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MADARA CHRONICLES

¡Bienvenido a Madara Chronicles! Foro de Naruto interpretativo donde buscamos que el usuario se encuentre con la mayor de las comodidades y disponga de opciones para crear y desarrollar su personaje dentro de una ambientación, permitiendo que cobre importancia con el paso del tiempo y de su propio desarrollo.

Actualmente estamos en fase Beta, pero trabajamos duramente para dar una experiencia nueva y única para el usuario, con multitud de ideas y proyectos que esperamos que pronto vean la luz.

¿Por qué no te animas a formar parte de este gran proyecto? ¡Te esperamos con los brazos abiertos!
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¿Sabías que...
Madara Chronicles es un foro basado en la obra de Masashi Kishimoto "Naruto" y "Naruto Shippuden", utilizando tan solo su ambientación y personajes para crear una trama propia.

Todo el contenido producido en el foro es propiedad de sus creadores originales, así como el contenido administrativo es propiedad del Staff. La estética del foro proviene del usuario Akira Aoi, agradeciendo a Foroactivo, W3Schools y otras páginas webs por su tutoriales.

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Élite [25/102] Misión: ¡La cueva de las ilusiones! | Uchiha Ragnar 40 Misión: ¡La cueva de las ilusiones! | Uchiha Ragnar 3lf1VlO Time Of Heroes Misión: ¡La cueva de las ilusiones! | Uchiha Ragnar 40x40_zps8zack2u9
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Misión: ¡La cueva de las ilusiones! | Uchiha Ragnar

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Senju Kaede
Misión:

Hace un par de semanas había llegado a mis oídos un secreto a voces que corría por la aldea. Un rumor sobre un ninja o bien un grupo de éstos realizaban malas prácticas y se dedicaban a robar no muy lejos de la aldea. Como de costumbre, instauraron en casa un toque de queda durante la noche como también debía estar reportándome constantemente o estar en compañía de mi madre, lo cual era un suplicio para cumplir cualquier tarea con naturalidad. Sin embargo, había logrado conversar de manera privada con un shinobi sin mucha relevancia en mi vida, pero que servía de mensajero cuando necesitaba comunicarme con mi amado Uchiha. El mensaje era escueto y se resumía en que debíamos encontrarnos en la oficina de administración de la aldea para tomar una misión juntos. Cualquiera valía, hasta pintar una cerca; lo importante era estar juntos.

Aproveché la oportunidad cuando mi madre preguntó la conversación que tuve con aquel desconocido a sus ojos, por lo que me limité en informarle que requerían de mí para una misión. Intenté ser rápida en mi explicación ya que nunca se me habían dado bien las mentiras, y una vez zafada de la situación me dirigí rápidamente al cuarto del baño para tomar una fugaz ducha. Si bien, había intentado tardar lo menos posible me era totalmente imposible no ajustar el mínimo detalle en mi apariencia y asegurarme que todo estuviese en orden. La conocida vestimenta que constaba de un buzo negro tanto en pantalón ceñido como en la blusa y un pulóver táctico de tonalidad verde musgo, además de las horribles sandalias azabaches que solían utilizar los ninjas del país del Rayo. Di una última ojeada en el espejo mientras cepillaba mi largo cabello entre mis dedos e intentaba peinar las puntas de éste en sutiles ondas, para luego colorear mis labios con suave color borgoña similar a mi cabello.

Una vez lista, até la bandana de la aldea a mi cuello y salí rápidamente de casa para evitar cuestionamientos de mi madre. Realmente esperaba que Ragnar recibiera el mensaje, ansiaba verlo y hacer cualquier cosa a su lado, estaba nerviosa y sentía mi corazón palpitar con fuerza mientras corría hacia las oficinas. Sentía el frío del viento chocar contra mi rostro, felizmente el raudo trote duró unos cuantos minutos ya que mi hogar no se hallaba muy lejos del punto de encuentro. Una vez ahí me acerqué a solicitar la misión, afortunadamente necesitaba un acompañante, no obstante, una cuota de emoción despertó mis sentidos. Nos habían encomendado nada menos que el gran misterio que tenía atemorizada a la aldea. No pude aguantar la emoción de comenzar ya, por lo que inconscientemente daba saltitos en medio de la oficina mientras sacudía con la diestra el pergamino en los aires.
Misión:

Hace un par de semanas había llegado a mis oídos un secreto a voces que corría por la aldea. Un rumor sobre un ninja o bien un grupo de éstos realizaban malas prácticas y se dedicaban a robar no muy lejos de la aldea. Como de costumbre, instauraron en casa un toque de queda durante la noche como también debía estar reportándome constantemente o estar en compañía de mi madre, lo cual era un suplicio para cumplir cualquier tarea con naturalidad. Sin embargo, había logrado conversar de manera privada con un shinobi sin mucha relevancia en mi vida, pero que servía de mensajero cuando necesitaba comunicarme con mi amado Uchiha. El mensaje era escueto y se resumía en que debíamos encontrarnos en la oficina de administración de la aldea para tomar una misión juntos. Cualquiera valía, hasta pintar una cerca; lo importante era estar juntos.

Aproveché la oportunidad cuando mi madre preguntó la conversación que tuve con aquel desconocido a sus ojos, por lo que me limité en informarle que requerían de mí para una misión. Intenté ser rápida en mi explicación ya que nunca se me habían dado bien las mentiras, y una vez zafada de la situación me dirigí rápidamente al cuarto del baño para tomar una fugaz ducha. Si bien, había intentado tardar lo menos posible me era totalmente imposible no ajustar el mínimo detalle en mi apariencia y asegurarme que todo estuviese en orden. La conocida vestimenta que constaba de un buzo negro tanto en pantalón ceñido como en la blusa y un pulóver táctico de tonalidad verde musgo, además de las horribles sandalias azabaches que solían utilizar los ninjas del país del Rayo. Di una última ojeada en el espejo mientras cepillaba mi largo cabello entre mis dedos e intentaba peinar las puntas de éste en sutiles ondas, para luego colorear mis labios con suave color borgoña similar a mi cabello.

Una vez lista, até la bandana de la aldea a mi cuello y salí rápidamente de casa para evitar cuestionamientos de mi madre. Realmente esperaba que Ragnar recibiera el mensaje, ansiaba verlo y hacer cualquier cosa a su lado, estaba nerviosa y sentía mi corazón palpitar con fuerza mientras corría hacia las oficinas. Sentía el frío del viento chocar contra mi rostro, felizmente el raudo trote duró unos cuantos minutos ya que mi hogar no se hallaba muy lejos del punto de encuentro. Una vez ahí me acerqué a solicitar la misión, afortunadamente necesitaba un acompañante, no obstante, una cuota de emoción despertó mis sentidos. Nos habían encomendado nada menos que el gran misterio que tenía atemorizada a la aldea. No pude aguantar la emoción de comenzar ya, por lo que inconscientemente daba saltitos en medio de la oficina mientras sacudía con la diestra el pergamino en los aires.

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Ragnar
II
¡La cueva de las Ilusiones!.

Hora:09:00AM.
Día:Miércoles
Clima:Frío. Invierno.
Lugar:Oficina de Misiones. Kumogakure.
Con: Kaede-

Las comunicaciones eran cada vez más escuetas en las últimas semanas producto de un toque de queda que se le había aplicado a Kaede. Los mensajes se habían vuelto completamente escasos y nuestra manera de poder vernos era cada vez más complicada, mi día a día se volvía un verdadero parto al no poder concentrarme por tener la cabeza ocupada en imaginar que podría estar ocurriendo por la vida de mi amada. Era prácticamente como vivir un letargo, cada despedida me costaba cada vez más como si el andar en bicicleta fuese constantemente sobre una pendiente mucho más inclinada en cada momento.


Tenaces aquellos ojos más certeros que pudiesen tener una suerte contrariada a la mía y no tuviesen que renegar tanto con los azares de la decisión ajena. Sin embargo, un retoño de luz cual astro ceremonial se presentaba bajo la premisa idónea que traía el mensajero que recurrentemente frecuentabamos en los últimos dias. Habríamos de encontrarnos bajo un hueco hallado en la oficina de misiones con la intención de poder tomar una juntos y simular que el encuentro era prácticamente obligatorio por parte de las autoridades locales, nuestros padres podían oponerse a nuestros deseos pero no creía que pudiesen enfrentar sus caprichos ante las obligaciones de la aldea.


Hecho y derecho habría de encaminarme completamente abrigado con una larga túnica representativa del clan Uchiha hacia las oficinas administrativas del país con la intención de encontrarme con Kaede. Mi corazón latía de igual manera acelerado como era costumbre y los nervios me carcomían casi como si se tratase de un amor de colegio en el cual tuviese verguenza de hablar. Allí la observaría al momento de llegar al lugar en cuestión, tan bella y hermosa como siempre, dando saltitos en la oficina a lo largo de su propio eje. — ¿Esos saltos de emoción son por volver a vernos? — Pronunciaría alegre con la intención de llamar su atención. Por la posición en la que ingresaba ella no podría verme llegar si seguía ensimismada con sus saltos, pero mis palabras serían lo suficientemente altas como para poder dar un toque de atención y que me notase ahí.

Emme


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II
¡La cueva de las Ilusiones!.

Hora:09:00AM.
Día:Miércoles
Clima:Frío. Invierno.
Lugar:Oficina de Misiones. Kumogakure.
Con: Kaede-

Las comunicaciones eran cada vez más escuetas en las últimas semanas producto de un toque de queda que se le había aplicado a Kaede. Los mensajes se habían vuelto completamente escasos y nuestra manera de poder vernos era cada vez más complicada, mi día a día se volvía un verdadero parto al no poder concentrarme por tener la cabeza ocupada en imaginar que podría estar ocurriendo por la vida de mi amada. Era prácticamente como vivir un letargo, cada despedida me costaba cada vez más como si el andar en bicicleta fuese constantemente sobre una pendiente mucho más inclinada en cada momento.


Tenaces aquellos ojos más certeros que pudiesen tener una suerte contrariada a la mía y no tuviesen que renegar tanto con los azares de la decisión ajena. Sin embargo, un retoño de luz cual astro ceremonial se presentaba bajo la premisa idónea que traía el mensajero que recurrentemente frecuentabamos en los últimos dias. Habríamos de encontrarnos bajo un hueco hallado en la oficina de misiones con la intención de poder tomar una juntos y simular que el encuentro era prácticamente obligatorio por parte de las autoridades locales, nuestros padres podían oponerse a nuestros deseos pero no creía que pudiesen enfrentar sus caprichos ante las obligaciones de la aldea.


Hecho y derecho habría de encaminarme completamente abrigado con una larga túnica representativa del clan Uchiha hacia las oficinas administrativas del país con la intención de encontrarme con Kaede. Mi corazón latía de igual manera acelerado como era costumbre y los nervios me carcomían casi como si se tratase de un amor de colegio en el cual tuviese verguenza de hablar. Allí la observaría al momento de llegar al lugar en cuestión, tan bella y hermosa como siempre, dando saltitos en la oficina a lo largo de su propio eje. — ¿Esos saltos de emoción son por volver a vernos? — Pronunciaría alegre con la intención de llamar su atención. Por la posición en la que ingresaba ella no podría verme llegar si seguía ensimismada con sus saltos, pero mis palabras serían lo suficientemente altas como para poder dar un toque de atención y que me notase ahí.

Emme


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Última edición por Ragnar el Dom Ago 18, 2019 4:21 am, editado 2 veces

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Senju Kaede

Estaba sumamente ansiosa de la misión a cumplir. Sentía ansias e ilusión de ser proclamada junto a Ragnar los salvadores del momento debido al gran revuelo que causaba el misterio de aquella cueva. Necesitaba contárselo ya, pero no había señales del pelinegro por lo que sólo me limité a dar saltitos de emoción bajo la juzgadora mirada de la kunoichi que otorgaba las misiones. Justo en el momento en que mi pasión comenzaba a calmarse, una conocida voz habló a mis espaldas lo que provocó un suave grito por mi parte. — ¡Amado mío! — Dije feliz y con una sonrisa amplia que enseñaba los perlados dientes que portaba. — ¡Al fin has llegado! — Agregué una vez que volteé a verlo y me lanzaba a sus brazos para sellar aquel momento en un cálido abrazo, donde rodeaba mis brazos a su cintura. Aquel acto lleno de cariño duró apenas unos segundos, para luego distanciar nuestros cuerpos a escasos centímetros pero sin deshacer el abrazo, mientras que llevaba la diestra que sujetaba el pergamino hasta la altura del rostro del Uchiha. — Esta misión será genial, léela vamos, léelaaaaaaaaaa… — Comenté insistente mientras agitaba el pergamino frente a su rostro, a su vez que fijaba mis orbes violáceos en su rostro.

Esperé pacientemente en que el muchacho leyese el pergamino, o en realidad no muy paciente ya que mientras él debería estar leyendo yo hablaba y hablaba. — Es fantástico, finalmente le daremos caza a esos imbéciles…uh, perdón… Bueno los encontraremos y terminaremos con todo el rumor que hay acerca de la cueva. No te imaginas como ansío en darles una paliza, cargo mucho estrés que necesita ser liberado. Y bien ¿acabaste? Vamos cariño, es hora de partir. — Mi monólogo era bastante rápido y en un tono de voz algo chillón. Movía mis brazos para dar énfasis a mis palabras y por lo mismo el pergamino que intentaba mostrar se movía de lado a lado dándole dificultad a la lectura en el caso de que Ragnar estuviese leyendo; finalmente sucumbí bajo la feroz mirada de la Kunoichi a cargo de la oficina que parecía querer echarnos a patadas del lugar  tomé a ragnar del brazo para guiarlo casi a rastras fuera de la dependencia.

¿Estás ansioso? Te extrañé mucho, realmente lo hice… aprendí algo que quiero mostrarte. — Comenté alegre y sin borrar la sonrisa del rostro mientras caminaba junto a él hacia las afuera de la aldea. — ¿Quieres ver? — Agregué de manera pícara mientras desviaba y alzaba la mirada hacia sus oscuros orbes para observar su reacción.

Estaba sumamente ansiosa de la misión a cumplir. Sentía ansias e ilusión de ser proclamada junto a Ragnar los salvadores del momento debido al gran revuelo que causaba el misterio de aquella cueva. Necesitaba contárselo ya, pero no había señales del pelinegro por lo que sólo me limité a dar saltitos de emoción bajo la juzgadora mirada de la kunoichi que otorgaba las misiones. Justo en el momento en que mi pasión comenzaba a calmarse, una conocida voz habló a mis espaldas lo que provocó un suave grito por mi parte. — ¡Amado mío! — Dije feliz y con una sonrisa amplia que enseñaba los perlados dientes que portaba. — ¡Al fin has llegado! — Agregué una vez que volteé a verlo y me lanzaba a sus brazos para sellar aquel momento en un cálido abrazo, donde rodeaba mis brazos a su cintura. Aquel acto lleno de cariño duró apenas unos segundos, para luego distanciar nuestros cuerpos a escasos centímetros pero sin deshacer el abrazo, mientras que llevaba la diestra que sujetaba el pergamino hasta la altura del rostro del Uchiha. — Esta misión será genial, léela vamos, léelaaaaaaaaaa… — Comenté insistente mientras agitaba el pergamino frente a su rostro, a su vez que fijaba mis orbes violáceos en su rostro.

Esperé pacientemente en que el muchacho leyese el pergamino, o en realidad no muy paciente ya que mientras él debería estar leyendo yo hablaba y hablaba. — Es fantástico, finalmente le daremos caza a esos imbéciles…uh, perdón… Bueno los encontraremos y terminaremos con todo el rumor que hay acerca de la cueva. No te imaginas como ansío en darles una paliza, cargo mucho estrés que necesita ser liberado. Y bien ¿acabaste? Vamos cariño, es hora de partir. — Mi monólogo era bastante rápido y en un tono de voz algo chillón. Movía mis brazos para dar énfasis a mis palabras y por lo mismo el pergamino que intentaba mostrar se movía de lado a lado dándole dificultad a la lectura en el caso de que Ragnar estuviese leyendo; finalmente sucumbí bajo la feroz mirada de la Kunoichi a cargo de la oficina que parecía querer echarnos a patadas del lugar  tomé a ragnar del brazo para guiarlo casi a rastras fuera de la dependencia.

¿Estás ansioso? Te extrañé mucho, realmente lo hice… aprendí algo que quiero mostrarte. — Comenté alegre y sin borrar la sonrisa del rostro mientras caminaba junto a él hacia las afuera de la aldea. — ¿Quieres ver? — Agregué de manera pícara mientras desviaba y alzaba la mirada hacia sus oscuros orbes para observar su reacción.

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Ragnar
II
¡La cueva de las Ilusiones!

Hora:09:30AM.
Día:Miércoles
Clima:Frío. Invierno.
Lugar:Oficina de Misiones. Kumogakure.
Con: Kaede-
El cansancio se hacía completamente presente bajo mis orbes para cualquiera que las observase. Hacía mucho tiempo que no venía pegando un buen ojo por la constante atención de buscar algún posible método alterno de comunicación con la mujer de los cabellos rosas. El anterior mensajero que teníamos resultó ser un enviado de la familia que se infiltró entre ambos y terminaría por contar todos nuestros planes a los padres de la ajena, resultando en numerosos planes cancelados, medidas más estrictas y hechos que realmente carecían de un completo sentido si lo veíamos desde la perspectiva de una persona común… después de todo, ¿por qué le elegían a quién podía amar y a quién no?

Mis manos se sentían completamente pesadas, y mi mente no podía seguir el ritmo de las palabras chillonas de Kaede a toda velocidad como si de un formula uno se tratase. Pero estaba tan alegre que simplemente ponía mi mejor sonrisa a la situación y anhelaba poder comerla a besos en la rapidez más pronta. — Tus labios son más peligrosos que treinta soldados desafiándome. Un solo beso me dará el coraje para enfrentarme a todos con temeridad. ¿Me lo concedes?  —  Inquiriría en un claro ademán de solicitud.

Me alegraría en demasía por la felicidad que la ajena le ponía al relato que estaba intentando transmitirme. Parecía que sería una buena misión, pero cualquiera para mí sería una buena misión mientras el propósito de estar juntos pudiese ser cumplido. La seguiría hasta el cielo, la tierra, y más allá por solo volver a ver sus ojos tan característicos. — Tan cerca, sin importar que tan lejos estemos. Quizás no pueda ser mucho más que un corazón latiendo para ti, pero siempre confiaré en nosotros porque nada más importa. — Pronunciaría mostrando mis perlados dientes una vez finalizada, clara alegría rebozante había en el ambiente. — ¿Un hecho nuevo? ¡Cuéntamelo todo! ¡Cuéntame de la misión! ¡Cuentame de ti! ¡Cuentame de lo que aprendiste! Quiero saberlo todoooo — Insistiría.


Emme


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II
¡La cueva de las Ilusiones!

Hora:09:30AM.
Día:Miércoles
Clima:Frío. Invierno.
Lugar:Oficina de Misiones. Kumogakure.
Con: Kaede-
El cansancio se hacía completamente presente bajo mis orbes para cualquiera que las observase. Hacía mucho tiempo que no venía pegando un buen ojo por la constante atención de buscar algún posible método alterno de comunicación con la mujer de los cabellos rosas. El anterior mensajero que teníamos resultó ser un enviado de la familia que se infiltró entre ambos y terminaría por contar todos nuestros planes a los padres de la ajena, resultando en numerosos planes cancelados, medidas más estrictas y hechos que realmente carecían de un completo sentido si lo veíamos desde la perspectiva de una persona común… después de todo, ¿por qué le elegían a quién podía amar y a quién no?

Mis manos se sentían completamente pesadas, y mi mente no podía seguir el ritmo de las palabras chillonas de Kaede a toda velocidad como si de un formula uno se tratase. Pero estaba tan alegre que simplemente ponía mi mejor sonrisa a la situación y anhelaba poder comerla a besos en la rapidez más pronta. — Tus labios son más peligrosos que treinta soldados desafiándome. Un solo beso me dará el coraje para enfrentarme a todos con temeridad. ¿Me lo concedes?  —  Inquiriría en un claro ademán de solicitud.

Me alegraría en demasía por la felicidad que la ajena le ponía al relato que estaba intentando transmitirme. Parecía que sería una buena misión, pero cualquiera para mí sería una buena misión mientras el propósito de estar juntos pudiese ser cumplido. La seguiría hasta el cielo, la tierra, y más allá por solo volver a ver sus ojos tan característicos. — Tan cerca, sin importar que tan lejos estemos. Quizás no pueda ser mucho más que un corazón latiendo para ti, pero siempre confiaré en nosotros porque nada más importa. — Pronunciaría mostrando mis perlados dientes una vez finalizada, clara alegría rebozante había en el ambiente. — ¿Un hecho nuevo? ¡Cuéntamelo todo! ¡Cuéntame de la misión! ¡Cuentame de ti! ¡Cuentame de lo que aprendiste! Quiero saberlo todoooo — Insistiría.


Emme


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Senju Kaede

Continuaría caminando a paso lento a su lado mientras que mantenía fija la mirada a su perfil. Realmente podría pasar horas observando su rostro o jugando con su cabello entre mis dedos; estaba perdidamente enamorado de éste hombre de pies a cabeza y podría dar por hecho que una vida a su lado estaría llena de felicidad. — ¿Un beso? — Pregunté sorprendida y cierta incredulidad. Nerviosa quité la mirada que mantenía en el contrario y la desvié a ambos costados de la calle para asegurarme que no había algún conocido de mis padres cerca. Con un suave suspiro y un rápido movimiento me planté frente a él y con ambas manos sujete su vestimenta superior a su vez que me paraba en la puntas de mis pies para disminuir la evidente altura que nos distanciaba. — Todos, absolutamente todos mis besos son para ti. Mis labios te pertenecen Ragnar Uchiha… — Dije en voz baja al mismo tiempo que una cálida sonrisa se dibujaba en mis labios mientras esperaba su beso a ojos cerrados.

Tras aquel romántico momento, me separé de su cuerpo a unos 30 centímetros. — ¿Estás listo? Mírame bien eh… — Dije con un tono de advertencia y con un comportamiento infantil. Lleve ambas manos a la altura de mi pecho y con un par de movimientos que parecían ser sellos hicieron inicio a mi travesura. De mi boca salió un delgado pero potente chorro de agua que daría directo al rostro del chico en caso que no se moviese. Reí alegre y con las mejillas sonrosadas tras aquella jugarreta, para luego con la diestra buscar un pañuelo color blanco en el bolsillo del pulóver y ofrecérselo al chico. — Claramente debo mejorar, eso debería ser un gran chorro de agua, pero es lo que he aprendido de momento. — Dije entre risas a sabiendas que quizás el moreno esperaba algo más candente como alguna sorpresa que pudiésemos guardar para la intimidad al terminar la misión.

Finalizado los juegos, continuaría caminando en dirección a la cueva junto a Ragnar de la mano si el accedía. La caminata sería larga pero no demasiado al punto de ser cansadora, más las conversaciones triviales que podríamos mantener harían amena la jornada. — ¿Has leído lo del somnífero? ¿Deberíamos cubrirnos el rostro? La verdad, no lo sé… quizás puede ser algún tipo de Genjutsu… ¡Ay! Espero que no nos roben… he traído un poco de dinero para que salgamos a comer algo luego… — Comenté una vez que me abracé al brazo derecho del Uchiha.


Continuaría caminando a paso lento a su lado mientras que mantenía fija la mirada a su perfil. Realmente podría pasar horas observando su rostro o jugando con su cabello entre mis dedos; estaba perdidamente enamorado de éste hombre de pies a cabeza y podría dar por hecho que una vida a su lado estaría llena de felicidad. — ¿Un beso? — Pregunté sorprendida y cierta incredulidad. Nerviosa quité la mirada que mantenía en el contrario y la desvié a ambos costados de la calle para asegurarme que no había algún conocido de mis padres cerca. Con un suave suspiro y un rápido movimiento me planté frente a él y con ambas manos sujete su vestimenta superior a su vez que me paraba en la puntas de mis pies para disminuir la evidente altura que nos distanciaba. — Todos, absolutamente todos mis besos son para ti. Mis labios te pertenecen Ragnar Uchiha… — Dije en voz baja al mismo tiempo que una cálida sonrisa se dibujaba en mis labios mientras esperaba su beso a ojos cerrados.

Tras aquel romántico momento, me separé de su cuerpo a unos 30 centímetros. — ¿Estás listo? Mírame bien eh… — Dije con un tono de advertencia y con un comportamiento infantil. Lleve ambas manos a la altura de mi pecho y con un par de movimientos que parecían ser sellos hicieron inicio a mi travesura. De mi boca salió un delgado pero potente chorro de agua que daría directo al rostro del chico en caso que no se moviese. Reí alegre y con las mejillas sonrosadas tras aquella jugarreta, para luego con la diestra buscar un pañuelo color blanco en el bolsillo del pulóver y ofrecérselo al chico. — Claramente debo mejorar, eso debería ser un gran chorro de agua, pero es lo que he aprendido de momento. — Dije entre risas a sabiendas que quizás el moreno esperaba algo más candente como alguna sorpresa que pudiésemos guardar para la intimidad al terminar la misión.

Finalizado los juegos, continuaría caminando en dirección a la cueva junto a Ragnar de la mano si el accedía. La caminata sería larga pero no demasiado al punto de ser cansadora, más las conversaciones triviales que podríamos mantener harían amena la jornada. — ¿Has leído lo del somnífero? ¿Deberíamos cubrirnos el rostro? La verdad, no lo sé… quizás puede ser algún tipo de Genjutsu… ¡Ay! Espero que no nos roben… he traído un poco de dinero para que salgamos a comer algo luego… — Comenté una vez que me abracé al brazo derecho del Uchiha.

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Ragnar
II
¡La cueva de las Ilusiones!

Hora:09:35AM.
Día:Miércoles
Clima:Frío. Invierno.
Lugar:Oficina de Misiones. Kumogakure.
Con: Kaede-
Podría percibir como su mirada se desviaba de manera palpable ante mi petición inicial. No necesitaba ser ningún erudito para saber que aquello no era ni más ni menos que para cerciorarse de si había algún posible tercero presente que significase algún problema para nuestra relación a escondidas al delatar el encuentro. Era una misión y todo lo que pudieras querer para justificarlo, pero eso no quitaba el hecho de que para los ojos de nuestros padres jamás debería versenos juntos. ¿Qué clase de castigo impedía a dos corazones amarse entre sí?

Mi antebrazo se acomodaría rodeando la cintura de Kaede y generaría un empuje lo suficientemente firme y corto como para que ambos cuerpos pudiesen estar pegados entre sí y tomar aquel cálido beso que hacía tantos días me hacía falta.
— Como desearía que estuvieras siempre conmigo. Quieren vernos como dos almas perdidas nadando por un mismo estanque cercano al río… deberíamos dejar atrás nuestras familias algún día. ¿No lo crees, amor mío? — Inquirí, con una pregunta un tanto obsesiva hasta para mi propio ser.

Las nubes recubrían por completo la bastedad de los cielos. Nubes espesas cual cumulo nimbus que pronunciaban de manera precipitada la posible aparición de una lluvia en el futuro más cercano, una lluvia que cayera sobre la cabeza de todos por igual, sin discriminar aristocracia o posición social menor… nubes que nos igualaban y hacían a todos iguales. Pero entre tanto vaivén que circulaba a lo largo de mi cabeza, un chorro de agua que me tomaría desprevenido rompería por completo con la tensión imaginaria que habitaba lo más recondito de mis pensamientos.
— ¡Así que esa era la sorpresa! — Secundaría la broma, con una leve risa en goce. Jamás solía reir tanto o divertirme como lo solía hacer con ella. Es más… se me solía tener como una persona antipática.

La caminata continuaría acertada hasta el momento en que los truenos comenzaran a resonar tras la presencia automática de la luz. Estaba claro ya, la luz siempre viajaba millones de veces más rápido que el sonido. Pero no había tiempo de deducciones porque entre la charla que estaba tomando participación estelar, varios aguaceros en forma de lluvia comenzarían a caer sobre las cabezas comenzando a generar su trabajo.
— ¡Que manera de complicarse las cosas! ¿Te animas a mojarte el cabello un poco? — Inquiriría, en ademán de continuar caminando bajo la misma. — La verdad es que no tuve tiempo para leer nada… la información de la misión iba muy rápido en tu mano meciéndose — Bromearía. — Cuéntame, sé que tienes todos los detalles. —


Emme


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II
¡La cueva de las Ilusiones!

Hora:09:35AM.
Día:Miércoles
Clima:Frío. Invierno.
Lugar:Oficina de Misiones. Kumogakure.
Con: Kaede-
Podría percibir como su mirada se desviaba de manera palpable ante mi petición inicial. No necesitaba ser ningún erudito para saber que aquello no era ni más ni menos que para cerciorarse de si había algún posible tercero presente que significase algún problema para nuestra relación a escondidas al delatar el encuentro. Era una misión y todo lo que pudieras querer para justificarlo, pero eso no quitaba el hecho de que para los ojos de nuestros padres jamás debería versenos juntos. ¿Qué clase de castigo impedía a dos corazones amarse entre sí?

Mi antebrazo se acomodaría rodeando la cintura de Kaede y generaría un empuje lo suficientemente firme y corto como para que ambos cuerpos pudiesen estar pegados entre sí y tomar aquel cálido beso que hacía tantos días me hacía falta.
— Como desearía que estuvieras siempre conmigo. Quieren vernos como dos almas perdidas nadando por un mismo estanque cercano al río… deberíamos dejar atrás nuestras familias algún día. ¿No lo crees, amor mío? — Inquirí, con una pregunta un tanto obsesiva hasta para mi propio ser.

Las nubes recubrían por completo la bastedad de los cielos. Nubes espesas cual cumulo nimbus que pronunciaban de manera precipitada la posible aparición de una lluvia en el futuro más cercano, una lluvia que cayera sobre la cabeza de todos por igual, sin discriminar aristocracia o posición social menor… nubes que nos igualaban y hacían a todos iguales. Pero entre tanto vaivén que circulaba a lo largo de mi cabeza, un chorro de agua que me tomaría desprevenido rompería por completo con la tensión imaginaria que habitaba lo más recondito de mis pensamientos.
— ¡Así que esa era la sorpresa! — Secundaría la broma, con una leve risa en goce. Jamás solía reir tanto o divertirme como lo solía hacer con ella. Es más… se me solía tener como una persona antipática.

La caminata continuaría acertada hasta el momento en que los truenos comenzaran a resonar tras la presencia automática de la luz. Estaba claro ya, la luz siempre viajaba millones de veces más rápido que el sonido. Pero no había tiempo de deducciones porque entre la charla que estaba tomando participación estelar, varios aguaceros en forma de lluvia comenzarían a caer sobre las cabezas comenzando a generar su trabajo.
— ¡Que manera de complicarse las cosas! ¿Te animas a mojarte el cabello un poco? — Inquiriría, en ademán de continuar caminando bajo la misma. — La verdad es que no tuve tiempo para leer nada… la información de la misión iba muy rápido en tu mano meciéndose — Bromearía. — Cuéntame, sé que tienes todos los detalles. —


Emme


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Última edición por Ragnar el Dom Ago 18, 2019 4:22 am, editado 1 vez

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Senju Kaede

A lo largo de la caminata, el cielo comenzó a teñirse de gris, junto a una cálida brisa que anunciaba la próxima lluvia. Los días nubosos me deprimían en demasía y no había cosa que quisiese más que estar acostada comiendo chocolate mientras leía algún libre, pero este no era el caso; era nada más que lo contrario al encontrarme a la intemperie junto al amor de mi vida y aferrándome a su brazo mientras me escondía tras él cuando los truenos hicieron su aparición. Porque sí, no solía temerle a muchas cosas… pero las tormentas eran una especie de talón de Aquiles a mi valentía. — La verdad es que preferiría abandonar la misión… —Dije sarcastica y dando un salto ante el estruendo de un trueno y luego relámpago que provocó que el cielo se quebrase en una lluvia como si estuviesen vertiendo baldes de agua a diestra y siniestra. — ¡Maldita sea! — Chillé en voz alta mientras juntaba valor. Lamentablemente no existía vuelta atrás en este viaje y no era por una estúpida misión, si no que porque estaba completamente segura que Ragnar no me dejaría marchar tan fácil por una tormenta; por lo que no tuve más remedio que continuar la caminata hasta las afueras de la aldea para llegar al punto deseado.

—¿Qué clase de broma es ésta? Todos en la aldea lo comentan…Hacia donde nos dirigimos, precisamente una cueva por el camino, los mercantes o personas que pasan sufren extraños e inexplicables ¡Ay!... Inexplicables desmayos, que al despertar se dan cuenta que le han robado absolutamente todo…
— Expliqué entre quejas por los sonoros truenos que me hacían temblar. Por mi parte avanzaba a toda velocidad para dejar atrás la urbanidad de la aldea y adentrarnos a un frondoso bosque. Afortunadamente seguíamos el sendero que solían recorrer los comerciantes con sus carretas, por lo que era bastante difícil que perdiéramos el rastro hacia la dicha cueva.

Creo que voy a pescar un resfrío… — Dije algo enojada mientras utilizaba un elástico en mi muñeca para amarrar con éste mi cabello en una coleta alta, ya que el agua que escurría por las hebras borgoñas resultaban ser una molestia. —Ragnar… espera… — Dije parando en seco el trote para escabullirme con sigilo tras un amplio arbusto. A lo lejos en una distancia exacta a  10 metros, se observaba la cueva, pero no parecía haber rastros de alguien a simple vista. — Si mi sentido no me falla…he sentido la presencia de personas, quizás 3… no sé si será gente al paso o las personas que buscamos… ¿Qué hacemos?  


A lo largo de la caminata, el cielo comenzó a teñirse de gris, junto a una cálida brisa que anunciaba la próxima lluvia. Los días nubosos me deprimían en demasía y no había cosa que quisiese más que estar acostada comiendo chocolate mientras leía algún libre, pero este no era el caso; era nada más que lo contrario al encontrarme a la intemperie junto al amor de mi vida y aferrándome a su brazo mientras me escondía tras él cuando los truenos hicieron su aparición. Porque sí, no solía temerle a muchas cosas… pero las tormentas eran una especie de talón de Aquiles a mi valentía. — La verdad es que preferiría abandonar la misión… —Dije sarcastica y dando un salto ante el estruendo de un trueno y luego relámpago que provocó que el cielo se quebrase en una lluvia como si estuviesen vertiendo baldes de agua a diestra y siniestra. — ¡Maldita sea! — Chillé en voz alta mientras juntaba valor. Lamentablemente no existía vuelta atrás en este viaje y no era por una estúpida misión, si no que porque estaba completamente segura que Ragnar no me dejaría marchar tan fácil por una tormenta; por lo que no tuve más remedio que continuar la caminata hasta las afueras de la aldea para llegar al punto deseado.

—¿Qué clase de broma es ésta? Todos en la aldea lo comentan…Hacia donde nos dirigimos, precisamente una cueva por el camino, los mercantes o personas que pasan sufren extraños e inexplicables ¡Ay!... Inexplicables desmayos, que al despertar se dan cuenta que le han robado absolutamente todo…
— Expliqué entre quejas por los sonoros truenos que me hacían temblar. Por mi parte avanzaba a toda velocidad para dejar atrás la urbanidad de la aldea y adentrarnos a un frondoso bosque. Afortunadamente seguíamos el sendero que solían recorrer los comerciantes con sus carretas, por lo que era bastante difícil que perdiéramos el rastro hacia la dicha cueva.

Creo que voy a pescar un resfrío… — Dije algo enojada mientras utilizaba un elástico en mi muñeca para amarrar con éste mi cabello en una coleta alta, ya que el agua que escurría por las hebras borgoñas resultaban ser una molestia. —Ragnar… espera… — Dije parando en seco el trote para escabullirme con sigilo tras un amplio arbusto. A lo lejos en una distancia exacta a  10 metros, se observaba la cueva, pero no parecía haber rastros de alguien a simple vista. — Si mi sentido no me falla…he sentido la presencia de personas, quizás 3… no sé si será gente al paso o las personas que buscamos… ¿Qué hacemos?  

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Ragnar
II
¡La cueva de las Ilusiones!

Hora:09:45AM.
Día:Miércoles
Clima:Frío, lluvia. Invierno.
Lugar: Kumogakure.
Con: Kaede-
La lluvia habría sabido ser aquel detonante para cautivar con completa demasía mi interés para la misión. Todo apuntaba que deberíamos combatir contra algunos maleantes que estaban utilizando técnicas ilusorias o artefactos que hacían dormir a la gente para luego robarles todas sus pertenencias.  — Puedes estar tranquila, cariño. Sabes que te protegeré de la tormenta. — Pronunciaría tan cargado de seguridad como siempre. — ¿Todavía sigue en pie la comida después de la misión? Podríamos ir a comer algunas comidas orientales, siempre y cuando no nos encuentren el mundo es nuestro pañuelo. — Utilizaría como refrán una frase mal hecha que habría robado en el interín del boca a boca.

La tormenta era tan férrea que los truenos podían percibirse al igual que las fuertes ventiscas. El cielo estaba completamente cubierto de una extensión gris en transición al negro que parecía apuntar que los rayos del sol jamás volverían a salir. Nada tenía que envidiarle esta tormenta a las mas fuertes que se hayan presenciado en la aldea, pero de igual manera, los vientos no eran tan agitados como para considerar el poner en riesgo la misión ante una cancelación de la misma. Eso sí, yo me encontraba completamente mojado a tal punto que podía decir que mi túnica era básicamente un trapo por la gran cantidad de agua que estos habían almacenado… al igual que mis cabellos y en sí todo el ambiente.

Me sorprendería por su llamado de atención a lo largo del camino que haría que tuviésemos que agazaparnos en las cercanías de un arbusto y comenzar a idear una estrategia. — ¿Logras percibir cuantos son? No conozco que hacen, que especialidades tienen, ni que numero de personas traen consigo… ir completamente de lleno sería básicamente tirar la misión a la basura ante un mal recurso estratégico. — Reflexionaría en susurros para Kaede, dando mi punto de vista de una posible estrategia a idear que pudiésemos seleccionar ambos. — Es momento de idear un plan. Necesitamos toda la información posible. —



Emme

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II
¡La cueva de las Ilusiones!

Hora:09:45AM.
Día:Miércoles
Clima:Frío, lluvia. Invierno.
Lugar: Kumogakure.
Con: Kaede-
La lluvia habría sabido ser aquel detonante para cautivar con completa demasía mi interés para la misión. Todo apuntaba que deberíamos combatir contra algunos maleantes que estaban utilizando técnicas ilusorias o artefactos que hacían dormir a la gente para luego robarles todas sus pertenencias.  — Puedes estar tranquila, cariño. Sabes que te protegeré de la tormenta. — Pronunciaría tan cargado de seguridad como siempre. — ¿Todavía sigue en pie la comida después de la misión? Podríamos ir a comer algunas comidas orientales, siempre y cuando no nos encuentren el mundo es nuestro pañuelo. — Utilizaría como refrán una frase mal hecha que habría robado en el interín del boca a boca.

La tormenta era tan férrea que los truenos podían percibirse al igual que las fuertes ventiscas. El cielo estaba completamente cubierto de una extensión gris en transición al negro que parecía apuntar que los rayos del sol jamás volverían a salir. Nada tenía que envidiarle esta tormenta a las mas fuertes que se hayan presenciado en la aldea, pero de igual manera, los vientos no eran tan agitados como para considerar el poner en riesgo la misión ante una cancelación de la misma. Eso sí, yo me encontraba completamente mojado a tal punto que podía decir que mi túnica era básicamente un trapo por la gran cantidad de agua que estos habían almacenado… al igual que mis cabellos y en sí todo el ambiente.

Me sorprendería por su llamado de atención a lo largo del camino que haría que tuviésemos que agazaparnos en las cercanías de un arbusto y comenzar a idear una estrategia. — ¿Logras percibir cuantos son? No conozco que hacen, que especialidades tienen, ni que numero de personas traen consigo… ir completamente de lleno sería básicamente tirar la misión a la basura ante un mal recurso estratégico. — Reflexionaría en susurros para Kaede, dando mi punto de vista de una posible estrategia a idear que pudiésemos seleccionar ambos. — Es momento de idear un plan. Necesitamos toda la información posible. —



Emme

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Última edición por Ragnar el Dom Ago 18, 2019 4:22 am, editado 1 vez

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Senju Kaede

Sí… quizás hay que idear algo…¿Qué tan bueno eres escapando de las ilusiones? — Bromee nerviosa. La verdad es que hacía tiempo en que no me enfrentaba a algo de éste estilo y provocaba que adrenalina se elevara por los cielos, a pesar de que no lo reflejaba mi rostro asustado debido a la tormenta. En silencio esperé su contestación, nunca me consideré una estratega nata, más bien era de puños para arreglar las cosas… pero esta ocasión era diferente y no me tenía permitido fallar, por lo que me dediqué a esperar agazapada tras el arbusto mientras observaba de lado a lado con dedicación ante alguna falla en el ambiente.

Más alejado del grupo de enamorados, y más bien escondidos dentro de la cueva yacían 3 shinobis renegados del País del Rayo. Todo indicaba que era un grupo de adolescentes sin mayor conocimiento de las artes ninjas y que seguramente terminaron volviéndose criminales por alguna estupidez. No lucían muy inteligentes, ni tampoco muy hábiles pero lo eran lo suficiente para que hubieses realizado unos cuantos asaltos sin ser descubiertos. — ¿Los han identificado? — Dijo un muchacho sombrío que ocultaba su rostro bajo la capa de su sudadera. — Sí, están casi a 10 metros… Yue y yo podemos encargarnos de ellos, si las cosas se tornan difíciles pues deberás hacerte cargo Ryu. — Dijo la única mujer del grupo cuyo rasgo distintivo era una cola y orejas de perros, que posiblemente habían sido creados gracias algún trágico experimento. Dicho y hecho, la chica perro y el rubio del grupo en completo sigilo se acercaron a la entrada de la cueva, donde permanecerían en la completa oscuridad que les otorgaba la entrada del escondite siendo favorecidos por la pseudo cascada que se formaba por la intensa lluvia que caía.

Yue, el rubio de extravagante ropa junto a la mujer realizaron unos cuantos sellos con sus manos para expandir su chakra por la zona. Ambos sabían a la perfección que hacer, ya que era un proceso repetitivo de sus crímenes. Yue se encargaría de Kaede y Amy, la mujer perro se encargaría de Ragnar al iniciar otro jutsu ilusorio. Si Ragnar caía en este el terreno continuaría exactamente igual; el gélido frío, la imperiosa lluvia y una Kaede que se levantaría frente a él con los ojos llorosos. —Ragnar.…— Dijo de manera fría y con una expresión vacía mientras aquella perfecta copia la observaba desde arriba. — La verdad es que esta misión, no es lo que parece…Te he traído hasta aquí porque… Yo me he enamorado de otro hombre, el cual ha llenado los vacíos de tu ausencia… Tantas reglas y contras entre nosotros se ha vuelto tortuoso y no es lo que quiero para mi vida, además mis padres lo aprueban… nos hemos visto un par de veces… dicen que lo mejor es que nos unamos en matrimonio tras ascender a jounin, ya sabes…el apellido pesa más. — Agregó de forma seca. La figura de Kaede pronto comenzaría a alejarse y caminar directamente hacia la cueva; que de si de marchar el plan a la perfección, Ragnar terminaría entrando para ser asaltado por una pandilla de novatos.

¿Ragnar? — Lo llamé cuando de un segundo a otro había desaparecido de mi vista. No entendía a donde había ido, resultaba todo extremadamente confuso. Para mi suerte la lluvia comenzaba a disipar y el Sol brindaba leves rayos que atravesaban las nubes. De manera extraña, las flores florecían frente a mis ojos, más gente aparecería conversando alegremente pero ignorando por completo mi presencia ¿Acaso era un sueño todo esto? No podía entenderlo, pero de pronto el cuerpo de Ragnar apareció justo en la entrada de la cueva y me llamaba con una amplia sonrisa nunca antes vista para invitarme a entrar… ¿No era que ahí se escondían los criminales o era una aventura más de su pervertida imaginación? Dudosa comencé a avanzar hacia la cueva, mis pasos resultaban ser pesados y me sentía cansada y somnolienta, más esto no me detendría de llegar junto a mi amado.


NPC:

Sí… quizás hay que idear algo…¿Qué tan bueno eres escapando de las ilusiones? — Bromee nerviosa. La verdad es que hacía tiempo en que no me enfrentaba a algo de éste estilo y provocaba que adrenalina se elevara por los cielos, a pesar de que no lo reflejaba mi rostro asustado debido a la tormenta. En silencio esperé su contestación, nunca me consideré una estratega nata, más bien era de puños para arreglar las cosas… pero esta ocasión era diferente y no me tenía permitido fallar, por lo que me dediqué a esperar agazapada tras el arbusto mientras observaba de lado a lado con dedicación ante alguna falla en el ambiente.

Más alejado del grupo de enamorados, y más bien escondidos dentro de la cueva yacían 3 shinobis renegados del País del Rayo. Todo indicaba que era un grupo de adolescentes sin mayor conocimiento de las artes ninjas y que seguramente terminaron volviéndose criminales por alguna estupidez. No lucían muy inteligentes, ni tampoco muy hábiles pero lo eran lo suficiente para que hubieses realizado unos cuantos asaltos sin ser descubiertos. — ¿Los han identificado? — Dijo un muchacho sombrío que ocultaba su rostro bajo la capa de su sudadera. — Sí, están casi a 10 metros… Yue y yo podemos encargarnos de ellos, si las cosas se tornan difíciles pues deberás hacerte cargo Ryu. — Dijo la única mujer del grupo cuyo rasgo distintivo era una cola y orejas de perros, que posiblemente habían sido creados gracias algún trágico experimento. Dicho y hecho, la chica perro y el rubio del grupo en completo sigilo se acercaron a la entrada de la cueva, donde permanecerían en la completa oscuridad que les otorgaba la entrada del escondite siendo favorecidos por la pseudo cascada que se formaba por la intensa lluvia que caía.

Yue, el rubio de extravagante ropa junto a la mujer realizaron unos cuantos sellos con sus manos para expandir su chakra por la zona. Ambos sabían a la perfección que hacer, ya que era un proceso repetitivo de sus crímenes. Yue se encargaría de Kaede y Amy, la mujer perro se encargaría de Ragnar al iniciar otro jutsu ilusorio. Si Ragnar caía en este el terreno continuaría exactamente igual; el gélido frío, la imperiosa lluvia y una Kaede que se levantaría frente a él con los ojos llorosos. —Ragnar.…— Dijo de manera fría y con una expresión vacía mientras aquella perfecta copia la observaba desde arriba. — La verdad es que esta misión, no es lo que parece…Te he traído hasta aquí porque… Yo me he enamorado de otro hombre, el cual ha llenado los vacíos de tu ausencia… Tantas reglas y contras entre nosotros se ha vuelto tortuoso y no es lo que quiero para mi vida, además mis padres lo aprueban… nos hemos visto un par de veces… dicen que lo mejor es que nos unamos en matrimonio tras ascender a jounin, ya sabes…el apellido pesa más. — Agregó de forma seca. La figura de Kaede pronto comenzaría a alejarse y caminar directamente hacia la cueva; que de si de marchar el plan a la perfección, Ragnar terminaría entrando para ser asaltado por una pandilla de novatos.

¿Ragnar? — Lo llamé cuando de un segundo a otro había desaparecido de mi vista. No entendía a donde había ido, resultaba todo extremadamente confuso. Para mi suerte la lluvia comenzaba a disipar y el Sol brindaba leves rayos que atravesaban las nubes. De manera extraña, las flores florecían frente a mis ojos, más gente aparecería conversando alegremente pero ignorando por completo mi presencia ¿Acaso era un sueño todo esto? No podía entenderlo, pero de pronto el cuerpo de Ragnar apareció justo en la entrada de la cueva y me llamaba con una amplia sonrisa nunca antes vista para invitarme a entrar… ¿No era que ahí se escondían los criminales o era una aventura más de su pervertida imaginación? Dudosa comencé a avanzar hacia la cueva, mis pasos resultaban ser pesados y me sentía cansada y somnolienta, más esto no me detendría de llegar junto a mi amado.


NPC:

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Kanon
¡TEMA ACEPTADO!
Senju Kaede, recibes por este tema:
Calidad: 2PD + 1.5PD + 2PD + 2PD + 2PD
Ryus: 650 ryus
Por tanto, se te recompensa con los 9.5PD totales.

Ragnar Uchiha, recibes por este tema:
Calidad: 2PD + 2PD + 2PD + 2PD
Ryus: 650 ryus
Por tanto, se te recompensa con los 8PD totales.

Nota: Los ryus no se entregan aún, ya que la misión no está finalizada.
¡TEMA ACEPTADO!
Senju Kaede, recibes por este tema:
Calidad: 2PD + 1.5PD + 2PD + 2PD + 2PD
Ryus: 650 ryus
Por tanto, se te recompensa con los 9.5PD totales.

Ragnar Uchiha, recibes por este tema:
Calidad: 2PD + 2PD + 2PD + 2PD
Ryus: 650 ryus
Por tanto, se te recompensa con los 8PD totales.

Nota: Los ryus no se entregan aún, ya que la misión no está finalizada.

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Ragnar
II
¡La cueva de las Ilusiones!

Hora:09:50AM.
Día:Miércoles
Clima:Frío, lluvia. Invierno.
Lugar: Kumogakure.
Con: Kaede-
Todo se había vuelto un estado de nerviosismo tras la declaración de Kaede acerca de que se había enamorado de otro hombre. No lo dudé un solo instante, es más, no creí que aquello fuese lo que realmente era en lo concreto. Mi sharingan se activó casi como un reflejo ante el estado de pánico que estaba comenzando a sufrir, estaba decidido completamente a atacar a la mujer sin remediar mucho en palabras. ¿Tanto tiempo malgastado, tanto ir en contra de mi familia para recibir esa puñalada? No podía permitirlo. Pero había algo que comenzaba a resultarme inquieto ante tanta adrenalina que mi sangre comenzaba a cargar.

El flujo de chakra que mi ahora ex-pareja cargaba era completamente turbulento. ¿De qué se trataba todo esto? Mi estado de nerviosismo comenzaba a apoderarse por completo de la situación, pero solía tener una manera de ser que contrarrestaba mis impulsos. "Tómate el tiempo para entender, cuando las voces gritando claman demasiado alto" solía decirme. Mi cabeza se encontraría sin observarle de manera directa al rostro, buscando esconder mi sharingan lo más posible mirando hacia la altura de su estómago. Diestra hábil iría a reparar un fugaz movimiento recortando las distancias entre el brazo y el cuello de la ajena con un fuerte movimiento que permitiría generar un rápido tirón en caso de efectivo para voltear su cuerpo contra el suelo.

— Pagarás caro la osadía. Enterraré tu cuerpo con vida. —
Pronuncié empeñando voz de ultratumba, claros aires de hostilidad y una particularidad apagada en comparación a las entonaciones que solía utilizar. Mi temple estaba quebrado, mi sharingan no me permitía diferir de si realmente todo esto era una ilusión o no, pero el chakra turbulento no hacía más que ponerme inquieto. Iba a romperle el cuello si la claridad no venía a mi mente.



Emme



OFF-ROL.:
II
¡La cueva de las Ilusiones!

Hora:09:50AM.
Día:Miércoles
Clima:Frío, lluvia. Invierno.
Lugar: Kumogakure.
Con: Kaede-
Todo se había vuelto un estado de nerviosismo tras la declaración de Kaede acerca de que se había enamorado de otro hombre. No lo dudé un solo instante, es más, no creí que aquello fuese lo que realmente era en lo concreto. Mi sharingan se activó casi como un reflejo ante el estado de pánico que estaba comenzando a sufrir, estaba decidido completamente a atacar a la mujer sin remediar mucho en palabras. ¿Tanto tiempo malgastado, tanto ir en contra de mi familia para recibir esa puñalada? No podía permitirlo. Pero había algo que comenzaba a resultarme inquieto ante tanta adrenalina que mi sangre comenzaba a cargar.

El flujo de chakra que mi ahora ex-pareja cargaba era completamente turbulento. ¿De qué se trataba todo esto? Mi estado de nerviosismo comenzaba a apoderarse por completo de la situación, pero solía tener una manera de ser que contrarrestaba mis impulsos. "Tómate el tiempo para entender, cuando las voces gritando claman demasiado alto" solía decirme. Mi cabeza se encontraría sin observarle de manera directa al rostro, buscando esconder mi sharingan lo más posible mirando hacia la altura de su estómago. Diestra hábil iría a reparar un fugaz movimiento recortando las distancias entre el brazo y el cuello de la ajena con un fuerte movimiento que permitiría generar un rápido tirón en caso de efectivo para voltear su cuerpo contra el suelo.

— Pagarás caro la osadía. Enterraré tu cuerpo con vida. —
Pronuncié empeñando voz de ultratumba, claros aires de hostilidad y una particularidad apagada en comparación a las entonaciones que solía utilizar. Mi temple estaba quebrado, mi sharingan no me permitía diferir de si realmente todo esto era una ilusión o no, pero el chakra turbulento no hacía más que ponerme inquieto. Iba a romperle el cuello si la claridad no venía a mi mente.



Emme



OFF-ROL.:

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Ragnar
II
¡La cueva de las Ilusiones!

Hora:10:00AM.
Día:Miércoles
Clima:Frío, lluvia. Invierno.
Lugar: Kumogakure.
Con: Kaede-
La angustia que recorría mi pecho se sentía completamente latente a la altura de entre ambos pectorales, sentía una adrenalina tal que en mis manos podía llegar a finiquitar con la vida de la persona que habría llevado a que tome una situación tan colérica. Pero debía pensar, era un ser razonable y que no tenía que dejarme llevar por los impulsos pese a que el sharingan hubiese sido disparado ante tal acción de frenesí que implicaba el contexto. ¿Quién acaso había jurado que la felicidad debía ser parte de una vida? La infelicidad era mucho más común en el mundo moderno, y por lo tanto debía adoptarla y abrazarla como si fuese parte de la cotidianidad. La ira no podía ser parte de mi ser, sin importar que tanta adversidad fuese a encontrar en la respuesta de mis pares.

La persona que traía agarrada del cuello quedó fugazmente inconsciente, el rastro de Kaede era completamente nulo. ¿A qué me refería con esto? Al momento en que mi agarre fuese producido en un inicio, los chakras turbulentos prácticamente desaparecerían por la fuerza que mi presión ejercía y habrían dejado expuesto que se trataba todo de un genjutsu bien elaborado que me habría comido sin rechistar siquiera o parar a cuestionarme sobre los hechos. ¿Podría acaso volver a darle color a la tumba ficticia que habría significado tanta tensión? Todo aparentaba que sí, puesto que mi sharingan comenzaría a disiparse lentamente. Estaba totalmente expuesto el terreno, y mi visión me permitía contemplar y analizar todo con claridad; más rastros de la luz solar no había.

Mi búsqueda en carácter de encontrar a mi mujer daría con el paradero de una cueva, en la cual procedería a adentrarme. ¿Acaso ella estaba lidiando con los otros enemigos? No tenía como saberlo, pero podía dejar bien en claro que no había logrado encontrar rastro alguno de ellos o de la pelirrosa y que lo único que me quedaba remanente era confiar en que sus capacidades no la habrían dejado fuera de la misión por algún contratiempo en particular. Dentro de la cueva se encontrarían varios cargamentos de medicina, y por simple hecho de cuestiones que competían a la integridad de la misión, tomaría los mismos para separarlos y cargarlos dentro de los equipajes que portaba. La misión se volvería un éxito al llevar los mismos hasta las oficinas correspondientes. ¿Kaede? Eso era historia para otro día.




Emme



OFF-ROL.:
II
¡La cueva de las Ilusiones!

Hora:10:00AM.
Día:Miércoles
Clima:Frío, lluvia. Invierno.
Lugar: Kumogakure.
Con: Kaede-
La angustia que recorría mi pecho se sentía completamente latente a la altura de entre ambos pectorales, sentía una adrenalina tal que en mis manos podía llegar a finiquitar con la vida de la persona que habría llevado a que tome una situación tan colérica. Pero debía pensar, era un ser razonable y que no tenía que dejarme llevar por los impulsos pese a que el sharingan hubiese sido disparado ante tal acción de frenesí que implicaba el contexto. ¿Quién acaso había jurado que la felicidad debía ser parte de una vida? La infelicidad era mucho más común en el mundo moderno, y por lo tanto debía adoptarla y abrazarla como si fuese parte de la cotidianidad. La ira no podía ser parte de mi ser, sin importar que tanta adversidad fuese a encontrar en la respuesta de mis pares.

La persona que traía agarrada del cuello quedó fugazmente inconsciente, el rastro de Kaede era completamente nulo. ¿A qué me refería con esto? Al momento en que mi agarre fuese producido en un inicio, los chakras turbulentos prácticamente desaparecerían por la fuerza que mi presión ejercía y habrían dejado expuesto que se trataba todo de un genjutsu bien elaborado que me habría comido sin rechistar siquiera o parar a cuestionarme sobre los hechos. ¿Podría acaso volver a darle color a la tumba ficticia que habría significado tanta tensión? Todo aparentaba que sí, puesto que mi sharingan comenzaría a disiparse lentamente. Estaba totalmente expuesto el terreno, y mi visión me permitía contemplar y analizar todo con claridad; más rastros de la luz solar no había.

Mi búsqueda en carácter de encontrar a mi mujer daría con el paradero de una cueva, en la cual procedería a adentrarme. ¿Acaso ella estaba lidiando con los otros enemigos? No tenía como saberlo, pero podía dejar bien en claro que no había logrado encontrar rastro alguno de ellos o de la pelirrosa y que lo único que me quedaba remanente era confiar en que sus capacidades no la habrían dejado fuera de la misión por algún contratiempo en particular. Dentro de la cueva se encontrarían varios cargamentos de medicina, y por simple hecho de cuestiones que competían a la integridad de la misión, tomaría los mismos para separarlos y cargarlos dentro de los equipajes que portaba. La misión se volvería un éxito al llevar los mismos hasta las oficinas correspondientes. ¿Kaede? Eso era historia para otro día.




Emme



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Registros MC
Tema cerrado
-Ragnar, por los dos post recibes 4PD en total, más 8 por ser una misión rango C hacen un total de 12 PD y 1.000 Ryus.


Tema cerrado
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