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MADARA CHRONICLES

¡Bienvenido a Madara Chronicles! Foro de Naruto interpretativo donde buscamos que el usuario se encuentre con la mayor de las comodidades y disponga de opciones para crear y desarrollar su personaje dentro de una ambientación, permitiendo que cobre importancia con el paso del tiempo y de su propio desarrollo.

Actualmente estamos en fase Beta, pero trabajamos duramente para dar una experiencia nueva y única para el usuario, con multitud de ideas y proyectos que esperamos que pronto vean la luz.

¿Por qué no te animas a formar parte de este gran proyecto? ¡Te esperamos con los brazos abiertos!
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Sedrion Yuki
El regreso a la tierra del agua tomaba su tiempo. No es algo que pudiera completar en pocos días. El sitio en que se realizó el torneo quedaba muy lejos de su nación, por lo que tenía que tomarse con calma el viaje. Iba solo, pues después de todo lo sucedido duranta la semifinal no tenía ni la más mínima intención de viajar con su Kage u otros ninjas que pudieron haberla acompañado. No tenía nada que ver con nadie del Agua, pues todos eran cómplices de la humillación a la que se querían someter producto del reglamento del torneo. Uno bastante peculiar, independiente de la mirada orgullosa que podía tener Sedrion. Quizás el líder de la Nieve buscaba paz con el resto o simplemente se burlaba de sus visitas. Jamás se conocería ese dato en concreto.

Como siempre, Sedrion vestía esa túnica negra que cubría gran parte de su cuerpo. Debajo llevaba una camiseta sin mangas y un pantalón largo, ambos de color negro. El regreso a su País le tomó más tiempo del normal, pues se tomó un descanso de camino. No se apresuró demasiado, pues no tenía sentido. No quería volver a su aldea. Seguramente todos estarían enterados de lo que sucedió y le molestarían. Nunca le ha importado la opinión que pueda tener el resto sobre su persona, pero que lo insulten de gratis podría lograr que se agote su paciencia bastante rápido.

Desconoce cuánto tiempo ha pasado debido a lo perdido por los descansos. No cuenta los días y cuando entra en algún pueblo no pregunta ni revisa un calendario. Tan solo avanza pensando en cómo descansar y sacarse las cosas desagradables de la cabeza.

El motivo de su viaje al torneo fue para probarse a sí mismo. Se enfrentó a ninjas que consideró habilidoso, pero de seguro los que venían serían más fuertes. Solo los mejores llegaron a la estancia en que se baten los cuatro mejores. Los cuatro que no obtuvieron ninguna derrota. Se quedó con las ganas y no pudo hacer nada para evitarlo. Jamás pensó que quebrantar semejante regla costaría la participación. Seguía sin poder creerse que semejante evento terminó de esa manera. También desconoce quién más llegó a la final y quién ganó esta.

Después de un viaje en bote llegó hasta la isla fronteriza de la aldea del Agua. Era alrededor del mediodía, el clima estaba frío, nublado. Todo igual como lo recordaba. Toda su vida la ha pasado en esos sitios, por lo que estaba muy acostumbrado. Recorría un bosque con una cantidad prudente de árboles. Había un camino entre medio, donde los viajeros podían seguir sin perder y así llegar a su destino. También podían llevar carretas y lo que quisieran. Camino abierto con buena visión. Nada peligroso. Recorrido muchas veces por Sedrion.

El de baja estatura caminaba sin problemas, sin apuro. Nadie le dijo que debía llegar en cierta fecha a la aldea, por lo que asumía que podía llegar cuando se le cantara. No tenía que rendirle cuentas a nadie, o quizás sí… De seguro se llevaría un nuevo regaño por haber roto las reglas y más aún por tomarse el atrevimiento de no avisarle a nadie de su ida y del retraso en el viaje. — Hubiera sido interesante. — Seguía enojado por no haber podido pelear, sobre todo porque deseaba enfrentarse al Uchiha que estaba en la otra semifinal. Lo conoció el día anterior al inicio del torneo y prometieron encontrarse en el mismo. Esto jamás ocurrió. El ninja de la semifinal también se veía prometedor, pues pudo superar sus combates sin mayores inconvenientes. Al menos eso escuchó de la gente los minutos antes de “combatir”. Dos rivales interesantes con los que habría podido probarse, pero no pasó. Jamás lo olvidaría.

OFF ROL:
El regreso a la tierra del agua tomaba su tiempo. No es algo que pudiera completar en pocos días. El sitio en que se realizó el torneo quedaba muy lejos de su nación, por lo que tenía que tomarse con calma el viaje. Iba solo, pues después de todo lo sucedido duranta la semifinal no tenía ni la más mínima intención de viajar con su Kage u otros ninjas que pudieron haberla acompañado. No tenía nada que ver con nadie del Agua, pues todos eran cómplices de la humillación a la que se querían someter producto del reglamento del torneo. Uno bastante peculiar, independiente de la mirada orgullosa que podía tener Sedrion. Quizás el líder de la Nieve buscaba paz con el resto o simplemente se burlaba de sus visitas. Jamás se conocería ese dato en concreto.

Como siempre, Sedrion vestía esa túnica negra que cubría gran parte de su cuerpo. Debajo llevaba una camiseta sin mangas y un pantalón largo, ambos de color negro. El regreso a su País le tomó más tiempo del normal, pues se tomó un descanso de camino. No se apresuró demasiado, pues no tenía sentido. No quería volver a su aldea. Seguramente todos estarían enterados de lo que sucedió y le molestarían. Nunca le ha importado la opinión que pueda tener el resto sobre su persona, pero que lo insulten de gratis podría lograr que se agote su paciencia bastante rápido.

Desconoce cuánto tiempo ha pasado debido a lo perdido por los descansos. No cuenta los días y cuando entra en algún pueblo no pregunta ni revisa un calendario. Tan solo avanza pensando en cómo descansar y sacarse las cosas desagradables de la cabeza.

El motivo de su viaje al torneo fue para probarse a sí mismo. Se enfrentó a ninjas que consideró habilidoso, pero de seguro los que venían serían más fuertes. Solo los mejores llegaron a la estancia en que se baten los cuatro mejores. Los cuatro que no obtuvieron ninguna derrota. Se quedó con las ganas y no pudo hacer nada para evitarlo. Jamás pensó que quebrantar semejante regla costaría la participación. Seguía sin poder creerse que semejante evento terminó de esa manera. También desconoce quién más llegó a la final y quién ganó esta.

Después de un viaje en bote llegó hasta la isla fronteriza de la aldea del Agua. Era alrededor del mediodía, el clima estaba frío, nublado. Todo igual como lo recordaba. Toda su vida la ha pasado en esos sitios, por lo que estaba muy acostumbrado. Recorría un bosque con una cantidad prudente de árboles. Había un camino entre medio, donde los viajeros podían seguir sin perder y así llegar a su destino. También podían llevar carretas y lo que quisieran. Camino abierto con buena visión. Nada peligroso. Recorrido muchas veces por Sedrion.

El de baja estatura caminaba sin problemas, sin apuro. Nadie le dijo que debía llegar en cierta fecha a la aldea, por lo que asumía que podía llegar cuando se le cantara. No tenía que rendirle cuentas a nadie, o quizás sí… De seguro se llevaría un nuevo regaño por haber roto las reglas y más aún por tomarse el atrevimiento de no avisarle a nadie de su ida y del retraso en el viaje. — Hubiera sido interesante. — Seguía enojado por no haber podido pelear, sobre todo porque deseaba enfrentarse al Uchiha que estaba en la otra semifinal. Lo conoció el día anterior al inicio del torneo y prometieron encontrarse en el mismo. Esto jamás ocurrió. El ninja de la semifinal también se veía prometedor, pues pudo superar sus combates sin mayores inconvenientes. Al menos eso escuchó de la gente los minutos antes de “combatir”. Dos rivales interesantes con los que habría podido probarse, pero no pasó. Jamás lo olvidaría.

OFF ROL:

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Tenma Uzumaki




G
ris. Era todo en cuanto podían ver aquellos ojos amarillos desde la ventana, situados sobre apenas unos tres pisos lejos del suelo. Mantenía la impresión de que ese día no iría a cambiar de parecer, dejando en la bóveda celeste un marco de nubes plomizas que no tardarían en azotar la tierra con un precipitado torrencial.

Tenma, tras su encuentro con la kunoichi de la Niebla, habia emprendido un pequeño entrenamiento junto a la misma en el bosque a las afueras del puerto. No había resultado demasiado bien.

Recordaba perfectamente el rostro de la Yuki, a causa de la pequeña sorpresa que se hubiese llevado tras su combate con la serpiente. Ahora él debía aguardar a que, una vez más, los dirigentes de su aldea la designaran en regresar y concluir la misión que, hasta entonces, no habían siquiera comenzado. El Uzumaki sólo aguardaba en una habitación modesta de una posada, esperando que en algún momento la chica pelirrosa se presentara. Sin embargo, no era tan de lo suyo esperar haciendo nada.

Una vez que la mujer volviera tras sus pasos, ella encontraría una nota donde indicaba el paradero de su compañero; ese mismo bosque en donde habían practicado, aunque quizás ella se lo tomara cómo una noticia un tanto amarga. Esperaba que lo pensara de buena manera, sabiendo por supuesto esos cambios un tanto particulares de comportamiento ya observados.

La melena rojiza del pequeño ninja extranjero parecía danzar entre los árboles, mientras unos destellos de inequívoco metal volaban hacia diversas dianas bien colocadas; círculos en los troncos, rasgando suavemente la corteza, y dispuestos a ser los blancos del pelirrojo quien corría tras los árboles en torno a un claro solitario, el cual se encontraba a por lo menos treinta metros desde el sendero más cercano. Sin embargo, los movimientos del shinobi vacilaban de un punto a otro, dejando que sus manos disparasen los kunais mientras sus pies trasladaban el resto de su cuerpo.

Habían cinco dianas en diferentes árboles, cuyos troncos se veían marcados por las perforaciones de los metales sin llegar a dañar realmente la planta.

Se notaba que llevaba un período no muy largo de calentamiento entre ese frío que asolaba a la isla, algo que era nimio si se contaba su costumbre a tales grados. Finalmente, decidió cesar su práctica de puntería para descansar, percibiendo que el calor distender sus músculos. Llevaba consigo sus vestimentas típicas, siempre protegido de su eterna capa roja hasta las rodillas, botas altas y blancas, y una bufanda vinotinto en torno a su cuello. Adentro del todo, era un misterio.

Empezó a recoger sus armas desperdigadas, hasta dejar una última clavada en lo más alto de un tronco cuando sus oídos atendieron un particular sonido. Pasos. Y giró. Sus ojos se encontraron con algo ajeno al ambiente, aunque no inusual por los caminos que habían cerca.

- ¿Uhm?

Off:





G
ris. Era todo en cuanto podían ver aquellos ojos amarillos desde la ventana, situados sobre apenas unos tres pisos lejos del suelo. Mantenía la impresión de que ese día no iría a cambiar de parecer, dejando en la bóveda celeste un marco de nubes plomizas que no tardarían en azotar la tierra con un precipitado torrencial.

Tenma, tras su encuentro con la kunoichi de la Niebla, habia emprendido un pequeño entrenamiento junto a la misma en el bosque a las afueras del puerto. No había resultado demasiado bien.

Recordaba perfectamente el rostro de la Yuki, a causa de la pequeña sorpresa que se hubiese llevado tras su combate con la serpiente. Ahora él debía aguardar a que, una vez más, los dirigentes de su aldea la designaran en regresar y concluir la misión que, hasta entonces, no habían siquiera comenzado. El Uzumaki sólo aguardaba en una habitación modesta de una posada, esperando que en algún momento la chica pelirrosa se presentara. Sin embargo, no era tan de lo suyo esperar haciendo nada.

Una vez que la mujer volviera tras sus pasos, ella encontraría una nota donde indicaba el paradero de su compañero; ese mismo bosque en donde habían practicado, aunque quizás ella se lo tomara cómo una noticia un tanto amarga. Esperaba que lo pensara de buena manera, sabiendo por supuesto esos cambios un tanto particulares de comportamiento ya observados.

La melena rojiza del pequeño ninja extranjero parecía danzar entre los árboles, mientras unos destellos de inequívoco metal volaban hacia diversas dianas bien colocadas; círculos en los troncos, rasgando suavemente la corteza, y dispuestos a ser los blancos del pelirrojo quien corría tras los árboles en torno a un claro solitario, el cual se encontraba a por lo menos treinta metros desde el sendero más cercano. Sin embargo, los movimientos del shinobi vacilaban de un punto a otro, dejando que sus manos disparasen los kunais mientras sus pies trasladaban el resto de su cuerpo.

Habían cinco dianas en diferentes árboles, cuyos troncos se veían marcados por las perforaciones de los metales sin llegar a dañar realmente la planta.

Se notaba que llevaba un período no muy largo de calentamiento entre ese frío que asolaba a la isla, algo que era nimio si se contaba su costumbre a tales grados. Finalmente, decidió cesar su práctica de puntería para descansar, percibiendo que el calor distender sus músculos. Llevaba consigo sus vestimentas típicas, siempre protegido de su eterna capa roja hasta las rodillas, botas altas y blancas, y una bufanda vinotinto en torno a su cuello. Adentro del todo, era un misterio.

Empezó a recoger sus armas desperdigadas, hasta dejar una última clavada en lo más alto de un tronco cuando sus oídos atendieron un particular sonido. Pasos. Y giró. Sus ojos se encontraron con algo ajeno al ambiente, aunque no inusual por los caminos que habían cerca.

- ¿Uhm?

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Sedrion Yuki
Por su mente pasó el recuerdo de un objeto muy preciado para él. Una sombrilla negra que tiene desde muy temprana edad. No la quiso llevar hasta la aldea de la Nieve porque no quería cargar tantas cosas en un viaje tan largo. La dejó bien guardada en su domicilio. Esperaba que nadie haya entrado a robar o se enojará bastante. No sería sorpresa que sucediera una vez la nación se informe de lo ocurrido. Lo más normal para protestarle sería buscar su casa. — De seguro exagerarán… —  No podía sacarse de la cabeza lo ocurrido. Aún no se podía creer el hecho de haber sido descalificado y haber recibido semejante regaño por parte de su Kage. ¿De verdad fue tan grave?

Su mente divagaba entre tanto pensamiento. Ya ni se daba cuenta del camino que estaba por delante, pero afortunadamente ningún contratiempo se presentó frente a él. Sin embargo, cierto particular sonido le hizo “despertar”.  — Viene desde allá. — Pensó mientras miraba hacia su costado derecho, más allá de los árboles que cerraban el camino libre que recorría Sedrion.

Normalmente no tomaría un desvío, pero el sonido se le hacía levemente familiar. Llamó su atención y cuando algo sucede siempre desea investigarlo y presenciarlo. Sus piernas cambiaron el rumbo y se apartaron del camino seguido hasta entonces. Avanzaría en la oscuridad que daba el bosque. Árbol tras árbol fue superando hasta llegar a una zona específica en donde pudo darse cuenta de todo.

Apenas vio quien estaba presente y qué era lo que hacía, descubrió que el haber ido valió totalmente la pena. — No me lo puedo creer. — Efectivamente se trataba de quien debió ser su oponente en la semifinal del torneo. Su rostro y cabellera rojo se lo daban a entender. Analizando un poco, viendo las cuerdas y los blancos en los árboles, pudo notar que se encontraba entrenando. Una muy leve sonrisa se posó en el rostro del ninja bajito, aunque esta se ocultaba casi por completo debido a su túnica, la cual cubría parte de su cara.

Veo que estás terminando. — El contrario recorría las herramientas ninjas. Quizás solo las agrupada para una segunda tanda de ejercicios, aunque no era lo importante. Esperaba que el Uzumaki pudiera reconocerlo, pues estuvieron cara a cara durante unos cuantos segundos. Al menos Sedrion lo recordaba bastante bien, pues, como ya se mencionó antes, él junto al Uchiha de Kumogakure fueron quienes más le impresionaron y despertaron ansias en él de combatirlos.

Continuaría su marcha hasta quedar a unos cortos cinco metros, justo al lado de un árbol. Lucía inexpresivo, ni amigable ni ofensivo, normal. No le tenía rencor, sino que se lo tenía a la misma Mizukage. Aquel otro gennin no tenía la culpa de nada, pues él no fue quien rompió las reglas ni tampoco el que las inventó. — Debo admitir que, de todas las personas en el mundo, jamás pensé que serías tú el que me encontrara al volver a casa. ¿Puedo saber a qué has venido? — Lo normal sería investigar algunas cosas primero.

¿Pudiste ganar la final? Me decepcionaría saber que perdiste. — Concluyó.
Por su mente pasó el recuerdo de un objeto muy preciado para él. Una sombrilla negra que tiene desde muy temprana edad. No la quiso llevar hasta la aldea de la Nieve porque no quería cargar tantas cosas en un viaje tan largo. La dejó bien guardada en su domicilio. Esperaba que nadie haya entrado a robar o se enojará bastante. No sería sorpresa que sucediera una vez la nación se informe de lo ocurrido. Lo más normal para protestarle sería buscar su casa. — De seguro exagerarán… —  No podía sacarse de la cabeza lo ocurrido. Aún no se podía creer el hecho de haber sido descalificado y haber recibido semejante regaño por parte de su Kage. ¿De verdad fue tan grave?

Su mente divagaba entre tanto pensamiento. Ya ni se daba cuenta del camino que estaba por delante, pero afortunadamente ningún contratiempo se presentó frente a él. Sin embargo, cierto particular sonido le hizo “despertar”.  — Viene desde allá. — Pensó mientras miraba hacia su costado derecho, más allá de los árboles que cerraban el camino libre que recorría Sedrion.

Normalmente no tomaría un desvío, pero el sonido se le hacía levemente familiar. Llamó su atención y cuando algo sucede siempre desea investigarlo y presenciarlo. Sus piernas cambiaron el rumbo y se apartaron del camino seguido hasta entonces. Avanzaría en la oscuridad que daba el bosque. Árbol tras árbol fue superando hasta llegar a una zona específica en donde pudo darse cuenta de todo.

Apenas vio quien estaba presente y qué era lo que hacía, descubrió que el haber ido valió totalmente la pena. — No me lo puedo creer. — Efectivamente se trataba de quien debió ser su oponente en la semifinal del torneo. Su rostro y cabellera rojo se lo daban a entender. Analizando un poco, viendo las cuerdas y los blancos en los árboles, pudo notar que se encontraba entrenando. Una muy leve sonrisa se posó en el rostro del ninja bajito, aunque esta se ocultaba casi por completo debido a su túnica, la cual cubría parte de su cara.

Veo que estás terminando. — El contrario recorría las herramientas ninjas. Quizás solo las agrupada para una segunda tanda de ejercicios, aunque no era lo importante. Esperaba que el Uzumaki pudiera reconocerlo, pues estuvieron cara a cara durante unos cuantos segundos. Al menos Sedrion lo recordaba bastante bien, pues, como ya se mencionó antes, él junto al Uchiha de Kumogakure fueron quienes más le impresionaron y despertaron ansias en él de combatirlos.

Continuaría su marcha hasta quedar a unos cortos cinco metros, justo al lado de un árbol. Lucía inexpresivo, ni amigable ni ofensivo, normal. No le tenía rencor, sino que se lo tenía a la misma Mizukage. Aquel otro gennin no tenía la culpa de nada, pues él no fue quien rompió las reglas ni tampoco el que las inventó. — Debo admitir que, de todas las personas en el mundo, jamás pensé que serías tú el que me encontrara al volver a casa. ¿Puedo saber a qué has venido? — Lo normal sería investigar algunas cosas primero.

¿Pudiste ganar la final? Me decepcionaría saber que perdiste. — Concluyó.

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Tenma Uzumaki




E
ntre la penumbra, una silueta parecía querer engañar a sus ojos. La luz que se filtraba entre las ramas, dejaba vacíos allí a donde las hojas permitían las sombras. Sólo dentro del claro el cielo podía verse con libertad, y aún así, sólo se encontrarían nubes grises que parecían querer llorar sobre la Isla Fronteriza.

Tenma descubrió la figura sombría que se manifestaba fuera del claro, a una dos decenas de metros. Su presencia junto al ambiente en compañía a sus vestimentas, proveía una sensación un tanto suspicaz. Era un tanto anormal que, encontrándose lejos de la aldea de esa nación, coincidiera con un shinobi de la misma, y menos que menos, con aquel cuyo rostro se escondía bajo su oscura indumentaria. El ninja nevado no le resultó pasajera esa cara. Lo recordaba. Y le escuchó dedicarle unas palabras antes de acercarse, quedándose a una distancia más cercana de lo prudente.

No fue apto en discernir los motivos de la pregunta ajena, y era todavía más incapaz de desentrañar alguna intención por medio de alguna expresión. El gesto del pequeño bermellón no lucía amistoso, tampoco hostil o desconfiado, tan siquiera curioso por la cercanía de Sedrion. Tal y cómo lo había escuchado del censor, ese debía ser su nombre.

Sí, qué coincidencia, la verdad. - Respondió en consecuencia a la impresión del Yuki por el encuentro. - Los dirigentes de tu aldea nos solicitaron un acompañante de misión. Estoy esperando a la persona que debo escoltar. - Omitió que, dicho individuo, era su kohai y familiar de aquel shinobi considerando su apellido, a fin de cuentas, pese a que las aldeas eran neutrales entre sí, la información de por sí era exclusiva y confidencial. Por ello Tenma se mostraba con una postura intermedia, precavida.

No, para nada. De hecho no hubo ganador ni perdedor. - Resolvió a contestar la inquietud del ninja sombrío. - El Korikage detuvo el encuentro y ordenó desalojar el coliseo. Desconozco las razones. - Aquello fue muy extraño. Incluso a ese día, muchos shinobis y gente civil ignoraban los motivos de tal abrupta evacuación, terminando en seco el evento. Dicho esto, y en vista a la igualdad de condiciones, se había considerado un empate entre la Princesa de los Árboles del Rayo y él.

Creo que no deberías acercarte más de la cuenta, a menos que estés buscando entretenimiento. - Pese a que había sido su adversario de torneo, y por tanto un camarada a enfrentar, en ese momento todo tipo de vínculo era nulo. Ya no estaban bajo reglas de no agresión, o normas de cortesía ceremonial. En ese instante, podían ser tanto aliados como enemigos según las decisiones que tomaran.

En el fondo, Tenma se sentía un poco agradecido con el chico, después de todo, al rechazar aquel acto de "amistad" en la semifinal del evento, el pelirrojo no tuvo que realizarlo, lo cual era un poco romántico para su gusto. Por supuesto, no implicaba que lo hubiera desdeñado, pero al menos lo evitó por aquella descalificación.

Era un poco cruel pensar de esa manera, sin embargo.





E
ntre la penumbra, una silueta parecía querer engañar a sus ojos. La luz que se filtraba entre las ramas, dejaba vacíos allí a donde las hojas permitían las sombras. Sólo dentro del claro el cielo podía verse con libertad, y aún así, sólo se encontrarían nubes grises que parecían querer llorar sobre la Isla Fronteriza.

Tenma descubrió la figura sombría que se manifestaba fuera del claro, a una dos decenas de metros. Su presencia junto al ambiente en compañía a sus vestimentas, proveía una sensación un tanto suspicaz. Era un tanto anormal que, encontrándose lejos de la aldea de esa nación, coincidiera con un shinobi de la misma, y menos que menos, con aquel cuyo rostro se escondía bajo su oscura indumentaria. El ninja nevado no le resultó pasajera esa cara. Lo recordaba. Y le escuchó dedicarle unas palabras antes de acercarse, quedándose a una distancia más cercana de lo prudente.

No fue apto en discernir los motivos de la pregunta ajena, y era todavía más incapaz de desentrañar alguna intención por medio de alguna expresión. El gesto del pequeño bermellón no lucía amistoso, tampoco hostil o desconfiado, tan siquiera curioso por la cercanía de Sedrion. Tal y cómo lo había escuchado del censor, ese debía ser su nombre.

Sí, qué coincidencia, la verdad. - Respondió en consecuencia a la impresión del Yuki por el encuentro. - Los dirigentes de tu aldea nos solicitaron un acompañante de misión. Estoy esperando a la persona que debo escoltar. - Omitió que, dicho individuo, era su kohai y familiar de aquel shinobi considerando su apellido, a fin de cuentas, pese a que las aldeas eran neutrales entre sí, la información de por sí era exclusiva y confidencial. Por ello Tenma se mostraba con una postura intermedia, precavida.

No, para nada. De hecho no hubo ganador ni perdedor. - Resolvió a contestar la inquietud del ninja sombrío. - El Korikage detuvo el encuentro y ordenó desalojar el coliseo. Desconozco las razones. - Aquello fue muy extraño. Incluso a ese día, muchos shinobis y gente civil ignoraban los motivos de tal abrupta evacuación, terminando en seco el evento. Dicho esto, y en vista a la igualdad de condiciones, se había considerado un empate entre la Princesa de los Árboles del Rayo y él.

Creo que no deberías acercarte más de la cuenta, a menos que estés buscando entretenimiento. - Pese a que había sido su adversario de torneo, y por tanto un camarada a enfrentar, en ese momento todo tipo de vínculo era nulo. Ya no estaban bajo reglas de no agresión, o normas de cortesía ceremonial. En ese instante, podían ser tanto aliados como enemigos según las decisiones que tomaran.

En el fondo, Tenma se sentía un poco agradecido con el chico, después de todo, al rechazar aquel acto de "amistad" en la semifinal del evento, el pelirrojo no tuvo que realizarlo, lo cual era un poco romántico para su gusto. Por supuesto, no implicaba que lo hubiera desdeñado, pero al menos lo evitó por aquella descalificación.

Era un poco cruel pensar de esa manera, sin embargo.

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Sedrion Yuki
Debía tratarse de una estrategia por parte de la Mizukage para forzar lazos con el país de la Nieve luego de que el accionar de Sedrion se tomara como una ofensa a las posibles alianzas que se podían crear entre naciones durante ese torneo. Al menos esta fue la mirada que le dio el gennin de Kirigakure a lo explicado por Tenma. Claro está, siempre existe la opción de que se trate de una mentira y la explicación de su estadía en el País del Agua sea una totalmente distinta. Sin embargo, por el momento fingiría creerle. Era lo más fácil.

Espero tu acompañante pueda encontrarte en medio del bosque. Elegir un sitio más abierto y fácil de ubicar habría sido una decisión más acertada. — Había varios motivos para no dudar en la palabra del pelirrojo, pero mejor se los guardaría. Uno pequeño como el dicho anteriormente bastaba para hacerle entender que no podría engañarlo tan fácil en el futuro. — Aunque con el ruido que hacen tus armas, dudo mucho que le cueste localizarte. Desde el camino abierto fui capaz de escuchar todo este ruido. — Buscó mostrarse más tranquilo y no tan desconfiado. Independiente de si Tenma le miente o no, le es indiferente. Trame lo que trame no debería afectar directamente a Sedrion, por lo que podía estar tranquilo.

¿Tanto problema para que la final no se realizara? Si que los organizadores del evento tenían alguna especie de problema. Después de un torneo en donde muchos gennins dieron todo de sí para avanzar las rondas y un público que muy paciente observó cada pelea, lo mínimo que se podía hacer era celebrar una final en grande. Incluso el Yuki lamenta que no haya sido así. Al menos se quedaba tranquilo en el sentido de que no se perdió nada interesante al irse de inmediato y no decirle nada a nadie. — Supongo debió ser aburrido para ti no haber combatido en la semifinal ni en la final. Después de todo, son las rondas más divertidas. — Este sería un primer pequeño acercamiento para lo que se venía. Declarar abiertamente que el combate pactado entre ambos no se hizo y todo quedó en nada.

Una leve sonrisa apareció en el rostro de Sedrion ante la advertencia del Uzumaki. Al parecer ambos pensaban algo similar. Estaban en terreno abierto. No hay reglas, no hay ninjas que los detengan y no hay nada que pueda interrumpirlos. — Eres consciente de que tenemos asuntos sin resolver. — Respondió.

Deberías ser más relajado. No me he mostrado ofensivo en ningún movimiento, aunque es obvio que ninguno de los dos ha bajado la guardia. El mundo ninja es mucho más peligroso fuera de esa arena de combate. ¿No estás de acuerdo? — Elongando su cuello, comenzó a moverlo lentamente hacia ambos costados, como si estuviera preparándose para la acción física. Desaprovechar el momento, la circunstancia, la buena suerte, desaprovechar que estaban ahí, sería una estupidez. — ¿Crees que sería correcto ponernos al corriente mientras llega la persona que esperas? Puede ser más interesante que arrojarle kunais a los árboles. — Por el momento se quedaría quieto. No haría nada sin la aprobación contraria. No es su intención atacar porque sí. No sentía resentimiento hacia el otro gennin, pero si se sentía emocionado de poder cumplir lo que no pudo durante el torneo. Enfrentar a uno de los más fuertes.
Debía tratarse de una estrategia por parte de la Mizukage para forzar lazos con el país de la Nieve luego de que el accionar de Sedrion se tomara como una ofensa a las posibles alianzas que se podían crear entre naciones durante ese torneo. Al menos esta fue la mirada que le dio el gennin de Kirigakure a lo explicado por Tenma. Claro está, siempre existe la opción de que se trate de una mentira y la explicación de su estadía en el País del Agua sea una totalmente distinta. Sin embargo, por el momento fingiría creerle. Era lo más fácil.

Espero tu acompañante pueda encontrarte en medio del bosque. Elegir un sitio más abierto y fácil de ubicar habría sido una decisión más acertada. — Había varios motivos para no dudar en la palabra del pelirrojo, pero mejor se los guardaría. Uno pequeño como el dicho anteriormente bastaba para hacerle entender que no podría engañarlo tan fácil en el futuro. — Aunque con el ruido que hacen tus armas, dudo mucho que le cueste localizarte. Desde el camino abierto fui capaz de escuchar todo este ruido. — Buscó mostrarse más tranquilo y no tan desconfiado. Independiente de si Tenma le miente o no, le es indiferente. Trame lo que trame no debería afectar directamente a Sedrion, por lo que podía estar tranquilo.

¿Tanto problema para que la final no se realizara? Si que los organizadores del evento tenían alguna especie de problema. Después de un torneo en donde muchos gennins dieron todo de sí para avanzar las rondas y un público que muy paciente observó cada pelea, lo mínimo que se podía hacer era celebrar una final en grande. Incluso el Yuki lamenta que no haya sido así. Al menos se quedaba tranquilo en el sentido de que no se perdió nada interesante al irse de inmediato y no decirle nada a nadie. — Supongo debió ser aburrido para ti no haber combatido en la semifinal ni en la final. Después de todo, son las rondas más divertidas. — Este sería un primer pequeño acercamiento para lo que se venía. Declarar abiertamente que el combate pactado entre ambos no se hizo y todo quedó en nada.

Una leve sonrisa apareció en el rostro de Sedrion ante la advertencia del Uzumaki. Al parecer ambos pensaban algo similar. Estaban en terreno abierto. No hay reglas, no hay ninjas que los detengan y no hay nada que pueda interrumpirlos. — Eres consciente de que tenemos asuntos sin resolver. — Respondió.

Deberías ser más relajado. No me he mostrado ofensivo en ningún movimiento, aunque es obvio que ninguno de los dos ha bajado la guardia. El mundo ninja es mucho más peligroso fuera de esa arena de combate. ¿No estás de acuerdo? — Elongando su cuello, comenzó a moverlo lentamente hacia ambos costados, como si estuviera preparándose para la acción física. Desaprovechar el momento, la circunstancia, la buena suerte, desaprovechar que estaban ahí, sería una estupidez. — ¿Crees que sería correcto ponernos al corriente mientras llega la persona que esperas? Puede ser más interesante que arrojarle kunais a los árboles. — Por el momento se quedaría quieto. No haría nada sin la aprobación contraria. No es su intención atacar porque sí. No sentía resentimiento hacia el otro gennin, pero si se sentía emocionado de poder cumplir lo que no pudo durante el torneo. Enfrentar a uno de los más fuertes.

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Tenma Uzumaki




L
a suspicacia del pequeño bermellón podía olerse como un aroma capaz de viajar kilómetros a la redonda. El shinobi de la Niebla no se encontraba exento a percibirlo, después de todo, el ninja extranjero no era un maestro del disfraz.

Descuida. Para eso existen las coordenadas. - Un breve comentario a la duda aparente del pelinegro respecto a la dificultad que supondría esa ubicación en ser hallada. No obstante, un detalle no pasó desapercibido para el pelirrojo, pues por muy irrelevante que hubiera sonado, el que su contrario haya escuchado ese ajetreo desde el camino más cercano, le indicaba sus límites de audición según la intensidad del sonido y su distancia. Aún así, la cosa parecía no quedarse a un encuentro de paso.

El aire pareció tonar su sabor a uno más incitante conforme las palabras de Sedrion llegaban a los oídos del Uzumaki. Era una invitación tácita. Y a su vez, demostró que su mente estaba al tanto del recelo de Tenma, aunque ambos no hubieran mostrado signos de hostilidad.

Fue pues, que lo indirecto se volvió más directo.

Ya veo. Pretendes traer ese día a este lugar, y en este momento. - Tenma, pese a su usual amenidad, evitó el maquillaje de palabras que su congénere dejaba con elegancia. El Yuki sabía manejar bastante bien su lengua cómo para transmitir un mensaje claro entre la suavidad. Era cómo una serpiente.

Sin embargo, el que se vea tan seguro es un mal augurio. - Lo pensó, observando como parecía que el gesto del Shinobi del Agua había cambiado bajo el cuello de su túnica capaz de cubrir parte de su rostro. Y de hecho, el movimiento de su cuello le indicaba que no era precisamente una máscara, sino una intención que deseaba convertir en decisión. ¿Hasta qué punto quería concluir lo que no fue permitido en aquel entonces? - Aunque... creo que tengo algo. - Sonrió suavemente el joven extranjero, mientras el cuello del Yuki bailaba sobre su eje, dejando entrever que su gesto parecía ser la aceptación de la invitación.

Tal vez sea una pésima decisión, y de seguro el sensei y mis compañeros lo tomarían como una imprudencia. Pero no siempre estaré acompañado. - Su mente se desarrollaba entre cada reflexión, casi de una manera en que ralentizaba el tiempo de su derredor. - Tal vez sea un buen momento para ponerlo a prueba.

Finalmente, Tenma accedió antes de decirlo, pero tampoco hizo falta palabras.

El Ninja de la Niebla vería cómo de la capa roja de su contraparte, la cual le cubría y ondeaba desde el cuello hasta las rodillas, se dividía por el frente ante la salida de una diestra con un sello formado. El carnero. Mientras, su izquierda emergía por su costado natural con un kunai empuñado, finalizando así con su pequeño y parsimonioso ritual de preparación.

Dejando en situación, el terreno era un claro circular con veinte metros a todas direcciones, teniendo cómo epicentro el punto en que se encontraba de pie el Uzumaki.

En ese espacio, no había nada más que el árbol cercano al Yuki, a cinco metros de Tenma, y el cual estaría plantado en el lado sur del terreno con una altura y grosor de nueve y dos metros, respectivamente. No obstante, hacia el norte y a quince metros del pelirrojo, se encontrarían tres rocas separadas entre sí por medio metro cada una, en horizontal, y con un diámetro y altura de tres por dos. Fuera de aquel espacio sólo quedaría el bosque, cuyos árboles estarían de un tamaño aproximado al único invasor del claro, pero desperdigados con distancias variables entre sí.

El suelo era de tierra común, con algún que otro indicio de vegetación. El plomizo celeste indicaba un posible y lluvioso presagio, mientras el frío circundante falto de humedad era un aliado, pero no para el Uzumaki. Allí, pues, las botas blancas se encontrarían plantadas al suelo mientras sus herramientas estaban protegidas en sus compartimientos dentro de su indumentaria.

Estaba listo, con los antebrazos vendados bajo calentadores oscuros, siendo receptor del deseo combativo del Yuki, cuyo linaje ya era una referencia conceptual para el Uzumaki. - Cuando quieras.


Datos del Shinobi:





L
a suspicacia del pequeño bermellón podía olerse como un aroma capaz de viajar kilómetros a la redonda. El shinobi de la Niebla no se encontraba exento a percibirlo, después de todo, el ninja extranjero no era un maestro del disfraz.

Descuida. Para eso existen las coordenadas. - Un breve comentario a la duda aparente del pelinegro respecto a la dificultad que supondría esa ubicación en ser hallada. No obstante, un detalle no pasó desapercibido para el pelirrojo, pues por muy irrelevante que hubiera sonado, el que su contrario haya escuchado ese ajetreo desde el camino más cercano, le indicaba sus límites de audición según la intensidad del sonido y su distancia. Aún así, la cosa parecía no quedarse a un encuentro de paso.

El aire pareció tonar su sabor a uno más incitante conforme las palabras de Sedrion llegaban a los oídos del Uzumaki. Era una invitación tácita. Y a su vez, demostró que su mente estaba al tanto del recelo de Tenma, aunque ambos no hubieran mostrado signos de hostilidad.

Fue pues, que lo indirecto se volvió más directo.

Ya veo. Pretendes traer ese día a este lugar, y en este momento. - Tenma, pese a su usual amenidad, evitó el maquillaje de palabras que su congénere dejaba con elegancia. El Yuki sabía manejar bastante bien su lengua cómo para transmitir un mensaje claro entre la suavidad. Era cómo una serpiente.

Sin embargo, el que se vea tan seguro es un mal augurio. - Lo pensó, observando como parecía que el gesto del Shinobi del Agua había cambiado bajo el cuello de su túnica capaz de cubrir parte de su rostro. Y de hecho, el movimiento de su cuello le indicaba que no era precisamente una máscara, sino una intención que deseaba convertir en decisión. ¿Hasta qué punto quería concluir lo que no fue permitido en aquel entonces? - Aunque... creo que tengo algo. - Sonrió suavemente el joven extranjero, mientras el cuello del Yuki bailaba sobre su eje, dejando entrever que su gesto parecía ser la aceptación de la invitación.

Tal vez sea una pésima decisión, y de seguro el sensei y mis compañeros lo tomarían como una imprudencia. Pero no siempre estaré acompañado. - Su mente se desarrollaba entre cada reflexión, casi de una manera en que ralentizaba el tiempo de su derredor. - Tal vez sea un buen momento para ponerlo a prueba.

Finalmente, Tenma accedió antes de decirlo, pero tampoco hizo falta palabras.

El Ninja de la Niebla vería cómo de la capa roja de su contraparte, la cual le cubría y ondeaba desde el cuello hasta las rodillas, se dividía por el frente ante la salida de una diestra con un sello formado. El carnero. Mientras, su izquierda emergía por su costado natural con un kunai empuñado, finalizando así con su pequeño y parsimonioso ritual de preparación.

Dejando en situación, el terreno era un claro circular con veinte metros a todas direcciones, teniendo cómo epicentro el punto en que se encontraba de pie el Uzumaki.

En ese espacio, no había nada más que el árbol cercano al Yuki, a cinco metros de Tenma, y el cual estaría plantado en el lado sur del terreno con una altura y grosor de nueve y dos metros, respectivamente. No obstante, hacia el norte y a quince metros del pelirrojo, se encontrarían tres rocas separadas entre sí por medio metro cada una, en horizontal, y con un diámetro y altura de tres por dos. Fuera de aquel espacio sólo quedaría el bosque, cuyos árboles estarían de un tamaño aproximado al único invasor del claro, pero desperdigados con distancias variables entre sí.

El suelo era de tierra común, con algún que otro indicio de vegetación. El plomizo celeste indicaba un posible y lluvioso presagio, mientras el frío circundante falto de humedad era un aliado, pero no para el Uzumaki. Allí, pues, las botas blancas se encontrarían plantadas al suelo mientras sus herramientas estaban protegidas en sus compartimientos dentro de su indumentaria.

Estaba listo, con los antebrazos vendados bajo calentadores oscuros, siendo receptor del deseo combativo del Yuki, cuyo linaje ya era una referencia conceptual para el Uzumaki. - Cuando quieras.


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