Primera hora de la mañana, ni el más mínimo rastro de luz solar era el momento perfecto para levantarse; Fuera el clima era cálido, ni muy caliente ni muy frío por lo que no haría falta abrigarse bien. Se escuchaba cantar a las aves cantar entonando una perfecta armonía, era relajante en exceso.
Paso uno, tomar un buen baño con agua caliente, segundo paso colocarse ropa limpia y el protector de la aldea; Era la primera vez que lo utilizaría desde haberse graduado, esperaba la oportunidad de hacerlo para no usarla y ensuciarla, pero era la primera tarea como Genin y era obligatorio llevarla puesta. Tercer paso preparar un buen desayuno nutritivo y comerlo para recargar energía. Esa es la forma correcta para comenzar el día, después de todo si se empieza mal el resto será patético. Unos minutos más tarde terminaría su plato de comida, daría un paso más por el cuarto de baño para cepillar sus dientes y lavar su rostro, ahora estaba completo el ritual de las mañanas, por lo tanto, era totalmente libre. Sin más nada por hacer, Hanzo, tomo la mochila para colocarla en su espalda, luego directo a la salida.
El comienzo de su vida como un shinobi, siempre es fácil al principio porque todas las tareas son cuidar a alguien o brindar tu ayuda en la academia. Cualquiera podría realizar todos esos trabajos con los ojos vendados, pero se comienza por una parte y no se puede poner peros.
Estaba encargado del dojo de la aldea, bueno en realidad sería ayudante del sensei porque había una clase especial y muchos niños pequeños estarían presentes, por lo tanto, necesitaba ayuda para poder controlarlos a todos o de lo contrario se saldría de control, y el profesor no era conocido por tener abundante paciencia por lo que seguramente todo terminaría en desastre. Pero para eso estaría Hanzo, para ayudar en todo lo que pudiera.
Tardo muy poco para llegar al lugar dentro había un montón de niños pequeños y un maestro esperando a su ayudante para comenzar la clase. Hanzo dejó su mochila en una banca y mientras iba caminando hasta el maestro estiraba todo su cuerpo como preparación. — Ya estoy aquí, podemos comenzar. — Diría el albino para anunciar su llegada y, hacerle entender al sensei que el iba a ser su apoyo ese día, aunque debería de saberlo desde mucho antes.
— Ya era hora de que llegaras — El sensei volteaba ambos ojos, una señal de fastidio o molestia por la situación. — Ahora que estamos todos es hora de comenzar, primero haremos estiramiento primero — El anciano adopto una posición y todos los niños lo imitaron casi al instante, exceptuando unos niños inexpertos a los cuales les costaba mantener el ritmo. Pero para eso estaba el Senju en aquel lugar, su deber era ser monitor y ayudar a todos cuando se equivocaban.
El calentamiento duro unos diez minutos, todos estaban preparados para el siguiente paso. — Excelente muchachos, ahora haremos un poco de práctica. Busquen una pareja, y en cuanto lo diga comenzaran una pelea con golpes lentos — Explicaría el sensei.
Todo el mundo fue acomodándose en el salón hasta obtener un total de veinte parejas, entre ellos estaba el ayudante del día y un niño más pequeño. — Creo que alguien saldrá lastimado hoy — Dijo Hanzo con una sonrisa en el rostro, era en modo de broma, aunque sus chistes no siempre eran graciosos sino todo lo contrario, las personas lo tomaban en serio y llegaban a asustarse o incluso molestarse, y respondían de mala forma. Esta ocasión no fue el caso en realidad el niño lo tomo bien y soltó una carcajada porque al parecer estaba plenamente seguro de sus habilidades y creía que serían suficiente para vencer a Hanzo. Cada uno tomo su posición, comenzaron a lanzar golpes en cámara lenta para entrenar sus ataques y la defensa. — Tienes buena técnica muchacho, para un niño pequeño. Sigue de esa forma y algún día podrás ser como yo — Comentó el de cabello blanco señalando su pecho con el pulgar derecho; No solía ser muy creído, pero la finalidad era molestarlo.
Minutos más tardes el maestro daría la orden de empezar una pelea real entre cada pareja, ahora los golpes serían reales y en la velocidad normal, duraría hasta que uno de los dos no pudiera continuar o el primero que se rindiera en mitad del combate. De dos en dos fueron pasando a la mitad del dojo, los primeros combates fueron un poco aburridos, hubo otros entretenidos; Pero no llegaba el turno del compañero y el. Casi al último les toco, ambos pasaron al frente cada uno tomo su lugar en la tarima y esperaron pacientemente la orden del profesor para empezar la pelea.
— ¡Comiencen! — El maestro haría la señal levantando su brazo totalmente estirado y ahora era momento de pelear.
Hanzo tomaría una posición de batalla simple con una mano detrás de la espalda y la otra señalando hacia delante, esperaba el ataque de parte de su contrincante. — Adelante, veamos de lo que estas echo pequeño gatito asustado — Una buena táctica, hacer enardecer al enemigo es la mejor forma de comenzar una batalla debido a que si esta enojado atacara con todo lo que tiene mientras que el otro esta calmado y puede aprovecharse de eso. Para su fortuna el plan funciono como lo esperaba, el niño enfureció y corrió directo a la trampa del shinobi. No tuvo gran esfuerzo para repeler su ataque, lo golpeo con la yema de los dedos encima del puño para tirarlo a un lado y luego le dio una patada con poca fuerza en el estómago. — Te lo dije, no eras rival para mi — Muy seguro de si mismo daba por terminada la batalla, pero un humo blanco cubriría el cuarto y al disiparse aparecería un pedazo de madera roto a la mitad. Luego sentiría un golpe cerca del cuello con mucha fuerza; Casi como un instinto el shinobi copiaría la técnica del muchacho y haría el Kawarami no Jutsu para escaparse del ataque y no salir lastimado. — Por poco, este niño es más de lo que parece — Era hora de tomar las cosas en serio, Hanzo se haría cargo del pequeño en un solo movimiento aprovechando su velocidad y fuerza mayores, dando un golpe en el cuello haría que se desmayara. Luego de la última batalla el profesor daría por terminada la clase y agradecería al albino por su ayuda. Hanzo terminaría en su casa para descansar.
Paso uno, tomar un buen baño con agua caliente, segundo paso colocarse ropa limpia y el protector de la aldea; Era la primera vez que lo utilizaría desde haberse graduado, esperaba la oportunidad de hacerlo para no usarla y ensuciarla, pero era la primera tarea como Genin y era obligatorio llevarla puesta. Tercer paso preparar un buen desayuno nutritivo y comerlo para recargar energía. Esa es la forma correcta para comenzar el día, después de todo si se empieza mal el resto será patético. Unos minutos más tarde terminaría su plato de comida, daría un paso más por el cuarto de baño para cepillar sus dientes y lavar su rostro, ahora estaba completo el ritual de las mañanas, por lo tanto, era totalmente libre. Sin más nada por hacer, Hanzo, tomo la mochila para colocarla en su espalda, luego directo a la salida.
El comienzo de su vida como un shinobi, siempre es fácil al principio porque todas las tareas son cuidar a alguien o brindar tu ayuda en la academia. Cualquiera podría realizar todos esos trabajos con los ojos vendados, pero se comienza por una parte y no se puede poner peros.
Estaba encargado del dojo de la aldea, bueno en realidad sería ayudante del sensei porque había una clase especial y muchos niños pequeños estarían presentes, por lo tanto, necesitaba ayuda para poder controlarlos a todos o de lo contrario se saldría de control, y el profesor no era conocido por tener abundante paciencia por lo que seguramente todo terminaría en desastre. Pero para eso estaría Hanzo, para ayudar en todo lo que pudiera.
Tardo muy poco para llegar al lugar dentro había un montón de niños pequeños y un maestro esperando a su ayudante para comenzar la clase. Hanzo dejó su mochila en una banca y mientras iba caminando hasta el maestro estiraba todo su cuerpo como preparación. — Ya estoy aquí, podemos comenzar. — Diría el albino para anunciar su llegada y, hacerle entender al sensei que el iba a ser su apoyo ese día, aunque debería de saberlo desde mucho antes.
— Ya era hora de que llegaras — El sensei volteaba ambos ojos, una señal de fastidio o molestia por la situación. — Ahora que estamos todos es hora de comenzar, primero haremos estiramiento primero — El anciano adopto una posición y todos los niños lo imitaron casi al instante, exceptuando unos niños inexpertos a los cuales les costaba mantener el ritmo. Pero para eso estaba el Senju en aquel lugar, su deber era ser monitor y ayudar a todos cuando se equivocaban.
El calentamiento duro unos diez minutos, todos estaban preparados para el siguiente paso. — Excelente muchachos, ahora haremos un poco de práctica. Busquen una pareja, y en cuanto lo diga comenzaran una pelea con golpes lentos — Explicaría el sensei.
Todo el mundo fue acomodándose en el salón hasta obtener un total de veinte parejas, entre ellos estaba el ayudante del día y un niño más pequeño. — Creo que alguien saldrá lastimado hoy — Dijo Hanzo con una sonrisa en el rostro, era en modo de broma, aunque sus chistes no siempre eran graciosos sino todo lo contrario, las personas lo tomaban en serio y llegaban a asustarse o incluso molestarse, y respondían de mala forma. Esta ocasión no fue el caso en realidad el niño lo tomo bien y soltó una carcajada porque al parecer estaba plenamente seguro de sus habilidades y creía que serían suficiente para vencer a Hanzo. Cada uno tomo su posición, comenzaron a lanzar golpes en cámara lenta para entrenar sus ataques y la defensa. — Tienes buena técnica muchacho, para un niño pequeño. Sigue de esa forma y algún día podrás ser como yo — Comentó el de cabello blanco señalando su pecho con el pulgar derecho; No solía ser muy creído, pero la finalidad era molestarlo.
Minutos más tardes el maestro daría la orden de empezar una pelea real entre cada pareja, ahora los golpes serían reales y en la velocidad normal, duraría hasta que uno de los dos no pudiera continuar o el primero que se rindiera en mitad del combate. De dos en dos fueron pasando a la mitad del dojo, los primeros combates fueron un poco aburridos, hubo otros entretenidos; Pero no llegaba el turno del compañero y el. Casi al último les toco, ambos pasaron al frente cada uno tomo su lugar en la tarima y esperaron pacientemente la orden del profesor para empezar la pelea.
— ¡Comiencen! — El maestro haría la señal levantando su brazo totalmente estirado y ahora era momento de pelear.
Hanzo tomaría una posición de batalla simple con una mano detrás de la espalda y la otra señalando hacia delante, esperaba el ataque de parte de su contrincante. — Adelante, veamos de lo que estas echo pequeño gatito asustado — Una buena táctica, hacer enardecer al enemigo es la mejor forma de comenzar una batalla debido a que si esta enojado atacara con todo lo que tiene mientras que el otro esta calmado y puede aprovecharse de eso. Para su fortuna el plan funciono como lo esperaba, el niño enfureció y corrió directo a la trampa del shinobi. No tuvo gran esfuerzo para repeler su ataque, lo golpeo con la yema de los dedos encima del puño para tirarlo a un lado y luego le dio una patada con poca fuerza en el estómago. — Te lo dije, no eras rival para mi — Muy seguro de si mismo daba por terminada la batalla, pero un humo blanco cubriría el cuarto y al disiparse aparecería un pedazo de madera roto a la mitad. Luego sentiría un golpe cerca del cuello con mucha fuerza; Casi como un instinto el shinobi copiaría la técnica del muchacho y haría el Kawarami no Jutsu para escaparse del ataque y no salir lastimado. — Por poco, este niño es más de lo que parece — Era hora de tomar las cosas en serio, Hanzo se haría cargo del pequeño en un solo movimiento aprovechando su velocidad y fuerza mayores, dando un golpe en el cuello haría que se desmayara. Luego de la última batalla el profesor daría por terminada la clase y agradecería al albino por su ayuda. Hanzo terminaría en su casa para descansar.