MITZUKI
UCHIHA
"No es el talento lo que hace a un buen ninja. Es el trabajo duro y el esfuerzo"
Uchiha
MASCULINO
05/10/114
YUKI
NINJUTSU
FUEGO
TIPO DE SANGRE: O-
APARIENCIA FÍSICA
Altura: 1,90m.
Peso: 87kg.
Color del cabello: Negro.
Trafalgar Law // One Piece
PERSONALIDAD
Mitzuki es un tipo bastante serio, suele mostrarse callado y paciente en la gran mayoría de las ocasiones, aunque tiene mucho sentido del humor no suele mostrarlo en cualquier ocasión o a la primera de cambio. Sabe que para todo hay un momento y un lugar.
Para él, lo más importante es el trabajo duro y el esfuerzo, así como la disciplina. Es algo que le inculco su padre y pese a que no fue el mejor de los padres él le tiene en alta estima.
Es buena persona, siempre trata de ayudar a los demás en medida de lo posible, aún así, no temerá en hacer lo que deba de hacer para cumplir sus ordenes.
Es un tipo leal, amigo de sus amigos y protector con sus compañeros. Pues si no hubiese sido por sus amigos él hubiese estado toda su vida postrado en una cama. Así que valora la amistad por encima de casi todas las cosas y no dudará en auxiliar a aquellos que quiere.
Es un patriota, cree en su villa y en su Kage, pues sobre todas las cosas es un militar.
Le importa mucho el poder y es muy ambicioso aunque también le importa la forma de obtenerlo. Para él el fin no siempre justifica los medios, así que aunque no conoce su límite cree ser un tipo con una férrea moral.
Es humilde y no le gusta presumir, por eso nunca lleva el emblema de su familia en sus ropas, sino que lleva otros que le gustan a él. Normalmente motivos con forma de esqueleto que le recuerdan que sin esfuerzo y disciplina acabará muerto. Además, aunque no lo admita le gusta parecer malote, por eso lleva el cuerpo lleno de tatuajes y algún que otro pendiente.
Es muy inteligente y le encanta leer, además de ser un buen estratega.
Todo esto hace de él un rival a tener en cuenta.
HISTORIA
Un trágico accidente
”Por qué? Por qué mi padre no me hace caso” el niño bajó corriendo de la habitación, aún con sus lágrimas en sus ojos. Se fue, como siempre, a llorarle a su madre.
-Madre! Madre!- la mujer tan solo le sonrió. Sabía que iba a darle alguna mala noticia, como cada tarde. Se parecía tan poco a su padre… tan débil, tan quejica.
-¿Sabe qué me dijo padre?-
-Qué te dijo?-
-Que nunca seré un gran shinobi...- la voz le temblaba y se mezclaba en una bola de pena y rabia que le salía de lo más profundo de sus entrañas. Para él siempre había sido lo mismo, siempre a la sombra de su hermano. Él era el segundón y no había nada que pudiese hacer.
Por mucho que quisiese siempre estaría por detrás de su hermano Hideki.
Él era un buen alumno y siempre escuchaba a su padre, sin embargo Mitzuki solo era una decepción.
-Eres una vergüenza. Nunca llegarás a ser un shinobi porque no conoces la disciplina-”. Esas habían sido sus duras palabras.
Su madre no le respondió, ella, aunque le quería y le trataba mejor que su padre opinaba igual. Ella hacía tiempo que había dejado de trabajar para cuidarles a él y a su hermano. Y en parte se culpaba por lo débil que era Mitzuki. Era un niño mimado.
El niño se escapó. El silencio de su madre solo había hecho que confirmarle lo que tanto había temido. Que las palabras de su padre fuesen ciertas.
Fue a recoger a Jun, su mejor amigo y juntos se fueron al bosque. Él quería darle un escarmiento a sus padres y Jun… Bueno, Jun era demasiado débil de mente como para decirle que no. Así que ambos dos se adentraron en la espesura del bosque para intentar enseñarle algo a sus padres. Sin embargo, fueron ellos los que aprendieron la lección.
Era por la tarde y llevaban ya unas horas perdidos en el bosque cuando Mitzuki tropezó con una rama, perdió el equilibrio y cayó sin remedio cuesta abajo hacía el acantilado que daba paso al rio. Jun intentó ayudarle, pero la pendiente era demasiado pronunciada y no pudo seguirle sin compartir su mismo destino.
Jun fue deslizandose con cuidado intentando agarrarse de las pocas rocas que sobresalían en aquella endemoniada ladera hasta que llegó al lado del río.
-MITZUKI?!-
-AYUDAME JUN!-
El chico se acercó con sumo cuidado al precipicio donde descansaban con mucho esfuerzo las manos de Mitzuki. Trató de acercarse para ayudarle pero en ese mismo instante sus dedos resbalaron haciendo que cayese por el acantilado. Jun pudo ver como las pupilas de Mitzuki se volvían rojas por primera vez, presas del miedo y la desesperación.
Mitzuki no tocó el agua. Su espalda dio de lleno en una piedra y se quedó allí tendido. Jun, desesperado se fue a buscar el camino de vuelta para avisar a algún adulto. Por suerte para ambos Jun tenía un sentido de la orientación mejor que bueno y pudo llegar con suma avidez a casa de Mitzuki.
Despertó en una cama, vendado y perdido. Le dolía todo y entre la oscuridad del cuarto pudo ver la luz que se colaba por la puerta. Detrás de esta sus padres hablaban con el médico.
-Ha sufrido una caída muy grave… Su columna ha sufrido daños y tiene multitud de huesos rotos que además han dañado varios músculos y algo peor… Sus conductos del chakra-.
-Qué me está diciendo?-.
-Que no creemos que su hijo pueda volver a andar-.
Esas palabras le rompieron el alma. Como él, que quería llegar a ser un gran shinobi iba a pasarse toda la vida sin moverse. No… no podía ser verdad.
Tras una reprimenda de varias horas de reprimenda de sus padres se fue a dormir. O lo intentó porque su cabeza no podía dejar de darle vueltas a lo sucedido.
Al día siguiente le visitó Jun para contarle que había visto como había despertado el Sharingan aunque él no se hubiese dado cuenta. Sus ojos se llenaron de lagrimas. Nunca más iba a poder ser un shinobi.
El arte de andar
Durante ese último año su tiempo se había centrado en los libros. Pese a que no había recuperado esa jovialidad y energía que tanto le caracterizaba iba bastante mejor. Por lo menos había dejado de lamentarse de si mismo hacía meses y ahora tan solo se ocupaba en leer.
No sabía que iba a hacer cuando fuese mayor, pero fuese lo que fuese tendría que labrarse su propio camino, puesto que desde el accidente su padre no le dirigía la palabra.
Tras terminarse la última novela que su madre le había comprado ”Kane, el soldado tenaz” se vio tan reflejado en la misma que tuvo la imperiosa necesidad de contarselo a Jun.
-Madre! Puedo ir a ver a Jun?-.
-A Jun? No lo ves desde… el accidente-
-Pero, ¿puedo?-.
Ella asintió.
Movió sus manos por las ruedas de su silla para irse a casa de Jun.
-JUN! JUN!-.
Su amigo se asomó por la ventana y le miró extrañado.
-Ya me hablas?-
-Lo siento Jun… Estaba triste y verte me recordaba a que no me podía mover de la silla… Lo siento mucho, de verdad. Pero baja, necesito hablar contigo-.
El chico bajó y se situó frente al tullido para preguntarle que le pasaba.
-Acabo de leer este libro- dijo señalando el libro que llevaba sobre sus piernas -Es sobre Kane, un soldado que tiene que asesinar a un rey. En el libro una enfermedad le quita una mano y todo el mundo le dice que no podrá llevar a cabo su venganza. Pero lo logra-.
Su amigo le miraba extrañado, no sabía que quería decirle.
-No lo entiendes Jun? Él logro matar al rey con esfuerzo y dedicación. Nunca escuchó a aquellos que le decían que no podría hacerlo. Yo tengo que ser Kane… No puedo rendirme-.
-Pero el médico dijo...-.
-No me importa lo que dijo el médico. No me voy a quedar en esta silla para siempre. ¿Me ayudarás?-. Jun le sonrió, no hacía falta que lo dijese, aunque llevasen un año sin verse siempre serían amigos.
Ambos dos empezaron a quedar todas las tardes y le construyeron a Mitzuki un esqueleto de madera para sus piernas que podía mover con la ayuda de sus brazos.
Día tras día se pasaban horas y horas haciéndole andar para que sus piernas se recuperaran. Daba igual que lloviese, que nevase, que el peor viento del país azotase sus vidas. Todos y cada uno de los días ambos se iban a ayudarle a andar en secreto.
Entrenando Taijutsu
Un año y cuatro meses fue lo que tardó en volver a andar.
Lo habían conseguido.
Pero el chico aún andaba con paso endeble, sin mostrar el más mínimo de entereza. Aún así, decidieron quitarle ya el esqueleto que habían inventado y empezaron a andar apoyándose entre ellos.
Durante ese año, siguieron igual, pero poco a poco fue convirtiéndose ya no en una cura para Mitzuki sino en un entrenamiento para ambos. Poco a poco empezó a correr, después a hacer sentadillas, a saltar.
Podía volver a sentir sus piernas, iba a poder cumplir su sueño.
Tras ese año, su entrenamiento ya se había endurecido y lo cumplimentaron con flexiones y demás ejercicios para su tren superior además de empezar a practicar fintas para los combates.
Con tesón fue mejorando no solo en lo que le había postrado en la cama, sino como shinobi. Le había costado dos años y cuatro meses. Le había costado cicatrices en sus piernas, meses de intenso dolor en sus articulaciones y músculos, pero había valido la pena tanto esfuerzo.
Ahora entendía las palabras de su padre. Ahora entendía el valor de la disciplina.
Nunca más iba a dejar de trabajar.
Entrenando ninjutsu
Le pidió a su padre que le enseñará las técnicas de los Uchiha y aunque este lo intentó nunca consiguió que ejecutara correctamente las técnicas. Debido a su problema con el chakra no conseguía darle la forma que él quería.
”Seguiré practicando” le decía a su padre.
”Da igual, siempre serás un inútil” le respondía él.
Pero Mitzuki nunca se rendía. Ya no. Se había demostrado a él mismo y a todos que era capaz de aquello que se proponía y iba a demostrárselo a su padre y al mundo.
Iba a ser el mejor shinobi de su aldea. Lo juraba por su propia vida.
Finalmente y aunque tarde, entró en la academia ninja. Trabajó tan duro como lo había hecho hasta ese momento, aunque empezó a hacerlo solo pues Jun entró antes a la academia y se graduó antes que él. No le importó.
Solo tenía un objetivo y una cosa en mente y no se iba a detener hasta cumplirlo.
Así que trabajó duro y siguió trabajando aún más duro. Consiguió un buen dominio del taijutsu debido a todo lo que había entrenado, pero sin duda alguna su mayor sorpresa fue la ejecución de ninjutsus, que mejoró de manera más que notable al ver que su maestro era hábil en la enseñanza y que él ponía su esfuerzo sobre todas las cosas.
El genjutsu sin duda no se le dio bien, aunque se esforzaría para aprender a dominarlo, o, al menos, lo intentaría, eso seguro.
Consiguió graduarse con unas notas medias, que por supuesto su padre también le restregó por la cara, aún así, se graduó feliz. Quizá no fue el mejor como lo había sido su hermano, pero después de todo lo que había sudado, después de todo lo que se había esforzado, después de todo lo que había sufrido. Había logrado su meta.
Era un shinobi.
GUSTOS
✘La naturaleza.
✘Entrenar.
✘La lectura, sobretodo historia y filosofía.
✘Pasar tiempo con la gente que es importante para él.
✘La carne, en especial la ternera.
DISGUSTOS
✘El sake. Emborracha demasiado y él prefiere estar siempre sobrio aunque se beba sus cervezas de vez en cuando.
✘El tabaco.
✘Las mentiras.
✘Odia la playa y ensuciarse de arena.
✘Los dulces, sobretodo aquellos con mucho azúcar.
Última edición por Uchiha Mitzuki el Vie Oct 18, 2019 8:28 am, editado 3 veces