvo él y los ahora prisioneros atados inconscientes. Ese bandido sabía más de lo que su apariencia mostraba. Seguramente el cuerpo de interrogación se haría cargo de él pero por razones que no entendía de sí mismo, él deseaba estar presente en ese interrogatorio para enterarse de todo lo que el espadachín sabía. No lo podría explicar, pero algo le decía que aquello no había terminado allí. "Deben detenerlos" eso no le decía nada. Apenas era el inicio...

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Off Rol:
Volteó su rostro y fijó su mirada en el lugar donde se había producido una explosión extra que le había tomado completamente desprevenido. Observó la acción de su compañero. Un gesto de desagrado sería entonces "mostrado" al simplemente torcer un poco sus labios y fruncir su entrecejo, aunque sería lo único que mostraría su rostro en esos breves segundos para regresar a su neutralidad. El Nendo cargaba al ahora inconsciente hombre y se adelantaba a hacer algo que al Sabaku ya se le venía pasando por la mente; avisar en la aldea.

No había forma en la que pudiera llevarse a tantos en su arena. A varios sí, pero no a todos. Asintió a lo que el moldeador de la mortal arcilla le decía al estar de acuerdo para así continuar con su labor de "gastar" sus cables de alambre y seguir atando con dicha herramienta shinobi a los enemigos insolentes inconscientes hallados tirados a su alrededor. No más de diez minutos le habría llevado hacerlo. Miró entonces el desastre generado en el lugar a causa del ferviente combate recientemente acabado, definitivamente ese joven albino necesitaba aprender a ser mucho más moderado con sus habilidades y despliegues de poder, agradecía que en esa ocasión el combate haya sido en campo abierto y sin presencia de civiles, ¿pero y si en otra ocasión la batalla se llevaba a cabo en medio de un poblado cercano o peor, dentro de la aldea de Sunagakure?. Fijó entonces la vista en el aun inconsciente espadachín al que se habían enfrentado antes y quien no había tenido la suerte de toparse con oponentes menos capaces. Se acercó al mismo no sin antes asegurarse de tener su arena cerca, sólo por si acaso, no podía darse el lujo de subestimar al engañoso criminal. Tomó el resto de su alambre y se dispuso a atar al desaliñado castaño. Mientras le inmovilizaba, notó un quejido de dolor muy leve provenir del Tetsukido, ¿Seguía consciente?. Puso total atención en cualquier acción que ejecutase su oponente ya que no iba a fiarse de él. Los fallidos intentos del castaño por hablar le provocaron un ligero interés en enterarse qué quería decirle aquel bandido. ¿Habría algo que necesitaba agregar verbalmente a su derrota antes de ser encarcelado?

- C-Chi...co -

- Será mejor que guardes tus fuerzas para lo que se te viene - El bandido negó débilmente. Necesitaba decir aquello allí mismo o seguramente no tendría la oportunidad de hacerlo más.

- De-ben... D-Deben... -

Tsunayoshi frunció nuevamente su entrecejo ese día, pero por la intriga que ahora sufría. Quería saber qué era eso tan importante que aquel moribundo sujeto necesitaba decir y que al parecer no le dejaba en paz, algo le decía que lo que trataba de informarle ese criminal era vital.

- Det...D-Detenerlos... -

- Detener. ¿A quiénes? - Ya la duda le había sido sembrada, de hecho, ahora sí que estaba intrigado. Si se mirase probablemente no se reconocería. ¿Qué le pasaba?

- Los Lobos... - Y sin poder hacer más, cayó inconsciente nuevamente aquel bandido.

("Detener a los Lobos") - El Sabaku levantó una de sus inexistentes cejas al quedar confundido. La información no resultaba muy relevante. Miró rápidamente hacia atrás de él después de repetir aquellas palabras en su mente... Nadie. Se reincorporó de allí pues sin darse cuenta se había agachado y empezó a mirar en todas sus direcciones sintiéndose observado cuando en verdad no se veía a nadie más allí salvo él y los ahora prisioneros atados inconscientes. Ese bandido sabía más de lo que su apariencia mostraba. Seguramente el cuerpo de interrogación se haría cargo de él pero por razones que no entendía de sí mismo, él deseaba estar presente en ese interrogatorio para enterarse de todo lo que el espadachín sabía. No lo podría explicar, pero algo le decía que aquello no había terminado allí. "Deben detenerlos" eso no le decía nada. Apenas era el inicio...

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Kazuki Hayashi
¡Tema Aceptado!
Yugen Nendo, recibes por lo que quedaba este tema:
Calidad: 2PD + 1.5PD+ 2PD + 1.5PD + 1.5PD + 1.5PD + 2PD + 1.5PD + 1.5PD + 1.5PD + 1.5PD + 2PD
Por tanto, se te recompensa con los 20PD totales y 1.000 R.

Tsunayoshi Sabaku, recibes por lo que quedaba este tema:
Calidad: 2PD + 2PD + 1.5PD + 2PD + 1.5PD + 2PD + 1.5PD + 2PD + 2PD + 1.5PD + 1.5PD + 2PD
Por tanto, se te recompensa con los 21.5PD totales y 1.000 R.
¡Tema Aceptado!
Yugen Nendo, recibes por lo que quedaba este tema:
Calidad: 2PD + 1.5PD+ 2PD + 1.5PD + 1.5PD + 1.5PD + 2PD + 1.5PD + 1.5PD + 1.5PD + 1.5PD + 2PD
Por tanto, se te recompensa con los 20PD totales y 1.000 R.

Tsunayoshi Sabaku, recibes por lo que quedaba este tema:
Calidad: 2PD + 2PD + 1.5PD + 2PD + 1.5PD + 2PD + 1.5PD + 2PD + 2PD + 1.5PD + 1.5PD + 2PD
Por tanto, se te recompensa con los 21.5PD totales y 1.000 R.

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