El viento soplaba susurrante, reacio a detenerse ante obstáculo alguno que intentara obstruirlo, mas en su corrida sibilante se llevaba en suaves ondas los desordenados cabellos de un shinobi situado en el marco de una ventana, mirando al interior del aula donde había estado estudiando hasta hace pocos días. El tiempo había pasado bastante rápido, tanto por el hecho de que se había tomado a pecho ser el mejor de su clase, como el deseo de salir de una buena vez de aquella bendita jaula-guardería y ser libre. Una sonrisa traviesa se dibujaba en su rostro mientras la madera frente a él era rasgada toscamente por un kunai.

[Un verdadero héroe estuvo aquí]

Odiaba la consideración que presentaban de ser el "ninja héroe", las palabras vacías dadas por personas vacías le enfermaba. Era rídiculo vanagloriar a unas ideas tan simples. Personas con nombres dados, papeles de permiso, carcajadas de salvación y... los mismos actos que todos los demás seres. El mundo necesitaba de protección, que de arrogancia ya había suficiente. Su madre no lo había enviado con intranquilidad o miedo, sabía que el futuro de su hijo pasaba por experimentar cada problema y si era posible, darle una propia solución. Pero por ahora, solo quería disfrutar de su satisfacción. Hizo girar su arma entre los dedos mientras miraba a la multitud por la ventana ir de un lado a otro, inmersos en cientos de preocupaciones o quizás, solo un pequeño fallo en el guión pero, suficiente para ocupar el día de pensamientos.

-Un mensaje importante para las futuras generaciones, eso nunca puede faltar.

Asintió con la cabeza para sí mismo, como quien está convencido de tener la mejor idea del mundo mundial, y cuando se hubo cerciorado de que todo quedaba como quería, se puso en cuclillas y observó nuevamente el lugar que dejaba atrás. Solo recuerdos, no habría nostalgia, dio un salto hacia afuera, intentando alcanzar algún tejado próximo por el que pudiera emprender su huida carrera hacia las calles de la aldea y dejó atrás su legado para la posteridad...