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MADARA CHRONICLES

¡Bienvenido a Madara Chronicles! Foro de Naruto interpretativo donde buscamos que el usuario se encuentre con la mayor de las comodidades y disponga de opciones para crear y desarrollar su personaje dentro de una ambientación, permitiendo que cobre importancia con el paso del tiempo y de su propio desarrollo.

Actualmente estamos en fase Beta, pero trabajamos duramente para dar una experiencia nueva y única para el usuario, con multitud de ideas y proyectos que esperamos que pronto vean la luz.

¿Por qué no te animas a formar parte de este gran proyecto? ¡Te esperamos con los brazos abiertos!
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Todo el contenido producido en el foro es propiedad de sus creadores originales, así como el contenido administrativo es propiedad del Staff. La estética del foro proviene del usuario Akira Aoi, agradeciendo a Foroactivo, W3Schools y otras páginas webs por su tutoriales.

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Hermanos [2/6]

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Senku


¿Alguien puede detener a ese niño?

19:00 · Centro de Iwagakure · Despejado

La vida de un shinobi era muy versátil en algunos aspectos pero sin embargo en otros también era bastante estricto en seguir modelos ya casi conservadores. Senku se encontraba como casi todos los días de su vida encerrado en la cueva que había heredado de sus padres e incluso se trataba del mismo lugar donde ellos dos hoy se encontraban descansando en una suerte de sueño criogenizado. La investigación exhaustiva de su hijo aún no rendía sus frutos algo que ni de cerca frustraba la fuerte postura que tenía el genin se salvar a sus padres.

En el interior de esta cueva en una de las tantas habitaciones había un pergamino que contenía en su interior un mensaje para Senku. El aún no se había percatado de la presencia de aquel papiro, pero muy pronto al terminar sus ya rutinarios experimentos, se dirigiría a esa sala donde alguien que se había infiltrado en el lugar le había dejado.

Las estatuas de roca que se encontraban firmes observando el trabajo del peliblanco, ajenos de expresividad, lograban ver como la frustración dentro de la habitación se iba acumulando. ¿Cuánto había pasado ya?, dos años largos. Senku llevó una de sus pálidas y cansadas manos a la frente, con un trapito que limpiaba un poco el sudor resultado de sus esfuerzos por conseguir un antídoto a aquella prisión de roca. –Lo siento, supongo que hoy tampoco podré ayudarlos.- comentó desganado hacia sus figuras paternas. –Pero prometo que salvará con la ciencia a ustedes y a todos los shinobis de este mundo.- agregó, con un tono más alegre, demostrando una mínima calidez en sus palabras. Su confianza no flaquearía ahora.

Luego de rectificar su amor por la ciencia y la investigación e incluso reafirmar su lazo con la salvación de sus padres se retiró de aquella habitación para dirigirse al cuarto en donde solía ir a comer algo luego de trabajar. El eco de los pasos del genin retumbaba en los angostos pasillos del escondite. Le tomo aproximadamente unos treinta segundos dirigirse hacia su objetivo.
Giró su cabeza hacia el cuarto al que tenía pensado ingresar, enfrentado a la puerta, llevó su mano el picaporte y abrió la misma. Frente a sus ojos se encontraba la zona de cocina y también a simple vista se encontraba el regalo que le había dejado el jonin que se infiltró en el lugar. –Parece que no voy a tener tiempo para descansar.- musitó con un suspiro al ver y reconocer rápidamente que aquel pergamino era una misión que le habían encomendado. –Veamos de que se trata.- dijo conversando consigo mismo mientras comenzaba a caminar hacia la mesa.

Sin mucho más preámbulo tomó el pergamino y leyó la inscripción que tenía a su costado. En esta decía “Misión Rango D”. Después de afirmar su suposición, tiró del hilo que mantenía sellada la misión y así lo abrió para poder ver su contenido. La encomendia que le habían otorgado era básicamente regañar a un niño que estaba haciendo de las suyas y generaba disturbios y malgustos a la gente de su barrio. –Hoy toca ser niñero entonces.- comentó al terminar de leerla a lujo de detalles.

Cerró con fuerza el pergamino y lo volvió a asegurar con el hilo que traía consigo. Acomodó el comunicado sobre la mesa y se sentó en unas de las sillas que había en el lugar ya que veía acertado pensar bien en la estrategia que iba a utilizar para poder encontrar al sujeto en cuestión. “Se trata de un niño problemas, ¿dónde podría estar en estos momentos? A estas horas ya terminaron los cursos de la academia, así que allí no está.” Comenzaba a intentar descrifrar de a poco el actuar de aquel infante. “Es solo un niño, no tiene mucha ciencia, seguramente no haya vuelto a su casa por lo qué caminaré por el vecindario y probablemente intenté gastarme una ‘broma’.” Se planteó una primera forma de actuar ante la misión y tras unos segundos intentó ser un poco más precavido. “Mmm, antes que nada, iré a la casa del niño para hablar con su madre.” Decidido se levantó de la silla tomo unas uvas las guardó en su bolsito y se dispuso a retirarse.

Al salir de la habitación notó que traía consigo la bandana ninja lo que probablemente inhibiría el actuar de aquel niño así que la desato y la dejo en la mesada más cercana a la puerta. Ahora sí, sin mucha más preparación comenzó su camino hacia la casa en la que vivía el muchacho de la misión para intercambiar información de la madre.

• Barrio de Iwagakure - 19:30 - Ligeramente nublado.

Caminando por las calles de la aldea de la roca Senku se encontraba ojeando la zon para encontrar el lugar del barrio donde se encontraba la casa del espécimen de la misión. “Mmm, ya estoy en su zona, puede atacar incluso antes de que llegué a su ‘habitat’” pensaba el peliblanco, continuando con el análisis del chico. “Sin embargo, probablemente también si es un poco inteligente y está enterado de mi podría estar observando la zona.” Agregó al estudio que generaba en su mente.

A su vez, sin perder conexión con la realidad observaba a sus alrededores para intentar localizar al infante o su hogar. “Solo sé su apariencia física y que es un mal criado, así que necesito ahondar en los lugares donde se mueve.” Se ordenaba a sí mismo a la vez que sus ojos brillaban al hacer contacto por fin con el hogar del desaparecido.

Rápidamente y sin perder mucho tiempo se acercó a la residencia y toco la puerta. Una bella mujer atendió con unos pocos segundos de demora, se la veía desganada y cansada, a pesar de poseer una belleza nata. Con un flojo andar se acercó a la puerta y respondió al llamado. –Sí, ¿qué necesita?.- musitó, con un ánimo por los suelos. –Hola Sra, lamento molestarla, necesito saber por qué lugares frecuenta su hijo para así poder intentar calmarlo a él y a su sufrimiento, me será de ayuda cualquier información por más tonta que suene.- consultó alegre y con un tono cálido inundado y rebosante de empatía intentando incluido que esta se note, tenía que ser capcioso, para alguien que se encontraba desesperado podría ser peligroso no ser persuasivo. –Ah, así que a ti te cayó mi llamado de emergencia, lamento haberte envuelto en esto.- comentó avergonzada. –Él suele frecuentar el vecindario para hacer dee las suyas, camina por los techos y por callejones, para así poder molestar a los vecinos. La academia quiere expulsarlo de seguir con un comportamiento tan negativo.- agregó, otorgando información de vital importancia al genin para que este sepa que lugares caminar para caer víctima de las bromas pesadas del infante. –Gracias, prometo hacer mi máximo esfuerzo para intentar encarrilar a su hijo.- prometió ilusionado de que su labia sería suficiente para convencer al infante de salirse del camino del mal.

“Bien solo resta caminar normal por el barrio. Y simplemente aparecerá, la noche caerá pronto así que seguro que su hora de trabajo es esa.” Dedujo en su caminar mientras veía como de a poco mientras caminaba caía la noche. No tardó demasiado en oírse en las cercanías un leve grito de lo que parecía ser una señora. “Eureka” pasó por la mente de Senku al escuchar aquel ruido. Efímeramente, se dirigió hacia el lugar que parecía estar unos metros hacia atrás.

Al llegar al lugar observó que había un sujeto que parecía ser bastante alto, seguramente el infante se encontraba utilizando el henge no jutsu para tener incluso una apariencia más ‘peligrosa’. Al parecer, sus niveles de delincuencia habían aumentado exponencialmente ya que la escena reflejaba ser una especie de atraco. El peliblanco se acercó al infante maleante y se interpuso entre la anciana que intentaba robar y el sujeto. Esto lo puso agresivo. Se acercó violentamente al genin e intento atacarlo. Senku al no esperar aquella reacción tuvo que romper con el personaje de civil y esquivar aquel potente golpe.
-Cálmate Niño, no hagas tonterías.- exclamó firme ante el actuar de aquel niño problema. -¿Por qué haces esto?,¿alguien te hizo algo malo?,¿alguien te molesto y llevó a tomar esta posición?¿o simplemente eres un tonto?.- Preguntó, con un tono punzante, directo y frío haciendo que el infante sin apariencia de infante pasara a la defensiva. El agresivo muchacho quedo en una especie de shock, en el cual, se sentía aturdido por las preguntas del adolescentes encargado de encaminarlo. No podía hablar, y se notaba en su rostro, que no tenía respuestas, estaba completamente injustificado su actuar y el parecía haber notado eso. –Sabes, no me gusta la idea de regañar a la gente. Por lo que haré de policía bueno que es lo que más me gusta. La pedagogía violenta no es mi ideal. Tu situación es extraña, quizás tu actuar violento se debe a una raíz traumática y me gustaría ayudarte en caso de que sea así, pero si simplemente quieres ir de rebelde con los conocimientos ninjas que tu aldea te dio, deberías cambiar tu posición.- comenzó, con una especie de monologo que llamaba a la reflexión del muchacho. –Ten en cuenta que seguir así te llevará por un camino oscuro que no solo será negativo para ti sino que golpeará negativamente a tus allegados. ¿Acaso pudiste ver lo mal que se siente tu madree?¿tus vecinos?.- preguntó, dándole un terrible golpee de realidad.

El henge no jutsu tras el monologo se deshizo, la infantil apariencia del niño era ahora visible. –Yo simplemente me divertía.- se escudo, casi tímidamente, como si no hubiera sido consciente de todo lo que había provocado. –Hay otras formas de divertirse, más sanas para todos.- contestó Senku. –La academia ninja esta debatiendo si expulsarte, ¿quieres eso para ti?.- interrogó. –Piénsalo bien esta noche con la almohada.- comentó, como último intento de hacerlo reflexionar. De todas formas, su misión era encontrarlo y hablarle de su situación, el desenlace sería total responsabilidad del infante en cuestión.
Senku, viendo que ya era de noche, emprendió su regreso, sacando un par de uvas para comenzar a comer la entrada de su cena. Mientras partía el niño lo detuvo con un ahogado grito. –Prometo cambiar!.- se escuchó en aqueella solitaria calle. El genin detuvo por unos segundos su andar y levantó una de sus manos para rascarse la cabeza. A continuación, giró su cabeza, para hablarle nuevamente al sujeto. –Eso díselo a tu madre, créeme, ella está ansiosa por escucharlo.- exclamó, para después girar su cabeza y con su mano hacerle la señal de ok, levantando su pulgar y retirándose.

Seguramente aquel niño hoy había aprendido una lección, por primera vez, había tenido un golpe de realidad. La misión estaba concluida.




¿Alguien puede detener a ese niño?

19:00 · Centro de Iwagakure · Despejado

La vida de un shinobi era muy versátil en algunos aspectos pero sin embargo en otros también era bastante estricto en seguir modelos ya casi conservadores. Senku se encontraba como casi todos los días de su vida encerrado en la cueva que había heredado de sus padres e incluso se trataba del mismo lugar donde ellos dos hoy se encontraban descansando en una suerte de sueño criogenizado. La investigación exhaustiva de su hijo aún no rendía sus frutos algo que ni de cerca frustraba la fuerte postura que tenía el genin se salvar a sus padres.

En el interior de esta cueva en una de las tantas habitaciones había un pergamino que contenía en su interior un mensaje para Senku. El aún no se había percatado de la presencia de aquel papiro, pero muy pronto al terminar sus ya rutinarios experimentos, se dirigiría a esa sala donde alguien que se había infiltrado en el lugar le había dejado.

Las estatuas de roca que se encontraban firmes observando el trabajo del peliblanco, ajenos de expresividad, lograban ver como la frustración dentro de la habitación se iba acumulando. ¿Cuánto había pasado ya?, dos años largos. Senku llevó una de sus pálidas y cansadas manos a la frente, con un trapito que limpiaba un poco el sudor resultado de sus esfuerzos por conseguir un antídoto a aquella prisión de roca. –Lo siento, supongo que hoy tampoco podré ayudarlos.- comentó desganado hacia sus figuras paternas. –Pero prometo que salvará con la ciencia a ustedes y a todos los shinobis de este mundo.- agregó, con un tono más alegre, demostrando una mínima calidez en sus palabras. Su confianza no flaquearía ahora.

Luego de rectificar su amor por la ciencia y la investigación e incluso reafirmar su lazo con la salvación de sus padres se retiró de aquella habitación para dirigirse al cuarto en donde solía ir a comer algo luego de trabajar. El eco de los pasos del genin retumbaba en los angostos pasillos del escondite. Le tomo aproximadamente unos treinta segundos dirigirse hacia su objetivo.
Giró su cabeza hacia el cuarto al que tenía pensado ingresar, enfrentado a la puerta, llevó su mano el picaporte y abrió la misma. Frente a sus ojos se encontraba la zona de cocina y también a simple vista se encontraba el regalo que le había dejado el jonin que se infiltró en el lugar. –Parece que no voy a tener tiempo para descansar.- musitó con un suspiro al ver y reconocer rápidamente que aquel pergamino era una misión que le habían encomendado. –Veamos de que se trata.- dijo conversando consigo mismo mientras comenzaba a caminar hacia la mesa.

Sin mucho más preámbulo tomó el pergamino y leyó la inscripción que tenía a su costado. En esta decía “Misión Rango D”. Después de afirmar su suposición, tiró del hilo que mantenía sellada la misión y así lo abrió para poder ver su contenido. La encomendia que le habían otorgado era básicamente regañar a un niño que estaba haciendo de las suyas y generaba disturbios y malgustos a la gente de su barrio. –Hoy toca ser niñero entonces.- comentó al terminar de leerla a lujo de detalles.

Cerró con fuerza el pergamino y lo volvió a asegurar con el hilo que traía consigo. Acomodó el comunicado sobre la mesa y se sentó en unas de las sillas que había en el lugar ya que veía acertado pensar bien en la estrategia que iba a utilizar para poder encontrar al sujeto en cuestión. “Se trata de un niño problemas, ¿dónde podría estar en estos momentos? A estas horas ya terminaron los cursos de la academia, así que allí no está.” Comenzaba a intentar descrifrar de a poco el actuar de aquel infante. “Es solo un niño, no tiene mucha ciencia, seguramente no haya vuelto a su casa por lo qué caminaré por el vecindario y probablemente intenté gastarme una ‘broma’.” Se planteó una primera forma de actuar ante la misión y tras unos segundos intentó ser un poco más precavido. “Mmm, antes que nada, iré a la casa del niño para hablar con su madre.” Decidido se levantó de la silla tomo unas uvas las guardó en su bolsito y se dispuso a retirarse.

Al salir de la habitación notó que traía consigo la bandana ninja lo que probablemente inhibiría el actuar de aquel niño así que la desato y la dejo en la mesada más cercana a la puerta. Ahora sí, sin mucha más preparación comenzó su camino hacia la casa en la que vivía el muchacho de la misión para intercambiar información de la madre.

• Barrio de Iwagakure - 19:30 - Ligeramente nublado.

Caminando por las calles de la aldea de la roca Senku se encontraba ojeando la zon para encontrar el lugar del barrio donde se encontraba la casa del espécimen de la misión. “Mmm, ya estoy en su zona, puede atacar incluso antes de que llegué a su ‘habitat’” pensaba el peliblanco, continuando con el análisis del chico. “Sin embargo, probablemente también si es un poco inteligente y está enterado de mi podría estar observando la zona.” Agregó al estudio que generaba en su mente.

A su vez, sin perder conexión con la realidad observaba a sus alrededores para intentar localizar al infante o su hogar. “Solo sé su apariencia física y que es un mal criado, así que necesito ahondar en los lugares donde se mueve.” Se ordenaba a sí mismo a la vez que sus ojos brillaban al hacer contacto por fin con el hogar del desaparecido.

Rápidamente y sin perder mucho tiempo se acercó a la residencia y toco la puerta. Una bella mujer atendió con unos pocos segundos de demora, se la veía desganada y cansada, a pesar de poseer una belleza nata. Con un flojo andar se acercó a la puerta y respondió al llamado. –Sí, ¿qué necesita?.- musitó, con un ánimo por los suelos. –Hola Sra, lamento molestarla, necesito saber por qué lugares frecuenta su hijo para así poder intentar calmarlo a él y a su sufrimiento, me será de ayuda cualquier información por más tonta que suene.- consultó alegre y con un tono cálido inundado y rebosante de empatía intentando incluido que esta se note, tenía que ser capcioso, para alguien que se encontraba desesperado podría ser peligroso no ser persuasivo. –Ah, así que a ti te cayó mi llamado de emergencia, lamento haberte envuelto en esto.- comentó avergonzada. –Él suele frecuentar el vecindario para hacer dee las suyas, camina por los techos y por callejones, para así poder molestar a los vecinos. La academia quiere expulsarlo de seguir con un comportamiento tan negativo.- agregó, otorgando información de vital importancia al genin para que este sepa que lugares caminar para caer víctima de las bromas pesadas del infante. –Gracias, prometo hacer mi máximo esfuerzo para intentar encarrilar a su hijo.- prometió ilusionado de que su labia sería suficiente para convencer al infante de salirse del camino del mal.

“Bien solo resta caminar normal por el barrio. Y simplemente aparecerá, la noche caerá pronto así que seguro que su hora de trabajo es esa.” Dedujo en su caminar mientras veía como de a poco mientras caminaba caía la noche. No tardó demasiado en oírse en las cercanías un leve grito de lo que parecía ser una señora. “Eureka” pasó por la mente de Senku al escuchar aquel ruido. Efímeramente, se dirigió hacia el lugar que parecía estar unos metros hacia atrás.

Al llegar al lugar observó que había un sujeto que parecía ser bastante alto, seguramente el infante se encontraba utilizando el henge no jutsu para tener incluso una apariencia más ‘peligrosa’. Al parecer, sus niveles de delincuencia habían aumentado exponencialmente ya que la escena reflejaba ser una especie de atraco. El peliblanco se acercó al infante maleante y se interpuso entre la anciana que intentaba robar y el sujeto. Esto lo puso agresivo. Se acercó violentamente al genin e intento atacarlo. Senku al no esperar aquella reacción tuvo que romper con el personaje de civil y esquivar aquel potente golpe.
-Cálmate Niño, no hagas tonterías.- exclamó firme ante el actuar de aquel niño problema. -¿Por qué haces esto?,¿alguien te hizo algo malo?,¿alguien te molesto y llevó a tomar esta posición?¿o simplemente eres un tonto?.- Preguntó, con un tono punzante, directo y frío haciendo que el infante sin apariencia de infante pasara a la defensiva. El agresivo muchacho quedo en una especie de shock, en el cual, se sentía aturdido por las preguntas del adolescentes encargado de encaminarlo. No podía hablar, y se notaba en su rostro, que no tenía respuestas, estaba completamente injustificado su actuar y el parecía haber notado eso. –Sabes, no me gusta la idea de regañar a la gente. Por lo que haré de policía bueno que es lo que más me gusta. La pedagogía violenta no es mi ideal. Tu situación es extraña, quizás tu actuar violento se debe a una raíz traumática y me gustaría ayudarte en caso de que sea así, pero si simplemente quieres ir de rebelde con los conocimientos ninjas que tu aldea te dio, deberías cambiar tu posición.- comenzó, con una especie de monologo que llamaba a la reflexión del muchacho. –Ten en cuenta que seguir así te llevará por un camino oscuro que no solo será negativo para ti sino que golpeará negativamente a tus allegados. ¿Acaso pudiste ver lo mal que se siente tu madree?¿tus vecinos?.- preguntó, dándole un terrible golpee de realidad.

El henge no jutsu tras el monologo se deshizo, la infantil apariencia del niño era ahora visible. –Yo simplemente me divertía.- se escudo, casi tímidamente, como si no hubiera sido consciente de todo lo que había provocado. –Hay otras formas de divertirse, más sanas para todos.- contestó Senku. –La academia ninja esta debatiendo si expulsarte, ¿quieres eso para ti?.- interrogó. –Piénsalo bien esta noche con la almohada.- comentó, como último intento de hacerlo reflexionar. De todas formas, su misión era encontrarlo y hablarle de su situación, el desenlace sería total responsabilidad del infante en cuestión.
Senku, viendo que ya era de noche, emprendió su regreso, sacando un par de uvas para comenzar a comer la entrada de su cena. Mientras partía el niño lo detuvo con un ahogado grito. –Prometo cambiar!.- se escuchó en aqueella solitaria calle. El genin detuvo por unos segundos su andar y levantó una de sus manos para rascarse la cabeza. A continuación, giró su cabeza, para hablarle nuevamente al sujeto. –Eso díselo a tu madre, créeme, ella está ansiosa por escucharlo.- exclamó, para después girar su cabeza y con su mano hacerle la señal de ok, levantando su pulgar y retirándose.

Seguramente aquel niño hoy había aprendido una lección, por primera vez, había tenido un golpe de realidad. La misión estaba concluida.


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Senju Kaede
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Senku Se te han otorgado 3 PD por la narrativa y 650 ryus agregados a tu perfil.
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