na misión de rescate. Era la idea que se le vino a la mente cuando el shinobi, de un rango mayor al que Tenma ostentaba, decidió dar su particular presentación frente a ellos dos.

Quizás Kazuki percibiera otro aspecto, pero el Uzumaki veía en el capitán un aire de soberbia que le incomodaba; no sólo por auto halagar hacia su línea de sangre, en la perspectiva del pelirrojo y que era lo de menos, sino por cortar toda duda que ellos pudieran tener en vista a la situación. ¿Era idóneo? Se suponía que en el manual ninja cualquier información debía ser clara así fuese encriptada, pero sin vacíos, dilataciones y/o confusiones, lo que permitiría un mejor curso de acciones. A fin de cuentas, el conocimiento es poder. Y Tenma no era precisamente introvertido para acallarse sus propias cuestiones.

Capitán, con el respeto debido, ninguna pregunta es un estorbo. Dudar, en un momento crítico, podría ponernos en peligro. - Refutó el pelirrojo.

Tal vez sus palabras fueran recibidas con una percepción adversa a sus inquietudes reales, pero su intención no era ridiculizar a su líder interino ni mucho menos. Así, dijera lo que dijera el Namikaze, Tenma no lo cuestionaría demás.

Sin ir más allá de lo dicho, se abocarían hacia su objetivo con prisa, porque la situación así lo exigía.

La dirección marcaba el norte, lugar de donde se había visto la bengala justo antes de escuchar las explosiones. Ese camino luminoso hacia el cielo había dejado absortos a muchos en su momento, pero eso marcó una ubicación que ellos seguían, o al menos lo intentaban. Sin embargo, con lo sucedido, Tenma no podía evitar pensar que aquello no era algún hecho aislado y casual; podría haber sido una señal, un aviso con la finalidad que suponía. Incluso su capitán demostró sospechar sobre lo sucedido. Alguien parecía haber provocado los estruendos a la distancia, y, de ser así, para realizar un caos precisamente durante un evento con una considerable cantidad de fuerzas militares reunidas, no daba la sensación de ser alguien que probaba su suerte con una magnitud de ese estilo. De hecho, y por lo que veía, ninjas de su propia aldea y de las demás se movilizaron ante la eventualidad. Aquello fue escuchado a kilómetros, y ante las particulares palabras del rubio, el Uzumaki prefería no pensar que lo ocurrido fuera algo de gravedad, tal y cómo un acto de terrorismo. Pero era una opción que no se podía descartar.

Capitán Matsuko, he estado pensando en algo. - Le llamó el genin, sopesando una idea mientras sus pasos rápidos lo seguían fielmente y rezagados. - ¿No sería posible que esas explosiones que escuchamos, sólo sean un señuelo? - Puntuó. - Teniendo en cuenta lo que usted dijo, el atacar justo en este momento cuando varias aldeas están reunidas, no parece precisamente sensato. ¿Y si lo que buscan es dispersarnos por algo? - Pese a lo dicho por su superior minutos antes, el pequeño bermellón le resultaba inesquivable esa sensación de inseguridad que tenía. Algo no andaba bien. Y sumado al hecho de que muchos de los suyos estaban sumidos bajo los efectos del alcohol, eso aumentaba las posibilidades de un atentado directo y sin demasiada resistencia.

De todas maneras, omitió ese etílico detalle sobre alguno, quizás para evitar darle una mala imagen a Kazuki de su aldea, al ser él un extranjero. Tal vez su superior estaba consciente de ello.

Al término del diálogo, tras soltar su inquietud, al poco tiempo llegaron a una especie de aparente claro en mitad del bosque. Lo que encontrarían en ese lugar, a una distancia de veinte metros, sería algo horripilante ante sus ojos; una exposición de cadáveres desperdigados por la zona, con las cabezas separadas de sus hombros.

Tenma se frenó ante la señal del capitán, quedando a la distancia estipulada de la escena macabra.

Dubitó un momento, pero sus enseñanzas en la academia le impidieron perder gran parte del temple y el raciocinio que disponía, si bien el paisaje ante suyo era estremecedor. Entonces observó la zona, camuflado y agachado tras un arbusto blanco repleto de nieve. Matsuko habló, y el pelirrojo paseó su mirada, protegida por sus goggles, sobre el helado entorno buscando algo que el Namikaze, posiblemente, ya hubiera encontrado. Algo no encajaba del todo, y el primer indicio fue su mismo líder al dictarles que explorasen y descubriesen algo que, de por sí, ya era muy evidente a los ojos. Pero un ninja debe siempre ver más allá de la decepción. Su capitán no parecía mostrarse consternado externamente por la situación. Eso le daba una pista de lo que podía estar ocurriendo. Y entonces, escrutando el lugar dentro de sus límites humanos, una hipótesis surgió aparentemente lógica dentro de la cabeza más rojiza del grupo. Acaso sería… - ¿Un genjutsu? - Susurró, audible sólo para sus compañeros. No podía ser posible que las cabezas de aquellos cuerpos se encontraran tan cerca de los mismos. En todo caso, tendrían que haberse alejado un poco más por el rodaje al momento en que cayesen, por leyes normales de la inercia y la gravedad, si el asesinato hubiera sido de pie. Era algo que consideraba, pero sólo siendo una variable de la ecuación.

Las cabezas de esos cuerpos deberían estar más distanciadas de ellos. - Acotó. - Además, están muy expuestos en este lugar. Y los árboles no deberían estar en ese estado con nuestro clima. La humedad del ambiente no los hace un buen combustible debido al agua que albergan en su interior, sin contar que debe estar en parte congelada. - Y no sólo eso, sino que sus puntas no se veían afectadas cuando sí deberían al tener mucho menos líquidos, lo cual las haría más propensas a la combustión de las llamas en su expansión vertical. Pero el punto que más importante consideraba yacía en otro dilema. - No se ve ni se huele humo alguno. Y en todo caso, la luz del fuego deberíamos haberla notado a más distancia.

Y no sólo ellos, sino también la vigilancia de la aldea.

De todas formas, era sólo la conjetura de un novato. Tenía más suposiciones pero sería explayarse demasiado, cómo también podía estar desapercibiendo algunas cosas, o que su análisis fuera totalmente erróneo. Aún así, quería cerciorarse quizás por simple terquedad, o por mera perspicacia.

Unos sellos se formaron en sus manos, rápidos y silenciosos. Convocó su chakra y su dedo índice de la diestra se posó sobre la nieve, removiendo su lienzo níveo en un trazado sinuoso. El Genin escribía algo en el suelo, para finalmente posar la palma sobre el mismo.

Si había alguien o algo alrededor, tal vez podría detectarlo. Unos kanjis que se leían cómo revelación.

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a certeza con la era capaz de percibir a las presencias mediante su chakra, era todavía deplorable. ¿Pero qué cosas no eran aún mejorables en el Uzumaki? De por sí se consideraba cómo uno de los peores de su clan al tener una resistencia menor en comparación al promedio. Sin embargo, ello solía compensarlo con algo más, y fue ahí cuando comenzó a adquirir cierta información en el momento en que su capitán se movió, encubriendo el susodicho su figura en un manto de invisibilidad. Aun así, debido a su inexperiencia y agudeza visual, Tenma no encontraba las imperfecciones de la técnica que alguien más curtido en batalla sí podría. En cambio, sólo se guió por algo que sí podía ver del Namikaze.

Esperó junto a Kazuki a que algo ocurriera entre esa farsa que tenían por delante. No obstante, en esos pequeños segundos, sopesó cómo todos -incluyéndose- pudieron caer en esa ilusión si en el camino no hubo algún indicio u algo raro que hubieran inadvertido.

Si no era así, entonces, ¿cómo fueron afectados?

Las llamas no llegaban hasta las cúspides de los árboles, ni su luz la habían detectado a una distancia mayor a la vista. Apenas dentro de los veinte metros, y quizás un poco más, toda aquella escena cobró forma ante sus ojos, pero incluso su nariz seguía sin percibir el olor a quemado o la sangre de los cuerpos.  - Uhm… ¿perímetro y visión? - Una ilusión que cuyas características parecían limitarse a un área y afectar sólo a la vista, siempre y cuando estuvieran dentro de esa área. Sin embargo, su cuerpo se puso en alerta cuando un sonido cortó rapidamente el aire. La técnica de su capitán fue desecha, y la dirección de su exclamación no sólo apuntó la ubicación de quien lo había atacado, sino también reflejaba sus conocimientos del mismo aunque de una forma encubierta, informando a los genin.

Así, tanto el pelirrojo cómo su compañero peliblanco, se percataron de lo que sucedía, pero Tenma apuntó algo más ante el fanfarroneo del declarado enemigo.

¿Sólo lo descubrió por eso? - Seguía cavilando el Uzumaki, tratando de aprender del flujo de palabras que le llegaban. El criminal se había percatado del capitán al entrar en el núcleo de la ilusión, desactivándola, pero, según creía Tenma, no se percató del mismo por algo tan simple y evidente cómo lo eran las pisadas en la nieve.

Bien podía el Namikaze oculta su cuerpo ante la vista, pero no así su peso en el blanco suelo.

Tenma pensó en la capacidad de atención de su adversario, pero las cosas no tardaron en volverse violentas. El domador de serpientes inició la agresión, y el Chunin de la Nieve correspondió con una velocidad todavía mayor. El árbol se partió ante una hoja de viento y el capitán se vio acorralado por formaciones terrosas. Sólo en ese momento, Kazuki y Tenma tendrían la oportunidad de actuar y, también, de brillar. El de la Roca mostró su ingenio con una transformación, y el de la Nieve pareció comprender su intención, asombrado y empático a la vez. - De acuerdo, les abriré una oportunidad. Ten cuidado. - Los sellos se conjuraron en las manos del pequeño bermellón, escondido desde los arbustos, mientras su compañero rodeaba el ahora lugar de batalla. El chakra se moldeó en el interior del joven preparando la técnica que iba a usar, y una vez el último sello tuvo lugar, introdujo ambas manos dentro de su capa blanca y sacó cuatro shurikens, los cuales reposarían en las palmas cuya posición harían que mirasen hacia arriba como si estuvieran a punto de recibir un obsequio.

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nexorablemente, el chakra de Tenma viajó hasta sus labios y de allí surgió cómo una suave brisa arremolinándose en torno a sus palmas abiertas.

Las cuatro shurikens, dos en cada mano, pronto empezaron a levitar conforme las corrientes de aire las envolvían, terminando en el interior de una esfera de viento -cada par- que utilizaba semejantes armas como el epicentro de la técnica. El Uzumaki había convocado un vórtice en cada mano; dos pequeños torbellinos ovalados con un diámetro de treinta centímetros cada uno que, en su interior, mantendrían rotando a las estrellas ninjas una encima de otra, sin colisionar o tan siquiera rozarse. Solamente se hallarían girando, estáticamente, en el eje de las corrientes como un par de aspas amenazadoras.

La acción del ninja de la nieve tenía a lugar mientras Kazuki rodeaba el campo de batalla y el enemigo se dirigía contra el capitán, siempre observando a través de un agujero de cuarenta centímetros en el arbusto, en el cual yacía escondido.

Fue pues, que ante la rapidez del ninja médico, que el pelirrojo definió lanzar sus esferas de vientos sólo con un segundo de retraso una vez apareciera la estaca de piedra. ¿Por qué? Dada la posición y la distancia de cara al enemigo, si el de la Nieve lanzaba un ataque en sincronía a Kazuki, podría provocar que su objetivo avistara su técnica y decidiera esquivarla, lo que indirectamente también le daría la posibilidad de eludir la estaca que nacería sin algún indicio desde el suelo, pues la presencia del médico pareció haber sido ignorada, y por tanto no detectada, por el domador de serpientes aparte de aparecer a su espalda y por ende desde un punto ciego.

Ante este motivo, si la estaca diera o no efecto, un segundo después una esfera de viento sobrevolaría una trayectoria líneal con dirección a la cabeza del criminal, ya sea en la frente o algún lateral, situado a unos veintidós metros lejos de Tenma. Era evidente que la técnica por sí sola no llegaría a su objetivo, pues tan sólo a los diez metros la misma se disiparía. Sin embargo, esa no era la intención del pelirrojo en principio.

La esfera de viento, en su condición, le daría una enorme energía cinética de rotación a la shurikens en su interior, debido a su efecto giratorio y que estas se encontraban suspendidas en su eje. Por tanto, una vez se desvaneciera, las armas seguirían la trayectoria hasta impactar contra su blanco. Y ello no era más que el primer asalto, pues fuera a dónde se moviera el enemigo, la siguiente esfera haría lo propio, disparada poco después, por aquel furtivo francotirador pelirrojo que tenía un amplio rango de visión respecto al campo de batalla.

Esa segunda iría al muslo de la pierna izquierda del domador. Cualquier técnica del mismo no alcanzaría al pequeño bermellón.

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esafortunadamente para el grupo, la tierra bajo sus pies se abrió inevitablemente.

La acción de Kazuki había llegado casi al límite de la técnica enemiga, quien terminó engullendo al capitán Matsuko y dejando sin apoyo al ninja médico. El Uzumaki, apenas con dos metros de distancia del desastre, pudo apreciar la impotencia de ser incapaz de apuntar a la caída del criminal con precisión. Su habilidad todavía no era lo suficiente cómo para disparar contra un objetivo en movimiento a esa velocidad, que en menos de dos segundos, desaparecería en la oscuridad.

¡Kazuki! ¡Usa el Henge y conviértete en un pájaro! - Exclamó apresurado hacia su compañero, saliendo tras el arbusto mientras sus piernas pronto le llevaron a moverse rodeando el agujero y abandonando su posición a su derecha.

Su técnica se desvaneció sin lanzarla, dejando que las shurikens no fueran desperdiciadas y resguardarlas. No tenía pensado disparar a ciegas a sabiendas que su capitán estaba también allí abajo. A su vez, su movimiento en torno al hundimiento lo trazaba tras los árboles y arbustos que no habían caído, llevando su mirada hacia la oscuridad de ese pequeño abismo mientras tres secuencias de sellos se dibujaban en sus manos. No creía que su superior y su enemigo estuviesen muertos, tal vez heridos, pero algo era seguro.

El domador era especialista en sellados, como él, y tal vez tuviera esa técnica que podría detectarlo.

Una segunda figura apareció idéntica a Tenma al culmen de la primera secuencia, el cual ya había recorrido los primeros diez metros del perímetro del agujero. Sin embargo, uno de los dos continuó el recorrido por diez metros más, mientras el otro se quedó en la primera ubicación tras el tronco de un árbol de cinco metros al igual que su gemelo. Ambos se verían escondidos tras ese grosor de dos metros de madera, observando el vacío, pero sólo uno sacaría un curioso pergamino.

O lo usa de rehén o nos atacará por algún lado. - Sopesó el ninja de la nieve, advertido para lo que podría suceder, y al tiempo en que su dedo concentraba chakra para escribir sobre la nieve. La tercera secuencia de sellos había terminado. - Incluso un disfraz no queda descartado.

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