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a tenue luz del sol se asomaba por un espacio entre el vidrio de la ventana y la cortina. Lograba iluminar un poco mi habitación, que seguía inmersa en la oscuridad. Debía levantarme temprano puesto que necesitaba entrenar, ya sabiendo que en mi equipo todos son de reconocidos clanes con poderosas técnicas. Mi habilidad no estaba descuidada, pero hacía rato que no me ejercitaba para mejorarme. Así que tomé el desayuno rápidamente y, luego de asearme y tomar mi armamento ninja, salí de mi humilde casa hacia mi destino.La aldea estaba poco concurrida, ya sea por el horario o porque el clima no invita a salir de nuestros hogares. El cielo estaba cubierto de nubes grises, pero no parecía que fuese a llover; El calor todavía se sentía sin una gota de aire. Mi camino estaba liberado para que pudiese ya entrenar un poco, así que me estiré y enlongué mis músculos durante algunos minutos, para luego tomar trote al campo de entrenamiento; Ya iría preparado. Alguien también podría estar allí. A medida que avanzaba podía ver las copas de los arboles que se encuentran en mi destino, que ayudan a guiarme mejor por debajo de las construcciones.
Al cabo de unos minutos, ya me encontraba en la entrada. Unos arbustos a los costados indicaban el paso por entre los arboles hacia el interior del campo, lugar aislado para un mejor y tranquilo entrenamiento; Más que nada para que no molestase a la gente de la aldea, ya que los Genin todavía no controlan bien sus habilidades. Estiré de nuevo mi cuerpo para no lastimarme y retome camino hacia dentro. Los arboles se iban achicando a medida que me adentraba cada vez más, como si estuviesen indicando el camino. Una vez en el centro, la pequeña cascada que daba vida al lugar apareció frente a mis ojos, atrayendome hacìa ella con su gran belleza. Decidí sentarme en una piedra lo más cercana posible para descansar y meditar durante unos minutos, decidido a luego comenzar.