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MADARA CHRONICLES

¡Bienvenido a Madara Chronicles! Foro de Naruto interpretativo donde buscamos que el usuario se encuentre con la mayor de las comodidades y disponga de opciones para crear y desarrollar su personaje dentro de una ambientación, permitiendo que cobre importancia con el paso del tiempo y de su propio desarrollo.

Actualmente estamos en fase Beta, pero trabajamos duramente para dar una experiencia nueva y única para el usuario, con multitud de ideas y proyectos que esperamos que pronto vean la luz.

¿Por qué no te animas a formar parte de este gran proyecto? ¡Te esperamos con los brazos abiertos!
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Madara Chronicles es un foro basado en la obra de Masashi Kishimoto "Naruto" y "Naruto Shippuden", utilizando tan solo su ambientación y personajes para crear una trama propia.

Todo el contenido producido en el foro es propiedad de sus creadores originales, así como el contenido administrativo es propiedad del Staff. La estética del foro proviene del usuario Akira Aoi, agradeciendo a Foroactivo, W3Schools y otras páginas webs por su tutoriales.

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Élite [25/102] Arena seca [Misión Rango D].  40 Arena seca [Misión Rango D].  3lf1VlO Time Of Heroes Arena seca [Misión Rango D].  40x40_zps8zack2u9
Hermanos [2/6]

Arena seca [Misión Rango D].

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Sabaku Tsunayoshi
El país del Viento era conocido a lo largo del continente oriental como un territorio árido, seco, prácticamente infértil, donde en muy raras ocasiones las nubes desataban su contenido líquido en tales superficies arenosas y cálidas para refrescar un infernal desierto que, antaño, siempre se había mantenido tan sofocante como el mismísimo infierno.

Aquellos parajes desérticos y mortales para toda aquella persona que, sedienta de aventura, quisiera recorrerlos sin el equipo de supervivencia adecuado terminara muriendo irremediablemente a causa de la lógica capacidad de supervivencia humana, era el amado lugar de centenares de aldeanos, quienes orgullosos de sus tierras y recelosos contra los invasores y enemigos la protegerían con uñas y dientes si era necesario, vivían su día a día con una normalidad y tranquilidad casi inhumana para el que no está acostumbrado a tales climas extremos de calor y resequedad, y surgían como grandes pobladores de aquel país como ningún otro en el mundo. Aquellas tierras ocultaban esa villa ninja de la vista de cualquiera. Sólo sus aliados y obviamente los nativos del lugar sabían a ciencia cierta cómo llegar a ella, a la aldea oculta entre la arena. Sunagakure no Satō, una de las cinco grandes aldeas ninja en el mundo shinobi, odiada por unos, admirada por otros y temida por los que alguna vez sufrieron su ira, era el hogar del joven que se hallaba en pleno duelo, atrapado aún en una gran lucha interna consigo mismo en la búsqueda de su propio perdón, siguiendo una meta trazada y marcada por el dolor y la rabia...

Sabaku Tsunayoshi, aquel joven de dieciocho años cuya mayoría de edad apenas y había sido alcanzada recientemente al igual que su ascenso a Gennin, un ninja de nivel bajo que empezaba a labrarse un camino shinobi entre grandes y poderosas figuras locales y mundiales, aquel día decidía continuar aportando "su granito de arena", curioso y en cierta forma de manera literal, para ayudar a su aldea en lo que pudiera y obviamente a sus aldeanos en el proceso, se había dirigido muy temprano en la mañana a la oficina del Kazekage, no sin antes realizar la petición del permiso adecuada para tal finalidad. Aunque fuese un encargo trivial, daría todo de sí para completarlo de la mejor manera posible y continuar creciendo como ninja y como aldeano de, según su criterio, la mas hermosa nación ninja de todas.

[...]

Aquel hombre era una persona ocupada, muy ocupada. Amado, admirado y seguido por todos en la villa, el Kazekage representaba una figura de autoridad, sabiduría y poder tan alto que, fuera de su principal camino ya establecido con anterioridad por sus promesas internas, era la segunda cosa que aún le mantenía cuerdo y a salvo de caer en la locura por la pérdida tan repentina de sus únicos familiares. El pelirrojo admiraba la determinación que tenía aquel hombre para llevar hacia lo más alto a la aldea, mantenerla en tan privilegiado puesto, ni más ni menos que a la par de las otras grandes naciones, a la vez que se relacionaba tan bien con todos aquellos a su cuidado y protección. El Kazekage no sólo era un líder, sino un segundo padre para todos los ciudadanos de Sunagakure. Todos eran su familia. Por eso Tsunayoshi le admiraba tanto. Después de su padre, creía incondicionalmente en que él, era el mejor ninja de todos los tiempos, deseaba seguir su ejemplo, superarse a sí mismo y quizás algún día ser tan fuerte y sabio como ese gran líder. Pero por los momentos aún necesitaba alcanzar un aceptable nivel para su todavía bajo rango como ninja.

Su petición de misión no sólo había sido aceptada, sino que, casi como si le esperasen para ello, se le fué encargada una específicamente para él apenas entró al despacho del líder de Sunagakure. Aquel hombre mucho mayor que él, no tardó en recibirle, sin vacilar hablarle sobre lo que debía hacer aquel día y hacerle entrega del documento que tenía inscrita la información detallada y completa en su totalidad sobre la misión que se le había asignado. Otra misión de rango D, una que como ya sabía el pelirrojo, alguien debía de hacerla y él no tenía problemas en ser ese "alguien".

- Cuento contigo para esto... - Diría aquella figura de gran autoridad, pidiéndole así, que se pusiera de inmediato a trabajar en ello. Rápido y seguro de sí mismo, asintió el de ojos color turquesa sin pronunciar palabra alguna ante lo que su líder le decía para luego salir de aquella oficina en dirección hacia donde era requerida su presencia y su habilidad.

Con aquel Gennin enviado a su misión del día, el papeleo del líder de Sunagakure debía de continuar...

[...]

Raras veces se podía apreciar aquello. Muy raro y extraño ver cómo las grandes formaciones de cumulonimbus vaciaban su acuoso contenido con tanta potencia y ferocidad contra la pasiva y tranquila tierra desértica del país. Pero era clave esa gran llovizna para el encargo que se le había asignado. Avanzó a paso rápido bajo la lluvia que, desde muy temprano, se había mantenido azotando los terrenos de la gran aldea ninja del país del Viento, hasta llegar a la zona donde las personas con mayor prestigio de la aldea vivían. Un empresario acaudalado y de gran importancia para el país en general, le había solicitado al Kazekage que le enviase a alguien para ayudar a evitar que cierta parte de sus terrenos no se inundasen con la caída de aquella lluvia torrencial, pero esa persona se estaba agotando en su labor, así que necesitaban un relevo urgentemente.

Las gotas de agua caían sin cesar, casi como si se hubiesen ensañado con aquel terreno arenoso. El Sabaku debía de relevar a un ninja que, al igual que a él, se le había contratado para realizar aquella labor de impedir que aquellas tierras se humedecieran. Un usuario de elemento tierra, hábil y astuto que desde antes que la lluvia se desatase, mucho antes de que siquiera amaneciese, había estado creando muros de roca sobre los terrenos que debían permanecer secos para intentar aislarlos de aquella llovizna.

Al llegar, Tsunayoshi se anunció en la entrada. Rápidamente fue recibido por la servidumbre del palacio de aquel empresario para así ser dirigido hasta el lugar donde debía trabajar aquel día. Lo vio, brevemente pero lo vio, su contratante apenas y le dirigió unas palabras mientras seguía una ruta hacia una de las habitaciones del lugar, posiblemente a descansar de su día a día o a seguir trabajando incansablemente. "No se te ocurra protegerte. Mi terreno es primordial", le había alcanzado a oír decirle al pasar a su lado.

Al llegar al enorme jardín, pudo ubicar rápidamente dónde se hallaba el lugar a proteger. Aquel ninja usuario del elemento tierra quien hábilmente seguía resguardando el sitio pero que fácilmente delataba su cansancio y falta de chakra, le indicó el terreno a proteger sin siquiera mirarle, con su sola acción bastaba y no hacía falta ser muy perspicaz para darse cuenta de eso. Sin perder el tiempo se dirigió al sitio. Las manos unidas formando el sello de la serpiente del muchacho desconocido temblaban por el sobreesfuerzo realizado y hasta ahora mantenido. Si anunciarse antes, realizó una rápida cadena de sellos manuales, tan veloz como su actual capacidad le permitió, coronando la secuencia con el caballo al juntar sus dedos extendiendo sólo los índices, procediendo así a liberar el contenido de su calabaza de arena en su espalda, extendiendo la arena cubierta de chakra por aquel sitio para luego comprimirla y moldearla tan creativo como su capacidad de improvisación le permitió...

- Ya no resisto... - Dijo para sí mismo el ninja del Doton. Cuatro columnas de roca se hallaban en las cuatro puntas limitantes de los treinta metros cuadrados que debía de mantener secos. Aquellas columnas sostenían un techo hecho con la técnica del muro de tierra y para evitar el desborde de dicha técnica de tal magnitud, una quinta columna se mantenía justo en medio de aquel tejado rocoso. Todo sostenido por la concentración y fuerza espiritual del agotado ninja. Sentía como sus brazos le fallaban, como sus reservas de chakra se agotaban, dejándole apenas un poco de aquella vital energía para seguir con vida, cómo sus piernas temblaban y cómo lentamente su agotamiento le provocaba mareos leves. Casi desmayándose, aquel muchacho seguía dando todo de sí para no dejar incompleta su labor ninja, sin embargo aquella no era una fantástica historia sacada de los cuentos que los ancianos solían contarle a los niños, en donde los protagonistas sacaban fuerzas de donde no las tenían para continuar adelante. En esta realidad, el límite físico del shinobi le estaba dejando casi inconsciente, justo cuando sentía que se desmayaba, dos grandes brazos hechos de arena tomaron con sus enormes manos aquel muro de tierra para continuar sosteniéndolo y evitando que la lluvia estropeara el seco terreno a resguardar.

- C-cómo...? - Se preguntó el muchacho sin aliento, mirando hacia los lados hasta ubicarlo. El de ojos turquesa y cabello rojo como el fuego, le miraba inexpresivo, juntando las palmas de sus manos como si acabase se aplaudir, centrado en el deber y la ayuda de su compatriota y de su contratante también. - Descansa, no es bueno para tu salud tanto esfuerzo de más. - Breves palabras que el Sabaku dirigió al joven que ahora se hallaba sentado en el suelo, apenas sosteniendo su peso con sus debilitados brazos. Asintiendo, no pudiendo hacer nada más, recostó su cuerpo en el seco terreno para observar lo que su sustituto de refuerzo haría para continuar protegiendo el terreno de la lluvia.

Miró a su alrededor. Su falta de cejas le hacían ver como si no le importase nada, pero dentro de sí, todo aquello era importante para él pues significaba una oportunidad para prestar su ayuda como compañero de oficio y como ninja de la arena. Muros extensos de un metro de altura rodeaban los treinta metros cuadrados para evitar que el agua que caía por los bordes del techo de roca se pasara al lugar que debía quedar seco cuando la lluvia se detuviese.

- Hiciste un buen trabajo aquí... - Mencionó al notar que la situación la tenía controlada el que ahora yacía en el suelo gracias a que el mismo había sido realmente hábil y ágil tanto de mente como de cuerpo ante la situación presente. Pensó en qué hubiese hecho si la misión hubiera sido resguardar el lugar de la lluvia pero siendo él solo, el que se encargase de aquello sin ayuda alguna. Definitivamente no podría. Le alegraba saber que contaba con semejantes ninjas como compañeros de la villa, estaban bien entrenados y preparados para todo, así lo había demostrado ese muchacho que sin aliento sólo sonreía y respiraba tratando de normalizar su frecuencia cardíaca.

- Muchas gracias por venir a ayudarme. No hubiera podido hacerlo solo. -

Tsunayoshi asintió, sonrió levemente y concentró todo su chakra en mantener aquellas enormes manos de arena condensada para así sostener el techo que les resguardaba. Él lo sabía, lo confirmó todavía más al responder a su pregunta mentalmente. Necesitaba mejorar más, mucho más para llegar a ser realmente útil a su aldea.

[...]

El agua tibia de su bañera cubrió su cuerpo por completo luego de que se introduciera en aquel enorme recipiente sin ropa alguna que cubriera su humanidad, con claras intenciones de limpiarse el sudor y el polvo recogido ese día junto con la piel muerta. Un baño tibio era lo que necesitaba para relajarse y meditar sobre las experiencias de aquel día. Confianza de parte de su admirado líder, agradecimiento por parte de su alegre compañero y reclamo por parte del empresario quien al verle resguardado de la lluvia bajo aquel techo rocoso pensó en que estaba desperdiciando energías en protegerse más a él que a el área perteneciente al ocupado hombre. Pero nada pasaría a mayores ese día. Igualmente fue bien recompensado y agradecido por su contratante por haberle ayudado de gran manera. Otra persona feliz de su ayuda. Una satisfacción más para su agobiada mente que de a poco estaba calmando y sanando su dolor. Cerró sus ojos para olvidarse de lo ocurrido ese día por un momento y centrarse en su momento personal, tomaría un merecido descanso luego de cenar posteriormente a su baño. Un día más que terminaba ayudando de buena manera a un aldeano más. Eso le alegraba pero aun con ello, era otro pequeño paso en su camino ninja. Aún tenía mucho recorrido por delante...

("Tomaré un descanso mañana y al día siguiente entrenaré. Debo ser más fuerte.") - Pensó sonriendo. Le gustaba entrenar. Caería entonces en el mundo de los sueños luego de que, acostado en su cama después de bañarse y comer algo, dejase que su cuerpo y su mente finalmente descansaran.
El país del Viento era conocido a lo largo del continente oriental como un territorio árido, seco, prácticamente infértil, donde en muy raras ocasiones las nubes desataban su contenido líquido en tales superficies arenosas y cálidas para refrescar un infernal desierto que, antaño, siempre se había mantenido tan sofocante como el mismísimo infierno.

Aquellos parajes desérticos y mortales para toda aquella persona que, sedienta de aventura, quisiera recorrerlos sin el equipo de supervivencia adecuado terminara muriendo irremediablemente a causa de la lógica capacidad de supervivencia humana, era el amado lugar de centenares de aldeanos, quienes orgullosos de sus tierras y recelosos contra los invasores y enemigos la protegerían con uñas y dientes si era necesario, vivían su día a día con una normalidad y tranquilidad casi inhumana para el que no está acostumbrado a tales climas extremos de calor y resequedad, y surgían como grandes pobladores de aquel país como ningún otro en el mundo. Aquellas tierras ocultaban esa villa ninja de la vista de cualquiera. Sólo sus aliados y obviamente los nativos del lugar sabían a ciencia cierta cómo llegar a ella, a la aldea oculta entre la arena. Sunagakure no Satō, una de las cinco grandes aldeas ninja en el mundo shinobi, odiada por unos, admirada por otros y temida por los que alguna vez sufrieron su ira, era el hogar del joven que se hallaba en pleno duelo, atrapado aún en una gran lucha interna consigo mismo en la búsqueda de su propio perdón, siguiendo una meta trazada y marcada por el dolor y la rabia...

Sabaku Tsunayoshi, aquel joven de dieciocho años cuya mayoría de edad apenas y había sido alcanzada recientemente al igual que su ascenso a Gennin, un ninja de nivel bajo que empezaba a labrarse un camino shinobi entre grandes y poderosas figuras locales y mundiales, aquel día decidía continuar aportando "su granito de arena", curioso y en cierta forma de manera literal, para ayudar a su aldea en lo que pudiera y obviamente a sus aldeanos en el proceso, se había dirigido muy temprano en la mañana a la oficina del Kazekage, no sin antes realizar la petición del permiso adecuada para tal finalidad. Aunque fuese un encargo trivial, daría todo de sí para completarlo de la mejor manera posible y continuar creciendo como ninja y como aldeano de, según su criterio, la mas hermosa nación ninja de todas.

[...]

Aquel hombre era una persona ocupada, muy ocupada. Amado, admirado y seguido por todos en la villa, el Kazekage representaba una figura de autoridad, sabiduría y poder tan alto que, fuera de su principal camino ya establecido con anterioridad por sus promesas internas, era la segunda cosa que aún le mantenía cuerdo y a salvo de caer en la locura por la pérdida tan repentina de sus únicos familiares. El pelirrojo admiraba la determinación que tenía aquel hombre para llevar hacia lo más alto a la aldea, mantenerla en tan privilegiado puesto, ni más ni menos que a la par de las otras grandes naciones, a la vez que se relacionaba tan bien con todos aquellos a su cuidado y protección. El Kazekage no sólo era un líder, sino un segundo padre para todos los ciudadanos de Sunagakure. Todos eran su familia. Por eso Tsunayoshi le admiraba tanto. Después de su padre, creía incondicionalmente en que él, era el mejor ninja de todos los tiempos, deseaba seguir su ejemplo, superarse a sí mismo y quizás algún día ser tan fuerte y sabio como ese gran líder. Pero por los momentos aún necesitaba alcanzar un aceptable nivel para su todavía bajo rango como ninja.

Su petición de misión no sólo había sido aceptada, sino que, casi como si le esperasen para ello, se le fué encargada una específicamente para él apenas entró al despacho del líder de Sunagakure. Aquel hombre mucho mayor que él, no tardó en recibirle, sin vacilar hablarle sobre lo que debía hacer aquel día y hacerle entrega del documento que tenía inscrita la información detallada y completa en su totalidad sobre la misión que se le había asignado. Otra misión de rango D, una que como ya sabía el pelirrojo, alguien debía de hacerla y él no tenía problemas en ser ese "alguien".

- Cuento contigo para esto... - Diría aquella figura de gran autoridad, pidiéndole así, que se pusiera de inmediato a trabajar en ello. Rápido y seguro de sí mismo, asintió el de ojos color turquesa sin pronunciar palabra alguna ante lo que su líder le decía para luego salir de aquella oficina en dirección hacia donde era requerida su presencia y su habilidad.

Con aquel Gennin enviado a su misión del día, el papeleo del líder de Sunagakure debía de continuar...

[...]

Raras veces se podía apreciar aquello. Muy raro y extraño ver cómo las grandes formaciones de cumulonimbus vaciaban su acuoso contenido con tanta potencia y ferocidad contra la pasiva y tranquila tierra desértica del país. Pero era clave esa gran llovizna para el encargo que se le había asignado. Avanzó a paso rápido bajo la lluvia que, desde muy temprano, se había mantenido azotando los terrenos de la gran aldea ninja del país del Viento, hasta llegar a la zona donde las personas con mayor prestigio de la aldea vivían. Un empresario acaudalado y de gran importancia para el país en general, le había solicitado al Kazekage que le enviase a alguien para ayudar a evitar que cierta parte de sus terrenos no se inundasen con la caída de aquella lluvia torrencial, pero esa persona se estaba agotando en su labor, así que necesitaban un relevo urgentemente.

Las gotas de agua caían sin cesar, casi como si se hubiesen ensañado con aquel terreno arenoso. El Sabaku debía de relevar a un ninja que, al igual que a él, se le había contratado para realizar aquella labor de impedir que aquellas tierras se humedecieran. Un usuario de elemento tierra, hábil y astuto que desde antes que la lluvia se desatase, mucho antes de que siquiera amaneciese, había estado creando muros de roca sobre los terrenos que debían permanecer secos para intentar aislarlos de aquella llovizna.

Al llegar, Tsunayoshi se anunció en la entrada. Rápidamente fue recibido por la servidumbre del palacio de aquel empresario para así ser dirigido hasta el lugar donde debía trabajar aquel día. Lo vio, brevemente pero lo vio, su contratante apenas y le dirigió unas palabras mientras seguía una ruta hacia una de las habitaciones del lugar, posiblemente a descansar de su día a día o a seguir trabajando incansablemente. "No se te ocurra protegerte. Mi terreno es primordial", le había alcanzado a oír decirle al pasar a su lado.

Al llegar al enorme jardín, pudo ubicar rápidamente dónde se hallaba el lugar a proteger. Aquel ninja usuario del elemento tierra quien hábilmente seguía resguardando el sitio pero que fácilmente delataba su cansancio y falta de chakra, le indicó el terreno a proteger sin siquiera mirarle, con su sola acción bastaba y no hacía falta ser muy perspicaz para darse cuenta de eso. Sin perder el tiempo se dirigió al sitio. Las manos unidas formando el sello de la serpiente del muchacho desconocido temblaban por el sobreesfuerzo realizado y hasta ahora mantenido. Si anunciarse antes, realizó una rápida cadena de sellos manuales, tan veloz como su actual capacidad le permitió, coronando la secuencia con el caballo al juntar sus dedos extendiendo sólo los índices, procediendo así a liberar el contenido de su calabaza de arena en su espalda, extendiendo la arena cubierta de chakra por aquel sitio para luego comprimirla y moldearla tan creativo como su capacidad de improvisación le permitió...

- Ya no resisto... - Dijo para sí mismo el ninja del Doton. Cuatro columnas de roca se hallaban en las cuatro puntas limitantes de los treinta metros cuadrados que debía de mantener secos. Aquellas columnas sostenían un techo hecho con la técnica del muro de tierra y para evitar el desborde de dicha técnica de tal magnitud, una quinta columna se mantenía justo en medio de aquel tejado rocoso. Todo sostenido por la concentración y fuerza espiritual del agotado ninja. Sentía como sus brazos le fallaban, como sus reservas de chakra se agotaban, dejándole apenas un poco de aquella vital energía para seguir con vida, cómo sus piernas temblaban y cómo lentamente su agotamiento le provocaba mareos leves. Casi desmayándose, aquel muchacho seguía dando todo de sí para no dejar incompleta su labor ninja, sin embargo aquella no era una fantástica historia sacada de los cuentos que los ancianos solían contarle a los niños, en donde los protagonistas sacaban fuerzas de donde no las tenían para continuar adelante. En esta realidad, el límite físico del shinobi le estaba dejando casi inconsciente, justo cuando sentía que se desmayaba, dos grandes brazos hechos de arena tomaron con sus enormes manos aquel muro de tierra para continuar sosteniéndolo y evitando que la lluvia estropeara el seco terreno a resguardar.

- C-cómo...? - Se preguntó el muchacho sin aliento, mirando hacia los lados hasta ubicarlo. El de ojos turquesa y cabello rojo como el fuego, le miraba inexpresivo, juntando las palmas de sus manos como si acabase se aplaudir, centrado en el deber y la ayuda de su compatriota y de su contratante también. - Descansa, no es bueno para tu salud tanto esfuerzo de más. - Breves palabras que el Sabaku dirigió al joven que ahora se hallaba sentado en el suelo, apenas sosteniendo su peso con sus debilitados brazos. Asintiendo, no pudiendo hacer nada más, recostó su cuerpo en el seco terreno para observar lo que su sustituto de refuerzo haría para continuar protegiendo el terreno de la lluvia.

Miró a su alrededor. Su falta de cejas le hacían ver como si no le importase nada, pero dentro de sí, todo aquello era importante para él pues significaba una oportunidad para prestar su ayuda como compañero de oficio y como ninja de la arena. Muros extensos de un metro de altura rodeaban los treinta metros cuadrados para evitar que el agua que caía por los bordes del techo de roca se pasara al lugar que debía quedar seco cuando la lluvia se detuviese.

- Hiciste un buen trabajo aquí... - Mencionó al notar que la situación la tenía controlada el que ahora yacía en el suelo gracias a que el mismo había sido realmente hábil y ágil tanto de mente como de cuerpo ante la situación presente. Pensó en qué hubiese hecho si la misión hubiera sido resguardar el lugar de la lluvia pero siendo él solo, el que se encargase de aquello sin ayuda alguna. Definitivamente no podría. Le alegraba saber que contaba con semejantes ninjas como compañeros de la villa, estaban bien entrenados y preparados para todo, así lo había demostrado ese muchacho que sin aliento sólo sonreía y respiraba tratando de normalizar su frecuencia cardíaca.

- Muchas gracias por venir a ayudarme. No hubiera podido hacerlo solo. -

Tsunayoshi asintió, sonrió levemente y concentró todo su chakra en mantener aquellas enormes manos de arena condensada para así sostener el techo que les resguardaba. Él lo sabía, lo confirmó todavía más al responder a su pregunta mentalmente. Necesitaba mejorar más, mucho más para llegar a ser realmente útil a su aldea.

[...]

El agua tibia de su bañera cubrió su cuerpo por completo luego de que se introduciera en aquel enorme recipiente sin ropa alguna que cubriera su humanidad, con claras intenciones de limpiarse el sudor y el polvo recogido ese día junto con la piel muerta. Un baño tibio era lo que necesitaba para relajarse y meditar sobre las experiencias de aquel día. Confianza de parte de su admirado líder, agradecimiento por parte de su alegre compañero y reclamo por parte del empresario quien al verle resguardado de la lluvia bajo aquel techo rocoso pensó en que estaba desperdiciando energías en protegerse más a él que a el área perteneciente al ocupado hombre. Pero nada pasaría a mayores ese día. Igualmente fue bien recompensado y agradecido por su contratante por haberle ayudado de gran manera. Otra persona feliz de su ayuda. Una satisfacción más para su agobiada mente que de a poco estaba calmando y sanando su dolor. Cerró sus ojos para olvidarse de lo ocurrido ese día por un momento y centrarse en su momento personal, tomaría un merecido descanso luego de cenar posteriormente a su baño. Un día más que terminaba ayudando de buena manera a un aldeano más. Eso le alegraba pero aun con ello, era otro pequeño paso en su camino ninja. Aún tenía mucho recorrido por delante...

("Tomaré un descanso mañana y al día siguiente entrenaré. Debo ser más fuerte.") - Pensó sonriendo. Le gustaba entrenar. Caería entonces en el mundo de los sueños luego de que, acostado en su cama después de bañarse y comer algo, dejase que su cuerpo y su mente finalmente descansaran.

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PD

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SP
Kanon
¡MISION D ACEPTADA!
Sabaku Tsunayoshi, recibes por este tema:

Calidad: 2PD
Bono Misión D: 1PD
Ryus: 650 ryus

Por tanto, se te recompensa con los 3PD y 650 ryus respectivos.
Nota: Se te recuerda que no se puede narrar a un Kage o NPC que no sea creado por ti mismo. Por todo lo demás genial, ¡Sigue así!
¡MISION D ACEPTADA!
Sabaku Tsunayoshi, recibes por este tema:

Calidad: 2PD
Bono Misión D: 1PD
Ryus: 650 ryus

Por tanto, se te recompensa con los 3PD y 650 ryus respectivos.
Nota: Se te recuerda que no se puede narrar a un Kage o NPC que no sea creado por ti mismo. Por todo lo demás genial, ¡Sigue así!
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