[Torneo: Combate #3] Tenma Uzumaki v/s Ivy Senju

uerte. Un empujón había bastado para que allí se encontrase con el ceño fruncido, marcado por la confusión, mientras leía un pergamino que aquella mujer había traído consigo.

No podía creerlo.

El gesto que se atenuaba en su rostro no era símbolo de malas noticias, sino, al contrario, algo del cual ya ni aguardaba cuando había tirado la toalla hacía un buen rato. Por ello, en su boca se formó la euforia retratada en una sonrisa de satisfacción, alegría e inevitable entusiasmo que empezaban a bullir desde su interior. El muchacho despegó de un brinco que, sin querer, partió el papiro en dos, justo después de extender sus brazos sin ninguna cautela que dejaba el mensaje dividido en tres pedazos. El papel notificaba su entrada al torneo de la aldea.

¿C-cómo lo conseguiste a estas alturas? - Inquirió, sorprendido, como si le hubieran traído el último juguete en edición limitada. Su maestra, pero, sólo le respondió con una sonrisa orgullosa mientras inflaba la voluminosidad de su pecho con una profunda inspiración, bastante implícita, por cierto.

Deja la curiosidad para luego, que se te hace tarde. Ya va a terminar el segundo combate y después vienes tú. - Y lo echó del salón en el que habían quedado.




Primera ronda, tercer combate. Era lo que anunciaba el mensaje. El sudor caía nerviosamente por su frente si bien confiaba en sus propias habilidades.

Tal vez era su inexperiencia o los precedentes de la academia. Aunque, quizás, fuera realmente una razón mucho más simple e igual de particular. Cómo fuera, su contrincante era nada más ni nada menos que una mujer. ¿Cómo podía lidiar con ello? Un deje machista comenzaba a mezclarse en sus ideas al no ser partidario de ejercer la fuerza contra el sexo contrario. Empero, llegaba tarde, y su preocupación se diluyó cuando ya lo apuraban a entrar por el túnel que le llevaría directo al campo de batalla, mas sus herramientas ya estaban preparadas.

Y allí estaba, en medio de una multitud de personas que fácilmente podían transformarse en una avalancha humana. El bullicio era ensordecedor. Vítores y exclamaciones varias que volvían todo intento de apoyo en una amalgama de sonidos ininteligibles. Pero Tenma estaba emocionado, al punto en que obvió a su contraparte por un instante.

Esto es genial. - Pensó en ese lapso de paz antes del conflicto, dejando escapar el vaho por el frío hasta que la exclamación del árbitro lo trajo a la tierra.

Ivy, del Clan Senju, así le habían llamado. El mundo para el pelirrojo seguía siendo inmenso, y por ende desconocía completamente a los individuos extranjeros, si bien había escuchado de pasada algún compañero con un apellido similar. O tal vez de su imaginación.

El pelirrojo observó a la mujer y asintió, finalmente. - Tengamos un buen combate. - Sonrió, en un afán amistoso, mientras asentía la cabeza a la par que ella, silenciosa. Sus ojos femeninos destilaban un análisis que no se daban el lujo de, a diferencia de él, prestar atención a cosas irrelevantes. Por ello, el joven ninja había demostrado que su atención era fácil de robar por un motivo un tanto especial.

El bullicio se silenció y la gente quedó expectante entre las bajas temperaturas. Ambos shinobis yacían conscientes de su entorno. Y fue, pues, cuando el combate ante la señal por fin comenzó.

Ni bien el árbitro marcó su propia distancia, la Senju dio inicio a una cadena de sellos que, en rapidez y coordinación, era ligeramente menor a la agilidad general del Uzumaki entre esos diez metros de separación. Tenma se sorprendió por la iniciativa contraria y sus ojos se enfrascaron en lo único que se movía de la muchacha: sus manos. Sin embargo, la misma distancia no permitiría al joven ninja interrumpir tal secuencia; e incluso si la atacase desde lejos, sería a riesgo de no acertar si ella lo evadía pero a su vez continuaba.

Esa idea lo previno de atacar por cualquier medio, y abiertamente, como solía hacer.

Entonces, el último sello fue formado mientras el pelirrojo, a comparación, se mantuvo a la espera. El linaje de la joven se manifestó con una fuerza sin igual en el campo de batalla, provocando la aparición de un pequeño bosque con siete árboles desperdigados dentro de un marco de quince metros de diámetro. Una efímera sorpresa se marcó en el rostro del bermellón.

Ivy se escudó tras un árbol que emergió frente suyo y lo utilizó de subterfugio, cosa que no pasó desapercibida para el shinobi de las nieves quien se trasladó, a la par, hacia otra creación de madera a tres metros hacia su izquierda, en diagonal y hacia adelante, mientras ejecutaba su propia formación de sellos manuales. Ella en su ángulo y ubicación no lo vería esconderse, y él lo procuró que así fuera. Y así, cuando la kunoichi terminara su oculta estratagema y de su árbol una figura idéntica a la suya emergiera, esta se encontraría con un rojizo cabello lanzándose directo hacia su feminidad en una corta carrera.

Sorpresa.

Las estacas de madera atravesarían a un espejismo que desapareció apenas su fachada frontal había atraído el ataque enemigo. Pero no fue el único, pues el clon de Ivy y ella en sí misma, de poder, verían a tres figuras semejantes salir corriendo desde entre los árboles, buscando rodearla desde su izquierda, derecha y otra vez desde el frente a sólo seis metros de separación.

Tenma apuntaba al clon, desconociendo que lo era, y sin embargo, observaba silencioso y a la espera. Las sombras eran sus aliadas, al igual que el bosque en sí mismo. - No es muy rápida, pero sí muy poderosa. Uhm...

Datos del Shinobi:

Aclaratoria:

rboles. El entorno favorecía fervientemente a la kunoichi, pero desconocía por cuánto tiempo. Sin embargo, así cómo ella se escudaba en su creación, el Uzumaki también lo hacía, y de la manera más descarada. La mujer cayó en el primer anzuelo del cuarteto, y ello hizo que las siguientes figuras parecieran otros espejismos que, también, intentarían engañarla; pues a pesar de ver que la flanqueaban en tres direcciones, comenzó con su nueva ofensiva ignorando a los pelirrojos que se le iban encima. - ¿No me mira?

El frontal la atravesó como si fuera un fantasma, sin hacerle daño ni tan siquiera sentirse, mientras el de su derecha, ahora a tres metros en su latitud, la bordeaba al igual que el de su izquierda a unos cuatro metros de forma paralela; todos con pasos silenciosos para ir hacia su espalda en esa carrera curvada. Sin embargo, mientras esto ocurría, la Senju ya había completado su cadena de sellos que, poco después, reveló.

Eso sería el final.
O tal vez no.

Tenma, al mismo tiempo, descubrió sorpresivamente la ubicación de otra igual, apenas escondida tras un árbol muy cercano debido a su trayectoria. ¿Dos Ivy? La que se exponía, y le enfrentaba, la había considerado como su única y verdadera oponente. Su objetivo. Pero no. ¿Entonces?

Lo que Ivy sentiría con su técnica, no era más que un bunshin estático detrás de ese árbol, mientras en los tres que se habían abalanzado yacía el verdadero ninja de la nieve. Su plan fue secillo. Esconderse y lanzar a un primer espectro, cuya salida habría de ser vista por su oponente (clon), delatando inmediatamente su ubicación. Y luego, así, lanzar más espejismos que, en todo caso, podrían considerarse más de lo mismo, mientras dejaba a uno en su ubicación que serviría como cebo. ¿Por qué? Al camuflarse entre sus propios bunshins, podría ver de forma clara la actitud de su contraparte mientras canalizaba el chakra con el movimiento de sus manos, bajo su capa, para el ataque y para la seguridad. Quería ver si le atacaba, se defendía o le ignoraba en base a la experiencia que tendría con su primer anzuelo.

Era por ello que, de atacarle o defenderse, el Uzumaki tendría que actuar debido a ello y exponer que era el real; pero de ella ignorarle al pensar que eran otros espectros, existía la posibilidad de que fuera al lugar desde donde su primer falso clon había salido, encontrándose con otro más, y allí, ante la trampa, la atacaría por la espalda.

Sin embargo, lo que el pelirrojo no advirtió, era encontrar a una segunda rival encubierta, idéntica, tras un árbol de grosor no mayor a dos metros, a la par que su un poco mejorado oído escuchó el sonido de algo volar a toda velocidad metros atrás, sin saber que su quieto espectro había sido atravesado por una técnica totalmente mortal. Sonrió. Ya había moldeado el chakra con los sellos respectivos y de sus manos, en esos cuatro metros de separación hacia ambas gemelas, lanzaría tres kunais por mano a puntos específicos. El bunshin a la derecha del clon femenino llegaría hasta el mismo sin hacerle nada, mientras el frontal seguiría de largo pasando por un lado de la original. Esto a la par que, a su izquierda, el real Uzumaki atacaría a esa kunoichi escondida que le daba la espalda y a su clon por igual, de perfil para él.

Las seis cuchillas volaron. El joven estaba, al menos, a cinco o seis metros de cualquier arbol, excepto el de Ivy, que quedaba a cuatro.

Al clon le tocaría el frío metal en su cuello, muslo y brazo izquierdo, a la altura del bíceps, mientras a la verdadera ninja de Kirigakure su zona media de la espalda a la vértebra, nalga izquierda y hombro derecho. Pero esto sería potenciado por una violenta ráfaga viento de diez metros de ancho, alto y largo. - Fūton: Reppusho.

Datos del Shinobi:

Aclaratoria:

iesgo. Todos y cada uno de los espectadores habrían visto, en el principio, cómo el pelirrojo se había adentrado a ese campo de árboles por sí mismo. Se había lanzado directo al territorio enemigo aún cuando a esa habilidad vegetal le habían faltado dos metros y medio para alcanzarlo, en su posición inicial.

Pero ya no.

Sólo unos cuatro metros se encontraba cerca de su epicentro, habiendo dejado atrás a su distracción escondida que se vio, de alguna manera, divisada por la Senju que atacó al primer espectro.

Sin embargo, desafortunadamente para la kunoichi, ninguno de los otros se disiparía porque ninguno había sido atacado de ninguna manera, mientras que, el que se encontraba del todo lejos, sería el centro y elemento de atracción para su mirada, para su interés tal y cómo lo vio, incluyendo a la que estaba escondida. Simplemente, la ninja siguió ignorando a los tres pelirrojos que se acercaban de forma inexorable, mientras el real yacía camuflado entre ellos a pasos raudos y silenciosos cómo el shinobi que era. Y de sus manos, con los sellos anteriores que además extendió, no se formaría la idea de algún futuro alternativo, sino una esfera de aire en la palma derecha, de treinta y cinco centímetros de diámetro, mientras sus labios se despegaban ligeramente para dar paso a la suave corriente de esa técnica.

Los bunshins nunca cambiaron de trayectoria. El frontal seguía su camino lineal, mientras el de la derecha de Ivy continuaba hacia la diestra del clon de madera. Pero el original, expectante de la escena por la izquierda de la pelinegra, cambió su intención al ver a la furtiva mirando por el lado derecho del árbol, aún detrás del mismo. - Un ninja debe ver más allá de la decepción. - Pues, aunque consideró que su oponente era la femenina figura que en principio atacó (clon), encontrar a una segunda sin nada más que esconderse se convertía en una hipótesis muy sugerente. Después de todo, él también engañaba, pero de una manera diferente.

Un ninja espera el momento indicado.

Su palma ya apuntaba a la mujer tras el árbol, cuya postura por estar observando directamente a su espectro escondido, lejos, la dejaba de perfil, y medianamente de espalda, ante él al igual que la otra gemela. ¿Podría captarle alguna con una visión periférica? La curva trayectoria de Tenma, al igual que su espejismo a su izquierda (derecha de la kunoichi), ya les debería haber hecho salir de sus rangos pues, después de todo, iban hacia la espalda del clon de madera, sólo que el original, al notar a la escondida, la curvó un poco más. Pero tampoco era tan necesario acercarse demás, pues a esos cuatro metros su palma mostró la esfera de aire fuera de su capa, a la altura del estómago, evitando crearla por dentro. Y así disparó mientras las gemelas hacían los sellos de alguna estrategia. Pero la esfera iba, adelantada, con una línea de diez metros directo a la cabeza de la furtiva.

Sin embargo, su mano izquierda dejó caer un kunai, a cuarenta centímetros de separación, que tocaría suelo después de su técnica. Así de rápida era.

Datos del Shinobi:

Aclaratoria: