Historia narrada por Ragnar —Dom Oct 20, 2019 2:33 am
La curiosidad servía como combustible propio para ir en busca de aquel misterio que esa joven en sí parecía tener para ofrecer. Tenía una apariencia física deplorable si nos guiábamos por el color de su piel, era completamente pálida, un color blanco tan lechoso que jamás antes habría visto con anterioridad. Sus ojos con características viperinas dejaban más preguntas que respuestas, y por lo tanto no podía parar de preguntarme cual era la verdadera razón de su lucir. Pero en sí una gran incógnita se plantaría casi como un pie fundamental al momento de auditar su presentación. May, gennin, y Serpiente. Era un militar del país del cual estaba yo visitando, y poseía de la familia de las serpientes. ¿Quizás aquello podía aclarar todas las dudas?
— Ragnar es mi nombre. No soy del país de la hoja, he venido a acompañar a mi familia por turismo. Tampoco soy un militar. ¿Dices que es para ordenar la mente? Nunca está de más hacerlo. ¿Crees poder ayudarme? Quizás después de todo este viaje me pueda servir para algo más que para simple turismo —
Tras aquellas palabras, procedería a sentarme cercano a la joven tomando el sector ajeno derecho como propio a unos aproximadamente quince o veinte centímetros de la mujer de las serpientes. Aguardaría atento, incrédulo y con unas altas expectativas de poder llegar a obtener algún conocimiento que pudiera ser vital. A simple idea, no creía en que aquello pudiera llegar a servirme. Pero ya estaba allí, no tenía más nada para hacer, no conocía a nadie, y la verdad es que me agradaba la idea de darme un toquido en el hombro para decir " si es cierto, tenías razón. " Mi ego siempre estaba por encima de todo, y aquello no podía ser por menos algún tipo de excepción. El clima mecía tenuemente los cabellos propios con pocas velocidades en el mismo y que dictaban una composición de aire frío en el ambiente, no lo suficientemente frío como para temblar o tiritar, pero sí como anular los excesos de calor. En si todo apuntaba a que era un hermoso día.
La curiosidad servía como combustible propio para ir en busca de aquel misterio que esa joven en sí parecía tener para ofrecer. Tenía una apariencia física deplorable si nos guiábamos por el color de su piel, era completamente pálida, un color blanco tan lechoso que jamás antes habría visto con anterioridad. Sus ojos con características viperinas dejaban más preguntas que respuestas, y por lo tanto no podía parar de preguntarme cual era la verdadera razón de su lucir. Pero en sí una gran incógnita se plantaría casi como un pie fundamental al momento de auditar su presentación. May, gennin, y Serpiente. Era un militar del país del cual estaba yo visitando, y poseía de la familia de las serpientes. ¿Quizás aquello podía aclarar todas las dudas?
— Ragnar es mi nombre. No soy del país de la hoja, he venido a acompañar a mi familia por turismo. Tampoco soy un militar. ¿Dices que es para ordenar la mente? Nunca está de más hacerlo. ¿Crees poder ayudarme? Quizás después de todo este viaje me pueda servir para algo más que para simple turismo —
Tras aquellas palabras, procedería a sentarme cercano a la joven tomando el sector ajeno derecho como propio a unos aproximadamente quince o veinte centímetros de la mujer de las serpientes. Aguardaría atento, incrédulo y con unas altas expectativas de poder llegar a obtener algún conocimiento que pudiera ser vital. A simple idea, no creía en que aquello pudiera llegar a servirme. Pero ya estaba allí, no tenía más nada para hacer, no conocía a nadie, y la verdad es que me agradaba la idea de darme un toquido en el hombro para decir " si es cierto, tenías razón. " Mi ego siempre estaba por encima de todo, y aquello no podía ser por menos algún tipo de excepción. El clima mecía tenuemente los cabellos propios con pocas velocidades en el mismo y que dictaban una composición de aire frío en el ambiente, no lo suficientemente frío como para temblar o tiritar, pero sí como anular los excesos de calor. En si todo apuntaba a que era un hermoso día.