Fácilmente pudo notar el enorme compromiso que aquel shinobi de mediano rango, rumbo al alcance de un poder mayor, tenía para con la misión que se le era encomendada. Rápidamente ambos ninjas de la arena dirigieron sus pasos hacia donde se les había indicado podría estar el lugar donde aquella misteriosa ave dorada, sospechosa de las misteriosas desapariciones reportadas, residía. Entre grandes dunas arenosas y un mar desértico casi infernal, haciendo honor a su apodo, "el desierto infernal", se movilizaban a pasos rápidos pero no tanto como para resentir luego cansancio alguno. Algo les detuvo, o mas bien, el Chunnin del dúo de Sunagakure detuvo al pelirrojo obviamente frenando su propio avance de igual manera al percatarse de algo que evidentemente el Sabaku no había logrado ver. La actitud del Tsuchinoko le hizo entender que aquello no era nada nuevo o raro para él puesto que en menos de lo que pudo tardar el arenero en intentar decifrar lo que sucedía, el de rango mayor le liberaba de una insospechada técnica ilusoria, permitiéndole ver lo que antes claramente no podía...
Ante la inexpresiva mirada del arenero, que poco a poco cambiaba levemente a un rostro más "impresionado", se empezaba a notar un paisaje paradisíaco, un enorme lago de aguas cristalinas frente a ambos shinobis rodeado de una variada vegetación que despedía mucha vida y gran armonía con la extraña unión que parecía tener con el desierto a su alrededor. No sabría decir cuántos metros abarcaba dicho lugar pero fácilmente superaban los cien metros de diámetro, rodeado de grandes formaciones rocosas poseedoras de variadas cavernas, posiblemente usadas como refugio contra las poderosas tormentas de arena, y en medio de aquel lago se apreciaba una enorme roca en la cual se hallaba una caverna de buen tamaño, superior a las demás. ("
¿Así que estaba oculto este lugar bajo una especie de barrera ilusoria?...") - Pensó maravillado por la hermosura del oasis y dejando de lado por unos breves segundos su centrada y analítica manera de asimilar las cosas, aunque no por ello había dejado de preguntarse lo que había ocurrido puesto que no ignoraría la peculiaridad de aquel lugar.
Antes de poder responder afirmativamente a lo que el ilusionista a su lado preguntaba, una enorme ave de plumajes dorados y serena pero firme mirada verde azulada aterrizaba ante ellos, dejando cinco metros de distancia y levantando arena a su alrededor que junto con el viento generado por el batir de sus grandes alas, terminarían a parar aquellos granos de minerales áridos en los ropajes de los ninjas quienes tendrían que cubrir sus rostros para que sus ojos no terminasen siendo invadidos por dicha arena.
El ave habló claro y sin titubeos, afirmando la duda de Tsunayoshi sobre si aquello había sido una ilusión y cuestionando la intromisión y actual estadía de los jóvenes en "su territorio", una versión más pequeña del mismo se hallaba intentando ocultarse de los humanos tras la pata del gran Alicanto. Tetsu respondió a lo que preguntaba el macho aviar, pasando a explicar el motivo por el cual ambos shinobis se hallaban allí en primer lugar. Mientras aquello sucedía, el Sabaku no perdería tiempo y trataría de analizar lo mejor posible todo su entorno, sólo por si las palabras no lograban nada y no quedaba más remedio que recurrir al combate. El ave ante ellos les superaba fácilmente en altura, por obvias razones en fuerza también, seguramente. El más pequeño de los emplumados fijaría entonces sus oscurecidas pupilas rodeadas de un amarillento iris en la turquesa mirada del inexpresivo joven. Quizás habría sido por una milésima de segundo pero el controlador de arena podría jurar que la mirada del pequeño Alicanto se habría tornado muy seria. Quizás estaría exagerando con lo de tomar medidas en caso de ser necesario pero su entrenamiento y pensamiento como shinobi no le permitían confiarse en ningún momento. Parpadearía un par de veces tratando de alejar cualquier tipo de distracción y fijaría de vuelta su mirada en la gran ave, deseando no tener que usar nada más que las palabras para completar aquella misión en caso de que aquellas criaturas fuesen los causantes de las desapariciones.
Nuevamente sería por un breve instante pero creería ver a la pequeña ave cambiar su expresión y ¿sonreír?
El Alicanto, quien por sus palabras informaba ser el padre de aquel pequeño, decidía retirarse un momento junto con Tetsu para conversar mejor en una de las cavernas cercanas. Aquello parecía ser una decisión un tanto rara puesto que dejaría junto a Tsunayoshi a su cría. Algo definitivamente no andaría bien pero ¿qué más podría hacer sino esperar lo mejor el Sabaku?
Quedó sólo en aquel sitio junto al pequeño Alicanto quien le miraría sonriente. Sabía que de no hacer algo, tarde o temprano aquello se tornaría bastante incómodo. No era precisamente un experto en socializar pero en verdad no deseaba llegar a estar en tal situación, principalmente porque necesitaba estar preparado para lo peor. -
¿Qué ocurre? - Preguntaría aquello tras sentirse observado en exceso por aquella avecilla.
-
Eres bueno, tu amigo también pero tu intención es más noble, ¿eres pacifista? - Respondería felizmente aquella ave con un tono femenino ante la extrañada mirada del pelirrojo.
-
Eh, gracias, supongo, pero yo no... -
-
Son los primeros en entrar aquí con intención de hacerlo y no por pura casualidad como dijo papá. Deben ser muy hábiles. ¿Son ninjas? ¿O samurái? -
El pelirrojo dio un bien disimulado paso atrás. -
Nosotros... -
-
Sinceramente no pareces muy fuerte. Eres el asistente de quien deshizo mi campo ilusorio, ¿verdad? - Entre pequeños saltitos, habría dado ya una vuelta alrededor del usuario de técnicas con arena.
-
Yo... -
-
Descuida, sé que son shinobi, o al menos tu compañero lo es, su banda de Sunagakure lo delata. Sin embargo tú no la llevas, ¿alguna razón en especial? -
-
... -
-
No hablas mucho, ¿eh? ¿Puedo saber tu nombre al menos? -
Su mirada volvió a la normalidad inexpresiva que solía mostrar ante todos. Sí, aquella ave le estaba limitando todo intento por responder al momento que le disparaba pregunta tras pregunta, pero no le molestaba, por alguna razón no se sentía disgustado, claro que, también se sentía algo raro por no saber cómo reaccionar...
-
Mi nombre es Tsunayoshi -
-
Tsunayoshi... Me agrada. Yo soy Akane, es un gusto -
El Sabaku asintió en señal de saludo ante la sonriente mirada de la Alicanto. -
Sé que probablemente tu padre y mi compañero puedan llegar a un acuerdo de paz, pero tal vez puedas ayudarnos un poco. ¿Podrías decirme por qué secuestran a los viajeros? -
-
¿De qué hablas? No hemos secuestrado a nadie. Desde que tengo uso de razón, los Alicantos nos hemos ocultado del peligroso mundo humano gracias a nuestro hábil manejo de técnicas ilusorias, pero sé que necesito más práctica ya que vencieron mi barrera muy fácilmente, además de que, ajeno a lo que se sabe de ustedes, no parecen tener intención egoísta alguna, más bien siento un fuerte deseo de ayudar a los demás provenir de ustedes... -
("
¿Vencer su barrera? Yo caí en ella sin darme cuenta") - Pensaría el arenero.
-
Lo que quiero decir es que no hemos secuestrado ni hecho mal a nadie. -
-
Entiendo. Pero los reportes indican misteriosas desapariciones por estos lugares y una pista sobre el avistamiento de un ave dorada que aparece y desaparece misteriosamente, eso nos hizo creer que tu especie está relacionada con tal asunto. -
-
No hacemos mal a nadie - Su mirada se tornó un poco seria al decir eso.
-
Me disculpo, no quise insinuar nada respecto a que ustedes... -
-
Lo sé, sólo bromeo - Después de aquello la pequeña ave soltó unas leves carcajadas. -
Es raro conocer a un humano con tanta paciencia. Según la información que por milenios se ha recolectado de ustedes, no son muy calmados que digamos... -
-
Eh, gracias... -
Un silencio incómodo que hasta esos momentos el arenero de rojiza cabellera habría estado deseando no llegar a tener, se presentaba sin pena alguna.
("
Grandioso") - Pensaría deseando que pronto el ilusionista Chunnin regresara con buenas noticias, eso sin notar que desde las lejanías, tanto la pequeña Alicanto como él, estarían siendo observados por un par de ojos violáceos de notable furia en su mirar pertenecientes a una desconocida figura aviar que, en un breve instante, se desvanecería entre el efecto óptico de las ondas de calor sin dejar rastro alguno.
— — — — — — — — — — — — — — —
- Off Rol:
- Estadísticas:
• Ninjutsu: 30
• Genjutsu: 1
• Taijutsu: 1
• Kenjutsu: 1
• Fuinjutsu: 1
• Fuerza: 12
• Velocidad: 30
• Resistencia: 30
• Percepción: 19
- Técnicas y acciones:
Técnicas usadas:
Acciones ofensivas físicas:
Chakra: 120
Stamina: 120
- Equipaje:
Kunais x2 (200gr)
Makibishis x40 (2000gr)
Cuerdas de Alambre x2 packs (500gr)
Bolsitas Explosivas x1 (100gr)
Píldora de Soldado x1 (50gr)
Bombas de Humo x2 (700gr)
Calabaza de Arena x1
Carga total inicial del post: 3550gr = 3,55kg.
Carga total actual: 3550gr = 3,55kg.
- Reparto de armas:
A la derecha e izquierda de su cintura, sujetas a una correa, lleva una bolsa en la cual porta 1 kunai y un rollo de 30 metros de cuerda de alambre cuya punta está atada al círculo de la base de la empuñadura del kunai.
En el muslo derecho lleva atada una bolsita de herramientas en la cual porta 20 Makibishis, mientras que en el muslo izquierdo también lleva una bolsita de herramientas atada, portando el mismo contenido en igualdad de cantidad.
En el abdomen, atado a la misma correa que rodea su cintura y que mantiene sujetas al par de bolsas con cuerdas de alambre, porta un pequeño estuche en el cual lleva dos bombas de humo, una bolsita explosiva y una píldora de soldado.
Carga en su espalda su fiel calabaza de arena, llevando normalmente la misma llena de su principal y más poderosa arma.
Fácilmente pudo notar el enorme compromiso que aquel shinobi de mediano rango, rumbo al alcance de un poder mayor, tenía para con la misión que se le era encomendada. Rápidamente ambos ninjas de la arena dirigieron sus pasos hacia donde se les había indicado podría estar el lugar donde aquella misteriosa ave dorada, sospechosa de las misteriosas desapariciones reportadas, residía. Entre grandes dunas arenosas y un mar desértico casi infernal, haciendo honor a su apodo, "el desierto infernal", se movilizaban a pasos rápidos pero no tanto como para resentir luego cansancio alguno. Algo les detuvo, o mas bien, el Chunnin del dúo de Sunagakure detuvo al pelirrojo obviamente frenando su propio avance de igual manera al percatarse de algo que evidentemente el Sabaku no había logrado ver. La actitud del Tsuchinoko le hizo entender que aquello no era nada nuevo o raro para él puesto que en menos de lo que pudo tardar el arenero en intentar decifrar lo que sucedía, el de rango mayor le liberaba de una insospechada técnica ilusoria, permitiéndole ver lo que antes claramente no podía...
Ante la inexpresiva mirada del arenero, que poco a poco cambiaba levemente a un rostro más "impresionado", se empezaba a notar un paisaje paradisíaco, un enorme lago de aguas cristalinas frente a ambos shinobis rodeado de una variada vegetación que despedía mucha vida y gran armonía con la extraña unión que parecía tener con el desierto a su alrededor. No sabría decir cuántos metros abarcaba dicho lugar pero fácilmente superaban los cien metros de diámetro, rodeado de grandes formaciones rocosas poseedoras de variadas cavernas, posiblemente usadas como refugio contra las poderosas tormentas de arena, y en medio de aquel lago se apreciaba una enorme roca en la cual se hallaba una caverna de buen tamaño, superior a las demás. ("
¿Así que estaba oculto este lugar bajo una especie de barrera ilusoria?...") - Pensó maravillado por la hermosura del oasis y dejando de lado por unos breves segundos su centrada y analítica manera de asimilar las cosas, aunque no por ello había dejado de preguntarse lo que había ocurrido puesto que no ignoraría la peculiaridad de aquel lugar.
Antes de poder responder afirmativamente a lo que el ilusionista a su lado preguntaba, una enorme ave de plumajes dorados y serena pero firme mirada verde azulada aterrizaba ante ellos, dejando cinco metros de distancia y levantando arena a su alrededor que junto con el viento generado por el batir de sus grandes alas, terminarían a parar aquellos granos de minerales áridos en los ropajes de los ninjas quienes tendrían que cubrir sus rostros para que sus ojos no terminasen siendo invadidos por dicha arena.
El ave habló claro y sin titubeos, afirmando la duda de Tsunayoshi sobre si aquello había sido una ilusión y cuestionando la intromisión y actual estadía de los jóvenes en "su territorio", una versión más pequeña del mismo se hallaba intentando ocultarse de los humanos tras la pata del gran Alicanto. Tetsu respondió a lo que preguntaba el macho aviar, pasando a explicar el motivo por el cual ambos shinobis se hallaban allí en primer lugar. Mientras aquello sucedía, el Sabaku no perdería tiempo y trataría de analizar lo mejor posible todo su entorno, sólo por si las palabras no lograban nada y no quedaba más remedio que recurrir al combate. El ave ante ellos les superaba fácilmente en altura, por obvias razones en fuerza también, seguramente. El más pequeño de los emplumados fijaría entonces sus oscurecidas pupilas rodeadas de un amarillento iris en la turquesa mirada del inexpresivo joven. Quizás habría sido por una milésima de segundo pero el controlador de arena podría jurar que la mirada del pequeño Alicanto se habría tornado muy seria. Quizás estaría exagerando con lo de tomar medidas en caso de ser necesario pero su entrenamiento y pensamiento como shinobi no le permitían confiarse en ningún momento. Parpadearía un par de veces tratando de alejar cualquier tipo de distracción y fijaría de vuelta su mirada en la gran ave, deseando no tener que usar nada más que las palabras para completar aquella misión en caso de que aquellas criaturas fuesen los causantes de las desapariciones.
Nuevamente sería por un breve instante pero creería ver a la pequeña ave cambiar su expresión y ¿sonreír?
El Alicanto, quien por sus palabras informaba ser el padre de aquel pequeño, decidía retirarse un momento junto con Tetsu para conversar mejor en una de las cavernas cercanas. Aquello parecía ser una decisión un tanto rara puesto que dejaría junto a Tsunayoshi a su cría. Algo definitivamente no andaría bien pero ¿qué más podría hacer sino esperar lo mejor el Sabaku?
Quedó sólo en aquel sitio junto al pequeño Alicanto quien le miraría sonriente. Sabía que de no hacer algo, tarde o temprano aquello se tornaría bastante incómodo. No era precisamente un experto en socializar pero en verdad no deseaba llegar a estar en tal situación, principalmente porque necesitaba estar preparado para lo peor. -
¿Qué ocurre? - Preguntaría aquello tras sentirse observado en exceso por aquella avecilla.
-
Eres bueno, tu amigo también pero tu intención es más noble, ¿eres pacifista? - Respondería felizmente aquella ave con un tono femenino ante la extrañada mirada del pelirrojo.
-
Eh, gracias, supongo, pero yo no... -
-
Son los primeros en entrar aquí con intención de hacerlo y no por pura casualidad como dijo papá. Deben ser muy hábiles. ¿Son ninjas? ¿O samurái? -
El pelirrojo dio un bien disimulado paso atrás. -
Nosotros... -
-
Sinceramente no pareces muy fuerte. Eres el asistente de quien deshizo mi campo ilusorio, ¿verdad? - Entre pequeños saltitos, habría dado ya una vuelta alrededor del usuario de técnicas con arena.
-
Yo... -
-
Descuida, sé que son shinobi, o al menos tu compañero lo es, su banda de Sunagakure lo delata. Sin embargo tú no la llevas, ¿alguna razón en especial? -
-
... -
-
No hablas mucho, ¿eh? ¿Puedo saber tu nombre al menos? -
Su mirada volvió a la normalidad inexpresiva que solía mostrar ante todos. Sí, aquella ave le estaba limitando todo intento por responder al momento que le disparaba pregunta tras pregunta, pero no le molestaba, por alguna razón no se sentía disgustado, claro que, también se sentía algo raro por no saber cómo reaccionar...
-
Mi nombre es Tsunayoshi -
-
Tsunayoshi... Me agrada. Yo soy Akane, es un gusto -
El Sabaku asintió en señal de saludo ante la sonriente mirada de la Alicanto. -
Sé que probablemente tu padre y mi compañero puedan llegar a un acuerdo de paz, pero tal vez puedas ayudarnos un poco. ¿Podrías decirme por qué secuestran a los viajeros? -
-
¿De qué hablas? No hemos secuestrado a nadie. Desde que tengo uso de razón, los Alicantos nos hemos ocultado del peligroso mundo humano gracias a nuestro hábil manejo de técnicas ilusorias, pero sé que necesito más práctica ya que vencieron mi barrera muy fácilmente, además de que, ajeno a lo que se sabe de ustedes, no parecen tener intención egoísta alguna, más bien siento un fuerte deseo de ayudar a los demás provenir de ustedes... -
("
¿Vencer su barrera? Yo caí en ella sin darme cuenta") - Pensaría el arenero.
-
Lo que quiero decir es que no hemos secuestrado ni hecho mal a nadie. -
-
Entiendo. Pero los reportes indican misteriosas desapariciones por estos lugares y una pista sobre el avistamiento de un ave dorada que aparece y desaparece misteriosamente, eso nos hizo creer que tu especie está relacionada con tal asunto. -
-
No hacemos mal a nadie - Su mirada se tornó un poco seria al decir eso.
-
Me disculpo, no quise insinuar nada respecto a que ustedes... -
-
Lo sé, sólo bromeo - Después de aquello la pequeña ave soltó unas leves carcajadas. -
Es raro conocer a un humano con tanta paciencia. Según la información que por milenios se ha recolectado de ustedes, no son muy calmados que digamos... -
-
Eh, gracias... -
Un silencio incómodo que hasta esos momentos el arenero de rojiza cabellera habría estado deseando no llegar a tener, se presentaba sin pena alguna.
("
Grandioso") - Pensaría deseando que pronto el ilusionista Chunnin regresara con buenas noticias, eso sin notar que desde las lejanías, tanto la pequeña Alicanto como él, estarían siendo observados por un par de ojos violáceos de notable furia en su mirar pertenecientes a una desconocida figura aviar que, en un breve instante, se desvanecería entre el efecto óptico de las ondas de calor sin dejar rastro alguno.
— — — — — — — — — — — — — — —
- Off Rol:
- Estadísticas:
• Ninjutsu: 30
• Genjutsu: 1
• Taijutsu: 1
• Kenjutsu: 1
• Fuinjutsu: 1
• Fuerza: 12
• Velocidad: 30
• Resistencia: 30
• Percepción: 19
- Técnicas y acciones:
Técnicas usadas:
Acciones ofensivas físicas:
Chakra: 120
Stamina: 120
- Equipaje:
Kunais x2 (200gr)
Makibishis x40 (2000gr)
Cuerdas de Alambre x2 packs (500gr)
Bolsitas Explosivas x1 (100gr)
Píldora de Soldado x1 (50gr)
Bombas de Humo x2 (700gr)
Calabaza de Arena x1
Carga total inicial del post: 3550gr = 3,55kg.
Carga total actual: 3550gr = 3,55kg.
- Reparto de armas:
A la derecha e izquierda de su cintura, sujetas a una correa, lleva una bolsa en la cual porta 1 kunai y un rollo de 30 metros de cuerda de alambre cuya punta está atada al círculo de la base de la empuñadura del kunai.
En el muslo derecho lleva atada una bolsita de herramientas en la cual porta 20 Makibishis, mientras que en el muslo izquierdo también lleva una bolsita de herramientas atada, portando el mismo contenido en igualdad de cantidad.
En el abdomen, atado a la misma correa que rodea su cintura y que mantiene sujetas al par de bolsas con cuerdas de alambre, porta un pequeño estuche en el cual lleva dos bombas de humo, una bolsita explosiva y una píldora de soldado.
Carga en su espalda su fiel calabaza de arena, llevando normalmente la misma llena de su principal y más poderosa arma.