Historia narrada por Hayate —Jue Oct 31, 2019 11:40 pm
La brisa que se encontraba recorriendo el bosque conseguía mecer las hojas que atravesaba hasta encontrarse con un pequeño fuego el cual tenía a un grupo de gente a su alrededor. En esa reunión se estaban contando historias y leyendas sobre algunos sucesos y sobre todo bestias o animales míticos que se decía, alguna vez habían existido en esa zona.
Tras un rato escuchando los cuentos del resto de personas, era el turno del joven usuario de abanico, debido a su corta edad no era conocedor de muchas historias y tampoco había visto nada que pudiera encajar con la temática de la noche, lo único interesante que recordaba era una historia que su padre le contaba con bastante emoción durante la noches. Ésta tenía como protagonista a un ser que a la par de majestuoso infundía terror debido a que su presencia solía significar que se les tildara de locos cuando volvían y lo contaban en la aldea.
Una bestia con una larga crin de color plateado y una tez azabache que por instinto escapaba de las miradas de las personas siendo casi imposible el que alguien llegara a cruzarse en su camino, ojos dorados, una protuberancia del mismo color de sus ojos, junto con su forma equina eran las características que la definían, la gente era fascinada por ese color igual al oro y no era para menos, pues según la historia era lo último que observaban antes de sentir un calor insoportable y ver como de su cuerpo brotaban ascuas de colores rojizas mientras que se algunos afortunados alcanzaban a observar un color rojo intenso alrededor de uno de los muslos de aquel majestuoso ser que tenían delante, ahora es cuando la verdadera leyenda, varios cuerpos calcinados se habían estado encontrando en distintos puntos del bosque, la aldea estaba en un estado total de alerta, pues la cantidad de casos de este tipo no hacían más que aumentar, pero un día el problema fue aún mayor, ya no fueron algunos cuerpos los que se encontraron calcinados sino un poblado que existía en el bosque estaba ardiendo con una intensidad tremenda, todo era un caos, la gente dejaba atrás la que había sido su casa intentado no ser consumida por las llamas, hasta qué punto llegaría esa desesperación una escasa cantidad de familias llegaban a dejar atrás a algunos miembros de las mismas que se podrían considerar como “débiles” o “cargas” en la huida. Aun así la cantidad de supervivientes fue de una y solo una, una pequeña niña que entraba dentro del grupo de gente dejada atrás, tras unos minutos de agonía y desesperación rodeada por las llamas la joven criatura se había resignado, ya no tenía esperanzas, no esperaba poder vivir y mucho menos le importaba todo lo que estaba pasando. Lista para sumirse en un sueño eterno del que nunca despertaría se desplomó sobre el suelo, las lágrimas ya no salían, los llantos eran inútiles ya que nadie había cerca que pudiera oírlos pero… por un momento la chiquilla recuperó los sentidos y deseó con todas sus fuerzas poder sobrevivir a ese desastre, fue solo un instante y una breve plegaria lanzada nada más que dentro de su pequeña cabecita, pero eso fue suficiente para que alguien… o mejor dicho algo, la escuchara, a la mente de la niña voló como una centella una sola frase. –Siento llegar tarde, tenía que eliminar a esos desechos, todo va a estar bien. En ese instante la niña pudo observar un color dorado que resaltaba todavía más con el brillo de las llamas que existían alrededor, acompañado a ese color según se fue acercando pudo observar una silueta y dos puntos dorados más, la forma que la niña estaba observando coincidía con la de un caballo, pero tenía un dorado cuerno sobre la misma, la niña en ese momento se desmayó mientras que sus últimas fuerzas desaparecían, no sin antes notar una gota de agua chocar con su nariz.
Un par de días pasaron y la pequeña al fin abrió sus ojos, un techo desconocido, no era de paja sino de algo que parecía piedra, dado el tejado de paja de su aldea y su corta edad era la primera vez que observaba un techo de esas características, cuando ladeó su cabeza pudo observar a una anciana durmiendo al lado de la cama en la que estaba postrada, aun con su edad la señora mantenía una bella apariencia y prácticamente rompió a llorar al ver a la niña abrir sus ojos y comenzar a incorporarse, la señora la hizo saber lo contenta que se encontraba por ver que se despertaba y la abrazó, ¿quién era esa señora? ¿Por qué la abrazaba? Eran muchas las preguntas que la joven tenía en ese momento ante aquella extraña situación, la historia que la anciana le contó no coincidía con todos sus recuerdos, si bien parecía que había estado en un incendio, dicen que fue encontrada por unos guardias a escasos cien metros de la aldea en la que se encontraban pero que no se había detectado ningún incendio esa noche, era algo que no tenía sentido y sería algo que permanecería en sus pensamientos durante mucho tiempo, todo lo de esa noche no podía ser falso, estaba convencida de ello.
Unos años pasaron y ya no se le podía considerar una niña sino una bella joven que destacaba sobre las chicas de su edad y comenzaba a levantar pasiones sobre los varones, una edad de quince años tenía la joven cuando decidió salir de la aldea al bosque en busca de algo que le diera alguna pista de lo pasado, conocía el bosque, pues había vivido en el pasado allí y sabía que estaba bastante lejos pues no conocía para nada la zona en la que estaba la villa en la que se encontraba. Tras recibir un caballo y las indicaciones de los guardias, el largo cabello plateado que desde el día del incendio la había acompañado ondeaba ante el movimiento de su corcel, tardó un día en encontrar lo que había sido su pueblo y efectivamente, lo encontró reducido a cenizas, parecía como si por una broma del destino todo el mundo se hubiera olvidado de él, cuando observó todo el panorama la joven comenzó a llorar desconsoladamente y con la brisa del viento ondeando sobre los pequeños árboles y matorrales que estaban comenzando a alzarse sobre la zona del desastre escuchó una voz, no era su primera vez oyéndola, con un toque místico que parecía resonar a través de todo el bosque pudo escuchar la siguiente frase. –Si que has crecido pequeña. Lo siguiente que percibió fue la figura de un caballo con un cuerno salir de entre algunos árboles los cuales el fuego no había hecho desaparecer. Era el ser que le habló en el pasado cuando estaba a punto de morir. Se identificó como Kirin un mensajero del cielo. Después de una charla el unicornio desapareció de nuevo entre los árboles y la joven tomo la decisión de dedicar su vida al bosque en el que había renacido ese día, tras hablar regresar a la aldea y convencer a varias personas de la misma creó una edificación. Se dice que actualmente en otoño se puede encontrar en las profundidades del bosque un brillo similar a las llamas de un fuego alrededor de lo que parece ser un santuario a rodeado por estatuas de caballos con un cuerno sobre su cabeza por toda la entrada. De igual forma en las proximidades de la aldea existían algunas estatuas que representaban lo mismo, ese lugar parecía estar dedicado a venerar a ese mítico ser.
Al menos, eso es lo que cuentan las malas lenguas pues actualmente parecía que nadie sabía nada sobre el santuario aunque sí que esa fabula era conocida por varias personas y el título de la misma era “Kirin y la dama del santuario” .
Tras contar su historia, durante la cual había parecido ser encerrado dentro de si mismo, y a pesar de sus capacidades como sensor no había percibido nada a su alrededor. Hayate simplemente volvió a tomar su asiento alrededor de la fogata esperando los cuentos de aquellos reunidos allí
La brisa que se encontraba recorriendo el bosque conseguía mecer las hojas que atravesaba hasta encontrarse con un pequeño fuego el cual tenía a un grupo de gente a su alrededor. En esa reunión se estaban contando historias y leyendas sobre algunos sucesos y sobre todo bestias o animales míticos que se decía, alguna vez habían existido en esa zona.
Tras un rato escuchando los cuentos del resto de personas, era el turno del joven usuario de abanico, debido a su corta edad no era conocedor de muchas historias y tampoco había visto nada que pudiera encajar con la temática de la noche, lo único interesante que recordaba era una historia que su padre le contaba con bastante emoción durante la noches. Ésta tenía como protagonista a un ser que a la par de majestuoso infundía terror debido a que su presencia solía significar que se les tildara de locos cuando volvían y lo contaban en la aldea.
Una bestia con una larga crin de color plateado y una tez azabache que por instinto escapaba de las miradas de las personas siendo casi imposible el que alguien llegara a cruzarse en su camino, ojos dorados, una protuberancia del mismo color de sus ojos, junto con su forma equina eran las características que la definían, la gente era fascinada por ese color igual al oro y no era para menos, pues según la historia era lo último que observaban antes de sentir un calor insoportable y ver como de su cuerpo brotaban ascuas de colores rojizas mientras que se algunos afortunados alcanzaban a observar un color rojo intenso alrededor de uno de los muslos de aquel majestuoso ser que tenían delante, ahora es cuando la verdadera leyenda, varios cuerpos calcinados se habían estado encontrando en distintos puntos del bosque, la aldea estaba en un estado total de alerta, pues la cantidad de casos de este tipo no hacían más que aumentar, pero un día el problema fue aún mayor, ya no fueron algunos cuerpos los que se encontraron calcinados sino un poblado que existía en el bosque estaba ardiendo con una intensidad tremenda, todo era un caos, la gente dejaba atrás la que había sido su casa intentado no ser consumida por las llamas, hasta qué punto llegaría esa desesperación una escasa cantidad de familias llegaban a dejar atrás a algunos miembros de las mismas que se podrían considerar como “débiles” o “cargas” en la huida. Aun así la cantidad de supervivientes fue de una y solo una, una pequeña niña que entraba dentro del grupo de gente dejada atrás, tras unos minutos de agonía y desesperación rodeada por las llamas la joven criatura se había resignado, ya no tenía esperanzas, no esperaba poder vivir y mucho menos le importaba todo lo que estaba pasando. Lista para sumirse en un sueño eterno del que nunca despertaría se desplomó sobre el suelo, las lágrimas ya no salían, los llantos eran inútiles ya que nadie había cerca que pudiera oírlos pero… por un momento la chiquilla recuperó los sentidos y deseó con todas sus fuerzas poder sobrevivir a ese desastre, fue solo un instante y una breve plegaria lanzada nada más que dentro de su pequeña cabecita, pero eso fue suficiente para que alguien… o mejor dicho algo, la escuchara, a la mente de la niña voló como una centella una sola frase. –Siento llegar tarde, tenía que eliminar a esos desechos, todo va a estar bien. En ese instante la niña pudo observar un color dorado que resaltaba todavía más con el brillo de las llamas que existían alrededor, acompañado a ese color según se fue acercando pudo observar una silueta y dos puntos dorados más, la forma que la niña estaba observando coincidía con la de un caballo, pero tenía un dorado cuerno sobre la misma, la niña en ese momento se desmayó mientras que sus últimas fuerzas desaparecían, no sin antes notar una gota de agua chocar con su nariz.
Un par de días pasaron y la pequeña al fin abrió sus ojos, un techo desconocido, no era de paja sino de algo que parecía piedra, dado el tejado de paja de su aldea y su corta edad era la primera vez que observaba un techo de esas características, cuando ladeó su cabeza pudo observar a una anciana durmiendo al lado de la cama en la que estaba postrada, aun con su edad la señora mantenía una bella apariencia y prácticamente rompió a llorar al ver a la niña abrir sus ojos y comenzar a incorporarse, la señora la hizo saber lo contenta que se encontraba por ver que se despertaba y la abrazó, ¿quién era esa señora? ¿Por qué la abrazaba? Eran muchas las preguntas que la joven tenía en ese momento ante aquella extraña situación, la historia que la anciana le contó no coincidía con todos sus recuerdos, si bien parecía que había estado en un incendio, dicen que fue encontrada por unos guardias a escasos cien metros de la aldea en la que se encontraban pero que no se había detectado ningún incendio esa noche, era algo que no tenía sentido y sería algo que permanecería en sus pensamientos durante mucho tiempo, todo lo de esa noche no podía ser falso, estaba convencida de ello.
Unos años pasaron y ya no se le podía considerar una niña sino una bella joven que destacaba sobre las chicas de su edad y comenzaba a levantar pasiones sobre los varones, una edad de quince años tenía la joven cuando decidió salir de la aldea al bosque en busca de algo que le diera alguna pista de lo pasado, conocía el bosque, pues había vivido en el pasado allí y sabía que estaba bastante lejos pues no conocía para nada la zona en la que estaba la villa en la que se encontraba. Tras recibir un caballo y las indicaciones de los guardias, el largo cabello plateado que desde el día del incendio la había acompañado ondeaba ante el movimiento de su corcel, tardó un día en encontrar lo que había sido su pueblo y efectivamente, lo encontró reducido a cenizas, parecía como si por una broma del destino todo el mundo se hubiera olvidado de él, cuando observó todo el panorama la joven comenzó a llorar desconsoladamente y con la brisa del viento ondeando sobre los pequeños árboles y matorrales que estaban comenzando a alzarse sobre la zona del desastre escuchó una voz, no era su primera vez oyéndola, con un toque místico que parecía resonar a través de todo el bosque pudo escuchar la siguiente frase. –Si que has crecido pequeña. Lo siguiente que percibió fue la figura de un caballo con un cuerno salir de entre algunos árboles los cuales el fuego no había hecho desaparecer. Era el ser que le habló en el pasado cuando estaba a punto de morir. Se identificó como Kirin un mensajero del cielo. Después de una charla el unicornio desapareció de nuevo entre los árboles y la joven tomo la decisión de dedicar su vida al bosque en el que había renacido ese día, tras hablar regresar a la aldea y convencer a varias personas de la misma creó una edificación. Se dice que actualmente en otoño se puede encontrar en las profundidades del bosque un brillo similar a las llamas de un fuego alrededor de lo que parece ser un santuario a rodeado por estatuas de caballos con un cuerno sobre su cabeza por toda la entrada. De igual forma en las proximidades de la aldea existían algunas estatuas que representaban lo mismo, ese lugar parecía estar dedicado a venerar a ese mítico ser.
Al menos, eso es lo que cuentan las malas lenguas pues actualmente parecía que nadie sabía nada sobre el santuario aunque sí que esa fabula era conocida por varias personas y el título de la misma era “Kirin y la dama del santuario” .
Tras contar su historia, durante la cual había parecido ser encerrado dentro de si mismo, y a pesar de sus capacidades como sensor no había percibido nada a su alrededor. Hayate simplemente volvió a tomar su asiento alrededor de la fogata esperando los cuentos de aquellos reunidos allí