Una parte de él sintió alivio al saber que sería apoyado por el ocurrente pelirrojo de habilidades curativas, una aventura del pasado por allá a varios meses antes se le había vuelto a pasar por la mente. Recuerdos que nunca olvidaría, esos por los que sabía que tanto él como su aldea tenían unos aliados insuperables en cuanto a lealtad se refería. Por lo tanto asintió feliz pero sin expresarlo en su rostro a lo que el Yamanaka le preguntaba animado.

Por otro lado no dejó pasar la presentación que su actual compañera había hecho ante él. Debería entonces de exponer sus capacidades a fin de que se fuesen familiarizando todos y trazando planes y estrategias mentalmente que pudieran ayudar a que la compenetración que podrían crear como equipo fuese realmente eficaz. - Es un gusto, Irina-san - Cerró sus ojos brevemente al asentir hacia la pelirroja junto a él para continuar revelando la simpleza de su habilidad hereditaria. - Me especializo en ninjutsu elemental de viento y en el control sobre la arena - Ladeando su cuerpo haría notar lo que se veía desde lejos por obviedad gracias a lo enorme que era. Su contenedor en forma de calabaza sería entonces observado por los que compartían parentesco para que el Sabaku regresase a su posición.

Sin poder conversar un poco más, la atención del trío de pelirrojos sería llamada por la llegada de una joven cuya actitud temblorosa e insegura no haría más que provocarle curiosidad al arenero. Su tono de voz era bastante bajo y apenas se le podía escuchar bien. ¿Qué le pasaba? ¿Tenía miedo? ¿Era acaso una principiante? La chica se presentaba ante ellos como la escolta que les acompañaría en la labor de defender la seguridad de los residentes en peligro por el desastre recientemente causado por fuerzas hasta ahora desconocidas. Se presentó con el nombre de "Nami", cuya especialidad eran las técnicas ilusorias de las cuales poco más que la teoría vista en la academia sería lo único que hasta ahora sabría el Gennin de Sunagakure sobre dicha rama del Shinobijutsu. La habilidad de alterar la percepción del enemigo, no lo había pensado con detenimiento antes pero ahora que se lo repasaba mentalmente, sonaba como un arte ninja de temer. Sin embargo y con todo ello en mente, siguió pensando qué le ocurría a aquella jovencita. Si estaba allí para escoltarlos mínimo debía de superarles aunque fuese en experiencias de campo sin contar el rango que, sin habérselo anunciado todavía, desconocía completamente. Por eso no se explicaba cuál sería su razón de dudar, de temer, de sentirse insegura...

Quizás y él no era el único que tenía una lucha pendiente con sus demonios internos y que por más que tratase de alargar dicha confrontación en algún momento tendría que hacerle frente si quería vivir plenamente. Vio una parte de sí mismo reflejada en los ojos detrás de los cristales de la hermosa adolescente. Él también dudaba de sus capacidades como ninja, él también no estaba seguro de ser poseedor de la suficiente fuerza como para poder proteger y garantizar paz a su villa como tanto deseaba hacer para redimir sus cuentas pendientes de un pasado lamentable. Sin embargo allí estaba, dando la cara en nombre no sólo de su villa sino del mundo shinobi, ese en donde todos sus miembros darían sus vidas por el bienestar de los inocentes sin importar las circunstancias. Se había tragado toda duda y la había encerrado en un lugar donde no pudiera surgir, al menos por los momentos. Esa era la mentalidad que debía de adoptar la muchacha frente a ellos para despejar toda duda de su mente y centrarse en lo que era importante; su compromiso con los aldeanos.

Asintió a lo último que dijo la pelinegra luego de presentarse ante ella con el nombre de "Tsunayoshi" junto con una reverencia a modo de saludo, y decidió seguirla hacia donde la misma empezaba a dirigirse, llevando la mano hacia la tapa de su calabaza de arena, quitando la misma para después guardarla en uno de sus bolsillos. Nunca se sabe cuando puedes ser atacado por sorpresa y si una persona precavida valía por dos, un ninja precavido debía valer por tres, ¿no?. Esperaba que sus compañeros hicieran lo mismo y siguieran a la kunoichi frente a ellos, aunque probablemente sería así.

[...]

Despues de adentrarse en el bosque en su plenitud con dirección al oeste siguiendo las indicaciones de su guía, el grupo terminaría recorriendo un aproximado de más de tres kilómetros sin éxito en su búsqueda, aparentemente, pues después de un rato más caminando, la joven Nami prestaría atención a algo, o más bien, a alguien que se ocultaba entre algunos árboles cercanos, a unos once o doce metros de distancia aproximadamente. Su pregunta a razón de llamado fue respondida, claro, pero de una manera no muy amigable. Una filosa cuchilla negra de doble filo y bien dirigida fue arrojada por la hábil fémina que se había volteado con un rostro que despedía una maldad, que el pelirrojo de Suna no entendía cómo podría estar presente en una niña, hacia el grupo de la introvertida Kunoichi usuaria de Genjutsu. El proyectil iba dirigido a la misma que le había llamado, logrando ésta evadirlo más por suerte que por habilidad, pero el recorrido del kunai habría continuado la trayectoria directo hacia los tres pelirrojos que mantendrían una distancia cercana de unos cinco o seis metros aproximadamente detrás de la torpe Chunnin que se había acercado a mirar mejor con anterioridad y a pocos centímetros el uno del otro.

La brillante luz reflejada del astro rey hallado al otro lado del planeta, brindada por la hermosa luna de esa desastrosa noche, les permitiría una visión bastante decente del lugar.

El Sabaku, no viendo de a primeras la cuchilla ninja con tanta claridad  pero sabiendo que la posible enemiga les había arrojado algo que ya se les venía encima, no tardaría en poner alerta a su mejor compañera. La arena hallada dentro de su contenedor formado del mismo material comprimido y resistente, vería una fácil salida gracias a que la abertura superior de la calabaza se hallaría despejada, cosa que el de ojos color turquesa y mirada inexpresiva hasta en tales situaciones agradecería a su anterior toma de precaución ya que de encontrarse sellada su arena, tarde habría reaccionado la misma para protegerle. El kunai que había perdido su objetivo primario, habría encontrado un nuevo objetivo, inexpresivo, pelirrojo y de grandes ojeras, dirigiéndose al mismo con ansias de herirle, de provocar que ese desesperante rostro se alterara. Pero, no obstante, la protectora orgullosa de la seguridad de su maestro rápidamente haría gala de una velocidad ganada a base de esfuerzo y entrenamiento más que sólo talento, interponiéndose entre la cuchilla de la enemiga y la humanidad del Sabaku, formando justo a tiempo una pared de dos metros de alto y uno de ancho con veinte centímetros de grosor, cuando el proyectil estaría a unos sesenta centímetros del rostro de Tsuna, deteniéndolo en el acto.

- Kanon, Irina-San... - No sabría qué más decirle a quienes le acompañarían en tales circunstancias, todo ninja que se respetase sabría tomar posiciones defensivas y mantenerse alerta al movimiento del desconocido enemigo. El apoyo de la líder del grupo ya lo tenían, pero no estaría de más anunciarse como una ayuda extra. - Les apoyaré como pueda. Háganlo también conmigo, por favor - La pared de arena que le había protegido como defensa automática yacería ahora esparcida frente a él dejando el kunai abandonado en el suelo. El resto del material traído desde el gran desierto aledaño a Sunagakure y preparado con el chakra del pelirrojo local de dicho lugar, sin perder tiempo, ya estaría saliendo de la calabaza y extendiéndose alrededor de su controlador en un radio de diez metros. Si la niña frente a ellos deseaba atacarlos, no sólo se defendería sino que no dudaría en atacarla. ("Una criminal rango C...") - Comenzaría entonces a ejecutar una rápida cadena de sellos manuales (lo más rápido que su capacidad actual le permitiría) para así ir preparando un contraataque, en el momento en que flexionaba sus piernas un poco con la intención de retroceder en caso de que la adversaria tratase de ejecutar otra acción ofensiva. Con tal fama, jamás y nunca podría permitirse subestimarla, sólo esperaría a que sus compañeros tampoco lo hiciesen.

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Off Rol:

Con el limitado tiempo para analizar todo lo que ocurría a su alrededor en tan breves instantes, el pelirrojo de grandes ojeras e inexpresiva mirada turquesa, observaría las acciones de sus compañeros lo más detallista que podría. Claramente su concentración estaría centrada en terminar el moldeo de chakra iniciado hacía muy poco, pero aun así creyó conveniente intentar retener la información sobre lo que ocurría ante él para así preparar mejor una ofensiva en conjunto que pudiera erradicar a la infante enemiga sin necesidad de desgastarse tanto ya que, muy probablemente, aquella niña no sería la única persona implicada en el ataque anterior a la pequeña aldea, por lo que seguramente habría que enfrentar a más ninjas renegados o aldeanos comunes de muy malas intenciones. Vería a su compañero adelantarse y posicionarse junto a la joven Nami. Uzumaki Irina, su compañera tomaría distancia liberando unas cadenas de su espalda que más que extrañar al Sabaku simplemente causarían intriga en él.

Su técnica ya lista para efectuarse justo cuando la pequeña ante ellos retrocedía cuatro metros más, empezaría a llevarse a cabo. El área entre la líder de su escuadrón y la oponente de los mismos se vio rápidamente transformada en un barrizal que, lejos de la apariencia de un simple río de fango, no tomaría a la ligera pues una y mil sorpresas podría ocultar una técnica tan, aparentemente, simple. Rápida y precisa, la poderosa arena del controlador de la misma terminaría de salir del contenedor de igual material, comprimiéndose una pequeña porción de ésta y comenzado a flotar por sobre el nivel del suelo hasta posicionarse unos siete metros sobre la cabeza de los presentes, más precisamente sobre la pequeña usuaria del Doton a tan potente nivel, creando así una nube de arena que sin necesidad de una petición, comenzaría a liberar su contenido del desierto sobre el área bajo esta.

La cabeza del dragón de lodo sería observada con verdadera sorpresa no reflejada en el rostro del huérfano de la arena, mas un simple gesto con sus inexistentes cejas darían entender la impresión generada. Elevaría su mano hacia su compañera pelirroja notando hacia dónde se dirigiría el potente disparo de barro de la cabeza del enorme reptil, supuestamente extinto, formado de tierra húmeda, provocando que otra parte de su arena, una mayor a la que había formado la Nube aún mantenida, fuese hacia la posición de la Uzumaki. Veloz, duplicando la velocidad de su controlador y hasta incluso más allá de ello, los minerales desérticos se posicionarían frente a la pelirroja formando una pared de dos metros de alto por uno y medio de ancho, a un metro de distancia de la portadora de las extrañas cadenas en su espalda. Respiraría aliviado al darse cuenta de que una Nami "suicida" se interponía en el trayecto del disparo siendo destruida revelando su composición acuática pero ralentizando la velocidad del enorme proyectil similar en medida a una bala de cañón. La pared de arena comprimida y reforzada con chakra haría el resto...
El impacto entre la bala de barro y el pequeño muro de arena terminaría con un bulto generado hacia atrás en la defensa desértica, aunque probablemente no pasaría a más. Ambos, tanto el proyectil como la arena misma terminarían cayendo al suelo exhaustos, rendidos ante el cansancio de una tarea fallida para uno y cumplida para otro.

La lluvia arenosa de la Nube del Sabaku dejaría el área donde la enemiga del provisado grupo de tres Gennin y una Chunnin se hallaba parada cubierta con aquel material que podía controlar el shinobi de grandes ojeras con una facilidad envidiable. Listo el terreno y preparado un escenario que sería más que perfecto para las intenciones que tendría el arenero gracias al inexplicable jutsu realizado por su guía... La peligrosa niña comenzaría a frotar su vista y a quejarse de no poder ver nada. Más ideal no podría ser. La cadena de sellos no se haría esperar para que parte de su arena se movilizara rodeando el río de fango en dirección de la cegada infante. Por otro lado la que habría caído gracias a la llovizna también comenzaría a movilizarse alrededor de la pequeña.

("Es mi oportunidad") - Pensaría luego de enviar esa gran cantidad de arena a rodear el pequeño cuerpo de la fémina, con la única intención de capturarla dentro de una futura cúpula de aquellos granos de tierra seca y fina...
Piernas, brazos, torso, cintura, cabeza, la niña de nombre desconocido para Tsunayoshi terminaría siendo cubierta por la misma que interponía su integridad por el bien de su controlador, que en esta ocasión obedecía la orden y deseo de inmovilizar a la adversaria, erradicando así cualquier tipo de futuro daño que su protegido pudiera llegar sufrir por parte de la misma. Un óvalo imperfecto de arena, de dos metros de alto y metro veinte de ancho, terminaría encerrando a la infante, comprimiendo su composición para impedirle el movimiento y cualquier posible salida pero sin llegar a ser mortal para ella. - ¿Quién es Aya?... - Diría a modo de pregunta sabiendo que no tendría respuesta luego de ejecutar su ofensiva bajando los brazos y mirando hacia donde momentos antes habría estado libre la pequeña problemática. Aunque claro, aquello sólo podría suceder mas nada era seguro.

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Off Rol:

Ante todo lo que posiblemente se les vendría encima, Tsunayoshi mantuvo su posición, confiando en que sus compañeros podrían continuar aquella ofensiva y garantizar el éxito aún cuando él no pudiese hacerlo. La tímida líder del escuadrón improvisado de invitados del Torneo Ceremonial, completamente decidida a ayudar al grupo, le había regalado esos segundos de acción para lanzar su ofensiva con intensiones de captura y agradecía mucho por ello. El Yamanaka se movilizaba con un salto a un lado seguramente por precaución a un ataque repentino y quizás para preparar una contra-ofensiva. La Uzumaki ejecutaba un segundo jutsu, esta vez produciendo unas fuertes corrientes de viento, técnica hasta ahora desconocida por el de grandes ojeras que, tan rápido como fue lanzada hacia la adversaria también fue dispersada por una rápida acción de la misma. La pequeña había desplegado un pergamino que apenas y pudo notar el arenero cuando por fin su chakra estuvo listo para efectuar la verdadera ofensiva, no sabiendo exactamente para qué requería el papiro desplegado la criminal...

Tsunayoshi elevó su mano al frente mientras los minerales del desierto reforzados y controlados por su chakra cubrían a la infante enemiga. Poco a poco iba cerrando su puño para guiar a aquella arena su unificación alrededor de la pequeña criminal con la finalidad de capturarla. Lo notó, claro que lo hizo, su campo arenoso que ya se formaba y cubría el cuerpo de la niña repentinamente se expandió. No lo supo explicar pero si pudo ver varias corrientes de aire escaparse de algunas aberturas en el sarcófago de arena. Frunció su entrecejo y cerró fuertemente su puño, apretando un agarre arenoso que rápidamente volvía a encerrar a la renegada en aquella esfera desértica. Finalmente su pregunta no tuvo respuesta, tal y como lo esperaba debido a que su, ahora, prisionera terminaba desmayada por la falta de oxígeno que tendría dentro del ataud de arena.

- Quedará inconsciente en poco tiempo debido a la falta de oxígeno allí dentro. - Diría a sus tres acompañantes para así empezar a realizar otra cadena de sellos manuales. La orden de su superior sería acatada al momento por el Sabaku, movilizando otra parte de su arena a posicionarse bajo la esfera de mismo material para así comenzar a elevarla dos metros del suelo. - Irina-San, Kanon, Nami-San ¿Se encuentran bien? - Preguntaría a sus compañeros sólo para asegurarse. El resto de su arena, ajena a la captura de la niña y transporte de la prisión, regresaría entonces al interior de la calabaza para mantenerse cerca de su controlador y servirle de apoyo en caso de necesitarlo.

- La regresaremos de inmediato, Nami-san. - Diría a la joven portadora de lentes quien lejos de lo que podría esperarse de alguien con la actitud mostrada por la misma al principio, había resultado ser la principal causa del éxito de aquella victoria. Acto seguido, emprendería el camino de regreso a la villa junto con sus compañeros seguidos por el flotante sarcófago de arena contenedor de la pequeña renegada.

Un sentimiento de satisfacción y alegría invadió su ser, haciendo que una ligera sonrisa se le escapase. Había tenido éxito en sus acciones, ayudó a proteger a sus compañeros y también aportó, literalmente, su granito de arena en la derrota del enemigo. En esos momentos en que la tensión se aliviaba, el pelirrojo de Sunagakure sintió que no había sido cuestión de suerte su éxito, sino el progreso resultante del esfuerzo previo puesto en cada sesión de entrenamiento, en cada misión que realizaba en su villa a diario y, claro, al buen trabajo en equipo con sus compañeros. Sin embargo no iba a confiarse de la aparentemente favorable situación, por lo que su seriedad regresaría para deshacer una parte de la prisión de arena pasados algunos minutos, despejando la zona de la cabeza de la infante para no asfixiarla pues la necesitaban viva para interrogarla y castigarla como era debido, bueno, la Aldea oculta entre la Nieve lo necesitaba así, Tsunayoshi sólo contribuiría con regresar a la criminal a su lugar de origen y si era necesario, continuar su labor como voluntario rescatista en el desastre causado por la desconocida "Aya" aquella que la niña había mencionado. Aún restaba alguien por detener...

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Off Rol: