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MADARA CHRONICLES

¡Bienvenido a Madara Chronicles! Foro de Naruto interpretativo donde buscamos que el usuario se encuentre con la mayor de las comodidades y disponga de opciones para crear y desarrollar su personaje dentro de una ambientación, permitiendo que cobre importancia con el paso del tiempo y de su propio desarrollo.

Actualmente estamos en fase Beta, pero trabajamos duramente para dar una experiencia nueva y única para el usuario, con multitud de ideas y proyectos que esperamos que pronto vean la luz.

¿Por qué no te animas a formar parte de este gran proyecto? ¡Te esperamos con los brazos abiertos!
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Madara Chronicles es un foro basado en la obra de Masashi Kishimoto "Naruto" y "Naruto Shippuden", utilizando tan solo su ambientación y personajes para crear una trama propia.

Todo el contenido producido en el foro es propiedad de sus creadores originales, así como el contenido administrativo es propiedad del Staff. La estética del foro proviene del usuario Akira Aoi, agradeciendo a Foroactivo, W3Schools y otras páginas webs por su tutoriales.

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Momo
Bar, Concept Art:

-¡Neh!- Exclamé algo molesta y triste a la vez, mientras ponía aquel vaso de cristal de cabeza y mi mentón reposaba con pereza sobre aquella superficie de madera, la barra de un bar viejo, donde yo solía pasar la mayoría del tiempo, la verdad es que yo pierdo mucho el tiempo en cualquier lugar. Miré aburrida todo a mi alrededor, ladee mi cabeza; para relajar mi mejilla sobre la barra, sin ganas de enderezarme; tan solo alcé mi vaso en el aire – ¡Señor Fuko! – Llamé desesperante, moviendo de lado a lado el vaso; para que él se diera cuenta de que estaba completamente vacío – ¡Quiero más leche! – Mi tono era infantil (como siempre), estaba haciendo berrinches. Sentí como el vaso era arrebatado de mis manos y el señor suspiró con mucha pesadez.

Momo, no puedo servirte más leche, sabes bien que debes pagar primero –Me regañó, y, esa maldita palabra la odiaba, odiaba que me negaran lo que deseaba; no traía más dinero conmigo, mi sueldo lo había gastado en puros caramelos y juguetes que me llamaban la atención, como el juego de cartas que compré recientemente, aunque, no tenía nadie con quien jugar, en el templo estaba prohibido.

¡Quiero leche! – Alcé mi voz, sin alzar mi cabeza; mis piernas se movían de un lado a otro, pateando la superficie baja de la barra; la pared que me dividía de todos los suministros que tenía el señor Fuko a su espalda- ¡Quiero leche! –Exigí de nuevo, molesta, cual niña cuando en verdad deseaba algo pero sus padres no tenían los medios para dárselo.

Vamos, no te comportes de esa forma; ya eres una adulta – Me recordó que tenía ya los dieciochos años, no era una adulta, era una maldita chica adolescente; ¿tenía obligaciones de adultos?, si, los tenia, pero eso no implicaba que era adulta, ¿verdad?. Me alcé molesta, mientras erguía mi cuerpo sobre la silla bar, fue entonces que lo señalé a él; con mi dedo índice y con una expresión bastante molesta lo fulminé. Mi camisa se deslizaba por mi costado derecho, dejando ver perfectamente mi escote.

¡Eso es mentira! – [Recalque su engaño, sus falsas acusaciones, su…su ¡declaración de guerra!, si, él quería hacerme la guerra en ese bar – ¡No soy una adulta, sigo siendo una joven que aún puede beber leche! – Mis cejas mostraban mi enojo, más solo era una rabieta de mi parte y el señor Fuko lo sabía.

La ley es clara, toda persona que alcancé los dieciochos, son mayores de edad y tú has abusado de ese privilegio – Me dijó con una ceja alzada, con ironía, juzgándome me elevó la voz y me señaló con su dedo índice, dejando los vasos y las botellas a un lado. Él estaba fastidiado por mis quejas sin sentido, lo sabía bien, pues hacíamos lo mismo todos los días. – Bebes tanto alcohol como un borracho sin fondo, no…– Se calló un momento, para verme con decepción – de hecho eres peor, me atrevo a decir que eres la numero uno en beber tanto en este bar

¡No!, ¡No es cierto! Chillé refutante, mientras mis manos tapaban mis orejas, evitando escuchar sus falsas acusaciones, ¡lo eran! . Es cierto que me ponía borracha fácilmente, pero, ¡No! , ¡No! ¡No!, ¡Me niego rotundamente a reconocer que ya crecí!, me niego a escucharlo– ¡Quiero Leche, Señor Fuko, deme leche! – Pateé más insistente, más molesta, más insoportable.

Negación [Social] Sin-t-tulo-1

¡Ya te dije que no, Momo! – Fue su última palabra, en lo que yo comenzaba a mostrar mis falsas lágrimas de cocodrilo, llorando se conseguía todo, ¿no?.


Señor Fuko, Concept Art:
Bar, Concept Art:

-¡Neh!- Exclamé algo molesta y triste a la vez, mientras ponía aquel vaso de cristal de cabeza y mi mentón reposaba con pereza sobre aquella superficie de madera, la barra de un bar viejo, donde yo solía pasar la mayoría del tiempo, la verdad es que yo pierdo mucho el tiempo en cualquier lugar. Miré aburrida todo a mi alrededor, ladee mi cabeza; para relajar mi mejilla sobre la barra, sin ganas de enderezarme; tan solo alcé mi vaso en el aire – ¡Señor Fuko! – Llamé desesperante, moviendo de lado a lado el vaso; para que él se diera cuenta de que estaba completamente vacío – ¡Quiero más leche! – Mi tono era infantil (como siempre), estaba haciendo berrinches. Sentí como el vaso era arrebatado de mis manos y el señor suspiró con mucha pesadez.

Momo, no puedo servirte más leche, sabes bien que debes pagar primero –Me regañó, y, esa maldita palabra la odiaba, odiaba que me negaran lo que deseaba; no traía más dinero conmigo, mi sueldo lo había gastado en puros caramelos y juguetes que me llamaban la atención, como el juego de cartas que compré recientemente, aunque, no tenía nadie con quien jugar, en el templo estaba prohibido.

¡Quiero leche! – Alcé mi voz, sin alzar mi cabeza; mis piernas se movían de un lado a otro, pateando la superficie baja de la barra; la pared que me dividía de todos los suministros que tenía el señor Fuko a su espalda- ¡Quiero leche! –Exigí de nuevo, molesta, cual niña cuando en verdad deseaba algo pero sus padres no tenían los medios para dárselo.

Vamos, no te comportes de esa forma; ya eres una adulta – Me recordó que tenía ya los dieciochos años, no era una adulta, era una maldita chica adolescente; ¿tenía obligaciones de adultos?, si, los tenia, pero eso no implicaba que era adulta, ¿verdad?. Me alcé molesta, mientras erguía mi cuerpo sobre la silla bar, fue entonces que lo señalé a él; con mi dedo índice y con una expresión bastante molesta lo fulminé. Mi camisa se deslizaba por mi costado derecho, dejando ver perfectamente mi escote.

¡Eso es mentira! – [Recalque su engaño, sus falsas acusaciones, su…su ¡declaración de guerra!, si, él quería hacerme la guerra en ese bar – ¡No soy una adulta, sigo siendo una joven que aún puede beber leche! – Mis cejas mostraban mi enojo, más solo era una rabieta de mi parte y el señor Fuko lo sabía.

La ley es clara, toda persona que alcancé los dieciochos, son mayores de edad y tú has abusado de ese privilegio – Me dijó con una ceja alzada, con ironía, juzgándome me elevó la voz y me señaló con su dedo índice, dejando los vasos y las botellas a un lado. Él estaba fastidiado por mis quejas sin sentido, lo sabía bien, pues hacíamos lo mismo todos los días. – Bebes tanto alcohol como un borracho sin fondo, no…– Se calló un momento, para verme con decepción – de hecho eres peor, me atrevo a decir que eres la numero uno en beber tanto en este bar

¡No!, ¡No es cierto! Chillé refutante, mientras mis manos tapaban mis orejas, evitando escuchar sus falsas acusaciones, ¡lo eran! . Es cierto que me ponía borracha fácilmente, pero, ¡No! , ¡No! ¡No!, ¡Me niego rotundamente a reconocer que ya crecí!, me niego a escucharlo– ¡Quiero Leche, Señor Fuko, deme leche! – Pateé más insistente, más molesta, más insoportable.

Negación [Social] Sin-t-tulo-1

¡Ya te dije que no, Momo! – Fue su última palabra, en lo que yo comenzaba a mostrar mis falsas lágrimas de cocodrilo, llorando se conseguía todo, ¿no?.


Señor Fuko, Concept Art:


Última edición por Momo el Sáb Oct 12, 2019 6:53 am, editado 1 vez

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Yugen Nendo
El clima era el de siempre, aquel radiante sol que no hacia mas que calentar la arena sobre la cual los aldeanos de la Aldea de la Arena se movilizaban durante horas, días y semanas, diariamente en sus vidas de forma cotidiana. Yo reposaba a un costado de un almacén de bebidas, había quedado con Kohaku, el Jounnin encargado de dar ciertas misiones de Rango D a los Gennin, para hacer un favor extracurricular, era su bar preferido y no quería que quedaron sin surtidos.
 
Se me había encargado llevar unas cuantas botellas de leche fría al bar de Fuko, no conocía al señor personalmente, pero no era la primera ocasión en la que le llevaba estos cargamentos, aunque en ocasiones anteriores siempre eran sus subordinados quienes recibían dichos cargamentos y daban la paga por el mismo, este era una excepción pues iba como regalo por parte de Kohaku por una celebración la cual se había llevado en dicho bar en conmemoración al ascenso de un colega suyo.

Los detalles sobre eso eran escasos y no me interesaban realmente como la mayoría de las cosas, llevaría entonces sobre mi hombro aquel cargamento de leche fría, la distancia entre el bar y el almacén era menos de 20 metros por lo cual me tomo alrededor de 5 o como mucho 8 minutos en llegar al Bar, utilizaría mi mano libre para abrir suavemente la puerta mientras colocaba el cargamento sobre la barra.

-Señor Fuko, aquí tiene un envío de parte de Kohaku, la cuenta va por parte del.…-

Mi atención sería totalmente captada por una chica que estaba haciendo una bulla increíble, parecía tener mi edad o hasta más la verdad, pero su actitud no encajaba para nada no hacia más que quejarse y llorar y algún que otro berrinche.

- ¿Estas llorando? -

¿Pero que acabo de hacer...? ¿Por qué le he preguntado tal cosa? Asombrado por mis propias palabras me había tirado de cabeza en un embrollo que no era para nada de mi incumbencia, la chica quien ahora no hacia mas que llorar frente a la barra, quizás estaba triste o le sucedía algo, pero debería esperar su respuesta para averiguarlo. Mientras observaba sus lagrimas caer no pude evitar ver sus grandes pechos, pues estos tenían un tamaño que era imposible no notarlos, sin importarme el que dirán, posee mi mirada fijamente sobre estos... ¿Reflejo? ¿Instinto? Solo espero la chica no se de cuenta y me de una bofetada por pervertido...



- ¡Ya pará de llorar! - Gritaría desviando mi mirada de sus pechos para observar su rostro cubierto en lágrimas, mi grito se escucharía hasta afuera del establecimiento y haría que todas las personas se voltearan a ver lo que estaba pasando...
El clima era el de siempre, aquel radiante sol que no hacia mas que calentar la arena sobre la cual los aldeanos de la Aldea de la Arena se movilizaban durante horas, días y semanas, diariamente en sus vidas de forma cotidiana. Yo reposaba a un costado de un almacén de bebidas, había quedado con Kohaku, el Jounnin encargado de dar ciertas misiones de Rango D a los Gennin, para hacer un favor extracurricular, era su bar preferido y no quería que quedaron sin surtidos.
 
Se me había encargado llevar unas cuantas botellas de leche fría al bar de Fuko, no conocía al señor personalmente, pero no era la primera ocasión en la que le llevaba estos cargamentos, aunque en ocasiones anteriores siempre eran sus subordinados quienes recibían dichos cargamentos y daban la paga por el mismo, este era una excepción pues iba como regalo por parte de Kohaku por una celebración la cual se había llevado en dicho bar en conmemoración al ascenso de un colega suyo.

Los detalles sobre eso eran escasos y no me interesaban realmente como la mayoría de las cosas, llevaría entonces sobre mi hombro aquel cargamento de leche fría, la distancia entre el bar y el almacén era menos de 20 metros por lo cual me tomo alrededor de 5 o como mucho 8 minutos en llegar al Bar, utilizaría mi mano libre para abrir suavemente la puerta mientras colocaba el cargamento sobre la barra.

-Señor Fuko, aquí tiene un envío de parte de Kohaku, la cuenta va por parte del.…-

Mi atención sería totalmente captada por una chica que estaba haciendo una bulla increíble, parecía tener mi edad o hasta más la verdad, pero su actitud no encajaba para nada no hacia más que quejarse y llorar y algún que otro berrinche.

- ¿Estas llorando? -

¿Pero que acabo de hacer...? ¿Por qué le he preguntado tal cosa? Asombrado por mis propias palabras me había tirado de cabeza en un embrollo que no era para nada de mi incumbencia, la chica quien ahora no hacia mas que llorar frente a la barra, quizás estaba triste o le sucedía algo, pero debería esperar su respuesta para averiguarlo. Mientras observaba sus lagrimas caer no pude evitar ver sus grandes pechos, pues estos tenían un tamaño que era imposible no notarlos, sin importarme el que dirán, posee mi mirada fijamente sobre estos... ¿Reflejo? ¿Instinto? Solo espero la chica no se de cuenta y me de una bofetada por pervertido...



- ¡Ya pará de llorar! - Gritaría desviando mi mirada de sus pechos para observar su rostro cubierto en lágrimas, mi grito se escucharía hasta afuera del establecimiento y haría que todas las personas se voltearan a ver lo que estaba pasando...

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Momo
Un completo extraño aparecería de la nada, hablando con el señor Fuko, el cual desistió de discutir conmigo cuando notó al joven albino entrar. Se asombró del regalo que un tal Kohaku le enviaba, mis mejillas se inflaron un poco; mostrándome inconforme, pues, me habían ignorado por completo. Mi actuación de lágrimas fue ignorada.  

Negación [Social] Sin-t-tulo-1

-Vaya, no imagine que Kohaku me enviaría algo – Dijo él, asombrado, mientras revisaba el cargamento y palideció al ver el contenido; mirándome de reojo, poniéndose algo nervioso, a lo que yo noté de inmediato, ¿Acaso eso era… leche?. Me asomé, colándome por la barra de madera; casi subiéndome a ella y cuando estaba a punto de ver los frascos, el señor Fuko cerró de inmediato la caja.

-¡Hey! – Le repliqué, pues detuvo mis intenciones de ver lo que él intentaba alejar de mí, no podía negarlo, sentía el olor de leche fresca en el aire.

“- ¿Estas llorando? –“

Me preguntó el extraño, mientras mis ojos rosados se posaban en los de él, lo miré con confusión, sin interés, ¿Qué quería?, si, estaba llorando y ¿Qué? –¡Eso no te incumbe! –Le respondí, mientras le sacaba la lengua, burlándome de él, haciéndole broma infantil y sin que él me lo hubiese ordenado, ya había dejado de llorar. Solo había quedado el rastro de mis lágrimas falsas. De repente sentí como el señor Fuko me golpeó con una de sus botellas vacías y yo me quejé del dolor. -¡AY! –Exclamé y me retorcía sobre mi asiento.

-No seas descortés con el joven, más bien dale las gracias; él ha traído leche gratis –Me dijo involuntariamente de mala gana, pues tenía un ideal intocable, lo que se regala jamás se vende y eso quiere decir…¡Que tendría leche gratis!, Miré enamorada al albino, mientras juntaba mis manos con las de él, sin permiso, con descaro y quizás de forma hipócrita y entonces, con la mejor de mis sonrisas, le hablé - ¡CASEMONOS! –Lo grite a los cuatro vientos, alguien que me daba leche gratis, bueno, era el hombre perfecto y antes de que el desconocido me respondiera, otro golpe se me fue dado y con la misma botella de antes.

-¡MOMO! – Me gritó, me regañó y ¿yo?, pues esta vez sí estaba llorando de verdad.-¡Eso duele señor Fuko! .
Un completo extraño aparecería de la nada, hablando con el señor Fuko, el cual desistió de discutir conmigo cuando notó al joven albino entrar. Se asombró del regalo que un tal Kohaku le enviaba, mis mejillas se inflaron un poco; mostrándome inconforme, pues, me habían ignorado por completo. Mi actuación de lágrimas fue ignorada.  

Negación [Social] Sin-t-tulo-1

-Vaya, no imagine que Kohaku me enviaría algo – Dijo él, asombrado, mientras revisaba el cargamento y palideció al ver el contenido; mirándome de reojo, poniéndose algo nervioso, a lo que yo noté de inmediato, ¿Acaso eso era… leche?. Me asomé, colándome por la barra de madera; casi subiéndome a ella y cuando estaba a punto de ver los frascos, el señor Fuko cerró de inmediato la caja.

-¡Hey! – Le repliqué, pues detuvo mis intenciones de ver lo que él intentaba alejar de mí, no podía negarlo, sentía el olor de leche fresca en el aire.

“- ¿Estas llorando? –“

Me preguntó el extraño, mientras mis ojos rosados se posaban en los de él, lo miré con confusión, sin interés, ¿Qué quería?, si, estaba llorando y ¿Qué? –¡Eso no te incumbe! –Le respondí, mientras le sacaba la lengua, burlándome de él, haciéndole broma infantil y sin que él me lo hubiese ordenado, ya había dejado de llorar. Solo había quedado el rastro de mis lágrimas falsas. De repente sentí como el señor Fuko me golpeó con una de sus botellas vacías y yo me quejé del dolor. -¡AY! –Exclamé y me retorcía sobre mi asiento.

-No seas descortés con el joven, más bien dale las gracias; él ha traído leche gratis –Me dijo involuntariamente de mala gana, pues tenía un ideal intocable, lo que se regala jamás se vende y eso quiere decir…¡Que tendría leche gratis!, Miré enamorada al albino, mientras juntaba mis manos con las de él, sin permiso, con descaro y quizás de forma hipócrita y entonces, con la mejor de mis sonrisas, le hablé - ¡CASEMONOS! –Lo grite a los cuatro vientos, alguien que me daba leche gratis, bueno, era el hombre perfecto y antes de que el desconocido me respondiera, otro golpe se me fue dado y con la misma botella de antes.

-¡MOMO! – Me gritó, me regañó y ¿yo?, pues esta vez sí estaba llorando de verdad.-¡Eso duele señor Fuko! .


Última edición por Momo el Sáb Oct 12, 2019 6:45 am, editado 1 vez

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Yugen Nendo
-Ni yo…-

Respondería en un tono que solo sería audible para mi mismo, literal fue un pensamiento en voz sumamente baja, en el tono más mínimo posible, podría decirse que había sido mas que un sonido realizado por el aire que salió entre mis labios… De pronto la chica que había estado llorando estos últimos minutos, sobrepasaría la barra de madera, por su corto vestido fue inevitable no ver por debajo, aunque por alguna extraña razón quite la mirada lo antes posible… ¿Acaso no tiene cuidado…?

Parecía estar muy interesada en el contenido de la caja que había colocado segundos antes sobre la barra, aunque el Señor Fuko supo ser más rápido y sello la caja antes de que la chica pudiera ver el contenido, su rostro era similar al de una persona apunto de desmayarse, podría decirse que estaba pálido, pero era su color normal. La chica entonces voltearía para mirar y de una manera muy infantil respondería no muy amablemente a mi pregunta… ¿Qué carajos le sucede a esta chica…? Su cuerpo dejaba ver que no era una niña…o eso creo, pero sus acciones decían algo muy distinto, realmente estaba confundido. El señor le aplicaría un leve correctivo con una botella vacía a la chica quien reaccionaría de una manera inesperada al escuchar al Señor Fuko hablar sobre la leche que recién había entregado…


Parado sin más frente a la chica, esta salió de su asiento y se acerco a mí de forma rápida y directa, tomando ambas de mis manos y gritando fuertemente “Casemos nos” No sería una mala idea, no era una chica fea…aunque su actitud no me agradaba del todo, pero que mas daba. En cierto tono de broma respondí a la chica con una sonrisa muy picara.

-Estamos casados…-
En todo aquel movimiento y dicha escena no había notado que la chica había tomado mi mano izquierda, misma mano en la que portaba la particularidad…aquel brazo que muchos dentro del clan Nendo consideraban maldito, pero esto no lo sabia yo, sino mi madre quien aún no me hablaba al respecto, sin embargo de niño nadie solía tocar esa mano…absolutamente nadie; al sentir como aquella chica apretaba mi mano izquierda…Fue una sensación extraña, pero increíble; mis ojos brillaban cual sol por las mañanas mirando fijamente los de la chica…

-Tranquilo Señor Fuko…no hay problema con eso. -
Secaría entonces las lagrimas de la chica con mi mano izquierda, un movimiento delicado y sutil para no lastimarla; su piel era sumamente suave era como tocar las nalgas de un bebé.
- ¿Cómo te llamas…? -
Hasta yo estaría sorprendido si alguien me grabara y me enseñara dicha filmación, quizás no podía resistirme a una de mis mayores debilidades, las chicas…Solo ellas podrían sacar mi lado totalmente amable y tierno que se esconde en lo profundo de mi ser, quizás no esta chica pues cuando estaba por serlo, sus berrinches de seguro me harían retroceder, pero no podía quejarme...era linda sin duda, aunque con ese "Problema".
-Ni yo…-

Respondería en un tono que solo sería audible para mi mismo, literal fue un pensamiento en voz sumamente baja, en el tono más mínimo posible, podría decirse que había sido mas que un sonido realizado por el aire que salió entre mis labios… De pronto la chica que había estado llorando estos últimos minutos, sobrepasaría la barra de madera, por su corto vestido fue inevitable no ver por debajo, aunque por alguna extraña razón quite la mirada lo antes posible… ¿Acaso no tiene cuidado…?

Parecía estar muy interesada en el contenido de la caja que había colocado segundos antes sobre la barra, aunque el Señor Fuko supo ser más rápido y sello la caja antes de que la chica pudiera ver el contenido, su rostro era similar al de una persona apunto de desmayarse, podría decirse que estaba pálido, pero era su color normal. La chica entonces voltearía para mirar y de una manera muy infantil respondería no muy amablemente a mi pregunta… ¿Qué carajos le sucede a esta chica…? Su cuerpo dejaba ver que no era una niña…o eso creo, pero sus acciones decían algo muy distinto, realmente estaba confundido. El señor le aplicaría un leve correctivo con una botella vacía a la chica quien reaccionaría de una manera inesperada al escuchar al Señor Fuko hablar sobre la leche que recién había entregado…


Parado sin más frente a la chica, esta salió de su asiento y se acerco a mí de forma rápida y directa, tomando ambas de mis manos y gritando fuertemente “Casemos nos” No sería una mala idea, no era una chica fea…aunque su actitud no me agradaba del todo, pero que mas daba. En cierto tono de broma respondí a la chica con una sonrisa muy picara.

-Estamos casados…-
En todo aquel movimiento y dicha escena no había notado que la chica había tomado mi mano izquierda, misma mano en la que portaba la particularidad…aquel brazo que muchos dentro del clan Nendo consideraban maldito, pero esto no lo sabia yo, sino mi madre quien aún no me hablaba al respecto, sin embargo de niño nadie solía tocar esa mano…absolutamente nadie; al sentir como aquella chica apretaba mi mano izquierda…Fue una sensación extraña, pero increíble; mis ojos brillaban cual sol por las mañanas mirando fijamente los de la chica…

-Tranquilo Señor Fuko…no hay problema con eso. -
Secaría entonces las lagrimas de la chica con mi mano izquierda, un movimiento delicado y sutil para no lastimarla; su piel era sumamente suave era como tocar las nalgas de un bebé.
- ¿Cómo te llamas…? -
Hasta yo estaría sorprendido si alguien me grabara y me enseñara dicha filmación, quizás no podía resistirme a una de mis mayores debilidades, las chicas…Solo ellas podrían sacar mi lado totalmente amable y tierno que se esconde en lo profundo de mi ser, quizás no esta chica pues cuando estaba por serlo, sus berrinches de seguro me harían retroceder, pero no podía quejarme...era linda sin duda, aunque con ese "Problema".

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Momo
"Estamos casados"

Sonreí ampliamente, sin prestar atención a su sonrisa cargada de perversión, estaba acostumbrada a que vieran mi cuerpo de forma lasciva. - ¡YAY! - Exclamé con emoción, levantando mis brazos en señal de victoria -¡Tengo esposo señor Fuko! - ¿Era esto lo que llaman amor de los cuentos de hadas?, esos donde aparecen los príncipes azules a rescatar a sus doncellas en problemas, y vaya que él apareció en el mejor momento.

-Chico, acabas de cavar tu propia tumba- Diría el señor Fuko mientras dejaba una botella de leche a mi disposición y antes de que pudiese tomar la botella entre mis manos, una sensación cálida y quizás algo áspera, tocaría mi mejilla, donde se encontraba el rastro de mis lágrimas. Era él, mi caballero anónimo, me miraba con cuidado alguno e interés propio, ¿hacia mi?, ¿porque?. Era atractivo, alto, su piel inspiraba ser varonil y tenaz, su mano izquierda era singular, bastante de hecho, inclusive llegué a sorprenderme, pero…

- ¡Tu mano! - Dije alarmante tanto que el señor Fuko casi dejaba caer la caja con la leche, sin importar a lo demás, con la emoción en mis orbes rosados, me encariñé de su siniestra; dejando que su tacto aún se conservará sobre mi mejilla, la tomé con mi mano derecha - ¡Es genial!, ¡Es verdaderamente genial!, ¡Apuesto que es parte de alguna habilidad tuya, ¿no? !

-Deja de entrometerte… - El señor Fuko se compadecia de mi esposo, como si intentara salvarlo de algo.

-¡Pero señor Fuko, es algo extraordinario, ¿No cree? - Mi emoción me hizo olvidar de algo, de una cosa muy importante y por lo que tanto había llorado, ¿Que era? - Por cierto, si voy a ser tu esposa, necesito saber tu nombre… - Me levanté de mi asiento y sin permiso alguno, me colgué de él, abrazándolo desde el cuello, ¿Eso hacen las parejas, no? - Mi nombre es Uzumaki Momo, puedes decirme cariño desde ahora.
casados"
"Estamos casados"

Sonreí ampliamente, sin prestar atención a su sonrisa cargada de perversión, estaba acostumbrada a que vieran mi cuerpo de forma lasciva. - ¡YAY! - Exclamé con emoción, levantando mis brazos en señal de victoria -¡Tengo esposo señor Fuko! - ¿Era esto lo que llaman amor de los cuentos de hadas?, esos donde aparecen los príncipes azules a rescatar a sus doncellas en problemas, y vaya que él apareció en el mejor momento.

-Chico, acabas de cavar tu propia tumba- Diría el señor Fuko mientras dejaba una botella de leche a mi disposición y antes de que pudiese tomar la botella entre mis manos, una sensación cálida y quizás algo áspera, tocaría mi mejilla, donde se encontraba el rastro de mis lágrimas. Era él, mi caballero anónimo, me miraba con cuidado alguno e interés propio, ¿hacia mi?, ¿porque?. Era atractivo, alto, su piel inspiraba ser varonil y tenaz, su mano izquierda era singular, bastante de hecho, inclusive llegué a sorprenderme, pero…

- ¡Tu mano! - Dije alarmante tanto que el señor Fuko casi dejaba caer la caja con la leche, sin importar a lo demás, con la emoción en mis orbes rosados, me encariñé de su siniestra; dejando que su tacto aún se conservará sobre mi mejilla, la tomé con mi mano derecha - ¡Es genial!, ¡Es verdaderamente genial!, ¡Apuesto que es parte de alguna habilidad tuya, ¿no? !

-Deja de entrometerte… - El señor Fuko se compadecia de mi esposo, como si intentara salvarlo de algo.

-¡Pero señor Fuko, es algo extraordinario, ¿No cree? - Mi emoción me hizo olvidar de algo, de una cosa muy importante y por lo que tanto había llorado, ¿Que era? - Por cierto, si voy a ser tu esposa, necesito saber tu nombre… - Me levanté de mi asiento y sin permiso alguno, me colgué de él, abrazándolo desde el cuello, ¿Eso hacen las parejas, no? - Mi nombre es Uzumaki Momo, puedes decirme cariño desde ahora.
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Yugen Nendo
¿Es enserio?


Realmente no pensé se tomaría mi respuesta tan literalmente, jure que solo estaba bromeando, pero por el tono que usaba y sus palabras me di cuenta de que estaba totalmente equivocado. La pelirosa entonces gritaría de emoción al anciano que estaba al mando del bar.
Quien con una cara de pocas ganas, repetiría el error que acababa de cometer, realmente no era tan malo. Digo la chica no se veía para nada mal. Era muy sexy a decir verdad, sin tener que destacar sus grandes pechos. Los cuales aun tenían captada mi atención por completo, mis pies regresaron a la tierra y mi mente igual cuando la chica de pronto toco mi mano…  Y no hablo de la normal, sino la que presenta la particularidad, aquella partircularidad que no hace mas que atemorizar a aquellos que conozco a los que eran mas cercanos a mi años atrás… Nunca antes nadie había tocado mi mano con tal normalidad, la verdad fue un gesto que me habia hecho sentir algo “Extraño…” Esta chica portaba una inocencia, que era tanta como para tocar sin mas mi mano y hacerme sentir raro…Estoy seguro que ni ella tenia intenciones de hacerlo…

-Eh…la gente no acostumbra a hacer eso…se asustan por lo general…-
Dije mientras retiraba mi mano de la suya, mis ojos se posaron ahora sobre mis pies, literalmente bajando la mirada estaba apenado. No acostumbraba a ser “Tocado” y mucho menos mi brazo “Especial”.

-Realmente no lo se…lo tengo desde que tengo memoria…no se si sea de nacimiento o que. Ni siquiera se si esta realmente conectado a mis habilidades…¿Esposa? Yo solo queria salir contigo…y listo.-

Mis últimos palabras fueron dichas en un tono muy muy bajo, siendo solo audibles para mi diría que fueron pensamientos que se escaparon por muy poco. La chica solicitaba mi nombre, no era alguien de confianza como para decírselo, pero ahora que lo pensaba la chica era muy inocente, no creo que decir mi nombre hiciera daño.

-Soy Yugen Nendo…Un placer…-
Me presenté mientras retiraba mi mano hacia mi espalda, la chica se presentaráia entonces como Momo Uzumaki colgándose de mi cuello de manera atrevida, mis ojos se abrieron de par en par mas que nada sorprendido por sus acciones, sin mas remedio coloque mi manos alrededor de su delgada cintura…Ahora que lo pienso, no había estado tan cerca de una chica en mucho tiempo…
-¿Ahora que? Momo…-
Preguntaría con una sonrisa llena de picardia mientras posaba nuevamente mis ojos sobre aquellos orbes de color rosa que portaban un brillo singular.
¿Es enserio?


Realmente no pensé se tomaría mi respuesta tan literalmente, jure que solo estaba bromeando, pero por el tono que usaba y sus palabras me di cuenta de que estaba totalmente equivocado. La pelirosa entonces gritaría de emoción al anciano que estaba al mando del bar.
Quien con una cara de pocas ganas, repetiría el error que acababa de cometer, realmente no era tan malo. Digo la chica no se veía para nada mal. Era muy sexy a decir verdad, sin tener que destacar sus grandes pechos. Los cuales aun tenían captada mi atención por completo, mis pies regresaron a la tierra y mi mente igual cuando la chica de pronto toco mi mano…  Y no hablo de la normal, sino la que presenta la particularidad, aquella partircularidad que no hace mas que atemorizar a aquellos que conozco a los que eran mas cercanos a mi años atrás… Nunca antes nadie había tocado mi mano con tal normalidad, la verdad fue un gesto que me habia hecho sentir algo “Extraño…” Esta chica portaba una inocencia, que era tanta como para tocar sin mas mi mano y hacerme sentir raro…Estoy seguro que ni ella tenia intenciones de hacerlo…

-Eh…la gente no acostumbra a hacer eso…se asustan por lo general…-
Dije mientras retiraba mi mano de la suya, mis ojos se posaron ahora sobre mis pies, literalmente bajando la mirada estaba apenado. No acostumbraba a ser “Tocado” y mucho menos mi brazo “Especial”.

-Realmente no lo se…lo tengo desde que tengo memoria…no se si sea de nacimiento o que. Ni siquiera se si esta realmente conectado a mis habilidades…¿Esposa? Yo solo queria salir contigo…y listo.-

Mis últimos palabras fueron dichas en un tono muy muy bajo, siendo solo audibles para mi diría que fueron pensamientos que se escaparon por muy poco. La chica solicitaba mi nombre, no era alguien de confianza como para decírselo, pero ahora que lo pensaba la chica era muy inocente, no creo que decir mi nombre hiciera daño.

-Soy Yugen Nendo…Un placer…-
Me presenté mientras retiraba mi mano hacia mi espalda, la chica se presentaráia entonces como Momo Uzumaki colgándose de mi cuello de manera atrevida, mis ojos se abrieron de par en par mas que nada sorprendido por sus acciones, sin mas remedio coloque mi manos alrededor de su delgada cintura…Ahora que lo pienso, no había estado tan cerca de una chica en mucho tiempo…
-¿Ahora que? Momo…-
Preguntaría con una sonrisa llena de picardia mientras posaba nuevamente mis ojos sobre aquellos orbes de color rosa que portaban un brillo singular.

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Momo
“Eh…la gente no acostumbra a hacer eso…se asustan por lo general…-“

¿Por qué las personas tendrían miedo de algo tan genial?, siempre he encontrado belleza en las cosas realmente únicas. No por ser algo diferente, te da la potestad de opinar que es “anormal”, no, ser singular es una joya para quienes sabemos apreciarlo. -¡Al carajo con la gente!- Expresé con autoridad, alzando mi puño al aire en señal de batalla. Mi forma de ver las cosas, podrá ser infantil para los demás, más soy la única que sabe cómo interpretar la vida de una forma bastante drástica.

“-¿Ahora qué? Momo…-“

Deja de darle cuerda, te lo advierto chico, es por tu propio bien…– Dijo el señor Fuko ante la pregunta audaz y pícara que mi “esposo” me estaba haciendo. En un leve puchero mostré mi molestia por la intervención que el dueño del bar tenía en contra de mi matrimonio, de mi relación, de mi “felices por siempre”.

Señor Fuko, no se entrometa más por favor, desde ahora soy la señora Nendo. – Y me aferré a nuestro cálido abrazo de amor eterno, de enamorados ciegos bajo la falda de la hipocresía y la mentira. De promesas y falsedad. Eso éramos, la interpretación de una comedia barata, ¿O eso es lo que pensaba la gente a nuestro alrededor?, quizás, pero me importaba muy poco lo que pensaran de mi al respecto. – ¿Ahora qué? – Repetí su pregunta, tratando de pensar que podríamos hacer ahora que somos una pareja formal y casada. –Pues lo lógico, ¿no?, ¡Nos vamos de luna de miel!– Sonreí de forma alegre, emocionante, ahí entre los brazos de mi encantador marido. –¡Debemos celebrar con leche, ¿No, Cariño?.
“Eh…la gente no acostumbra a hacer eso…se asustan por lo general…-“

¿Por qué las personas tendrían miedo de algo tan genial?, siempre he encontrado belleza en las cosas realmente únicas. No por ser algo diferente, te da la potestad de opinar que es “anormal”, no, ser singular es una joya para quienes sabemos apreciarlo. -¡Al carajo con la gente!- Expresé con autoridad, alzando mi puño al aire en señal de batalla. Mi forma de ver las cosas, podrá ser infantil para los demás, más soy la única que sabe cómo interpretar la vida de una forma bastante drástica.

“-¿Ahora qué? Momo…-“

Deja de darle cuerda, te lo advierto chico, es por tu propio bien…– Dijo el señor Fuko ante la pregunta audaz y pícara que mi “esposo” me estaba haciendo. En un leve puchero mostré mi molestia por la intervención que el dueño del bar tenía en contra de mi matrimonio, de mi relación, de mi “felices por siempre”.

Señor Fuko, no se entrometa más por favor, desde ahora soy la señora Nendo. – Y me aferré a nuestro cálido abrazo de amor eterno, de enamorados ciegos bajo la falda de la hipocresía y la mentira. De promesas y falsedad. Eso éramos, la interpretación de una comedia barata, ¿O eso es lo que pensaba la gente a nuestro alrededor?, quizás, pero me importaba muy poco lo que pensaran de mi al respecto. – ¿Ahora qué? – Repetí su pregunta, tratando de pensar que podríamos hacer ahora que somos una pareja formal y casada. –Pues lo lógico, ¿no?, ¡Nos vamos de luna de miel!– Sonreí de forma alegre, emocionante, ahí entre los brazos de mi encantador marido. –¡Debemos celebrar con leche, ¿No, Cariño?.

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Yugen Nendo
Mis ojos se abrieron de par en par cuando la chica enviaba al carajo a las demás personas, había sido una frase mas que nada de expresión o eso asumo…aunque la gran cantidad de personas que en dicho momento estaban en la taberna parecían no tomarse a bien dicha frase. Muchos de los mercenarios y guerreros de lugares ajenos al País del Viento tornaron sus frías y malévolas miradas sobre la chica de cabello rosa…


-Tranquilo anciano…tampoco es para que te preocupes tanto.-


Dije mientras que con un simple gesto intentaba calmar las preocupaciones del anciano, quien parecia conocer bien a esta chica y de lo que era capaz o mas bien de lo que podia suceder si se le daba rienda suelta a sus acciones.


-¿Lu…Lu…Luna de miel? ¿Quieres decir tu y yo…esto tus sabes?-


Aquel tono de voz fuerte y serio que solia utilizar se desquebrajo en cuestión de segundos, podia ser muy “Brabucon” por asi decirlo, pero algo que no podia evitar era ponerme nervioso con un tema tan “Intimo”. Más aun cuando las palabras de la chica no eran muy claras. ¿Queria celebra con leche? Que quieres decir con eso, niña.


-Si…Eso creo…-


Dije mientras arrascara la parte trasera de mi cabeza y entrecerraba un poco los ojos, una pequeña gota de sudor recorrio mi frente mientras caia al suelo. Un nudo se formo en mi gargante, estaba demasiado nervioso aunque no lo pareciera. ¿Esta chica realmente se estaba creyendo todo esto? Solo había dicho lo que dije para saber a que podíamos llegar, pero sin embargo esta chica va zambuyendose hacia lo desconocido sin si quiera ver donde pisa… Cuando estaba por abrir mi boca nuevamente para decir una estupidez y continuar el juego de la chica… si es que podia considerarse como un juego. Un hombre de alta estatura y cuerpo muy robusto se acerco a la barra justo donde nos encontrábamos, sus dos colegas quienes recién regresaban de los baños de la taberna se colocaron a los costados…¿Tramaban algo?


Su tamaño era inigualable era difícil pasarlos por alto los tres hombres portaban miradas muy sádicas y con ansias de algo en particular ¿Qué sería? El trio de desconocidos poso su mirada sobre la chica de arriba abajo mientras tomaban asiento en la barra frente a nosotros.

-Luna de miel…Humph...Chiquilla…-



Dijo el mas alto de ellos, intentando describir despectivamente a Momo, cerca de el, mas no lo suficiente como para escuchar dichas palabras sino solo para ver sus labios moverse, intrigado desviaría mi mirada hacia el rostro de aquel hombre.

-¿Qué has dicho?-
Mis ojos se abrieron de par en par cuando la chica enviaba al carajo a las demás personas, había sido una frase mas que nada de expresión o eso asumo…aunque la gran cantidad de personas que en dicho momento estaban en la taberna parecían no tomarse a bien dicha frase. Muchos de los mercenarios y guerreros de lugares ajenos al País del Viento tornaron sus frías y malévolas miradas sobre la chica de cabello rosa…


-Tranquilo anciano…tampoco es para que te preocupes tanto.-


Dije mientras que con un simple gesto intentaba calmar las preocupaciones del anciano, quien parecia conocer bien a esta chica y de lo que era capaz o mas bien de lo que podia suceder si se le daba rienda suelta a sus acciones.


-¿Lu…Lu…Luna de miel? ¿Quieres decir tu y yo…esto tus sabes?-


Aquel tono de voz fuerte y serio que solia utilizar se desquebrajo en cuestión de segundos, podia ser muy “Brabucon” por asi decirlo, pero algo que no podia evitar era ponerme nervioso con un tema tan “Intimo”. Más aun cuando las palabras de la chica no eran muy claras. ¿Queria celebra con leche? Que quieres decir con eso, niña.


-Si…Eso creo…-


Dije mientras arrascara la parte trasera de mi cabeza y entrecerraba un poco los ojos, una pequeña gota de sudor recorrio mi frente mientras caia al suelo. Un nudo se formo en mi gargante, estaba demasiado nervioso aunque no lo pareciera. ¿Esta chica realmente se estaba creyendo todo esto? Solo había dicho lo que dije para saber a que podíamos llegar, pero sin embargo esta chica va zambuyendose hacia lo desconocido sin si quiera ver donde pisa… Cuando estaba por abrir mi boca nuevamente para decir una estupidez y continuar el juego de la chica… si es que podia considerarse como un juego. Un hombre de alta estatura y cuerpo muy robusto se acerco a la barra justo donde nos encontrábamos, sus dos colegas quienes recién regresaban de los baños de la taberna se colocaron a los costados…¿Tramaban algo?


Su tamaño era inigualable era difícil pasarlos por alto los tres hombres portaban miradas muy sádicas y con ansias de algo en particular ¿Qué sería? El trio de desconocidos poso su mirada sobre la chica de arriba abajo mientras tomaban asiento en la barra frente a nosotros.

-Luna de miel…Humph...Chiquilla…-



Dijo el mas alto de ellos, intentando describir despectivamente a Momo, cerca de el, mas no lo suficiente como para escuchar dichas palabras sino solo para ver sus labios moverse, intrigado desviaría mi mirada hacia el rostro de aquel hombre.

-¿Qué has dicho?-

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