[Expediente] Tsume

Originalmente de piel blanca, el sol lo ha bronceado hasta un matiz levemente oscuro, contrastando con su blanca cabellera larga y unas líneas por su cuerpo que permanecen en el color original de su nacimiento, algo pálido. So constitución robusta y facciones bien definidas le dan un aspecto de mayor edad al que realmente tiene, aunque no demasiado. Siendo un combatiente cuerpo a cuerpo, su tonificado torso normalmente lo lleva desnudo a fin de que no tenga preocupaciones de destruir sus ropas, mientras que tiene predilección por pantalones ajustados al cuerpo y botas cerradas.  

Zaveid // Symphony of Zestiria

La sencillez y la simpleza han encontrado un solo contenedor. Si bien es cauto al hablar, normalmente expresa lo que piensa a la menor pregunta, siendo franco y directo, aunque busca decir las cosas sin brusquedad y con tacto, una cuestión aprendida con la maduración. Serio cuando debe serlo, agradable cuando es tratado con amabilidad, sus colores se apagan cuando ve una injusticia, pero no se debe tomar su seriedad y falta de movimiento con miedo, seguramente estará analizando la mejor manera de actuar y de terminar de una buena vez con aquello que le esté causando malestar. Rara vez se le ve con su generación y es que prefiere tener trato con los más grandes para aprender algo nuevo o con los más chicos para estar en contacto con su divertido niño interior. Siendo un danzante de los huesos, se toma muy enserio los preceptos de su clan, siendo un ferviente practicante, pero no con solo el seguir las tradiciones, sino que, su objetivo en la vida, es desarrollar aun más aquellas enseñanzas, aportando así algo más para las futuras generaciones, considera que su vida no puede terminar antes de dejar huella en la de los demás y perpetuarse a través de las enseñanzas que pueda dejar y de los nuevos danzares que pueda enseñar.

Es consciente de la escasez en la que vive su tierra, con tan pocos terrenos fértiles y las dificultades para conseguir comida, su afán es encontrar una manera de cambiar eso y poder facilitarle un poco la vida a los suyos; aun así, considera que solo aquellos que son capaces de luchar por sobrevivir, son aptos para recibir y prosperar; por el contrario, aquellos que se muestran holgazanes y quejumbrosos, los considera una escoria que poco deberían conseguir y prefiere que sean de alguna manera eliminados.

Su respeto para con los demás, es directamente proporcional al que le es otorgado, si alguien le falta el respeto, bien podría evitarle directamente o cortar su actuar al momento, pero siendo de pocas palabras y más de acciones, en caso de que alguien se torne violento o muestre la posibilidad de ser peligroso, actuará en la medida de lo posible para acabar con la amenaza. No tolera el despotismo ni la cobardía, atacar a los débiles y desamparados lo considera una bajeza, aun así, no dudará en mantenerse a salvo si aun alguien de menor habilidad le busca producir daño alguno.

Entre sus pasiones está la caza, pero no como deporte sin sentido, sino como opciòn de supervivencia. No le gusta el desperdicio, por lo que rara vez se le verá pedir mucha comida de un solo momento, prefiere ir pidiendo de poco en poco, hasta sentirse satisfecho, algo similar a su forma de combatir, en la que buscará hacer el mínimo esfuerzo con el máximo de resultados.

“En un mundo de guerra, un mundo de humanos, las pérdidas son frecuentes y la muerte toca la puerta de jóvenes y viejos por igual. Pero aquellos que sobreviven al llamado de la parca, aquellos que se escapan de sus garras un día más y son capaces de contarlo, entonces pueden llamarse verdaderos shinobis, verdaderos héroes de guerra. Pues en el vivir está el compartir y es nuestra razón de existir que pasemos nuestro legado a nuestros hijos. Así ha sido con mi padre a mí y yo con tu padre. Así es como tu padre ha decidido inculcarte sus senseñanzas y entonces tú, cuando tus hijos tengas, podrás enseñarles a ellos. Vamos Tsume, siéntete agradecido de lo que se te ha dado y busca enorgullecerte de lo que puedas dar, hazlo con los demás y vive como un buen hombre”

Esas fueron las últimas palabras que Kiba Kaguya le dio a su nieto, antes de soltar su último aliento y resumen gran parte del inicio de su vida hasta el día de hoy. Tsume, hijo de Gyuukaku Kaguya y Yuuga, ha crecido en los brazos de dos padres jóvenes, dado a luz cuando apenas, la joven pareja, tenían diecinueve años. El trato con ellos, por tanto, ha sido un poco más suelto y que el que sus abuelos tuvieron con sus padres, siendo algo más infantil y juguetón, pero también confuso. Como miembro del clan Kaguya, lo primero que se le enseñó, fue a controlar su habilidad, siendo que el nombre de su kekkei genkai justifica su nombre en numerosas ocaciones y también fue la principal razón que desde hace ya dos generaciones estén en la aldea de la arena, lugar donde fueron acogidos sus abuelos, para evitar la persecución de los suyos. Desde pequeño le contaron el como huyeron sus abuelos con Gyuukaku en brazos para evitar el genocidio y como es que sus habilidades fueron reconocidas por la aldea de la arena, aunque con precaución por su origen. Demoraron una vida en construir su legado y lo han perpetuado desde hace ya treinta y cuatro años, por lo que han puesto este mismo peso en los hombros de Tsume. En conjunto con Las enseñanzas de su clan, se le inculcaron valores, socializar, respetar a los demás, a la naturaleza y a los dioses. Tras tres y cinco años de nacer Tsume, llegaron sus dos hermanos, Souga y Garyuu, hermana y hermano respectivamente. Por supuesto, Tsume fue el primero en entrar y graduarse de la academia Ninja, a los once años, un paso que le enseñó gran parte del código militar, de su posición dentro de la aldea y de su país, así como los conceptos generales de la diplomacia, de la historia de la nación, la historia del chakra y conceptos básicos de su manejo; técnicas de sigilo y un sin fin de capacitación rígida, que le vuelva rescilente, pero con la guerra exigiendo más y más combatientes, sus padres debieron realizar infinidad de misiones que terminaron por obligar al chico a encargarse de sus hermanos y así, descuidar un poco su cargo como ninja. Tras cuatro años de que la estabilidad ha comenzado a esparcirse y cinco de estar fuera de servicio, Tsume ha vuelto a usar su bandana ninja, junto al fallecimiento de su abuelo, hombre de setenta años que había tenido oportunidad de conocer gran parte del mundo. Aun queda su abuela materna, misma con la que viven, una mujer que pese a sus sesenta y ocho años, es muy capaz de valerse por si misma, aunque no deja de que se le note su edad. Tsume ha crecido en la responsabilidad pero también en una libertad mayor que su padre asegura haber querido tener a su edad, por lo que ha madurado a su propia forma. Hace unos años, sus abuelos le dijeron que estaría comprometido con una mujer, aunque hasta el momento jamás la ha visto ni tiene intenciones de hacerlo.